En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



domingo, 31 de julio de 2016

POEMAS DE DANIELA EUGENIA

Danioela Eugenia, México






NUBES DE TRISTEZA

No, mis ojos no lo han visto todo
pero han visto lujuria, pobreza, tristeza y locura
Como la del que se masturba
frente los niños
o la de ese hombre niño,
que hurga entre basura
y ríe a carcajadas sin sentido

Sí, mis ojos han visto lo suficiente
como para no querer mirar más
a aquella mujer arrastrarse con su hijo en brazos
o al niño que en su espalda lleva
la labor de un hombre

Levanto la mirada al cielo,
las nubes pasan
cargadas de tristeza
descargando su fría llovizna sobre mis ojos.






LA CARICIA A LA AUSENCIA

Yo lo sé
eso de no sentir nada, tener en vez de corazón,
sombras, rumores
olvidar el beso de despedida
qué más da.

No tiene sentido  prolongar la caricia
la mañana empieza a clarear y las sabanas
  son frías

Yo lo sé
algo en la noche nos miente
nos hace pensar en un vago sentimiento olvidado
pero nuestras espaldas lo dicen todo
tan cerca y un abismo entre ellas

Yo lo sé
cuando todo es metódico, sombrío
y se besa la caricia sin sentir nada
Una noche quédate en la soledad de mi océano
seamos uno,
uno con la caricia, con el beso, actuemos,
y después, al despertar,
vivamos desde el abismo del olvido
vivamos sin saber el uno del otro
así, tan lejanos,
que si sabemos más morimos
que si leo en tus ojos un poco de luz, me pierdo.

Yo lo sé
es aún noche, mi ombligo cobija tus dedos complacido
hagamos,
hagamos como que somos uno
como que es lo cotidiano mi cuello sobre tu brazo
mi pelo haciéndote cosquillas en la nariz.

Ahora lo sé
lo siento, el palpitar de un corazón gris
perdido sobre unos pasos que hacen eco
en una calle vacía
de una mañana como todas.




UN SUEÑO CUALQUIERA

Sabes, el cuchillo que me regalaste
aquel para cortar nuestros medios días
ése de las tardes de asado
apareció en mi sueño.
Lo vi brillar entre algunos dedos largos
gastado y sin su poder común.

Doblado y tan suave cual hoja seca
se deshizo entre mis manos.

No pude detener las lágrimas.

¿Qué tonta soy verdad?
llorar por un cuchillo

Si, ése del pastel de cumpleaños
el que cortaba alguna flor violeta.
Que ojos tan cobardes los míos ¿verdad?
Pero sentí que te perdía
que te esfumabas
en ese polvillo de hoja seca.





NOTA SIN SENTIDO

Era navidad, quería dormir
me tome uno, dos, tres…
cuarenta y cinco somníferos
Todos celebraban y bebían
Pero yo,
no podía dejar de pensar en sus palabras
solo quería dormir.

Cuarenta y cinco somníferos…

Salí a la fiesta con la familia
tomé la guitarra, comencé a improvisar
dejando libre una nota vacía
sin sentido
Los recuerdos se disipan
como brisa cargada de tristeza

Era veinticuatro…

Me llevaron a tiempo
metieron tubos por todos lados
me lavaron el estómago
una enfermera dijo
¿Por qué lo hiciste?
mientras inyectaba
me quedé dormido

sábado, 23 de julio de 2016

POEMAS DE Herbert Toranzo Falcón


Herbert Toranzo Falcón, Cuba






Herbert Toranzo Falcón
(Ciego de Ávila, CUBA, 1972)

 (Fragmento)


La región incidental
(Premio Ala Décima 2016)


[…] la angostura del hombre acorralado
en las calvicies del despeñadero,
sombra de las metálicas gargantas,
promontorio amarillo de la muerte.

Pablo Neruda



Lo lindo es saber que uno puede cantar pío-pío
en las más raras circunstancias […].

