En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



martes, 23 de septiembre de 2014

Ruben Darío, a cien años de su muerte

Rubén Darío





Ruben Darío,
a cien años de su muerte


Por Ricardo Llopesa*


En 2016 se cumple el primer centenario de la muerte de Rubén Darío (Nicaragua, 1867-1916). Según entendidos de su obra, como el español Tomás Navarro Tomás, Rubén Darío, ese 'indio triste', con bigote de mandarín, es uno de los grandes de la lengua. Denostado, vilipendiado y menospreciado como un don nadie por la élite poderosa y conservadora del hispanismo, sigue siendo un autor oscuro y desconocido, a pesar de su enorme popularidad.
            No existe poeta en el mundo que se recite tanto, en salones y tertulias, como Rubén Darío. Ahí donde se precien de rapsodas y recitadores se declama “Margarita, está linda la mar” y “La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?” Son poemas que más de una vez hemos escuchado. ¿Pero sabemos quién era Rubén Darío? Todo el mundo dice que fue el creador del modernismo. Una palabra que suena a moderno, que dice poco, porque nunca ha sido un vocablo explísito ni claro. No nos dice mucho. En pocas palabras, modernismo quiere decir que sus poetas escriben una poesía distinta a la del pasado; rompen con los cánones y los metros que proceden de las épocas medieval y el Renacimiento, como el octosílabo y el endecasílabo, para escribir un poema nuevo, de metros distintos, liberados, con acentos desplazados, hasta alcanzar el tono del verso libre. Es la poesía que nace con el espíritu de ser distinta a la escrita hasta el siglo XIX.
            El ritmo es otro, como también los símbolos. El tema de la ciudad desplaza al del campo, se describen los interiores y hasta la intimidad, y el hombre, con sus ideas, se convierte en motivo de creación. Esto sonó a demoníaco, a finales del siglo XIX, cuando Rubén Darío llegó a España. Para entonces, la iglesia católica estaba preparada para combatir la masonería, el liberalismo y a una secta de sacerdotes heterodoxos franceses que se llamaron modernistas. La guerra fue implacable. En Europa la iglesia se organizó secretamente como en los mejores años de la Inquisición, al modo de la CIA. Uno de los blancos fue Rubén Darío. Si no cayó fue por testaduro en sus libros. De 1907 data la encíclica del papa Pío X, el papa santo que desató una cruel persecusión contra las ideas. A partir de entonces, todo empezó a cambiar para las literaturas hispanicas del siglo XX. Ese mismo año Rubén Darío publicó, en Madrid, el libro titulado El canto errante, donde se lee en un poema que refleja la realidad de la época:

                                   Se cumplen ya la profesías
                                   del viejo monje Malaquías.
                                   En la iglesia el diablo se esconde.
                                    Ha parido una monja. (¿En dónde?...)
                                   Barcelona ya no está bona
                                   sino cuando la bolsa sona.
                                   China se corta la coleta.
                                   Henry de Rothschild es poeta.
                                   Madrid abomina la capa.
                                   Ya no tiene eunucos el papa.
                                   Se organiza por un bill
                                   la prostitución infantil...

Realmente, estos versos nada tienen que ver con la estética del pasado, ni siquiera con la idea que tenemos del modernismo. Precisamente en eso consistió el modernismo, en abrir puertas y ventanas para que entrase aire con oxígeno nuevo y renovador en la poesía. El modernismo abrió las cortinas para dar paso a la vanguardia. El maestro Rubén Darío fue un adelantado. Por esa razón, Navarro Tomás lo tuvo entre los cinco grandes poetas de todos los tiempos, sentado a la par de Berceo, el Arcipreste de Hita, Boscán y Garcilaso.
            Todavía hay muchos que no lo saben, porque el golpe de la iglesia fue tan duro que el nocaut dura hasta hoy. Pero hay momias rebeldes, como Tutankamón, que remueven las piedras para alzarse de las tumbas.






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* El autor es especialista de la obra de Rubén Darío, Miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua, autor de ediciones críticas y anotadas publicadas en Visor, Joaquín Mortiz, Austral y Austral Básicos, entre otros.

Ricardo Llopesa
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lunes, 22 de septiembre de 2014

MINERVA

Imagen cogida de la red




MINERVA



Ricardo Llopesa



                                               Como Jasón en busca del vellocino
                                      así iba yo en busca de Amor.
                                      En Antella pude ver una foto en blanco y negro,
                                      donde Amor, de pie, expone su sensualidad.
                                      Pensé encontrarla entre la multitud de gente
                                      en la fiesta de Titaguas.
                                      Más tarde, la busqué entre las aldeas
                                      de Alpuente. Quería ver sus ojos,
                                      el destello apagado en la foto,
                                      hasta que una mañana de julio
                                      en los montes altos de la Yesa,
                                      más soberbios que el Partenón,
                                      en lugar de dar con Amor
                                      topé con Minerva,
                                      diosa de la sabiduría y la perfección.

