Isabel Gómez, Chile
Anti-mundo
Dios dirá que fui peregrina
Idioma triste
Debo entristecer ahora,
Esquina del dolor
Pon tu cabeza sobre el mundo
Anti-mundo
Dios dirá que fui peregrina
que amalgamaba lluvias
en el corazón pretérito de las formas
y me arrastró el viento
en su remolino de llantos esotéricos.
Nos predecían todas las cosas
Nos predecían todas las cosas
cuando la lámpara del mar intersectó mi risa
con infantiles noches venidas de tu vientre.
Pero estoy aquí, liberando ideas, olvidándome,
desafiando a las aguas con el mar de mi sangre.
Voy masticando lunas asoleadas
Voy masticando lunas asoleadas
alargando alamedas siderales en tus ojos,
enterrando mi edad bajo los eucaliptos,
allá donde las gaviotas jugaban ajedrez
en las terrazas del infinito
mientras la tarde podaba muertes equivocadas.
Ahora, ya no quedan pueblos que me esperen
Ahora, ya no quedan pueblos que me esperen
bajo la mesa triste de los días,
ya no desafía al viento mi voz lejana e ilógica.
Dime quién selló la hora desconocida,
Dime quién selló la hora desconocida,
quién se llevó la tarde que amaba
y esperaba mi paso por el mundo.
Dime en qué lugar del mundo mi voz será mentira.
Dime en qué lugar del mundo mi voz será mentira.
Idioma triste
Debo entristecer ahora,
ahora que las palabrasto
can las sienes de mi sangre
y se eleva el idioma
de mi última alegría.
Debo continuarme,
escondida de eternidad y de silencios;
continuarme,
cuando las pulsaciones del tiempo
no encuentren dirección en el olvido
y el sol destruya
las polvorientas lluvias de mi sombra.
Debo oscurecerme, renunciar,
salir de adentro
con un desfile de tardes anunciando
mi recorrido pausado por el tiempo.
Debo decir algunas cosas,
aquello que el recuerdo
mantenía intruso en la inconsciencia
y de pronto cruza huracanes
y golpea ventanas y estrangula días,
mientras nos íbamos alejando
en el invisible holocausto de la noche.
Esquina del dolor
Pon tu cabeza sobre el mundo
miremos hacia abajo
ahora que el miedo es hermoso
y de buena gana
dejaría de contar estrellas en el vacío
Los números calzan plenamente con la historia
sólo las calles asumen nuestras sombras
como un mero recuerdo
Por años fuimos invirtiendo la risa
hasta desaparecer
La culpa envejeció las palabras que guardábamos
Somos inocentes
de tanta nostalgia golpeándonos el rostro.
La esquina del dolor nos sobrevive
el ojo de cierra
No hay llanto que no sepa regresar
Aquí todos nos quedamos inconclusos
El tiempo salta el muro
y es lenta la neblina de los cuerpos
La escritura atraviesa otra vez
el hueco de la noche
La esquina del dolor
La esquina del hombre me sostiene
Fragmenta la memoria
se echa al final de mi rostro
y se abandona
como un animal de espaldas al mundo.
1 comentario:
Una gran poeta, y tres hermosos poemas.
Un abrazo.
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