Juan Gelman



CULTURA DEL DEBATE

La plaga [¿el qué?], las hormigas,
pueden estarse moviendo
incluso detrás [no entiendo]
de las líneas enemigas;
pueden haber [no me digas…]
creado un segundo frente
[no te escucho]. De repente
siento esa corazonada
[pamplinas]: la lucha armada
no es un proceso consciente,
devorador [no te creo];
ni siquiera perceptible.
[Qué más da…]. Lo más terrible
no es la sangre, el bombardeo
[¿cómo?], sino el redondeo
[te oigo muy mal] de emociones
[demasiadas explosiones],
de inequívocas batallas.
[¡Sigue hablando!]. [¡No te vayas!].
[¿Dónde estás?]. [¡¡No me abandones!!].



EL BUENO, EL SUCIO Y EL MALO

Sube el telón: aparece
de espaldas Giorgio de Chirico
pintando al sujeto lírico
de un poema de Pavese.
Baja y sube: me apetece
gritar que el barco zozobra.
Tercer acto: hay una cobra
que rodea el corazón
de un ángel. Baja el telón.
¿Cómo se llama la obra?



NOVELA EPISTOLAR

«Sábado 24 de noviembre».
Vaya talento para escribir fechas,
alguna que otra cita, frases hechas,
la oscuridad que el pánico no siembre.
Vaya oración mezquina y unimembre
para dejar el tiempo registrado
como un bolso a la puerta del mercado,
como la firma de un analfabeto,
como la ansiada muerte por decreto,
como el único asfódelo en el prado…



JUEGO PERFECTO

Pedazo de mente masticado,
devuelto por el catador;
cuerpo a través de un colador,
sumiso y descalificado.
[Cruzar el magma del cerebro a nado
será todo lo equivalente
que quieras a alejar el lente
para no engrandecer la oscuridad].
Trepanación ilícita de la otra mitad
[Pero no cicatriza con la mente
la insinuación del cuchillo,
no es agua al tiempo que provoca el vómito];
caballo de ajedrez indómito
que Bobby Fischer guarda en un bolsillo
[Subir el puente del castillo
con seguridad no es el remedio,
no va a impedir el asedio
de la tierra que Nadie aún reclama];
fuego para volcar sobre una llama,
para quitarnos del medio.
Yo no estoy bien de la cabeza
si he pensado semejante cosa
[Solo temo a la muerte si es gloriosa],
si a cambio de alguna pieza
disfruto de una sangre más espesa,
me consuelo con el desempate.
[Fischer no estaba loco de remate,
y eso es lo que nos preocupa].
Deberías cambiar el lente de la lupa.
[Fantástico]. No entiendo. [Jaque mate].



GANDALF EL GRIS

Desafortunadamente,
puedo hacer que no reviva
la flor; que caiga hacia arriba
la manzana; que reviente
la bombilla incandescente,
luminaria del cerebro.
Nada pasará si quiebro
mi varita. A lo mejor
hay algo más que una flor
en esa rama de enebro.



SOBREVIVIR POR DEBAJO

Hay una esquina, un saliente
que me llama la atención;
un espejo en la razón;
un vidrio opaco en la mente.
Hay una rara tangente
y un baluarte que se encorva
cuando la mirada torva
lo empuja, y una señal
que, por regla general,
me alivia pero me estorba.

No hay arpegio en el laúd
ni descanso en el respiro
ni memoria en el vampiro
que profana ese ataúd.
No hay riesgo en la multitud
ni sofisma en el teorema.
No es sucia la estratagema
ni urgente la manïobra.
Nada falta; nada sobra.
Creo que ese es el problema.



PUENTING

Esta es la misión. Comprendo
en qué principio se basa:
conservación de la masa
propensa al flujo, el remiendo.
Si continuamos cayendo
al terminar la caída
común, tal vez nada impida
que se estrelle el ascensor.
Sé que me escuchas, Señor.
Au revoir. Misión cumplida.



TESTIGO NO PRESENCIAL

Una linde, un ecuador
que, más que cruzar, transgredo
todos los días; un credo
sorpresivo, aterrador.
Un revólver sin tambor;
un ánima que se enfría.
Fobia, complejo, manía
de la conciencia en remojo.
Sátiro que cierra un ojo
para tomar puntería.