                                        Me sentí confuso y aturdido.
                                      Era imposible comprender que Amor,
                                      diosa de las pasiones ocultas,
                                      apareciese vestida de Minerva
                                      en aquellos montes donde se toca el cielo
                                      y las mujeres jóvenes trabajan la labranza.


lunes, 15 de septiembre de 2014

TRES POEMAS DE FRANCISCO DOMENE

f
Francisco Domene, España




CUANDO QUIERAS




Será cuando tú quieras. Fíjate qué sencillo:
No tiene que llamarme ni esperarme,
ni soportar un día y otro día
mi aburrida presencia enamorada,
mi irritante presencia enamorada,
ni mis torpes discursos sobre cosas y gentes.
Será cuando tú quieras, porque quieras,
sin ninguna razón
convencional o justa, y sin apropiaciones
debidas o indebidas, ni estatutos,
sin tener que pensarlo
ni detenidamente ni un millón
de veces, porque sí, sin calcular
la ganancia o la pérdida.
No para ayer y no para mañana.
Cuando tus ojos se abran
embriagados de dulce luz y digan:
hoy.
Cuando tu corazón,
cuando tus manos  y tu carne se abran
como dulces granadas silenciosas,
como espigas de trigo, y digan: hoy.





CANTO GENERACIONAL

                                                          
«La verdad es un alma y un cuerpo.»
                                                           A. Rimbaud.


Tus muslos no comparten
la lógica del sentido común;
tus caderas, tampoco; ni tus pechos.
En tu sexo relampaguea
aquella luz prohibida.
Con un suspiro de resignación
se hace azotar la tarde
sobre los campos. Huele a ti este aire
de julio. Sabe a ti este aire apátrida
de julio. Oh, sí, la tierra es cóncava: muramos
en su interior. El tiempo transcurrido
vuelve a la nada. Ve a anunciar
que las puertas están abiertas,
que el exterior está ya entrando.
Nuestra literatura, nuestros debates, nuestros
conflictos ideológicos, nuestra actitud
ante la realidad, todo dormía ahí, al otro lado
de las puertas que acaban de saltar.
Tú y yo pertenecemos a la generación
que habría
querido
ver derrumbarse un mundo.

Teníamos razón:
la verdad no es un alma, sino un cuerpo.





TÚ Y MI SINTAXIS





Hay libros que se peinan como tú,
que miran y sonríen como tú,
bibliotecas que laten como tu corazón
cuando enuncia preguntas que no sé responder.

Hay versos
que saben
a ti, poemas que si te los llevas
a la boca
saben a ti, palabras
que cuando las escribes con los dedos
gozan y se estremecen como tú,
verbos acariciables
como tus pechos,
audibles como tus ojos, confiables
como tus manos. Pero

hay puntos que dormitan, comas inoportunas
y puntos suspensivos y paréntesis,
sobre todo paréntesis y etcéteras,
reflexivos e incrédulos,

y mayúsculas que gritan, minúsculas
que susurran, adverbios
como promesa y adjetivos como
certidumbre o pronombres como olvido,

que apenas caben dentro de la frase,
que porque nunca acaban nunca empiezan,
que nunca son, por los que nunca somos.


____________________
Francisco Domene es un poeta y narrador español, nacido en Caniles, Granada, en 1960. Ha escrito ensayo, relatos y novelas de ciencia ficción, de aventuras y juveniles. Es Licenciado en Arqueología e Historia Antigua y profesor de Historia.

Desde finales de los 70 formó parte del Colectivo Albahaca en Almería, coordinó el I Encuentro de Poetas Jovenes Andaluces, el Aula de Poesía del Ayuntamiento de Almería y dirige la colección de Literatura Ríomardesierto.
En 1.991 publica su primer libro de poesía: Libro de las horas y un año después obtiene el Premio Ciudad de Irún, por Propósito de enmienda.
Hasta hoy ha publicado media docena de libros de poesía, otros tantos de narrativa y ha obtinido diversos reconocimientos. En opinión de Francisco Peralto, sus poemas se han edificado con un verso directo y pleno de hallazgos expresivos…, de altos vuelos irónicos (…) consiguiendo una poesía distinta —la palabra "diferente" no sería adecuada—, a la que solemos leer tan ombliguista, alambicada y plana. Así mismo, Concha Zardoya afirma que los poemas de Francisco Domene suelen ser breves, de lenguaje concentrado y preciso que logra una densidad poética sustancial y profunda, consiguiendo una obra de tono contenido y sostenida corrección, compleja y lograda, con resonancias poéticas y metafísicas e intensa raigambre humana y existencial.


