En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



martes, 9 de abril de 2019

LAS HISTORIETAS DE RODICAB






LA TRADICIÓN ORAL GUANACASTECA MEDIANTE LAS HISTORIETAS DE RODICAB






Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA
Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica




(Guanacaste/Moravia). Ronal d Díaz Cabrera (1975), conocido artísticamente como RODICAB, nació en Liberia, Costa Rica. De formación autodidacta, su afición por el arte empieza a brotar a muy temprana edad “desde que tiene memoria”. Dibujante por excelencia, se especializa en lo que ha sido su mayor pasión: el noveno arte -cómic, historieta o “novela gráfica”- como se le llama en los últimos tiempos.  
                RODICAB ha desarrollado, además,  diversas propuestas en el campo de la pintura y el dibujo artístico. Ha hecho múltiples exposiciones, tanto colectivas como individuales, dentro de  Guanacaste, nuestro país  y el extranjero.
            Fue miembro de la Pluma Cómic, división de La Pluma Sonriente (2000-2017). Con dicha Organización llevó a cabo, desde su propia iniciativa, La Semana de la Historieta, en Liberia, 2001. En el año 2003 participa con La Pluma Cómic en la primera muestra internacional de su obra, en la exposición colectiva “Historieta Costarricense Contemporánea”, en Italia y en México, en el 2003.
            Publica el volumen de su autoría Desafíos (2004), una novela gráfica que narra las aventuras de unos jóvenes que buscan la superación personal mediante la filosofía de las artes marciales. Con dicha obra, de 80 páginas, RODICAB se convierte en el autor del primer cómic book (obra gráfica de un solo autor de gran envergadura) que se publica en Costa Rica.
            Ronald Díaz Cabrera empieza con la recuperación de nuestra herencia cultural guanacasteca con el libro de historietas Leyendas de un Sabanero (2005),  un tomo compuesto de cinco relatos basados en el testimonio de antiguos sabaneros, quienes cuentan sus espeluznantes experiencias en sus noches de parranda. En el año 2009, gracias a la gestión de La Pluma Cómic, se publica su historieta “El Dueño del Monte”, incluido en el libro Perspectivas 8. EE.UU.: Editorial Thompsom Heinle.
            Además de sus publicaciones independientes, la pluma de RODICAB  ha tenido una participación determinante, por medio de la ilustración de valiosos proyectos culturales, entre los que destacan: Al Reencuentro de los Ancestros, de Anayensi Herrera; Cuentos guanacastecos, de Juan Santiago Quirós. Asimismo, Me lo dijo el Río y Guanacaste Nuestra Casa, un rescate de la música del cantautor Carlos Rodríguez Santana, recopiladas por Hernán Gutiérrez. Asimismo, Ronald Díaz ha colaborado con los periódicos regionales: El Sabanero, El Independiente, La Provincia y The Beach Times.
            En coautoría con el artista colombiano Óscar Sierra Quintero, logra la publicación del libro Leyendas costarricenses en novela gráfica (2011), gracias al apoyo económico de un premio de la Fundación Ford Motors Company en la Educación de la Herencia Cultural. Este volumen contó con historias alternadas, tanto de Óscar como de Ronald.
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            En la actualidad, Rodicab continúa su incansable labor, y trabaja en diferentes proyectos culturales, a favor de fortalecer la identidad de la literatura oral dentro de la tradición popular guanacasteca.
                Hace dos décadas, escribí mi primer artículo sobre su  trabajo “Rodicab y sus historietas de vida” (Perfiles, octubre 1999, p.20). En ese entonces, afirmé que: “Cada historieta va paralela con la ilustración. Prefiere textos que cuenten historias. Cuando el proceso de creación del personaje se formula, siente que él es lo que nunca fue, lo que es y lo que no podrá ser. Para revivirlo, establece un paralelismo y su historia narrativa”.
            En su nuevo libro de historietas Leyendas sabaneras (2019), que consta de 274 encuadres textuales, Rodicab incluye siete leyendas, a saber: “El diablo chingo”, “El sabanero y el diablo”, “El cadejos”, “La Llorona”, “La carreta sin bueyes”, “La mona” y “La segua”.
                Como puede desprenderse, dichas leyendas tienen raíces inscritas en la tradición oral de la narrativa popular guanacasteca. En ese sentido, su trabajo creativo significa una aportación importante para redescubrir las señas de la oralidad  de las leyendas, contadas mediante la adaptación geotextual de sus historietas, con el contexto de la pampa bravía.
            La académica  Ana Cecilia Sánchez Molina (2015) aduce que: “La historieta es arte del dibujo y el relato, concebido para su difusión masiva. Como narración, la historieta se mueve en el tiempo, traza acciones y personajes, y construye ambientes (…)  La historieta sigue planteamientos y estilos propios de la época. A menudo, muestra diseños creativos que evidencian que es imagen, narración y montaje (…). Como lenguaje con una identidad propia, la historieta reúne –y refunde– los lenguajes de la imagen y la narrativa”.