Los hechos tienen que ver
espuria, tangencialmente,
con la historia y con la gente,
con la mañana de ayer.
Soy yo quien tiene el poder
de escuchar tras la cortina
mientras otro yo propina
sus golpes y se aglomera
más gente, como a la espera
de la intervención divina.




LA REGIÓN INCIDENTAL

Supuestamente el cielo está nublado,
tiene forma y color, y no hace ruido.
Supuestamente es un malentendido
y un cargo de conciencia y un pecado.
Quiere decir que hay otro cielo al lado
que se derrumba sobre tu cabeza.
Supuestamente un barco lo atraviesa
por la misma razón intrascendente
que lo quiero abordar: supuestamente,
retórica, delirio de grandeza.

De tales conjeturas se desprende
que Moby Dick no va a salir a flote;
que hay un bote aledaño a nuestro bote
dentro del cual la vida no depende
solo del cuerpo físico; también de
cierta animosidad, ciertos fracasos,
como el no movimiento de los brazos,
la lucha por la pérdida del habla…
Buscar la salvación sobre una tabla
no es muy recomendable en estos casos.

_______________

Herbert Toranzo Falcón (Ciego de Ávila, 1972). Licenciado en Lengua y Literatura Inglesas y graduado del quinto curso de técnicas narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Ha recibido numerosos galardones por su obra en narrativa y en versos. Mereció el tercer premio en el XI concurso nacional de poesía Regino Pedroso (2007) por su poema en versos libres Circunstancias que ayudan y todo eso. Fue ganador en la especialidad de décima en el concurso Fundación de la Ciudad de Santa Clara, en el año 2008, con su libro Al revés de lo contrario, lauro que repitió en la edición del 2012 con su cuaderno El aeroplano amarillo. Con su obra Flower Power conquistó el segundo puesto en el Premio Iberoamericano Cucalambé 2010. Mereció el Premio Iberoamericano Cucalambé 2014 con su libro Aspavientos. Antes de esos premios, había publicado los poemarios Puente sobre el Estigia (Ediciones Ávila, 2002) y Poemas casi humanos (Editora Abril, 2006). En el 2016, conquistó el Premio Ala Décima en su edición decimoasexta, con su cuaderno La región incidental, galardón que se entregó en el XVI Encuentro Nacional Ala Décima.


viernes, 22 de julio de 2016

UNA LECTURA PARA “AMOR QUIERE QUE MUERA”, DE NINFA SANTOS

Miguel Fajardo Korea, Costa Rica





ENSAYO


UNA LECTURA PARA
AMOR QUIERE QUE MUERA”,
DE NINFA SANTOS



Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural
minalusa-dra56@hotmail.com




            Este 26 de julio del 2016 se conmemora el centenario del natalicio de la poetisa Ninfa Santos (1916-1990). Ella pasó su niñez en la Hacienda La América, de la familia Santos, en  Guanacaste.
             Su único libro se titula “Amor quiere que muera”. Es un intertexto de Garcilaso, con función de epígrafe: “Amor quiere que muera sin reparo”. Ninfa Santos publica su único poemario  a los 33 años de edad, pero el libro es prácticamente desconocido en Costa Rica.
            La edición fue patrocinada por la revista América, de México, en 1949. Tirada de 500 ejemplares; consta de 407 versos, con 10 dibujos de Santos Balmori. Alejandro Finisterre lo reedita  en 1985, con dibujo de Paloma Díaz Abreu. Costa Rica, su país natal, edita su pequeño libro 64 años después (San José: Uned, 2013: 30 pp.). Dicha edición incluye 12 de sus 19 textos poéticos. Tirada de 1000 ejemplares.

            Su obra tiene el acento de la poesía amatoria y se encuentra tejida de diversos momentos y circunstancias, no siempre felices, en el plano sentimental. Por ello, incluye diversas acciones verbales que denotan espacios simbólicos de encerramiento, de castigo: apartar, cerrar, arrancar, destrozar, cegar, perseguir, quemar, aventar. En cada uno de ellos, el mapa semántico bordea significados expresivos difíciles, pero ella es perseverante  “hasta un país donde nunca te acerques” (AQQM, 9).

