En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



jueves, 30 de diciembre de 2010

UN POEMA DE CLAUDIA AINCHIL TRADUCIDO AL CATALÁN POR PERE BESSÓ


Claudia Ainchil, Argentina





MISSIVES



Només abisme de paraules no trobades,
només un aiguamoll...
els ulls no descobriren els secrets
per a armar ponts
massa destemps i quimeres
raigs de sols inexistents.
Davall de la persiana. Aqueix no-res es dilueix.
Et diluesc.
Ara el silenci és més real
abans es bressolava un sí i un no de llanda…
només destemps
pluges
missives que no tocaren ànima
missives que es perden per i per a sempre...
ningú no repeteix la travessia per les mateixes aigües, els mateixos terbolins
missives posseïdes per portes, finestres i rellotges sense hora...
l’aire de les seues lletres cridava els grills
quan es tira a faltar el seu sorollet...
missives que no foren obertes ni llegides
no se pot llegir allò que no és vist per l’ànima…
en aquest segle a qui se li pot ocórrer lliurar missives
si els forrellats clausuren portes, finestres
i només u en descobreix la façana
el pròleg sense novel•la

Traducción Pere Bessó





MISIVAS




Solo abismo de palabras no encontradas,
solo un pantano..
los ojos no descubrieron los secretos
para armar puentes
demasiados destiempos y quimeras
rayos de soles inexistentes.
Bajo la persiana.Esa nada se diluye.
Te diluyo.
Ahora el silencio es más real
antes mecía un si y un no de hojalata..
solo destiempo
lluvias
misivas que no tocaron alma
misivas que se pierden por y para siempre...
nadie repite la travesía por las mismas aguas, los mismos torbellinos
misivas poseídas por puertas,ventanas y relojes sin hora ..
el aire de sus letras llamaba a los grillos
cuando se echa de menos su ruidito..
misivas que no fueron abiertas ni leídas
no se puede leer lo que no es visto por el alma..
en este siglo a quien se le puede ocurrir mandar misivas
si los cerrojos clausuran puertas,ventanas
y solo uno descubre la fachada
el prologo sin novela




miércoles, 29 de diciembre de 2010

Tres poemas de Claudia Ainchil

Claudia Ainchil , Argentina




DE REPENTE



De repente un megáfono de palabras liquidas
una excomunión de aire entrecortado
una canoa solitaria trepando por filtraciones
de otras canoas solitarias
que solo abarcan silencios...
de repente mi voz trepidante
en desorden,inabordable
invisible para el galope del caballo..
de repente la complicidad con las horas no impresas
los pasos torpes
los vericuetos de un cráter sin frenesí
vuelto hacia su propio espejo
..en las inmediaciones hacen señas, sin embargo
la neblina es tan extensa..




MISIVAS




Solo abismo de palabras no encontradas,
solo un pantano..
los ojos no descubrieron los secretos
para armar puentes
demasiados destiempos y quimeras
rayos de soles inexistentes.
Bajo la persiana.Esa nada se diluye.
Te diluyo.
Ahora el silencio es más real
antes mecía un si y un no de hojalata..
solo destiempo
lluvias
misivas que no tocaron alma
misivas que se pierden por y para siempre...
nadie repite la travesía por las mismas aguas, los mismos torbellinos
misivas poseídas por puertas,ventanas y relojes sin hora ..
el aire de sus letras llamaba a los grillos
cuando se echa de menos su ruidito..
misivas que no fueron abiertas ni leídas
no se puede leer lo que no es visto por el alma..
en este siglo a quien se le puede ocurrir mandar misivas
si los cerrojos clausuran puertas,ventanas
y solo uno descubre la fachada
el prologo sin novela




ACROBATAS




Las rodillas le molestaban
el desborde de los pasos faltantes
ocasionaba sobresaltos imaginarios
tantos lenguajes en embarcaderos poco usados
por el abrazo de su pies..
Primero creyó que era una broma
el discurso insomne de un paraíso simbólico
el aliento como aguardiente ejecutando catálogos
de vida,sobrevida
kilómetros de jazmín silvestre, semblantes de aguas
dijo, nunca se cruza dos veces el mismo río…
lo repitió para convencerse
igual titubeo…
desoyendo las leyes inmediatas de lo que debe hacerse
se inundo de alegría repentina
tomo las láminas que sostenían la armadura de escamas
y lentamente se despojo de equipajes paradójicos
que paralizaban el vuelo..
paso a ser equilibrista, contorsionista
ya no necesitaba el espacio telúrico de sus rodillas
somos acróbatas me dijo
somos, le conteste.

lunes, 27 de diciembre de 2010

CUATRO SONETOS DE FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ


Francisco Luis Bernárdez, Argentina





SONETO DE LA UNIDAD DEL ALMA


Yo que tengo la voz desparramada,
yo que tengo el afecto dividido,
yo que sobre las cosas he vivido
siempre con la memoria desparramada;

yo que fui por la tierra desolada,
yo que fui bajo el cielo prometido,
con el entendimiento repartido
y con la voluntad multiplicada;

quiero poner ahora la energía
de la memoria, del entendimiento
y de la voluntad en armonía

con la Memoria que no olvida nunca
con el Entendimiento siempre atento
y con la Voluntad que no se trunca




SONETO INTERIOR




Aquí donde la tierra es menos tierra,
donde el agua es el agua del olvido,
donde el aire es un aire sin sonido
y donde el fuego ya no mueve guerra;

aquí donde la tierra se destierra,
donde el agua carece de sentido,
donde el aire prefiere estar dormido
y donde el fuego su prisión encierra;

el hombre de mirada pensativa
sustituye las cosas de su casa:
la tierra, con su carne fugitiva,

el aire, con el aire de su aliento,
el agua, con su propio sentimiento,
el fuego, con el fuego que lo abrasa.






SONETO DEL DULCE NOMBRE




Si el mar que por el mundo se derrama
tuviera tanto amor como agua fría,
se llamaría, por amor, María,
y no tan sólo mar, como se llama.

Si la llama que el viento desparrama,
por amor se quemara noche y día,
esta llama de amor se llamaría
María, simplemente, en vez de llama.

Pero ni el mar de amor inundaría
con sus aguas eternas otra cosa
que los ojos del ser que sufre y ama,

ni la llama de amor abrasaría,
con su energía misericordiosa,
sino el alma que llora cuando llama.




SONETO AUSENTE




El sentido del tiempo se me aclara
desde que te ha dejado y te ha traído,
y el espacio también tiene sentido
desde que con sus lenguas nos separa.

El uno tiene ahora canto y cara
Porque vive de habernos dividido,
Y el otro no sería conocido
Si no nos escondiera y alejara.

Desde que somos de la lejanía,
El espacio, que apenas existía,
Existe por habernos apartado.

Y el tiempo que discurre hacia la muerte
No existe por el tiempo que ha pasado
Sino por el que falta para verte.


(Tomados de la cuarta edición de ESPASA-CALPE, S.A.,Colección Austral,  Madrid, 1972.)

viernes, 24 de diciembre de 2010

Cuatro poemas de Arístides Vega Chapú


Arístides Vega Chapú, Cuba





MIRÁNDOME DENTRO


Sigilosamente me acerco al borde de la zona
en la que los recuerdos me reflejan.
Me dejo observar por mis ojos errados
como si no existiese más que la sombra
desprendida de mi cuerpo.
Desde lejos,
donde todo permanece invisible
llega un viento de extraño rugido.
Para lograr la ilusión,
regreso al silencio las palabras
que su poder aferra en mí
la angustia provocada por la duda.
Siempre quise revelarlo en tus palabras
pero un viento de extraño rugido las llevó.
Con seguridad bastarían las más sencillas
para aliviar el miedo a exponer mi pecho
y probar la verdad
por la que se está dispuesto
a llevar a cuestas la muerte.
Recorro los bordes de esa resbaladiza zona
de la memoria
en la que estoy a solas con mi sombra,
donde antes estuvo el poder de las aguas
que calmaron mi sed
hoy sólo se soporta el vacío de una imagen.