BIBLIOGRAFÍA:
           
Poesía

  • Sobrevivir. Ed. AUTOR-EDITOR 17. 1986. ISBN 84-398-6253-9
  • Libro de las horas. Col. Genil. Diputación de Granada. 1991. ISBN 84-7807-036-2
  • Propósito de enmienda. Kutxa. San Sebastián. 1992. ISBN 84-7173-195-9
  • Insistencia en las Horas. Ediciones Libertarias. Madrid. 1993. ISBN 84-7683-199-4
  • Falso Testimonio. (plaquette). Plataforma por la Cultura Región Murcia / Colectivo Octubre. 1998. ISBN 84-922294-4-6
  • Falso Testimonio. Col. Julio Nombela. Asociación de Escritores y Artistas Españoles. Madrid. 1.999. ISBN 84-87857-21-3
  • Arrabalías. Oikos-Tau. Barcelona. 2.000. ISBN 84-281-0983-4
  • El cristal de las doce. DVD Ediciones. Barcelona. 2001. ISBN 84-95007-42-8

Narrativa

  • La última aventura. (Novela) Ed. Anaya, Madrid. 1992./9ª edición 2009. ISBN 84-207-4818-8
  • El detector de inocentes. (Relato), Ed. Instituto de Estudios Almerienses. Almería. 1999. ISBN 84-8108-189-2
  • Ana y el misterio de la Tierra de Mu. (Novela) Ed. Anaya. Madrid. 1999./2ª edición 2010. ISBN 84-207-9239-X
  • El asunto Poseidón (novela). (Novela) Ed. Anaya. Madrid. 2001. ISBN 84-667-0609-7
  • Cuentos y leyendas de los dioses griegos. Ed. Anaya. Madrid. 2010./3ª edición 2012. ISBN 978-84-667-9319-3
  • Arañas en la barriga. (Novela) Editorial VICEVERSA. Barcelona. 2011. ISBN 978-84-92819-63-8
  • Ninfas, faunos, unicornios y otros mitos clásicos. Ed. Anaya. Madrid. 2012. ISBN 978-84-678-2911-2


Ensayo

    Poesía Actual Almeriense. Ed. Ríomardesierto/Ayunt. de Almería, 1.992. ISBN 84-604-4722-7
    Narrativa Actual Almeriense. Ed. Ríomardesierto/Ayunt. de Almería, 1.992. ISBN 84-604-4721-9


PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS:


1990: Ayuda a la Creación Literaria del Ministerio de Cultura por Insistencia en las horas
1991: Premio Ciudad de Irún por Propósito de enmienda.
1995: Premio Antonio Machado por Paisaje.
1998: Premio Artes y Letras de la Diputación de Almería por El detector de inocentes.
1998: Premio Antonio Oliver Belmás por Falso Testimonio.
1999: Premio Blas de Otero por Falso Testimonio.
1999: Premio Memorial Laureà Mela por Arrabalías.
2000: Premio Ciudad de Burgos por El cristal de las doce.
           


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

ARIAS COELLO, A., “Insistencia en las horas, de Francisco Domene”, Cuadernos del Sur, 18.11.1993. p.VIII-34.
–  “Un espacio de nuevas voces: Francisco Domene”, Anthropos (1995), p. 151.
BARRERA, J. M., “Propósito de enmienda”, ABC literario, 19.03.1993. p.8.
GRACIA VELASCO, A. et ali., Poesía andaluza en libertad. Ed. Corona del Sur. Málaga, 2001, pp. 94-100. 
LÓPEZ ANDRADA, A., “Propósito de enmienda, de Francisco Domene”, Cuadernos del Sur, 25.02.1993. p.v-31.
PERALTO, F., “Francisco Domene: la daga en el verso”, Papel Literario (23.01.2000), p. 11.
–  “Francisco Domene: versos carnales”, Papel literario (27.05.2001), p. 11.
RUIZ, R.: El amor desde su eterna novedad. Diarios de Burgos, 2001, pág, 56.
SÁNCHEZ MENÉNDEZ, J., “Libro de las horas”, Cuadernos del Sur, 19.03.1992. p. 29.
VARGAS, R., Entre el sueño y la realidad. Ed. Guadalmena. Sevilla, 1994, pp. 209-223.
ZARDOYA, C.: Prólogo a Falso Testimonio. A. de Escritores y Artistas Españoles. Madrid. 1.999

jueves, 11 de septiembre de 2014

En el jardín de los vientos. Obra poética 1974-2014

Luis Alberto Ambroggio





En el jardín de los vientos

. Obra poética 1974-2014, Carlos E. Paldao y Rosa Tezanos-Pinto (eds.). Nueva York: Academia Norteamericana de la Lengua Española, 2014, 908 páginas.




Soy un árbol esclavo de estaciones
con raíces y semillas que caminan el tiempo.
De ciertos ritos o pasajes solo tengo cicatrices.
“Aniversarios”


Los diecisiete poemarios de Luis Alberto Ambroggio que nos complace presentar en este volumen muestran una elíptica frecuente en la evolución del pensamiento poético de los creadores trascendentes. La impronta sentimental de las primeras búsquedas va cediendo progresivamente a la troquelación de un lenguaje concebido como instrumento de meditación acerca de la condición humana y sus circunstancias. Ambroggio crece con su poesía en el recorrido por una realidad cotidiana cada vez más consciente de su precariedad y abierta a la problemática incesante del tiempo. A medida que avanzamos en la lectura, la palabra poética nos compromete en su rigurosa indagación del sentido de la vida, que oculta al hombre sujeto a las limitaciones propias de su entorno. Esta búsqueda es trágica porque sabe de antemano que no habrá respuestas sino una multiplicación infinita de las mismas preguntas reverberando en el aire impregnado por las voces del silencio. Sin embargo, a pesar de todo, se afirma en la posibilidad de articular palabras luminarias para conjugar la aventura de la existencia en concierto con lo sagrado. Por ello, en la trayectoria ambroggiana desplegada En el jardín de los vientos, la poesía es el auténtico vínculo con lo esencial.