            Rodicab respeta los textos de la oralidad, inscritos en la tradición popular de las leyendas, muchas de ellas, compiladas por Luis Fernando Guevara Cose y Javier Martínez Merino.  En esa línea, María Eugenia Bozzoli expresa: “Por su valor estético, los géneros de la tradición oral son patrimonio cultural de los pueblos, se debe procurar su conservación del mismo modo que cuidamos otros productos de nuestra historia” (Bozzoli, 2011: 4).
            El diablo es un personaje en las leyendas que entroniza la oposición entre el bien y el mal. Él simboliza, entonces, la oscuridad. El diablo es el adversario de Dios. Óscar Sierra aduce que: “Etimológicamente,’Lucifer’ significa era “portador de la luz”, como lo era este ángel antes de ser expulsado del cielo por su rebeldía y arrogancia” (Sierra, 2011: 7).
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            En  El diablo chingo (33 encuadres),  el diablo se representa en  un toro negro, sin rabo, al cual no lo podían amarrar. Ese toro desafiaba a los sabaneros, pues su tétrico mugido espantaba a las bestias, por ello, era considerado el puritico, el mismito demonio. Julián Marchena, el mandador de campo, se va solo a lazar al toro, pero nunca regresa. Teresita cuestiona ¡Cómo es lo que dejaron ir? El cierre de la leyenda deja leer: “Se oye el mugido de un toro, el ladrido de un perro -el Canelo, su perro fiel- y el grito de un sabanero”.
            En  El sabanero y el diablo, (29 encuadres), se ubica en la bajura guanacasteca en 1960. Chu García tiene a Carmelita, quien es su morena. Su caballo es el Chele Él es alegre,  mujeriego, trovador, parrandero. Se encuentra con el diablo, quien le dice “Vengo por tu cuerpo y por tu alma”, a lo que él responde “Yo le voy a enseñar a respetar”, con los cinchonazos de su cruceta, pero su oponente no era de este mundo: “Yo soy el diablo y he venido a llevarte conmigo en cuerpo y alma al infierno”.
            En el instante del enfrentamiento, Chu García recordó los consejos de su madre, quien le había dado la oración de la Santísima Trinidad, asimismo, reza el Padre Nuestro y logra salvarse. A partir de ese momento, García cambió: fue otro hombre.
            En El cadejos, (37 encuadres), se habla de Toñito (joven diferente, quien vagaba solo por lugares apartados).  Se alejaba de su terrible tormento: su propio padre, un empedernido machista, quien denigra a su esposa María. La acusa de inútil. Su compadre le dice que su hijo es maricón, pues no ha bebido, para que se haga hombre.  A su esposa le reclama que ha criado a un inútil “que se esconde en las naguas de su mama”. Su actuación deja amargura y desconsuelo.
            Toñito, cansado de los insultos y las agresiones verbales,  prepara un susto a su padre: con un cuero peludo y unas cadenas, Toñito sale a medianoche, para darle un escarmiento a su padre: “Un buen susto para que aprenda a respetar”.  Su disfraz lo convierte en una criatura espeluznante. El padre lo maldice. El cierre de la leyenda dice que: “Desde ese entonces, cuentan sobre la aparición de un enorme perro noctámbulo que tiene un extraño vínculo con los “esclavos de la bebida”.
            En La Llorona, (65 encuadres), Magdalena es una joven muy agraciada. La piropean los hombres; la envidian las mujeres. Jacinto es su novio. Pide su mano y lo aceptan por ser honrado y trabajador. Cuando se conoce la noticia del compromiso de Magdalena y Jacinto, Roque enfurece, porque ella  no le hizo caso.
            Magdalena se baña en el río. Roque la vigila, abusa de ella  y la maltrata en forma brutal “Vos tenés que ser mía”. Jacinto le pregunta “¿Quién fue?” y ella le responde que fue Roque.
            Jacinto va en busca de Roque, tienen un duelo con machete y ambos mueren. Ella queda embarazada de Roque. Procrea un hijo que  lanza al río. Luego arrepiente, pero ya es tarde, por cuanto el río estaba muy crecido con sus implacables corrientes.
            El cierre de esta leyenda hace ver: “Cometiste un crimen imperdonable. Estarás en pecado mortal por toda la eternidad.  Yo te condeno a vagar por las orillas de los ríos, buscarás a tu hijo por todos los siglos. Lo verás pero no lo podrás rescatar y tu llanto será tal que espantará eternamente a quien se topé con ella”.
            En  La carreta sin bueyes, (29 encuadres), Marcial regresa de comprar los víveres semanales a doña Nacha. En eso, escucha una carreta que sonaba, pero no se acercaba. Cuando logra divisarla, Marcial ve que la carreta venía sola, sin bueyes, por lo que es una carreta maldita. Con gran miedo, Marcial se echa al hombro la pesada carga y corre velozmente.