MEMORIA TRIBAL

Del otro lado de la lluvia
que cae en paz a través de la ventana
no existe más que un paisaje en reposo,
con la postura de un cadáver.
Allí donde a la luz
no le importa si es día o noche
pues llueve a cántaros,
un árbol muestra sus hojas.
Con la ligereza del que descree
de su destino
imagino las hojas caer en libertad
dividiendo un nublado cielo,
falto de geometría,
imposible de ser descrito.
Donde las sombras se extienden
para siempre
y a pesar del bienestar
conque caen las aguas
arden las hojas como idóneo material
para avivar el fuego.
Con la ayuda del aire y de la lluvia
no quedará más que cenizas.
Las juntaré sobre mi pecho
con la ilusión de que se revele un rostro
cuyos ojos miren atentos a los míos
y descifren mi verdad.





del libro inédito Dimensiones de la cotidianidad
BARREDOR DE CALLE

Por el caño se desliza el agua
esquivando la espuma pestilente
de la lluvia caída días atrás.
Sin temer a la desolación
heredada de la noche
y entre los atajos que deja lo inservible
repite un mudo recorrido
del que no espera sorpresa alguna.
Como si no supiera que es domingo
o no precisara saberlo,
esquivando los autos,
que ennegrecen aún más el asfalto,
el barredor de calle sigue la ruta del agua
porque sabe que en senda tan estrecha
no es posible trazarse un rumbo diferente.
No es que se sepa de un lado o de otro,
obvio que solo precisa obedecerla
para abrirse paso entre la niebla
que desciende del amanecer
hasta esta calle
que nos recordará un mártir, o un santo,
o un simple número para jugárnoslos.
Él es el barredor de calle
y puede que sea esta su única verdad,
para la que ni siquiera necesita saber
de la existencia de un mínimo espacio
cedido por lo inservible,
los insectos vivos y muertos,
la flor artificial que con resignación se deja arrastrar,
en que se refleja todo cuanto mueve la escasa luz
del otro lado del surco trazado por el agua.
.
EL PESCADOR
Giro la botella
en cuyo fondo un pez se ataca a si mismo
o mas bien la emprende contra su sombra
creído de que el reflejo
es apenas una mustia repetición de su esplendor.
Husmeo al pez,
como cualquier pescador satisfecho.
He sabido abrir el cielo a la mitad
para ver la tierra desde la que partí
silbando ya no recuerdo que canción
que le escuché a mi hija.
No preciso saber si es norte o sur,
uno conoce lo suyo por el sonido
y un pescador no tiene una manera más certera
para escuchar
que ladear la cabeza sobre el océano.
Conciente de la confusión del pez,
inconmovible ante la revelación,
lo hago girar
como si con ello pudiese juntar todos los cielos
en un mismo espacio,
por el que pueda volar la extraña raza de ave
que anuncia la cercanía de la tierra.
Perplejas quedan
al descubrir el pez en cautiverio,
que badea su escamoso cuerpo
como si compartiese mi desconfianza.
Sin dejar de observarlas fijamente
se pierden de mi vista.
Límite de toda vida común,
también me he sentido dentro de una botella
y unos ojos fijos sobre mí,
tan lejos de la piedad como el frío
o las palabras que en alta mar se pronuncian
para que no sean escuchadas.
No son demasiadas las diferencias
entre un pez y un pescador.
Llevo un tatuaje, la imagen de un Cristo
diferente a Cristo
pues no lo he aferrado a una cruz,
una botella con un pez
testigo de que he buscado sobre la definida línea
trazada con exactitud por el horizonte
la certeza de poder regresar.
(Fuente: ALASCUBA, Coordinado por el poeta Jorge Bousoño, La Habana, Cuba.

jueves, 23 de diciembre de 2010

MENSAJE DE AMOR DEL ESCRITOR FRANCISCO AZUELA

Francisco Azuela, México






Siempre he creído que las palabras: salud, paz, prosperidad, cariño y armonía son un regalo de la vida, pero también siento, desde el fondo de mi corazón, que las palabras PAZ, FE, AMOR Y ESPERANZA son un regalo para el espíritu.

Los años nos han hecho conocer todo tipo de emociones: alegrías, tristezas, triunfos, derrotas, conquistas y realizaciones. Han sido muchas las lágrimas que hemos derramado por desventuras, desgracias, penas, disgustos, enemistades y tragedias. Pero también han sido muchos los momentos dichosos que hemos vivido por tantas alegrías que nos ha dado la vida.

Debemos luchar todos los días para desterrar de nuestros corazones los corajes, el odio, la envidia, el engaño y las traiciones.

A todos nos toca vivir experiencias alegres y tristes, pero lo más importante es el amor con el que podemos vencer todos los obstáculos y las adversidades.

Desterremos el egoísmo, seamos más solidarios en la vida, más fraternales, más amigos con los amigos y más amorosos con los que nos aman.

Estos son mis deseos para todos ustedes, los expreso con la certeza de que alguna palabra de las que he dicho se anidará en sus corazones y en su pensamiento.

Les deseo una Feliz Navidad 2010 y que el próximo Año Nuevo 2011 sea muy próspero y lleno de dicha.

Francisco Azuela

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Я всегда считал, что слова здоровья, мира, благополучия, любви и гармонии дар жизни, но я также считаю, из глубины моего сердца, что слова мира, веры, любви и надежды дар духа .

лет сделали нас встретить все виды эмоций, радости, печали, победы, поражения, победы и достижения. Там было много слез мы пролили за неудачи, беды, печали, разочарования, ненависти и трагедии. Но было много счастливых моментов, мы пережили так много радостей, что жизнь дала нам.

Мы должны бороться каждый день, чтобы изгнать из наших сердцах мужество, ненависть, зависть, обман и предательство.

У всех нас есть, чтобы жить счастливой и печальный опыт, но более важным является любовь, с которой мы можем преодолеть все препятствия и невзгоды.

Блокировка эгоизма, мы более едины в жизни, больше братских, больше друзей, с друзьями и больше любви к тем, кто любит нас.

Это мои пожелания всем вам выразить с уверенностью, что любое слово, что я сказал, будет включен в их сердцах и в их мышлении.

Я желаю вам счастливого Рождества 2010 года и с наступающим Новым годом 2011 быть процветающей и полной радости.

Франциско Azuela

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Ich habe immer geglaubt, dass die Worte Gesundheit, Frieden, Wohlstand, Liebe und Harmonie ein Geschenk des Lebens, aber ich spüre auch, von ganzem Herzen, dass die Worte des Friedens, des Glaubens, der Liebe und Hoffnung ein Geschenk für den Geist sind .

Die Jahre haben uns zu dem gemacht treffen alle Arten von Gefühlen, Freuden, Sorgen, Triumphe, Niederlagen, Siege und Erfolge. Es gab viele Tränen, die wir für Pannen, Missgeschicke, Sorgen, Enttäuschungen, Hass und Schuppen Tragödie gewesen. Aber es gab viele glückliche Momente, die wir so viel Freuden erlebt haben, dass das Leben uns gegeben worden ist.

Wir müssen kämpfen jeden Tag, um aus unseren Herzen verbannen den Mut, Hass, Neid, Betrug und Verrat.

Wir müssen alle glücklich und traurig Erfahrungen leben, aber noch wichtiger ist die Liebe, mit der wir alle Hindernisse und Widrigkeiten zu überwinden.

Verbannen Selbstsucht, sind wir mehr im Leben vereint, mehr Brüderlichkeit, mehr Freunde mit Freunden und liebevoller zu denen, die uns lieben.

Das sind meine Wünsche für euch alle ausdrücklichen mit Sicherheit, dass jedes Wort, das sagte ich in ihren Herzen und in ihrem Denken werden verschachtelt werden.

Ich wünsche Ihnen ein frohes Weihnachtsfest 2010 und das kommende neue Jahr 2011 zu einer wohlhabenden und voller Freude.

Francisco Azuela


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J'ai toujours cru que la santé mots, la paix, la prospérité, l'amour et l'harmonie sont un don de la vie, mais je pense aussi, du fond de mon cœur que la paix mots, la foi, l'amour et l'espoir sont un cadeau pour l'esprit .

Les années ont fait de nous rencontrer toutes sortes d'émotions, de joies, de peines, de triomphes, de défaites, les victoires et les réalisations. Il ya eu beaucoup de larmes que nous versons pour les accidents, les malheurs, les chagrins, les déceptions, la haine et la tragédie. Mais il ya eu de nombreux moments de bonheur que nous avons connu tant de joies que la vie nous a donné.

Nous devons nous battre chaque jour pour bannir de nos cœurs le courage, la haine, l'envie, la tromperie et la trahison.

Nous avons tous à vivre des expériences heureuses ou tristes, mais plus important, c'est l'amour avec lequel nous pouvons surmonter tous les obstacles et l'adversité.

Bannir l'égoïsme, nous sommes plus unis dans la vie, plus fraternel, plus d'amis avec des amis et plus d'amour à ceux qui nous aiment.

Ce sont mes souhaits pour vous tous d'exprimer avec certitude que tous les mots que j'ai dit sera imbriqué dans leur cœur et dans leur pensée.

Je vous souhaite un Joyeux Noël 2010 et le Nouvel An 2011 soit une économie prospère et pleine de joie.

Francisco Azuela


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I have always believed that the words health, peace, prosperity, love and harmony are a gift of life, but I also feel, from the bottom of my heart that the words peace, faith, love and hope are a gift to the spirit.

The years have made us meet all kinds of emotions, joys, sorrows, triumphs, defeats, victories and achievements. There have been many tears we shed for mishaps, misfortunes, sorrows, disappointments, hatred and tragedy. But there have been many happy moments we have experienced so many joys that life has given us.