            La hablante no escinde su sentimiento, sino que es enfática en su declaración amatoria y dolorosa “AMARTE, darme a mi dolor de ti, / a la amarga conciencia de mi duelo” (p. 11). La entrega corporal se convierte en un reclamo, donde cada parte del descubrimiento del cuerpo, se menciona para concluir en un sistema recolectivo: piernas, hombros, dedos, manos, pelo: “Amar mi cuerpo solamente / porque tu cuerpo / lo hizo de verdad cuerpo. / Mirar la servidumbre de mis piernas / que me llevan a ti” (AQQM, 11).
           
            Es decir, el cuerpo se reescribe con el acento de la incompletitud. Su cuerpo se materializa como un vehiculizador, como un tránsito para intentar alcanzar el cuerpo del amado, pero no con la correspondencia ni la intensidad  amatoria.

            Apela al consuelo de una flor para colocarla sobre “el pecho de tu ternura muerta”. La desgarran los sitios recorridos con el amado, por ello, acude a elementos de autoagresión, tales como morir, perderme, destrozarme, huir “donde tu nombre no se me vuelva angustia” (AQQM, 13). Es el caso de un doloroso lamento contra lo irrecuperable.

             En el poema 'Elegía', las constantes  interrogaciones retóricas ahondan un estado de desarraigo contra el orden de los elementos de la vida cotidiana “Ahora que no eres más que un largo silencio irredimible / un pedazo de tierra junto al mar (…) Hombre que amara, ¿dónde duerme tu largo sueño? (…) ¿Quién te cerró los ojos de mar de junio / quién te llora hoy, / cuando yo me he quedado sin lágrimas” (AQQM, 28-29).
           
            La angustia de la voz lírica es acezante y el verso que lo confirma es de una alta intensidad: “Esta jauría que has soltado en mi pecho / es el dolor”, por eso reclama su duelo: “si te dura una parte de mi angustia / por mirarte ser hombre, / no mi intacto sepulcro”. Es una especie de soliloquio del desamor expresa: “AMARTE, darme a mi dolor de ti (…) ahora que no me amas, / humildemente” (AQQM, 11), o bien, “Morir, perderme, destrozarme, huir / donde no estén tus ojos (…) donde tu nombre no se me vuelva angustia” (AQQM).

            La hablante lírica se refiere a otra corporalidad: “y no vigilo el odio de mis manos (...) / esclavas y mendigas, / de nuevo hacia tu rostro” (AQQM, 16). En el orbe lírico de Ninfa Santos hay una apuesta por la oscura luz: “No estoy llorando por él, / me estoy llorando yo misma”. El infortunio, el desamor de la práctica amatoria acentúan su espacio, que se extiende con una ramificación de fibras y tejidos. Clama y ahonda su llanto desde ella para los otros. La extensión de su martirio no reconoce fronteras.

            La conjugación de elementos disímiles, lleva al yo lírico a expresar una síntesis poblada de pesimismo, tal como una planta sin flor, como un nido sin raíces. Su desesperación campea en un ciego alarido, en un fiero llanto, en un grito sin voz, en un dolor sin canto “Tal es mi juventud y junto a ella, / detrás de esta miseria, tu fantasma” (AQQM).

            La mirada del recuerdo sobre el amado ausente se corporeiza con crueldad en su memoria “Te estoy viendo crecer recto, seguro, / sin fin (…) Ya se afilan mis dedos en la angustia / de acariciar tu ausencia y poseerla. Toda mi llaga se retuerce y gime, / se destroza, aniquila y agiganta; / todo mi ser arrodillado ruega, / clama, implora, se humilla, se desangra” (AQQM, 19).
           