            Brillante, profunda, furtiva, la escritura de Ambroggio cruza dos siglos y se revela como una de las más importantes poéticas en español escritas en los Estados Unidos. Desde el epígrafe con que se inicia este compendio, se puede advertir el ímpetu y la convicción del escritor con su praxis. La página en blanco no es tortura ni falta sino inicio de contingencias; nada mengua el deseo de escribir del poeta, ni siquiera la nostalgia tan propia con la que dialoga sobre las vicisitudes de la experiencia humana y la temporalidad a la cual está sometida. En Poemas de amor vida (1987) fusiona de ese modo despedidas no deseadas, heridas sentidas como vidrios, una intermitente perplejidad de “… ir viviendo y muriendo poco a poco” (“La duda”) con las delicias del amor y el erotismo. Cinco años más tarde, en Hombre del aire (1992), reiteraría su fe en la poesía y en su mediación artística para “sembrar estrellas/ esas que iluminan los siglos” (“Prefacio”) y –desde vuelos por distintos continentes desempeñando su afición de piloto– cavilaría acerca de su conexión con la naturaleza y el cosmos, oponiendo ambos con el desamparo del hombre y las diferencias que lo doblegan. En este viaje real y de la conciencia, el discurso de Ambroggio es grácil y exultante, aunque sin soslayar la veta introspectiva que permea su poesía. En particular, cuando enfrenta una imaginada muerte. “Moriré de amor” y “moriré de muerte” dice en distintas instancias, desasido de pasado y recuerdos “encapsulados en el cristal de una lágrima”.

            El apasionado encuentro entre especulación y creación tan característico del discurso poético de Ambroggio permanece en todos sus libros subsiguientes. En Oda ensimismada (1994), metaforiza el amor y lo proyecta en el tiempo y en el espacio en un conmovido homenaje a Vallejo y Whitman: “Necesito la inquietud de los ojos/ porque me levanta la vida” (“3.”) […] “El amor alarga el mundo/ en cada viaje de un instante casi eterno./ Partimos llenos sin nadie./ El único vuelo buscado/ es el vuelo perdido” (“1.”) En Poemas desterrados (1995) se entretejen los intertextos de varios pensadores y poetas con las experiencias personales del poeta en un extenso número de puntos geográficos. Sobresale la atención a la vida del autor en los Estados Unidos y su identidad argentino-europea: “En este poema que soy,/ protagonista de un grito eterno,/ se hacen presentes todos mis apellidos,/ y siento que hablan,/ yo y otros que sin conocer del todo/ han inmigrado en mi sangre” (“Inspiración”).  Testigo de su tiempo, el poeta reflexiona de manera substancial sobre la violencia, manifestada en las luchas fratricidas que crucifican el mundo contemporáneo en uno de sus libros más sugerentes, Por si amanece (Cantos de guerra) (1997), donde los episodios bélicos de la actualidad se resignifican en contraste con textos religiosos antiguos. De manera simbólica el libro se cierra con “El papiro de González”,  un poema que además de repudiar la discriminación y la xenofobia como infames tiranías, exterioriza su posición solidaria en pro de los derechos de los latinos en los Estados Unidos.

            Publicado también en 1997, Los habitantes del poeta incorpora un acercamiento fraterno del poeta al mundo en torno, y en especial al otro como espejo y aliado. Es este contacto humano y creador el que puede eclipsar  la inmanente soledad de la conciencia lúcida: “En su fuga imposible/ nunca está solo el poeta,/ lo poseen voces/ inasibles y punzantes,/ … la palabra,/ esa divinidad salvaje que copula con espejos indisolubles” (“Los habitantes del poeta”). En El farol seco, libro originalmente publicado en 1998, le otorga al amor un poder análogo. A diferencia de lo que el título indica, se trata de un poemario vital, rico en imágenes y luminosidad: “Todas las ideas caminan una luz y una tiniebla./ El amor poco a poco las espanta” (“Metafísica”). Homenaje a las voces poéticas amadas, Escape elemental (1999) convoca a Verlaine, Timoneda, Rilke, Carranza, Darío, Juan Ramón Jiménez, Cernuda, Huidobro, Juarroz, Mairena, Bécquer, entre otros más, como los autores anónimos de la Biblia: “el poema de Dios” (“Epílogo”); al conjuro del hablante lírico, los padres poéticos entablan un diálogo con el discípulo, dueño ya de una voz propia.