We must struggle every day to banish from our hearts the courage, hatred, envy, deceit and treachery.

We all have to live happy and sad experiences, but more important is the love with which we can overcome all obstacles and adversity.

Banish selfishness, we are more united in life, more fraternal, more friends with friends and more loving to those who love us.

These are my wishes for all of you express with certainty that any word that I said will be nested in their hearts and in their thinking.

I wish you a Merry Christmas 2010 and the coming New Year 2011 be a prosperous and full of joy.

Francisco Azuela


miércoles, 22 de diciembre de 2010

LA POESÍA MEDITERRÁNEA DE RICARDO BELLVESER

Ricardo Bellveser,España





LA POESÍA MEDITERRÁNEA DE RICARDO BELLVESER


Por Ricardo Llopesa




El interés del poeta y escritor valenciano Ricardo Bellveser por el verso largo, el ritmo y los temas cotidianos es un planteamiento que comienza a darse en sus primeros tiempos de poeta rebelde. Después de treinta años aún tengo presente la estructura de “La estrategia” (1977), uno de sus primeros libros, el segundo si no recuerdo mal, donde el poeta anunciaba el verso largo y coloquial que ahora nos ofrece, quizá con mayor rebeldía, porque la plasticidad de las ideas contenidas y el modo de visualizarlas, es un cometido en honor de la palabra trabajada con más rigor y elaboración en su último libro “Las cenizas del nido” (Madrid, Visor, 2009).
No es la suya una poesía muy al uso de lo que circula en tinta impresa por las páginas actuales de los libros. En “•Las cenizas del nido” hay una posición de conciencia de lo que está falta la poesía española. No es para menos que el jurado del Premio de Poesía “Jaime Gil de Biedna” le otorgase el galardón a una voz auténtica, si por auténtica se entiende la recreación de la palabra convertida en símbolo y estética de su propia escritura. Principalmente, en una época en que la poesía discurre perdida por muchos caminos sin encontrar el verdadero, que es el que le corresponde asumir con la modernidad. La poesía del siglo XX estuvo contaminada de experimentalismos que condujeron a oscuridad y paranomasia, ecos y retruécanos, conceptos falsos y metáforas absurdas, que es necesario rectificar. No en apoyo del purismo, sino todo lo contrario: en busca de la coherencia de la palabra para que poema no suene a viejo, sino a algo distinto, que es lo nuevo.
En España ha sido imposible explicar la poesía a través del prosaísmo, que está en la base de los mejores textos de la poesía moderna. El rechazo proviene de quienes permanecen adscritos a la poesía del discurso correcto y quienes admiten los cambios convirtiendo la lengua en jerga. Ambos caminos convergen en un mismo punto, que es culpar de los males al prosaísmo. El problema hay que buscarlo en el pasado. Recordemos un hecho en la crítica de Cánovas del Castillo, en 1853, a raíz de la poesía prosaica del poeta parnasiano, de origen cubano, José María de Heredia, quien luego tuvo el honor de ocupar sillón entre los cuarenta de la Academia Francesa, donde Cánovas hecha de menos el purismo por las formas, en un momento crucial de renovación de las estéticas europeas.
Encabeza el libro una breve cita de Luis Cernuda, “La casa familiar, el nido de los hombres”, que da la pista del título, “Las cenizas del nido”, y pone al lector en guardia de que el poeta va en busca de los pasos perdidos en el pasado, que es donde reposa la verdadera ceniza de la poesía.
A manera de prólogo figura un texto en prosa, “Lo que queda de ellos”, que no es prólogo, ni introito, ni liminar, sino una prosa transparente y limpia, donde el poeta narra la destrucción de la casa paterna, sin lirismo ni tono épico, con la paciencia de quien domina el léxico y lo que dice. El paisaje es desolador: “Las ventanas sin cortinas parecen las de la sala de la morgue”. Esta visión patética de la realidad deshabitada es asumida con valentía por el poeta, consecuencia de la constante renovación de la vida, el exilio interior o el cambio de piel que sufrimos. De lo que va el libro.
No cabe la menor duda que la mejor poesía de todos los tiempos es testimonio de la vida misma, asumida desde el punto de vista más objetivo, poéticamente hablando. Crear es recrear, tejer un tejido homogéneo de palabras, con el fin de tocar el diapasón de la sensibilidad mediante la imagen y el color.
“Las cenizas del nido” consta de dos partes, que encabezan citas de Félix Grande y San Juan de la Cruz para introducir al lector en el cuerpo de la obra. La primera, muy precisa, deja constancia de la intención del poeta, quien se convierte en cómplice de sí mismo: “Donde fuiste feliz alguna vez / no debieras volver jamás: el tiempo / habrá hecho sus destrozos levantando / su muro fronterizo”.
A partir de ahora Ricardo Bellveser, con mano firme, traza las líneas de la nostalgia de un ayer que sigue vivo en el recuerdo al hablar de la casa paterna. No se propone establecer un orden cronológico de los hechos, sino más bien alcanzar un cúmulo de emociones, pues al fin y al cabo la misión de la poesía moderna consiste en comunicar una multiplicidad de planos emotivos y fragmentados.
Esta segmentación de la idea es la que el poeta trabaja, consciente del valor de la unidad del verso, lo que exige rigor y precisión. Ya en el primer poema, “La casa de los padres”, encontramos versos tan bien confeccionados como repujados en mármol: “Una casa repleta de objetos raros” / “espesa red de recuerdos aturdidos”, donde se advierte la búsqueda constante de ritmos y sonidos próximos a la modernidad, que fue el movimiento que trajo el cambio. En su poesía adquiere mayor protagonismo, puesto que en el libro predominan endecasílabos y alejandrinos con la mirada puesta en el futuro.
La primera parte, “Fugit prima”, relata la memoria de la vejez de las cosas y la fugacidad de la materia, convertidas en recuerdo para quien ha conocido su existencia. Son las cosas útiles y prácticas de cualquier vida, las que conviven a diario con nosotros, sin darle mayor importancia porque son cotidianas.
A medida avanza, el poeta nos sumerge en la decrepitud de la materia, la casa abandonada, solitaria, en desorden, llena de objetos y fotos que evocan recuerdos olvidados, pero vividos con emoción en su momento, como si el pasado evocase lo que la memoria destruye.
El verso de Ricardo Bellveser está trabajado con rigor. La precisión recuerda algunos buenos versos, donde la idea exacta y limpia, el ritmo y la elección de la palabra lo convierten en verso prodigioso. Cuánta maravilla encierra éste, sin coma, ni artículo, ni preposición, escrito con la soledad de cuatro palabras, donde ninguna sobrepasa las tres sílabas, que sería lo correcto para crear un perfecto endecasílabo: “retiene apresados tenues perfumes”. Virtuoso endecasílabo, que más parece un endecasílabo galaico antiguo, acentuado en quinta y décima sílaba. Apenas podríamos citar otros ejemplos, a no ser el endecasílabo en la antigua poesía gallega, compuesto de hexasílabo, más pentasílabo. Aquí, al revés.

martes, 21 de diciembre de 2010

UN POEMA DE ELISA LOGAN, TRADUCIDO AL CATALÁN POR PERE BESSÓ


Elisa Logan, Honduras







A DESTEMPS

S'acabaren les esperes
els rellotges cansats.
És hora d'obrir les finestres
i despertar els xiuxiueigs
dormits davall del coixí.

En èxode inlassable
les meues paraules tornen
sense promeses.

Ací no hi ha vençuts
ni vencedors
només l'enlluernadora lluentor
de la llibertat

Traducción Pere Bessó



A DESTIEMPO


Se acabaron las esperas
los relojes cansados.
Es hora de abrir las ventanas
y despertar los susurros
dormidos bajo la almohada.

En éxodo infatigable
mis palabras retornan
sin promesas.