            Numerosos verbos apuntan hacia los símbolos de la autoagresión: afilan, retuerce, gime, destroza, aniquila, desangra. Según Roland Barthes, en esa dimensión textual: “exploro el cuerpo del otro como si quisiera ver lo que tiene dentro, como si la causa mecánica de mi deseo estuviera en el cuerpo adverso”.

            La ausencia de palabras por parte del amado es un vacío  que opera como un vector de dominio fonocéntrico, por ello, la amada reclama lo no dicho. Con vehemencia, pide ser oída: “Si NADA más oyeras una palabra, una” (AQQM, 21), pero esa palabra ofrece un campo semántico como un dolorido sentir, que se llena de hondas significaciones: “la más íntima / una sola palabra, así, pequeña, / menuda, tierna, brisa, lucero amanecido (…)lo que no dijimos y era nuestro y nos pertenecía y nunca usamos”.

            En otro apartado, la hablante ya no quiere ser solo oída, sino escuchada. Su vehemencia es apabullante “Si me escucharas nada más un instante / y este dolor, este apegarme a ti, / este deseo, este deseo, esta sed de tu alma, / este aletear de nube junto a tu rostro frío, / algo nuestro aunque fuera nada más un sollozo”. De ese llamado urgente, sin respuesta, la hablante se conformaría con un sollozo “mi más largo sollozo (…) para hacerte bajar la mirada de piedra / y tomarme y destruirme” (AQQM, 23).
           
            Es decir, ante las súplicas de su oratorio persuasivo, ante la rotundidad de la negativa, tanto de ser oída como escuchada,  increpa, con su sollozo, para que baje la mirada de piedra de su amado: la tome, y la destruya. Es una especie de sistema recolectivo, que apunta hacia los símbolos plurisignificativos, tanto de la devoración como de la aniquilación, es decir, la autoagresión, producto de los desencantos amorosos.

            La separación geográfica encuentra eco en su poesía, y refleja su sentir, a la luz de un proceso de cambios contextuales, que la hablante prevé sin identidad, lleno de una gran despersonalización: “Ahora me iré a una ciudad lejana / de hombres extraños que hablan extraña lengua; hombres indiferentes cuyo dolor ignoraré / así como ellos ignorarán este largo sollozo / que camina, sonríe, se detiene, pasa” (p. 29).
           
            La voz lírica sabe que en otros contextos habrá indiferencia, incomunicación. Para  Fabienne Bradu: “Ninfa adivinaba las imágenes de su futura soledad (…) Se sentía “íngrima y sola” (…) La soledad se fue transformando en una severa depresión”. 

            En Amor quiere que muera, de la costarricense Ninfa Santos, su desgarramiento amatorio es intenso. Pregunta al tú lírico, pero inherentemente responde "¿Quién te llora hoy, / cuando yo me he quedado sin lágrimas” (AQQM, 29). Su quebrantado sentir es un sortilegio “cómo me dueles / ahora / que se ha partido / mi sueño” (AQQM, 37). Existe una indagación entristecida y delicada, pero llena de duelos, reclamaciones, rotundidades, cuyo discurso guarda algunos acercamientos con los poemas de ruptura del poema romano Cayo Valerio
Catulo (87 a.C.-57 a.C.)

            En otro orden, el universo poético de Ninfa Santos, quien adquirió la nacionalidad mexicana, le canta a la cotidianeidad: gotas, tardes, tristezas, vientos. Quiere ir a Anacostia, un lugar en el corazón de los sauces, en el silencio, en la voz del sueño y la verdad “Dicen que un río oscuro / te atraviesa / en el centro” (AQQM, 49).
           
            La construcción metódica de ese espacio interior, mágico,  es una especie de reducto místico, de conciencia interior. Un espacio en el secreto resquicio del silencio, aunque nadie la llame, es el de su corazón enfermo entre los sauces, ¿será el sauce llorón?. Esta planta guía el curso del agua (lágrimas): “Mi corazón debe ir / por Anacostia, / primero / antes de que sea tarde y me lo arrebate / el viento” (AQQM, 45-46).