            Comenzando el siglo veintiuno, el dilema sobre la caducidad del individuo –presente en toda la poesía ambroggiana– se plantea directamente en La muerte del tiempo (2001) aunque los versos todavía vacilan entre la esperanza y la derrota: “El tiempo es un golpe de campanas,/ aves de luz y llanto/ que ni en las noches duermen” (“Oda al campanario”) […] “Por fin el cielo descansa en la mar/ para que el sol y las estrellas/ se hablen gota a gota” (“Deadlines”). En El testigo se desnuda (2002), el escepticismo se acentúa más: “Me desvela el silencio resentido/ de los antiguos árboles/ los gritos de los ojos/ que son bocas abiertas y vacías/ y la música engañosa de las futuras estatuas” (“Me duelo ahora sin explicaciones”). Los títulos de los versos también apuntan a una claudicación: “Toque de queda”, “In memoriam”, “La tumba de Dios”. En Laberintos de humo (2005), si bien Ambroggio habla de la escritura desde distintos enfoques, declara además su incertidumbre por el valor de la palabra: “… la utopía, el caos, la esperanza el deterioro …” se encuentran entre despojos, la tinta de la pluma se convierte en un tóxico y en humo la página donde inscribe sus versos (“La piel a dos tiempos”). A pesar de esta indudable rendición de la escritura poética, el libro incluye uno de sus poemas más conocidos con el cual subraya su adhesión a la presencia y contribuciones hispanas en los Estados Unidos:




Paisajes de Estados Unidos


Si cada ladrillo hablara; Si cada puente hablara;
si hablaran los parques, las plantas, las flores;
si cada trozo de pavimento hablara,
hablarían en Español.

Si las torres, los techos,
los aires acondicionados hablaran;
si hablaran las iglesias, los aeropuertos, las fábricas
si cada surco de este país hablara
hablarían en Español.
Si los sudores florecieran con un nombre,
no se llamarían piedras sino González, García, Sánchez,
                                                              [José, Rodríguez o Peña.

Pero no pueden hablar. Son manos, obras, cicatrices, que
                                   [por ahora callan o quizás ya no.

            Posiblemente uno de los poemarios más sugestivos por su tono y contenido es Cuando el amor se escribe con Alba (2007) en donde el sentimiento amoroso y la desbordante pasión de los amantes se exteriorizan sin censura. La musa, Alba, es el centro de los afectos del sujeto poético y la que enriquece el discurso de este, además de ser la productora del propio. Alba reina en este poemario con solo ecos de su presencia en libros previos. En La desnudez del asombro (2008), por ejemplo, las castálidas tienen muchos rostros: Cleopatra, Lady Godiva, la Maja de Goya, Marilyn Monroe, Lady Di pero ninguna repercute como Alba ni tiene su fuerza y elocuencia. Solamente el amor desmedido del sujeto poético de “Coincidencia” de La arqueología del viento (2011), se asemeja en algo al inspirado por Alba. Esta imagen de mujer prodigiosa –en su amor y en su libido– se simbolizará a plenitud en Todos somos Whitman (2013).

            Dos publicaciones de Ambroggio que no solo recopilan lo predominante de su obra sino que patentizan su madurez en el armonioso ensamblaje de forma y contenido son Homenaje al camino (2012) y Luz mendiga (2013). En el primero, su estilo auténtico y pertinaz se ha refinado y adquirido notoria complejidad: “Camino con ráfagas de agonía/ al amparo de las consecuencias,/ preludios de ritmos,/ festival sin desenlace,/ hechizos de tinieblas/en el libro/ temporalmente cerrado/ o abierto en su cárcel./ La culpa de un sueño/ sin enigma necesario …” (“Destino”). Su reciedumbre, no obstante, persiste intacta como cuando se acerca a Dios para clamar que la humanidad sigue huérfana y anhela fe y guía “para volver al edén/ [porque] no sabemos/ cómo hacerlo” (“Oración”). La misma orgullosa dignidad rige en Luz mendiga, testamento espiritual del poeta que rememora su encuentro con todos los universos a través de la palabra, inclusive el de su destino final ante el cual sucumbe: “Las soledades no perdonan el extravío./ Así no quiero las horas anchas/ sino la estrechez del espejo vivo,/ el territorio poblado del epicentro” (“¿A quién le bastan las distancias?”).

            Indudablemente el poemario de Ambroggio estética y filosóficamente más riguroso es Todos somos Whitman (2013). Cada uno de los cincuenta y dos poemas es construido en homenaje al poeta norteamericano Walt Whitman pero se convierten en un despliegue de la versatilidad lingüística e interpretación metafísica del poeta:

Soy el surtidor y el apogeo de cada uno.
Salgo, voy, vuelvo y me interrogo
en la diversión gris
de un emblema sin precedentes
con la naturaleza sólida y sus nieblas
con la libertad que nos gasta,
con la desnudez deslumbrada de la creación viva … (“Matriz de las sombras”)

Cada uno de nosotros es la leyenda
en el regazo del silencio. (“Oscuro silencio”)
           
            Cierra esta edición un “Post Scriptum” que, más que una clausura, se manifiesta como un intervalo que exhorta a nuevas inferencias y deleites con una poesía que se ha hecho permanente.

            La intencionalidad que nos orientó como editores y compiladores del presente volumen ha sido desplegar el sendero fecundo de la poética ambroggiana con una visión integral. Mostrar al escritor en pos de conocimiento y trascendencia, un empeño por dejar atrás movimientos efímeros para alcanzar claridad y firmeza, una voz lírica expresada con verdadera pericia, talento y profunda humanidad. Confiamos que En el jardín de los vientos descubra a sus lectores el virtuosismo y la hondura reflexiva que conviven armónicamente en la palabra de Luis Alberto Ambroggio, evidenciando su subyugante e inagotable valor.