Aquí no hay vencidos
ni vencedores
solo el brillo deslumbrante
de la libertad

lunes, 20 de diciembre de 2010

VARGAS LLOSA Y LA RELECTURA DE LA HUELLA


Miguel Fajardo Korea, educador, poeta y narrador costarricense






VARGAS LLOSA Y LA RELECTURA DE LA HUELLA
Lic. Miguel Fajardo Korea
Universidad Nacional de Costa Rica
El problema por investigar se centra en un análisis textual que evidencie la significativa pérdida de identidad por parte de Cuéllar, -Pichula o Pichulita-, personaje del relato “Los Cachorros”, quien carece de su falo, a consecuencia del feroz ataque del perro Judas, en el colegio Champagnat de Miraflores, en Lima, Perú.
El tema en estudio será abordado desde la perspectiva de la deconstrucción, con base en los alcances teóricos de Jacques Derrida, quien propone un modo de lectura donde se invierten los valores del sistema jerárquico y provoca un intercambio de propiedades discursivas. Las lecturas llevan a la crítica a buscar puntos de condensación, donde un término simple reúna diferentes líneas argumentales o conjunto de valores que figuran en oposiciones y son esenciales para el texto.
Las lecturas deconstruccionistas procuran simplificar las decisiones sobre la referencialidad, elemento que no se puede omitir, ya que siempre reaparece. Desde ese enfoque, se hará el análisis de conceptos básicos como el logo, fono y falocentrismo, para detener nuestro análisis en una relectura de la huella o de la traza. Se sabe, además, que la deconstrucción no aclara los textos, sino que investiga las relaciones textuales del mundo global. Para Derrida, cada texto es una máquina con múltiples cabezas de lectura.
Este trabajo interpretativo sobre “Los Cachorros”, del peruano Mario Vargas llosa, pretende establecer los mecanismos intrínsecos de la deconstrucción, relacionados con el modo como Cuéllar cae en un vacío de identidad y en miedos falogocéntricos, al sufrir la castración, huella de lo descalifica como hombre y restringe, tanto su palabra como su poder, dentro de los esquemas patriarcales de la sociedad selectiva que le correspondió vivir durante su corta y tormentosa existencia.
Se selecciona el relato “los Cachorros”, donde se intenta identificar las marcas textuales inmanentes, relacionadas con la traza que causa, en Cuellar, el vacío de su falo y su incidencia, tanto en su personalidad como en su redimensión con los otros. Partimos de la siguiente hipótesis: ¿es la ausencia fálica de Cuéllar, la huella que lo margina en relación con la otredad?
El trabajo establece la relación textual práctica y significativa, a partir de cinco elementos, algunos de ellos, tratados por la crítica literaria feminista, a saber: casualidad, logo, fono, falocentrismo, así como huella o ausencia. Se sabe que, para la deconstrucción, la unidad de estos principios metodológicos se asocia con figuras problemáticas y nunca con mundos o finales felices.