            Para  Antidio Cabal (1925-2012): “Anacostia es el principio in situ, colocado, puesto, establecido, inaccidentable (…), la Ninfa Santos inllagable, la que nunca tendrá deudas exteriores, cuyos límites no pueden ser traspasados por el mundo y la carne como magmas de la meteorología de las pasiones del oro, plata y plomo” (Cabal, 2004, 18).
           
            En ese sentido, cada ser humano construye un alero de unidad, de esencia, desde donde es posible leernos para ser y sentir; para vivir y crecer, no importa las dimensiones difíciles que se tenga en las batallas cotidianas, de una vida tan llena de accidentes y móviles complejos como la suya. En todo caso, la vida en sí, es un arte  por entender…

            El sistema de significados poéticos, en Amor quiere que muera, registra imágenes sensoriales que reivindican el descubrimiento integral del cuerpo y, a partir de dicho eje, el proceso comunicativo de los elementos femeninos y masculinos, muestran expresiones con evocación de imágenes y símbolos de lo erótico y sexual, propios del deseo, producto de una cosmovisión amatoria sin equidad, y de la experiencia integral de la sexualidad.
           
            En síntesis, “Amor quiere que muera”, de la poetisa costarricense Ninfa Santos (1916-1990), representa un hallazgo en la palabra, a pesar de la dolorosa ubicuidad de su vida. En ella, los sauces incrustan el corazón en el reducto íntimo e irreductible de Anacostia, donde la amada, herida y golpeada, quiere liberar su corazón contra el silencio, los vacíos, los desplantes, las rupturas, los alejamientos, las heridas…
***     
            Destaco la significativa aportación del número especial de la revista Hoja en Blanco (Aire en el Agua Editores). (Agosto, 2004). 2 (2), que dedicó 40 páginas a la obra de Ninfa Santos. Hoja en blanco, editada por Álvaro Mata Guillé, es de singular trascendencia para el conocimiento y reconocimiento de la obra de Ninfa Santos e, igualmente, marca un paso decisivo para la recuperar su nombre contra la marginalización de su única y estupenda obra, dentro del panorama literario costarricense.

            El Consejo Editorial de Hoja en blanco, integrado por 
Irene Sancho, Marco Mendoza, Guadalupe Elizalde,  y Álvaro Mata Guillé, contó con el aporte de Fabienne Bradu y Antidio Cabal, quienes dieron una gran presencia a dicho homenaje.
           
            Destaco, con gran ventaja, el extraordinario trabajo difusor de la escritora francesa Fabienne Bradu (1954), por cuanto en su libro (Damas del corazón. México: Fondo de Cultura Económica, 1996: 289), dedica 67 páginas, al intenso retrato bio-bibliográfico sobre Ninfa Santos, donde incluye 12 fotografías, acerca de su entorno vital y existencial.

            En marzo del 2009, el académico mexicano, Francisco Pérez Torres, me solicitó una copia del poemario de Ninfa Santos, para incluirla en su tesis doctoral, pero como escritora mexicana, quien había publicado en el lapso (1920-1970).

            En nuestro trabajo académico, en la  Universidad Nacional de Costa Rica, incluimos y analizamos la obra lírica de Ninfa Santos, en el curso 'Escritoras centroamericanas del siglo XX'. Los universitarios mostraron gran adhesión con dicho acercamiento poético.

            La legión costarricense de las “transterradas” tiene nombres de enorme calidad artística: Carmen Lyra, Ninfa Santos, Yolanda Oreamuno, Eunice Odio, Victoria Urbano…
           
            La Asociación de Escritoras de Costa Rica, rindió homenaje a Ninfa Santos, en el centenario de su natalicio, en el III Encuentro de Literatura de Mujeres en Costa Rica
           
            La poetisa Ninfa Santos, nació el 13 de octubre de 1916; falleció el 26 de julio de 1990. A 26 años de su desaparición física, su poesía empieza a alumbrar, con luz propia, contra viento y marea. Su nombre reclama un merecido espacio en las letras costarricenses, tan esquivas con ella, no sabemos por qué…

Lic. Miguel Fajardo Korea, Costa Rica