Carlos E. Paldao
Academia Norteamericana de la Lengua Española

Rosa Tezanos-Pinto
Indiana University-Purdue University Indianapolis
Academia Norteamericana de la Lengua Española

miércoles, 10 de septiembre de 2014

ENCUENTRO

Imagen cogida de la red




CUENTO



ENCUENTRO



Ricardo Llopesa



Iba yo por una de las pocas calles, opacas y solitarias, cuando di con ella. La luz de sus ojos resplandeció en la noche de mis sueños. Era ella quien proyectaba, como una diosa griega de la sabiduría, su iluminada personalidad, sentada en la puerta de su casa, con un libro abierto entre las manos. Al fondo, en el interior, brillaba el buen gusto. Cada cosa en el lugar elegido, como si la  mano de la armonía pusiera orden en cada rincón o si Pitágoras mismo hubiese establecido el  equilibrio entre todas las cosas.
            Me dijo su nombre:
            Amor.
            Como un puñal de luz se clavó en mi pensamiento. Por primera vez, en más de medio siglo, un ser humano, casi divino, me entregaba las claves de un signo, que es símbolo de eterna primavera. Desde ese instante, ella brilló en mi espíritu como un destello.

            Por mucho tiempo he buscado dentro de mí su rostro iluminado. Su nombre y su sensibilidad han sido un sueño imposible de alcanzar, una alta cumbre por escalar. La he buscado lejos del sueño, en la región de la realidad, por todas partes, en los confines del mundo, en Alpuente y en Titaguas, donde las montañas tocan el cielo. Pero, nada.
            Triste por no encontrarla me puse a dibujar con palabras las mismas cosas que ella había visto: la iglesia, la plaza, el vuelo de los pájaros y hasta la sombra de un árbol pequeño.

            Hasta que una mañana, sentado en una esquina, la vi aparecer luminosa como una estrella.  Le pregunté si era ella. La misma luz que ilumina el mismo camino. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Somos dos astros que se encuentran en el cielo del día, por voluntad del destino, para caminar cogidos de la mano la misma senda del camino. Ella es la estrella y yo el lucero, que la guarda.


16 de julio de 2014

sábado, 6 de septiembre de 2014

LAS HUMANIDADES EN LA SEDE REGIONAL CHOROTEGA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL

Miguel Fajardo Korea, Costa Rica




LAS HUMANIDADES EN LA SEDE REGIONAL CHOROTEGA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL

Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Omar Dengo, Universidad Nacional de Costa Rica



“Humano soy y nada de lo humano me es ajeno” ( Publio Terencio)