Cada elemento será focalizado desde el propio texto narrativo, porque el deconstruccionismo, posibilita el texto global: establece la búsqueda de conexiones, correlaciones y contextos, en una práctica de juegos de significación, donde el propio texto aporta imágenes y argumentos para subvertir las presuposiciones de los lectores, lo cual permite descubrir la lógica de un significado mediante un número de trabajos o estructuras. Jacques Derrida lo denomina archiescritura (gram) donde todo es posible.
El fenómeno literario ha sido una práctica discursiva desde siempre. Cada teoría literaria establece sus alcances teórico-metodológicos, para su abordaje técnico. La literatura es un trabajo social, que compete al ser humano y precisa una serie de estructuraciones sociales, ideológicas, políticas, o económicas, pero, sobre todo, discursivas.
La deconstrucción orienta su interés en la mismidad del texto y establece un enfoque sobre los rasgos básicos dichos, que serán analizados a la luz del relato “Los Cachorros”, de Mario Vargas llosa, a quien pude conocer y escuchar en el Teatro Nacional de Costa Rica, hace varios años. En este momento, leo su voluminosa novela “La Fiesta del Chivo”, que consta de 569 páginas y trata sobre la realidad sociopolítica de Republica Dominicana, país que tuve la feliz oportunidad en conocer en 1986, durante la presentación de mi libro “Realidad, Mito y Dolor”, publicado por la Biblioteca Nacional de ese hermano país caribeño, gracias a la invitación de su director, en ese entonces, el poeta y diplomático Cándido Gerón Araujo. El autor peruano acaba de lanzar al mercado editorial su mas reciente producción narrativa “El sueño del celta” (2010). Mario Vargas Llosa acaba de ganar el Premio Nobel de literatura y sus lectores nos sentimos felices de dicha distinción.
El principio de la casualidad marca la esencia temporal de la causa frente al efecto, sin embargo, los deconstruccionistas invierten la posición jerárquica y consideran que ambas pueden funcionar como origen. El logocentrismo se presenta cuando la palabra hablada (oralidad) o el conocimiento centraliza su interés discursivo y determina el ser del ente como presencia. El fonocentrismo le confiere importancia a la voz, que se convierte en una metáfora de la verdad y la autenticidad. El falocentrismo oriente su enfoque en la presencia del falo, como signo de poder- falocrático-, lo que presupone poseer, entonces, tanto la voz como la palabra – falogocentrismo-. La carencia o huella plantea una condición problematizadora para Cuéllar, porque le crea un cuadro pánico, una situación límite, que lo obliga a modificar sus conductas, tanto personales como sociales.
El principio de la casualidad analiza como incide la castración de Cuéllar y los efectos de esa traza, tanto en su comportamiento como en su actuación social. La mordedura del perro Judas a Cuéllar es la causa que provoca su castración, si no se hubiese presentado esa involución causa/efecto, Cuéllar habría alcanzado sus objetivos de vida por la solvencia económica de sus padres, quienes, a partir de ese momento, lo atienden y miman con mayor frecuencia.
La castración lo aísla de su núcleo social y marca una situación límite que lo va estrechando en la marginalidad de su juventud. La castración se convierte, a su vez, en el origen de otros efectos: la mentira, cambios de actitud, imposición del apodo, los padres intentan llenar el vacío de Cuéllar con lujos y regalos, él se desinteresa por los estudios, las mujeres y la vida y, por ello, surge la muerte como un elemento disociador del paradigma social.
Asimismo, lo refleja el hecho de asumir cambios de conducta en sus relaciones interpersonales: acepta, de modo pasivo, el apodo de Pichulita, con el que Gumucio le sustituye su nombre propio. Ese apelativo lo llevará el personaje hasta el final del relato y significa una señalización, o bien, una marca semántica descalificadora, por cuanto agrega un estigmatización e involuciona, a causa de una ausencia –su miembro viril-. Sin identidad sexual, Cuéllar es un disminuido, un minusválido que asume conductas delictivas y de exhibicionismo compensatorios, como una vía de escape.
La deconstrucción le confiere importancia a la causa, en este caso, “Pichulita” acepta el apodo irónico que es recurrente en su condición de castrado y lo inscribe como parte de su problemática identidad vacía: desidentidad, que irá conformando, poco a poco, la textualidad de significación, tanto en el texto como en el contexto del relato.
El logocentrismo plantea que la palabra ha sido un constante privilegio histórico de uso patriarcal. La cultura occidental le ha dado preeminencia a la palabra dentro de un modelo patriarcal, que asocia ese comportamiento con la voz y la conciencia. Para Derrida, significado y significante constituyen una jerarquía disimulada donde predomina el significado. Para Saussure, el significante (fonocentrismo) existe para dar acceso a lo significado (logocentrismo).
Desde esa coyuntura, recurrente desde la Antigüedad, se privilegia al hombre, dado que la palabra es poder, por lo tanto, este le pertenece a él. Es, entonces, el poder de la palabra, una de las premisas que marca el predominio de lo masculino dentro de una sociedad jerarquizada.
En ese contexto, la castración sufrida por Cuéllar, anula su logo, porque él no tiene voz en todo el relato ¿es, acaso, la retórica del silencio? Son los otros –la otredad- quienes conforman la oposición a esa ausencia de Pichulita. Cuando sus amigos le insisten en hacerse de una novia, el narrador asume el discurso indirecto, es decir, una mediación, para darnos cuenta de Pichulita: ¿Y después?, en alusión a su traza, esto es, a su diferencia. Para Emilia Macaya “un centro deja de serlo desde el momento en que lo marginal puede ocupar su lugar” (Macaya, 1997: 33).
Cuéllar no tiene el atributo logocéntrico por su carencia fálica. Sus amigos, por el contrario, lo ejercen, porque nombran. En el relato, por ejemplo, lo caracterizan como un bandido, matón, salvaje, cochino, bruto o animal. El paralelismo de la razón masculina, mediante la creación del pensamiento, es una idea que privilegia la apropiación de la palabra como canon patriarcal. El hecho que Pichulita carezca de ella, corresponde a una inversión del orden, esto es, un logo que disocia y rompe el orden semántico: alude al falo, pero se enmarca dentro de una ausencia.
El fonocentrismo hace ver que la ausencia de voz por parte de Pichulita es un elemento que ahonda su separación modélica intersubjetiva. Pichulita no posee voz, porque no tiene falo. La ausencia de ambos privilegios, históricamente masculinos, le imposibilita incorporarse en el mundo social para ejercer la intersubjetividad e, incide en su pérdida de poder social, a pesar de ser hombre. Para Derrida “la voz es una metáfora de la verdad y autenticidad, una fuente de habla viva y autopresente” (Moi, 1992: 117).
El poder de la voz se deslinda en el relato de Vargas Llosa desde diversas actuaciones: juegos, apodos, música, cartas, noviazgos, matrimonios, hijos. El gran drama de Pichulita acaece, porque él, con sus carencias, se convierte en un extraño en su propio mundo, que es su propio reclusorio: sin identidad y con un gran vacío existencial, donde se marca su diferencia, que, a su vez, lo margina del sistema social.
La timidez de Pichulita se ejemplifica cuando no se atreve a declarársele a Teresita Arrarte, quien es conquistada por Cachito Arnilla. Esta vez, Pichulita tampoco reacciona; por el contrario, apela a las excentricidades, a los signos externos: correr autos, desafiar las olas y, según el narrador; “vestir una toalla al cuello como una chalina y anteojos de sol”.
La ausencia de voz por parte de Cuéllar es un vacío semántico y semiótico, porque nulifica su presencia como sujeto. Sin discurso, Cuéllar se degrada, sus amigos se alejan de él y se avergüenza, porque lo consideran un maricón, cuando se junta con mocosos (rosquetes) de dudosa procedencia social. La reacción ante la acción de Pichulita es mirarlo, silbarlo y señalarlo: “La ausencia de voz es una carencia, negatividad o ausencia de significado” (Moi, 1995: 174).
El falocentrismo considera que el falo es el símbolo que marca la diferencia cultural entre hombres y mujeres: excluye a quienes carecen de él, estigmatiza. Jacques Lacan establece dos órdenes –el imaginario y el simbólico. El primero va paralelo con el lapso preedípico y el segundo con el periodo edípico. El orden simbólico se distingue por la presencia del lenguaje y el falo (ley del padre); en cambio, el orden imaginario es visto como un vacío, una identidad perdida.
La voz y la palabra, el falogocentrismo, que se impone sobre cualquier otra relación, es pertenencia del hombre y, como tal, implica actividad, paso, avance, forma, inteligencia, semen, poder. La castración sufrida por Pichulita, en su edad escolar, significa un emplazamiento dentro del mundo patriarcal del colegio Champagnat. Ese accidente cambia su vida acomodada y lo convierte en un extraño en su propio mundo, al extremo que lo aísla y provoca cambios conductuales, tanto en lo individual como en lo social. Él se ve obligado a ´demostrar´ una virilidad y masculinidad que no tiene.
No poseer falo representa, asimismo, perder su propio nombre por un apodo literal “Pichulita”, diminutivo de pichula, el pene de los niños. Ese sobrenombre hace referencia a una masculinidad como presencia/ausente. Ese apelativo evidencia pérdida de identidad viril, porque se estigmatiza su condición e involuciona como un disminuido, como minusválido sexual, toda vez que el nombre señala la ausencia de una cualidad, básica dentro del universo de la cultura patriarcal.
La carencia de poder fálico enfrenta a Cuéllar con situaciones límite, por ejemplo, la conquista femenina, toda vez que, según el narrador, les podría decir que sí, pero ¿y después? Es decir, hay una exigencia social para que demuestre su “hombría”, aunque sea para mantener las apariencias. Para clarificar este pasaje, podría aplicarse el cuadrado semiótico de Algirdas Juliem Greimas.
Cuando sus compañeros –Chingolo, Mañuco, Choto y Lalo- definen sus vidas, Pichulita se separa de ellos y marcha a Tingo María. Ese acto voluntario marca el entorno de su separatividad social, como personaje que involuciona.
La ausencia fálica de Cuéllar signa una pérdida de poder, de voz, de palabra. El falogocentrismo de que se ha venido hablando, el no lo posee, por lo tanto se convierte en un ser inadaptado, un ser social incompleto dentro de la sociedad, un personaje reflector que marca diferencia, descentramiento de la mismidad que cuestiona la carencia subjetiva, señal de su condición incompleta que lo enfrenta con la angustia, la soledad, la frustración y, finalmente, con la muerte. Como el falo es la ley del padre, su castración transgrede la unidad; él se ve como quien no es, quien ha perdido su autoestima y se convierte, en un individuo en repliegue, sin falo –como significante privilegiado-, desde el momento del fatídico accidente corporal.