            Dice que la leyenda que un boyero jalaba cargas extremas en su carreta. Era cruel con los bueyes; les exigía demasiado. No les daba descanso. Cierto día, los animales no pudieron más y murieron en un barrial. Por lo tanto, el boyero pactó con el diablo para no necesitar de los bueyes y solo salía de noche con la carreta. Por eso, cuando el boyero muere, la carreta continúa asustando a quienes andan a deshoras de la noche por caminos solitarios.
            En La mona, (38 encuadres), Gumersindo Peña es un mujeriego, domaba potros chúcaros, es un buen montador; hacía la pega a los toros más bravíos. Consigue que la hija de la bruja Facunda se le entregue. La bruja le advierte sobre las aviesas intenciones que tiene con su hija.
            Ella promete vengarse, cuando él va de regreso a la hacienda “Hasta aquí llegaste mujeriego”. Gumersindo busca la cruceta con la mano derecha y con la izquierda un puñado de sal y enfrenta al espanto con un conjuro: “En nombre de esta cruz, símbolo del Cristianismo”.
            Él pide saber quién es la mona. Facunda promete no volver a convertirse y él la perdona. “Te libero desgraciada y no volvás más”. Por otra parte, la madre de Gumersindo suplica a su hijo que rectifique el camino.
            En  La segua, (43 encuadres), consta de diferentes versiones, esta leyenda narra  la presencia de Soledad Romero, “una misteriosa mujer de gran hermosura, cuyos exquisitos encantos resultaban irresistibles para los viajeros nocturnos que eran presa fácil de la tentación”.  La joven le reclama a su madre Engracia, quien le dice que no confíe en los hombres que la adulan.  En una ocasión, cuando su madre la reprendía, Soledad le levanta la mano a su madre, razón por la cual, su “belleza se convertirá en maldición por el resto de los siglos”, pues con su hermoso cuerpo “encantará a los hombres, pero cuando vean tu rostro, conocerán el horror”.
            Soledad Romero censura a su madre cuando le expresa “Usted me condenó a esta pobreza”, y de seguido, asevera: “usaré mis encantos en mi beneficio”. Al final, la leyenda deja leer “Y cuentan los que vivieron aquellos tiempos pasados que aquella noche de luna llena terminó la historia de Soledad Romero y comenzó la leyenda de La Segua”. Sin duda, estamos ante un evidente  proceso de animalización.
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            En síntesis, la selección de siete leyendas que Rodicab presenta en este nuevo volumen de historietas, significan un gran aporte a la tradición oral de la literatura popular guanacasteca. Sus leyendas incorporan un léxico  regional (vaquiada, caites, cinchazos, boyero…), cronotopos y espacios de la llanura “La luna llena de marzo iluminaba aquella madrugada en la bajura guanacasteca”.
            Sus trazos en blanco y negro confieren naturalidad a las viñetas ilustrativas de sus encuadres textuales, junto con las imágenes interpretadas.  Caracteriza a los personajes, tal y como él los visualiza, a partir del texto escrito.
Ronald Díaz Cabrera hace acopio de muchísimos de los elementos estructurales del relato gráfico, tales como planos, viñetas, encuadres, bocadillos, globos, figuras cinéticas, encadenadas, panorámicas o secuencias, entre otros.
            El cuadro discursivo se puebla de hombres y mujeres, caballos, toros, bueyes, perros,  brujas, monas, demonios, diablos, monstruos, conjuros y elementos religiosos. Las oposiciones  reivindican el bando de lo humano. Los deícticos crean suspenso y advierten sobre el género. Las formas impersonales acrecientan la tradición: “cuentan” o “dicen” que todas las leyendas surgen a partir de relatos.
Como apunta la crítica polaca Magdalena Perkowska (2008): “El tiempo verbal de un relato biográfico suele ser el pasado que connota la fijación. Se narra la vida como una línea continua, borrando las fisuras y las líneas en fuga, lo que subraya la solidez del sujeto” (p.246).
En ese sentido, siguiendo a Perkowska: “el paralelismo que se establece (…) entre las fotografías y el texto funciona como un metacomentario sobre la organización temporal del relato y la dimensión selectiva de la narración” (p.247).   
En síntesis, este nuevo libro de historietas, del artista Ronald Díaz Cabrera: Rodicab, a partir de siete leyendas de la tradición oral de la cultura popular, realiza una gran aportación al revisionismo cultural.  Se advierte  gran madurez de pensamiento y una decidida línea de compromiso artístico, coherente con su perspectiva de la cultura popular. 
Sus ilustraciones, en claroscuro son, sin duda de que sea así, una historieta de vida para encontrar la luminosidad de la tradición, desde el Guanacaste de siempre, el cual no queremos que  se convierta, nunca, en un Guanacaste ajeno a nuestras raíces identitarias.

Lic. Miguel Fajardo Korea