            La historia del ser humano tiene una dificultosa línea de tiempo.  Durante ella, ha pasado por 15 000 guerras.  Dos han sido de alcances mundiales, con 35 y 55 millones de muertos y destrucción generalizada, donde se ha demostrado la deshumanización de nuestra especie.  El siglo del cual venimos, ha tenido una historia de pavor e insania. Somos producto de él.
         Sin embargo, desde la Edad Antigua,  la humanidad ha experimentado muchas facetas y la dimensión de unos valores prevaleció, los cuales fueron aceptados, porque la cultura así lo condicionó, en ese preciso momento de la  historia.
         Con  el surgimiento de la figura cristocéntrica, es decir, de un dios único, eterno, todopoderoso, omnisciente y omnipresente, se abre la perspectiva crística, sobre la base de un dios bondadoso, universal y se inaugura otro periodo del factor humanidad: La Edad Media (siglos IV-XV), cuyas sintonías aún repercuten, toda vez que cambió el panorama rector del pensamiento teológico, al pasar de un politeísmo clásico a un monoteísmo  cristiano,  del  cual  se  apartará Martín Lutero (1483-1546), cuando aparecen los movimientos protestantes.
         Por otra parte, la aparición del Renacimiento europeo (siglos XV-XVI) fue un estadio estelar para la corriente cultural e ideológica, denominada Humanismo, de carácter antropocéntrico.
         El Renacimiento privilegió la exaltación de los valores del ser humano, por ello, se deja de lado la orientación teocéntrica, medieval, que se  desarrolló durante un milenio en el ideario de la humanidad occidental. 
         En el ocaso medieval y la apertura histórica del Renacimiento destacan cinco grandes descubrimientos: la imprenta, el papel, la pólvora, la brújula y los viajes. Los chinos inventan el papel, que los árabes también transmitieron. 
         En la misma línea, la imprenta se convierte en el gran aporte, tanto ideológico como cultural.  El alemán Johannes Gutenberg (1398-1468) es decisivo. Con dicho invento, se democratiza y se extiende la cultura, al masificar la producción de libros hasta la fecha.  Su mejor trabajo fue la Biblia de 42 líneas. Con ella, desaparecen los copistas de la cultura medieval.
         Igual sucede con dos aportes de la cultura china, tales como la pólvora, el denominado “oro fulminante”, que modernizó las armas bélicas.  Asimismo, la brújula, que posibilitó mayor certeza durante los viajes. Su antecedente es el astrolabio y, ahora, los GPS. A modo de ejemplo y para valorar dicho invento,  recordemos los cuatro viajes del genovés Cristóbal Colón (1451-1506) para el descubrimiento y la conquista de América.
         Es decir, el Renacimiento privilegia la visión humanista del mundo –la weltanschauung-, que exalta sus valores a favor de los individuos.  Por ello, el Humanismo es un replanteamiento de las ideas, pues dieron énfasis al orgullo y a la individualización, por cuanto realizó el ser humano El Humanismo se focaliza en la figura humana y sobreestima sus conquistas, que originan el individualismo renacentista.
         Durante el Renacimiento declina el feudalismo –unidad socio-económica y de producción centrada en la tierra- y surge la burguesía –clase dominante que cuenta con los medios de producción-. Aparece el comercio con el dinero como un emblema de plusvalía. ¿Hemos dejado de ser materialistas?
         La burguesía, como clase rectora de la economía del Renacimiento da un viraje a los lujos en diversas áreas, tales como la arquitectura, el arte, la música, la pintura, la literatura o las modas.
Desde el Medioevo se funda universidades prestigiosas, pero con los  descubrimientos renacentistas alcanzan mayor prestigio: Universidad de Oxford (Inglaterra, 1096); Universidad de París (Francia, 1150); Universidad de Cambridge (Inglaterra, 1208); Universidad de Salamanca (España, 1218); Universidad de Padua (Italia, 1223); Universidad de Nápoles Federico II (Italia, 1224); Universidad de Toulouse (Francia, 1229);  Universidad La Sorbona (Francia, 1257); Universidad de Murcia (España, 1271); Universidad de Coímbra (Portugal, 1290) o Universidad de Perugia (Italia, 1308).
         En América Latina, muchas de las universidades originales fueron cerradas, reabiertas o refundadas con otros nombres. Todas corresponden a un Renacimiento exógeno, producto de la conquista. Destaco: Universidad Autónoma de Santo Domingo (República Dominicana, 1538); Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú, 1551); la Real Universidad de México, 1551); Universidad Santo Tomás (Colombia, 1580); Universidad Nacional de Córdoba (Argentina, 1613); Universidad San Gregorio Magno (Ecuador, 1622); Universidad de San Francisco Xavier (México, 1624) y Bolivia (1624);  Universidad de San Carlos (Guatemala, 1676); Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, (Perú,1677) o la Universidad de La Habana (Cuba, 1728).
En el caso que nos ocupa,  la Universidad Nacional de Costa Rica, nuestra querida UNA es novísima. Se fundó en 1973, tenemos solo 41 años de existencia, pero debemos amarla, cuidarla, dar lo mejor de sí y luchar por ella.
El Renacimiento es homocéntrico, dado que prevalece la figura humana, como un conjunto de hechos que comprenden los aspectos medulares de la superación integral. Diez rasgos que distinguieron al periodo del Renacimiento:
·        Carácter secular
·        El culto a la mujer
·        Culto por el refinamiento
·        Búsqueda de la belleza natural
·        Pasión por la belleza humana –aparece el desnudo artístico-
·        Paganización vital
·        Predominio de la razón
·        Veneración de los artistas –surge el mecenazgo-
·        Sobrevaloración de lo humano
·        Escribir en la lengua vernácula.
Los precursores del Renacimiento son tres escritores italianos, a saber: Dante Alighieri (1265-1321), autor de “La Divina Comedia” (1307-1319). Duró escribiendo sus 100 cantos alrededor de doce años (1307-1319). Asimismo, Francisco Petrarca (1304-1374), considerado el primer humanista, autor de “Cancionero”, con 366 poemas, sobre todo, sonetos; finalmente, Juan Bocaccio (1313-1371), autor del “Decamerón”, conformado por 100 cuentos.