La huella o ausencia, evidencia en la castración de patriarcal, toda vez que confieren poder al hombre, en menoscabo de la condición femenina, sin embargo, en Cuéllar, la carencia de los tres elementos preciados significa un repliegue en sí mismo, lo cual provoca su crisis de identidad, que se ahonda como nostalgia o evocación de la huella.
Sin falo, Cuéllar se aliena. Lacan formula ese planteamiento en la expresión “Soy el que ha perdido”. Su búsqueda es interior, pero su señalización y rechazo operan en el plano exterior, porque hubiera entablado relaciones sentimentales y sexuales con las mujeres, su patrón de vida hubiese seguido el esquema social de sus compañeros. En “Los cachorros” era el siguiente: hombres hechos y derechos, todos con mujer, carro e hijos que estudiaban en el Champagnat o el Santa María, con una casita de verano en las playas (Vargas Llosa, 1991: 144).
Para Aínsa: “la identidad de un individuo o de un grupo humano es una cualidad sociobiológica, independiente de la voluntad de ese individuo o de ese grupo, pero que solo tiene sentido cuando se expresa en relación con otros individuos u otros grupos humanos” (Aínsa, 1995: 28).
La preocupación por el qué dirán se resume en ¿y después?, es el trauma de la huella, tanto física como mental, que Pichulita no logra vencer y se agranda con la presencia de algunos signos relacionados con su problema, porque desde el accidente, muchos le guardan consideraciones: los hermanos del colegio lo soban por el miedo a su influyente progenitor; sus padres intentan llenar el vacío fálico del hijo con regalos y lujos. La actitud de los compañeros de Cuéllar, al aceptarlo con su ausencia de pene, se transforma, en realidad, en una marcación de la ausencia del falo; el enfrentamiento de presencia-ausencia, no es ya grupal, sino social y, más que nada, individual. Redimensiona el problema del personaje de la siguiente manera: la carencia del falo marca dos ausencias: la del hombre dentro del contexto universal y la del poder dentro de la burguesía.
Para Cuéllar, carecer de falo tiene una múltiple situación problematizadora, porque se le crea un cuadro pánico, lleno de insatisfacción, duda, angustia, recelo, incertidumbre, y se ve obligado a modificar sus conductas. El apodo que le pone Gumucio, poco después del accidente, alude a su propio vacío, a su carencia fálica –Pichulita-, una mala palabra como un marica.
La huella es, en Pichulita, la diferencia que lo marca de la otredad y, a raíz de ella, debe cambiar su vida y reformular sus relaciones interpersonales. Ese desmembramiento lo señala, sin duda, con una imagen corporal fragmentaria, que incide en su negativa autovaloración. Para Cuéllar, ser castrado es un trazo, el rompimiento de su unidad corporal, porque “el cuerpo es un blanco de poder”, al decir de Michel Foucault.
El signo ausente condiciona, entonces, una experiencia alineadora que afecta su autoimagen y su relación con la otredad, porque son los otros quienes nombran, mas Pichulita es inane, sin ese poder. Sin su falo está desposeído, incompleto y ello marca su reclusión, apartamiento o proceso de feminización –sin falo, palabra ni voz-, por lo tanto, su final es previsible. El narrador endiña: “Cuánto sufrió, qué vida tuvo, pero ese final es un hecho que se lo buscó” (Vargas Llosa, 1991: 144).
No cabe duda de que la castración de Pichulita lo induce a jugar con la vida. Su muerte se puede ver como una manera de liberarse de la estrechez mental y la exclusión que sufrió, como blanco corporal del poder patriarcal, a pesar de su estatus social burgués. Para Emilia Macaya “la huella o traza constituirá la afirmación de la diferencia, de la relacionalidad y, por lo tanto, de la relatividad” (Macaya, 1992: 22).
Las palabras descriptoras refieren lo siguiente-casualidad-: Cuéllar, desde el momento del accidente, cambia su personalidad, se aísla, se le impone un apodo descalificador, y se estigmatiza su condición como un ser castrado, huella que marca su diferencia genérica, a pesar de pertenecer a una familia limeña acomodada. La tragedia afecta la virilidad de Cuéllar, no cuando es un escolar, sino en el momento de su adolescencia. – logocentrismo-: el hecho que Cuéllar no posea falo, se asocia con su carencia de palabra, voz, poder e, inclusive, con un gradual proceso de feminización, de cambios conductuales, fobias y ensimismamiento. Por ser castrado, Pichulita no posee el privilegio de la palabra, que le es arrebatada por el sistema patriarcal jerarquizado. La otredad lo caracteriza por involución, con su poder masculinizante, en un proceso degradatorio y excluyente.
La voz es, para Cuéllar, una ausencia que ahonda su descalificación y lo conduce a planos de incertidumbre y marginalización. La ausencia de su voz provoca que acumule pérdidas afectivas y cambie su actuación, se vuelve exhibicionista y comienza un proceso de señalamiento social. Es claro, entonces, que su pérdida fálica es la causa de su vacío de poder social. La ausencia de voz le imposibilita las relaciones intersubjetivas.
La prevalencia del falo es un signo cultural de poder masculino. La castración de Cuéllar, por lo tanto, marca su exclusión del universo de las relaciones interpersonales machistas donde creció, esto es, el colegio de Champagnat de Miraflores, en Lima.. El falo impone el Orden Simbólico como ley del padre. Cuéllar, sin su falo, pierde el nombre de identidad, en él opera el mecanismo de la desidentidad y se ve emplazado a aparentar, tanto virilidad como masculinidad, pero no las tiene y esa coyuntura lo estigmatiza durante el resto de su corta vida.
La huella o vacío remite a un pasado desde el presente, que se proyecta hacia el futuro, porque es un vacío, una carencia de la cual no se puede desligar, pues descalifica a Pichulita del universo patriarcal y él se convierte en un ser alienado (del lat: alius: otro y “alienare”: hacerse otro), los seres humanos, dejan de ser ellos mismos para ser otros. Después del accidente, Pichulita pierde los privilegios falocráticos; su carencia significa un repliegue, por cuanto muestra debilidades en su vacía identidad, llena de miedos, donde refleja su histeria y su proceso de marginalización.
Igualmente, la lucha Eros- Tanatos es parte de la neurosis básica de Pichulita, y se evidencia en una autoagresión: angustia, quejas, manías, persecuciones, histeria, vanidad, simulación, desarraigo sentimental, miedos o timidez. La castración le impide a Pichulita el disfrute del privilegio falogocéntrico, la compañía femenina, las actividades con su grupo de amigos burgueses, las relaciones interpersonales, es decir, el desarrollo de una vida normal.
Consideraciones finales
• La pérdida del falo, causada por un feroz ataque del perro Judas, representa un trauma para Cuéllar, que lo marcará durante su corta vida, como un alienado, condición que nunca pudo superar.
• La propuesta teórica de la desconstrucción permite una lectura múltiple, con la presencia de estructuras profundas que tejen las redes discursivas, las cuales no aclaran el texto, sino que lo diseminan y relacionan, mas no lo definen, porque interesa el mundo global del texto. Plantea que la lectura incorrecta retiene la huella de la verdad, con base en dos principios: las lecturas de importancia incluyen pretensiones de verdad; la interpretación se estructura por el intento de captar lo que ha dejado pasar y construido mal en otras lecturas. Significa, entonces, que toda la lectura es incorrecta, porque requiere de corrección y las lecturas correctas son aquellas que son solo lecturas incorrectas concretas, no corregidas ¿parece un trabalenguas retórico?
• La hipótesis del trabajo se confirma, dado que la ausencia fálica de Cuéllar es una huella que lo margina en su relación con la otredad, para ello operan los elementos sistematizados por el orden simbólico. Su vacío fálico le impide construir una conciencia de personalidad en relación con los otros, quienes nombran, porque no tienen limitaciones de esa naturaleza.
• La concatenación de los elementos permiten establecer una interrelación en cadena, una especie de continuo, donde se advierte una unidad destructiva de la autoimagen, por lo tanto, se observa en Pichulita, una tendencia muy marcada hacia el escape, el exhibicionismo o el suicidio, señal de ello son los tres accidentes previos, hasta que encuentra la muerte, ya previsible, en las traicioneras curvas de Pasamayo.
• La castración de Cuéllar lo transforma y el texto marca ese recorrido, desde la imposición del apodo, Pichulita, que lo estigmatiza: a partir de ese momento se comienza a generar su proceso de crisis de identidad, por cuanto evidencia su proceso de inadaptación en el universo patriarcal de donde forma parte, porque, ahora, él se encuentra marginado del sistema jerárquico masculino, puesto que, según la teoría lacanina, el falo es un “significante privilegiado”.
• Pichulita, el apodo que le impone Gumucio, posee una carga semántica disociadora: por una parte, es el diminutivo de Pichula, el pene de los niños, sin embargo, por oposición, en el caso de Cuéllar, significa la carencia de falo. Se observa, por lo tanto, un proceso por inversión de la jerarquía patriarcal.
• Para Pichulita, no tener falo implica perder el estatus patriarcal de la voz y la palabra, lo cual ahonda su crisis de identidad. Puede intuirse, en una estructura discursiva profunda, un subliminal proceso de feminización que, según mi lectura, subyace en el nivel deconstruido del texto.
• La asociación falogocéntrica es una estructura cultural de poder patriarcal. El vacío fálico, en el caso de Pichulita lo excluye, y provoca su comportamiento como un ser alienado, con crisis de identificación y separatividad sociales. La castración es una huella que Cuéllar no pudo remediar, ante la imposibilidad de la operación, tampoco logró sustituir ni compensar y lo descentró en su propia mismidad. Ser castrado implicó su encerramiento. Sus amigos le espetaban –como reacción del poder logocéntrico descalificador-, que se hacía el misterioso, el interesante, el torcido, el resentido.
• Pichulita trata de llenar su carencia fálica con locuras evasivas: correr autor, su afición por el surf”, volarse los vidrios de algunas casas con la escopeta de perdigones de su padre o andar con mocosos rosquetes de dudosa reputación social. Todo el planteamiento de la castración de Cuéllar lleva a formular una relectura de su huella o vacío. Al carecer de falo, miembro que da poder en la sociedad patriarcal, Pichulita pierde los privilegios de ese significante cultural y, paralelamente, el logo y el fonocentrismo. Su cuerpo incompleto le arrebata el poder, y otros, quienes no presentan esa zonas corporales deficitarias, se encargan de estigmatizar su condición de incompletitud, por ello, él se encierra en sí mismo hasta su previsible final, la muerte que, para Freud, es el impulso de todo ser vivo para volver a un estado inorgánico.

