CONVITE
Yo no puedo postergar
A esta vida que me impele
A que me desboque sobre ella
Sin miedos ni reservas
Que me pide que la viva
En la esquina de un café
En los labios de mi amado
que yace junto a mí ahora
En el verso bien logrado que
incita mis sentidos
no puedo postergar esta vida
que me implora el goce
ahora y no mañana
y que dice por lo bajito:
¨decile que viva,
que abandone ese letargo de muerte
porque la sangre aún fluye por sus venas¨
Por eso estoy aquí
frente a vos
para invitarte a vivir
mañana sólo eso tendremos
esta vida que hoy asolemos
a deseo partido, a cuerpo limpio
y deseable.
A impuro amor compartido.
A DESTIEMPO
Se acabaron las esperas
los relojes cansados.
Es hora de abrir las ventanas
y despertar los susurros
dormidos bajo la almohada.
En éxodo infatigable
mis palabras retornan
sin promesas.
Aquí no hay vencidos
ni vencedores
solo el brillo deslumbrante
de la libertad
1 comentario:
Estimadísimo Poeta André Cruchaga:
Dos magníficos textos de la poetisa Elisa Logan nos has obsequiado. De veras los he disfrutado, de gran calidad y hondura. Siempre un gusto regresar a tu espacio de Poesía.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Amigo Cruchaga (y a manera de ANUNCIO):
En marzo o abril me voy a encontrar con mi novia platónica en Sevilla. Abriré una pequeña marisquería en un pueblo costero, o cerca de la costa llamado Frigiliana. En esa pequeña ciudad que te cuento hay mucho turismo europeo con capacidad económica: ingleses, alemanes, holandeses... además de mucha actividad cultural y artística. Al fin emigro de este estercolero cultural (aunque amo Costa Rica, y a sus buenas y sencillas gentes). Hace cinco años me había juntado con la mamá de mi pequeño hijo Octavio de casi dos años, y su ex marido le dejó la marisquería. Ahí aprendí a cocinar varias cosas y el famoso ceviche tico. Cuando esté instalado puedes visitarnos: tú tendrías comida y habitación asegurada y no tendrías que gastar nada. Haré de Frigiliana un emporio de la Poesía latinoamericana. Enseñaré a los españoles a escribir como poetas malditos (casi imposible: hay que serlo en cuerpo y alma), tan escasos en España, pues muchos fanfarrones solo tienen esa etiqueta y no han vivido las aventuras y estrecheces de uno.
Abrazos,
Frank Ruffino.
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