Los tres grandes artistas del Renacimiento italiano son: Leonardo Da Vinci (1452-1519), creador de la afamada “Mona Lissa”. Igualmente, Rafael Sanzio (1483-1520), arquitecto y pintor de las vírgenes o las madonas, finalmente, Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564), escultor y pintor. Igualmente, En Francia destacan Rabelais (1494-1553); Montaigne (1533-1592) y Moliére (1622-1673).
Por su parte, en España, con el Siglo de Oro (siglos XVI-XVII), dado que los Reyes Católicos y los  acaudalados se convirtieron en mecenas sobresalen numerosos escritores: Garcilaso de la Vega (1501-1536), Fray Luis de León (1527-1591), Fernando de Herrera (1534-1597), Luis de Góngora (1561-1627), Francisco de Quevedo (1580-1645), Lope de Vega (1562-1635), Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), Santa Teresa de Jesús(1515-1582) o San Juan de la Cruz (1542-1591).
Valga  consignar  aquí, que España envió un soldado, Alonso de Ercilla (1533-1594) y América le devolvió a un escritor. Ercilla escribió los 37 cantos de “La Araucana” entre (1569-1578 y 1589), que versa sobre la conquista de Chile.
Concluyo este recorrido histórico con dos nombres emblemáticos para entender el humanismo renacentista: William Shakespeare  (1564-1616) y Miguel de Cervantes (1547-1616). Ambos  escritores  murieron el mismo día, 23 de abril de 1616.  En su honor, por ser  renovadores de la literatura, la UNESCO celebra el Día Internacional del Libro.
Una marca indeleble en ambos escritores son los títulos de sus obras, donde prevalece la figura humana, tanto directa como indirectamente, en el íncipit de sus obras.  En el caso de Shakespeare: Tito Andrónico (1594); Romeo y Julieta (1595); Julio César (1599); Hamlet (1601); Troilo y Crésida (1602); Otelo (1603-1604); El rey Lear (1605-1606); Macbeth (1606); Antonio y Cleopatra (1606); Coriolano (1608) y Timón de Atenas (1608), entre el repertorio de sus obras.
Cervantes, autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605 y 1615) es el creador de la novela moderna, una obra escrita en la cárcel por el poeta soldado que fue Cervantes, en cuyos hilos narrativos esplenden las figuras y las actuaciones de los seres humanos ahí descritos, en la oposición idealismo-realidad. Hoy podemos actuar como Don Quijote o Sancho Panza. ¿Qué elegimos?
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         Durante mis 11 años de ejercicio docente (2004-2014) en el Campus Liberia, Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional de Costa Rica, he impartido 44 cursos, dos  por  ciclo  académico, para  un promedio de  1 600 universitarios, a quienes atendí en las áreas disciplinarias de pedagogía, arte y filosofía y lenguaje.
         Mi trabajo en la Universidad Nacional  ha sido una experiencia maravillosa, toda vez que, desde los cursos de Estudios Generales,  puerta de ingreso en la Universidad,  he podido vivenciar el humanismo, desde el mismo momento cuando los 1 600 discentes atendidos,  ocuparon el centro de mi praxis profesional.  En el momento de partir, estoy seguro de que dejo igual cantidad de amistades en los universitarios costarricenses, quienes signan el necesario cambio generacional.
         Ser humanista en la educación superior estriba en esmerarse al elaborar programas centrados en los intereses del estudiantado; diseñar sistemas de evaluación que piensen en el ser humano que atendemos y no en la fría estadística impersonal, es decir, dar oportunidades y, muy importante, darnos un honesto margen de error en nuestras actuaciones académicas integrales.
         Para mí, ser humanista ha sido ser puntual en las clases, tanto al inicio como al final del compartir áulico; escuchar y atender las inquietudes de la comunidad estudiantil universitaria que, con fe, matriculó nuestros cursos.
         Ser humanista es orientar a los jóvenes con el uso de las nuevas tecnologías de comunicación, para que dichas herramientas no nos aparten del contacto personalizado que reclama la juventud en esta era de mundialización que, muchos asocian, lamentablemente,  con la despersonalización y la indiferencia, sin seguir la máxima clásica “Humano soy y nada de lo humano me es ajeno”, del poeta latino Publio Terencio.
La figura del académico universitario debe ser modélica, con estricta coherencia, entre su decir, hacer y actuar.  Ser confiables, honestos, dialógicos y contextualizadores de los conocimientos, para que no aren en el vacío y, sobre todo, preocupados por el  futuro de todos, al enseñarles a discernir las mejores decisiones.
Humanismo es conversar con los jóvenes en los pasillos, en los recesos, fuera de clases, sin establecer barreras de superioridad, regímenes disciplinarios o evaluaciones antojadizas. Es, saludarlos, respetarlos y aprender de ellos, estar entre ellos y poder atenderlos, sin descalificaciones odiosas. Sin establecer gradas para la pose intelectual, sino compartir los conocimientos con cariño y esmero.
La vida me ha premiado con la feliz oportunidad de poder trabajar en la Universidad  Nacional de Costa Rica, la “universidad necesaria”, donde cursé todos mis estudios.  No cabe ninguna duda de que el sello UNA nos cobija con alegría.
En este momento, agradezco al Creador, por darme la oportunidad de vivenciar esa dimensión extraordinaria, pues me ha permitido servirle a mi país: con vocación, entrega, honestidad y transparencia, desde mi entrañable Guanacaste eterno, que aspiro no se convierta en un Guanacaste ajeno con las necesidades de nuestra sociedad civil.
En síntesis, la humanidad en los Estudios Generales es una ruta para iniciar con energía y asertividad. Al final de la jornada laboral, nos retiramos convencidos de que los valores enseñados serán el motor para poder despedirnos con la nostalgia del deber cumplido desde los espacios áulicos. Es haber traído a intelectuales de fuste como Estrella Cartín, Magda Zavala, Rafael Ángel Herra o Yadira Calvo Fajardo, para que confrontaran su conocimiento y perspectivas.
1.      Gracias al Padre Celestial por bendecir mi vida cada día de la tierra.
2.      A la destacada comunidad académica de la Sede Regional Chorotega.
3.      A mi  Universidad Nacional de Costa Rica: siempre en mis luchas.
4.      Gracias infinitas, por haberme permitido servirles desde mis posibilidades.
5.      A todos mis estudiantes, durante estos 11 años de vida universitaria compartida, porque he aprendido enormemente de ustedes.  Deben estar ciertos de que estarán en mi memoria y mi corazón, siempre. ¡Carpe Diem!