Lic. Miguel Fajardo Korea
Universidad Nacional de Costa Rica, diciembre-2010
miguelfajardokorea@hotmail.com

viernes, 17 de diciembre de 2010

DOS POEMAS DE ELISA LOGAN

Elisa Logan, Honduras






CONVITE


Yo no puedo postergar
A esta vida que me impele
A que me desboque sobre ella
Sin miedos ni reservas
Que me pide que la viva
En la esquina de un café
En los labios de mi amado
que yace junto a mí ahora
En el verso bien logrado que
incita mis sentidos
no puedo postergar esta vida
que me implora el goce
ahora y no mañana
y que dice por lo bajito:
¨decile que viva,
que abandone ese letargo de muerte
porque la sangre aún fluye por sus venas¨

Por eso estoy aquí
frente a vos
para invitarte a vivir
mañana sólo eso tendremos
esta vida que hoy asolemos
a deseo partido, a cuerpo limpio
y deseable.
A impuro amor compartido.





A DESTIEMPO

Se acabaron las esperas
los relojes cansados.
Es hora de abrir las ventanas
y despertar los susurros
dormidos bajo la almohada.

En éxodo infatigable
mis palabras retornan
sin promesas.

Aquí no hay vencidos
ni vencedores
solo el brillo deslumbrante
de la libertad

miércoles, 15 de diciembre de 2010

DIEZ AÑOS DE FUEGO: Paseo Real de las Chimeneas Gigantes 2010

Samuel Trigueros, Honduras






DIEZ AÑOS DE FUEGO
Paseo Real de las Chimeneas Gigantes 2010




Por Samuel Trigueros*




Se encendió el fuego y ardió diez años, incesante, en las calles empedradas, en la verde profundidad frutecida de café, en el aire cargado de presagios, en el corazón contradictorio de los residentes, en las cámaras digitales de los foráneos, en el presente eterno de los niños, en los harapos de tiempo de los viejos, en el caleidoscopio de los locos, en la memoria del tiempo que resiste. Diez años ardió el fuego y su llama vive todavía, a pesar de la sombra circundante, a pesar de la boca de lobo que a diario nos acecha. Diez años de arte popular, diez ferias Paseo Real de las Chimeneas Gigantes en Trinidad, Santa Bárbara, celebrados con fuego y líquidos ardientes, con abrazos solidarios, con música para alimentar los sentidos y la mente, con poesía no tarifada, con luchas y victorias renovadas.
Hasta el año 2008, la Feria Paseo Real de las Chimeneas Gigantes se lograba venciendo conocidos obstáculos en la Honduras de antes, donde el arte era tal sólo como extensión de los gustos exóticos de la damisela del diplomático y los artistas poco menos que objetos inútiles para los intereses de los políticos que asignan los presupuestos de acuerdo a sus intereses; pero en el año 2009 –el 28 de junio, para ser exactos- la Honduras de antes dejó de ser y una nueva realidad se abrió paso, bajo el atronador avance de las botas militares, de la maquinaria sangrienta de hacer dinero del capitalismo, del latrocinio, la expoliación y la barbarie. El paseo Real de las Chimeneas Gigantes también se enfrentaría a partir de esa fecha a monstruos sobrealimentados de frialdad, estolidez, sectarismo y otras sombras.
El golpe de Estado echó por tierra los pequeños pero valiosos frutos de una incipiente democracia, drenó el contenido de instituciones, razones de ser y existir, conceptos y valores como “paz”, “justicia”, “derecho”, “cultura” y “arte”. La paz voló bajo, a la altura de las ingles de las mulas congresistas que la ostentaron como un llavero bendecido por el Cardenal; la justicia pernoctó ultrajada frente al Estado Mayor Conjunto, cerca de la Casa del Partido de la estrella solitaria; el derecho fue torcido a fuerza de golpes en la rojiblanca fragua de la felonía: la cultura fue invadida por atorrantes que la redujeron al folclorismo chato y de bajo precio con el que acostumbran decorar los baños olorosos a popurrí de las visitas y la chacha; al arte se convirtió en pasarela de las chicas
superpoderosas y los artistas verdaderos pasaron a engrosar las listas de la muerte. En una nueva realidad como esa, el Paseo Real de las Chimeneas Gigantes no sólo enfrentó la inveterada desidia de los gobernantes, sino que se convirtió en una piedra más en el zapato de los golpistas, quienes intentan a toda costa anular la protesta, el reclamo, la indignación y las manifestaciones de un pueblo que avanza en la refundación de su pensamiento, de su praxis cotidiana y de la patria.
Rebelde por naturaleza, contestataria por necesidad, incómodamente creativa en su evidencia, la Feria Paseo Real de las Chimeneas Gigantes de Trinidad no podía ser bien vista en la cerrazón municipal, espesa, de los apéndices administrativos del régimen, verbigracia la Corporación Municipal, los correligionarios, las damas devotas, los caballeros del buen gusto y guardianes de las buenas costumbres, los chepos celosos de la Ley de Convivencia Ciudadana, los empresarios de pulcra cola comprometida y algunas oenegés antiñángaras solapadas. Así las cosas, ¿Cómo podía siquiera soñarse con erigir chimeneas contra la pobreza, la injusticia, las violaciones a Derechos Humanos, la ignorancia, el capitalismo y otros azotes de los pueblos? ¿Cómo podía pensarse que era posible recaudar los recursos necesarios para reivindicar la imaginación, el humanismo y el arte? ¿Cómo creer que de las cenizas de ocho años podían surgir, como un fénix, nuevas chimeneas que poblaran el Paseo Real triniteco?
Pero, contra todo pronóstico malhadado, las chimeneas gigantes se levantaron en el 2009, bajo la lluvia natural y la tormenta de balas, contra Goriletti y sus secuaces. Para el 2010 la lucha continuó contra un régimen que intenta blanquear y continuar con la ignominia: el Paseo Real de las Chimeneas Gigantes se llevó a cabo en Trinidad, entre el 8 y el 11 de diciembre, en homenaje a las mujeres y el magisterio en resistencia.
Involucrado de lleno en el proceso de creación, vi como las tenazas retorcían los alambres hasta formar las jaulas multiformes donde quedarían atrapados los sueños y las pesadillas, cómo las manos juveniles e infantiles mezclaban harina y agua para empastar las estructuras con periódicos golpistas que luego arderían hasta alcanzar su destino de cenizas. Ramón “La Mega” y yo, armados de pistolas de pintura, compresores, brochas, aerógrafos y pinceles, durante larguísimos días y noches continuos, nos encargamos de aplicar colores a todas las chimeneas. Hicimos de la Plaza Jerusalén nuestro campamento insomne. Nos turnamos para descansar dos o tres horas cada día. Pachamama nos visitó a diario para alentar, organizar, acicatear. El esfuerzo de hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes de todo el equipo de trabajo se extendió hasta el último segundo, con alegría, con convicción de estar contribuyendo a forjar libertad, a sembrar imaginación; a la lucha contra la ignorancia, la oscuridad, la barbarie y el capitalismo con toda su parafernalia de asco.
La reiterada pregunta no faltó en más de algún visitante: ¿Por qué tanto esfuerzo haciendo las chimeneas para quemarlas en un momento? La respuesta está en un
proceso que año con año se afina en sus métodos y procedimientos, su incidencia, sus alcances, su gravitación en la vida local y nacional, su eco internacional, su importancia como factor de lucha y sus resultados en la construcción de una didáctica, un arte y un poder desde las raíces del pueblo. Hace falta estar adentro para percibir la complejidad y riqueza que bulle antes de ver las chimeneas instaladas en las calles trinitecas. Paradójicamente, aunque sorprende y maravilla, la quema es sólo la punta de un iceberg que arde inmenso en el interior de la historia.
Este año, las chimeneas señalaron justicieramente al imperio capitalista como institutriz de los gorilas del patio, al Lobo regodeándose en su Gobierno de Ultraje Nacional (GUN), a la prensa golpista que imprime con sangre de mártires el terror mediático, a las serpientes del bipartidismo, las Fuerzas Armadas, la Iglesia y la empresa privada mamando incansablemente de las magras mamas de la Matria. También La llama de la revolución que vuela fue un homenaje a los pueblos liberados del sur. Seis niños intervinieron críticamente –para envidia del mejor artista nacido de insigne curador- el mundo de los cómics que a diario les ofrece la caja tonta, al mostrarnos un Picachu (PicaEneeChu) que, tras la engañosa sonrisa, descarga golpes eléctricos contra el pueblo.
Es este proceso, estos resultados, esta necesidad de hacer patria desde las fuentes originarias del pueblo lo que ahora nos mueve a proponer que la Feria Paseo Real de las Chimeneas Gigantes sea declarada Patrimonio Cultural Nacional o, al menos, municipal; con su identidad natural, autonomía de acción, independencia de intereses políticos, religiosos y de cualquier otro tipo e injerencias de cualquier especie.
Abogamos porque el fuego triniteco, trinitario –de la santísima trinidad del arte, el pueblo y la revolución- arda para siempre en el corazón de Honduras que huele a café y se trenza al junco como nuestros sueños, nuestra esperanza y nuestra lucha.
_________________
*Samuel Trigueros
(Escritor en resistencia)

martes, 14 de diciembre de 2010

EL PODER Y LA PALABRA ANTE LA TORTURA-POR MIGUEL FAJARDO KOREA


Mario Benedetti





EL PODER Y LA PALABRA ANTE LA TORTURA
Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Educación de Costa Rica-2008
miguelfajardokorea@hotmail.com
El problema por tratar será la relación entre el poder y la palabra ante la tortura, en la obra dramática “Pedro y el capitán”, del uruguayo Mario Benedetti (1920-2009).
La hipótesis que se maneja es la siguiente: ¿Es la palabra un procedimiento liberador ante los sistemas que detentan el poder político?
Se propone una lectura socio-ideológica que configure una cosmovisión, tanto textual como socio-histórica, en relación con el tejido textual expuesto en la pieza teatral “Pedro y el capitán”, de Mario Benedetti.
El trabajo contendrá un acercamiento teórico sobre el enfoque de los textos que versan sobre la tortura o la persecución, además, se incluirá marcas textuales para la mostración del discurso teatral benedetiano, con el objetivo de ejemplificar las afirmaciones contenidas en el trabajo. Así mismo, se hará algunas consideraciones finales. No se establece secciones por cuanto lo que se pretende es reflejar la integralidad temática descrita.
Los seres humanos han estado sometidos, desde su existencia, a la esfera del poder; el cual varía en su dimensión, pero está latente, sin esconderse, porque se evidencia como una estructura cerrada. Los alcances del poder propician una alineación mediante el horror y el absurdo, contra el ser individual dentro del factor colectividad.
Es clara la dualidad entre el ser y el deber ser: “El poder queda definido como la capacidad de influir en la conductas, de cambiar el curso de los acontecimientos, de vencer resistencias y de conseguir que la gente haga algo que de otro modo no haría” (Pfeffer, 1993: 28).
En “Pedro y el capitán” de Mario Benedetti, se evidencia que el sistema político-el capitán¬¬¬- detenta el poder y lo ejerce contra aquellos individuos que no se suman a él, por el contrario, tratan de afirmar su derecho de conciencia. El capitán es arbitrario, inhumano, cruel; persigue un objetivo, que Pedro, - el reo político- hable: “Vos hablás, cuanto antes mejor, así no tenemos necesidad de amasijarte” (Ibid.p, 27). El largo silencio mostrado por Pedro, es un tiempo sicológico que, poco a poco, irá minando la resistencia del capitán, y, consecuentemente, provocará el resquebrajamiento del sistema represivo.


Mario Benedetti (1920-2009)
Para Foucault: “el poder no se tiene, se ejerce (…) Foucault dirige su mirada no al poder en sí, sino al cómo se ejerce, a lo que sucede cuando los individuos ejercen su poder sobre otros” (Amoretti, 1992: 89). Es decir, hay una microfísica del poder, ya que este se relaciona con el saber. En la medida que el capitán obtenga la información del preso, en esa dimensión triunfará él, al igual que su sistema opresivo. La búsqueda estriba en el saber las respuestas del recluso, no importa los procedimientos por utilizar.
El ensañamiento del capitán contra Pedro es un proceso de aniquilamiento síquico. Su palabra es la del victimario: “los castigos van siendo progresivamente más duros. Y al final todos hablan” (Ibid.p, 18). El militar establece un mecanismo para vencer al victimado. Es una contraofensiva lingüística: “el único silencio que yo justifico es el de la primera sesión. Después, es masoquismo” (Ibid.p, 19). El verdugo menciona el silencio por primera vez, marca semiótica que será decisiva como un vacío de la palabra, como una ausencia que hará posible la derrota del sistema represivo.
El capitán-coronel no tiene nombre ni apellido, con ello, se hace alusión a su rango dentro de la jerarquía castrense. En el texto, el dramaturgo da un máximo de conciencia posible al lograr la redención del reo, quien no habla ni da ninguna información sobre sus compañeros y sus compañeros de causa. La humillación del capitán es clara: se postra ante el reo, para suplicar, pedir y rogar: “¿va a decirme un nombre y un apellido? ¿va a decirme solamente eso?” (Ibid.p, 87). Se observa, entonces, el poder mágico de la palabra, pero el silencio de Pedro es un vacío semántico que tiene un fin específico: aniquilar la fortaleza síquica del victimario.
La sala de interrogatorios es un espacio cerrado que condiciona ese micromundo de autoridad. Es un reflejo desolador; cronotopo de angustia, desde el castigo es “un modelo compacto del dispositivo disciplinario” (Foucault, 1976: 20). El capitán conmina al reo para que hable, porque este le cae simpático; él se valora como bueno, pero es un doble discurso. La culpabilidad la transfiere el capitán al sistema de autoridad: “estamos dispuestos –no yo, en lo personal, digo, nosotros como institución- a romper no solo la crisma, sino los pulmones, el hígado y hasta…” (Ibid.p, 24). Es una crueldad sistematizada. Es la lucha entre el individuo y el cuerpo inquisitorial.
En “Los rituales del poder” se lee que la dimensión inquisitorial es dada por una “serie de microsemióticas que conectan al texto con un ambiente cerrado, de intolerancia, persecución, celo, vigilancia y represión contra todo aquel (a quien) se le sospeche” (Ramírez Caro, 1997: 2008). En el texto de Benedetti, el capitán es recurrente en la amenaza contra Pedro, acerca de los dispositivos con que cuenta el sistema para hacerlo hablar: la picana, los subordinados (bestias), la deformación profesional (referencia despectiva a la familia), la perforación de la esposa en presencia del acusado, etc. El cuerpo operacionaliza, además como, como un blanco de poder, basta repasar todas las partes corporales que son puntos por atacar con crueldad: rostro, uñas, abdomen, riñones, pulmones, huevos y largo etcétera.
Todas las estrategias para hacer hablar al reo Pedro, Rómulo o Pedro Nada Más, no dan ningún resultado por el tono contestatario del recluso, quien monta su propio juego de palabras (su propio poder) para ir minando la sicología del victimario, cuando se declara “técnicamente muerto”; a partir de allí descalifica el discurso del sistema, por cuanto él se minusvaliza, se degrada como un “loco” y focaliza todo un proceso de ironización que minimiza, tanto la agresión, porque es contra un muerto, como la palabra del poder. Pedro: “Le comunico que se ha cagado usted en un cadáver, y eso, en cualquier parte del mundo y bajo cualquier régimen, constituye una falta de respeto” (Ibid.p, 56).
La estructura socio-ideológica de esta pieza teatral refleja las estructuras sociales y las variantes semánticas del texto, desde la óptica binaria del poder, como puede observarse en las siguientes dicotomías, inferidas a partir del texto benedetiano, a saber:

VICTIMADOR
Capitán- Coronel (jerarquía)
Anticomunista
Habla
Suplica
Arriba
Sistema
Libre
Uniformado
Ordena
Alineado
Se degrada a sí mismo
Cuerdo
Sigue vivo
Allá
Libertad
No tiene a que asirse
Queda en la sombra
VICTIMADO
Pedro/Rómulo/Pedro nada más
Revolucionario
Guarda silencio
Se mantiene firme
Abajo
Individuo
Amarrado
Con capucha
Es golpeado
Alineado
Se declara muerto
Loco
Agoniza
Aquí
Encierro
Tiene en que creer
Su muerte previsible lo libera

Este texto muestra un universo plural de personajes y actitudes que encaran posiciones antinómicas, por lo tanto, son comportamientos disímiles frente a la cosmovisión humana.
El castigo contra Pedro se da por las órdenes (palabra) del: “Lo digo, lo ordeno y otros lo cumplen” (Ibid.p, 35). El capitán cree convencer a Pedro que le ha tomado simpatía y, por lo tanto, le evita castigos, pero su palabra (doble discurso) se deniega por sus propias acciones; el preso político responde: “Ya me reventaron, capitán. Su rapto de bondad llego tarde ¡Cuánto lo lamento! Ya no tengo hígado y es probable que no tenga huevos. Por las dudas, no me he fijado” (Ibid.p, 57). Es decir, el reo descalifica la palabra, el parecer discursivo del militar, quien cree engañar al preso, mas este lo descalifica.
El capitán recurre a la palabra como un arma de salvación, cuando trata al recluso, sin embargo, el no confía en ese discurso y le espeta: “De ninguna manera vas a poder, capitán. Ni tratándome de usted, ni de tú, ni de vos, ni de señoría” (Ibid.p, 68).
Otro pasaje donde muestra el poder de la palabra ante el torturador se presenta cuando Pedro tiene tres meses de encontrarse incomunicado y decide hablar a solas. El verdugo le propone que hable con él, a lo que el victimado responde: “Esto es hablar/ ¿Y qué es?/ Mierda, eso es. Hablo a solas porque tengo miedo de olvidarme de cómo se habla. /Pero hablo conmigo. / No me refiero a hablar con el enemigo” (Ibid.p, 74). La rotundidad de la negación es una marca ideológica.
Benedetti sostiene en el proemio del texto: “un hombre que usa su silencio casi como un escudo y su negativa casi como un arma” (Ibid.p, 10). La recurrencia de Pedro en no dar información para proteger la identidad de sus compañeros de causa es un ejemplo de lealtad –no con una causa política-, sino con uno de los más altos valores de la condición humana.
Los diversos noes, al final de cada uno de los cuatro actos, son de un significado extraordinario. Refleja un comportamiento ético, la identificación de la derrota del capitán y, por extensión, del sistema, que no ha hecho decir al reo, a pesar de su sistema autoritario, cosificador despersonalizante. Lo impasible se manifiesta con gran dureza en todos los contextos de situación contra el militante del otro sector político.

CONSIDERACIONES FINALES
• El poder ha existido desde el origen del ser humano como una manera de establecer límites al comportamiento, tanto individual como social.
• El poder y la tortura evidencian una alineación espiritual en quienes lo detentan.
• El poder castrense trata de vencer la resistencia del otro para influir en ellos.
• En Pedro y el capitán”, de Mario Benedetti, el militar (sistema) tortura a Pedro, el preso político, para que delate a sus camaradas, sin embargo, en lealtad con su causa, no acepta la delación y se mantiene inquebrantable con sus convicciones.
• El silencio introspectivo que asume el victimado es su arma de lealtad con sus compañeros de rebeldía. Ese vacío semántico es una ausencia de palabras, que debilita el poder del sistema, el cual requiere información acerca de los revolucionarios.
• La sala de castigo es un espacio cerrado, solitario, donde el poder del capitán –la seguridad del Estado-, se vuelve absoluto contra los intereses de los seres humanos en desgracia.
• Pedro o Rómulo reta, desafía el poder sistematizado con su silencio, además, su proceso de ironización es una estrategia que lo protege, es su anticuerpo descalificador de La autoridad política.
• La lectura socioideológica de este texto refleja las estructuras sociales homologadas con las estructuras textuales, por ello, resulta importante analizar las oposiciones victimador/victimado.
• La palabra, como vacío semántico, es un escudo de poder al que apela el reo, y es su posibilidad de negar (ausencia) lo que le confiere el triunfo ante el sistema.
• Los noes de Pedro frente a las súplicas del capitán son un cuerpo léxico que afirma la identidad ideológica del victimado frente al sistema represivo.
• La súplica del capitán-coronel para que el reo hable es una prosternación de un ser que pasará de victimador a victimario, porque le falló al sistema –es previsible-, por eso queda en la sombra, al final de la obra, como un indicio pánico de su futuro en la ajenidad y la tortura reversible, porque no hizo hablar, pero él sí tendrá que hacerlo, pues no tiene principios cardinales a los que pueda asirse.
(Costa Rica, noviembre 2010)
miguelfajardokorea@hotmail.com