En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



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domingo, 4 de enero de 2009

Nora Méndez y la Tierra ante sus ojos-André Cruchaga

Imagen:Estampillas-AC






_________Nora Méndez___________
y la tierra ante sus ojos




Nora Méndez, 1969, San Salvador, El Salvador. Poeta, con estudios en Sociología y Comunicaciones, ha incursionado no sólo en el campo de las letras sino también en el campo de la música.

Su poesía ha sido publicada en periódicos, revistas culturales y en las antologías: “Poetics of the Resistence” publicada por la Universidad de Michigan en 1995; “Mujeres en la Literatura Salvadoreña” en 1996 y “Palabras de la Siempre Mujer” en 1999. Posteriormente editó: La estación de los pájaros, 2004; Seis, 2006; Pintura fresca, 2006; Calentura de amor, 2006.

Actualmente cuenta con cuatro poemarios inéditos, de los cuales se selecciona el material que compone este breve recorrido por su poesía y vida: “Atravesarte a Pie Toda la Vida” es una recopilación de los poemas más representativos de esta artista que se niega a participar en certámenes y que disfruta —como ella lo expresa—recitando en plazas, auditórium, colegios y universidades.

Poeta rebelde, revolucionaria y combatiente. “A través de su voz, —dice Manuel Rodas— se expresan latitudes enteras de otras voces, madres, abuelas, padres que hasta en su ausencia brillan, espíritus fraternos que se unieron en el camino”. [1] Este poemario [Seis] está constituido por diecinueve poemas; no tienen título independiente, sino que cada primer verso del poema da pie a su título. En el fondo es poesía íntima, testimonial de su toma de conciencia frente a una realidad convulsa y estrecha. “Ya no asisto a las aulas/—dice— y no hablo a la casa de nadie/ por eso llego hasta tu cama/ porque vos como yo estás enfermo/ porque vos como yo estás muerto/ y dos muertos duermen juntos con cierta prudencia”. [2] sí, la poesía y la literatura en general constituyen otra forma activa y combativa de la realidad en su plural dimensión.

Cuando Nora Méndez evoca, personaliza y humaniza la palabra con toda la carga profunda que le imprime. Su verso llega a lo hondo, precisamente porque parte de la hondura de la vida. Su poesía carece de afeites y afectaciones, canta, escribe sin cosméticos; blande su oficio como un sereno manantial. Deja que fluyan las indumentarias del alfabeto; conversa con los caminos y acompaña a la tierra en ese sonido de corteza de las hojas, la hiende la luz y las campanas de la calle. Así, la poeta, ha cosido con delicadeza sus heridas y sus garras, la bolsa roja donde duerme el perejil le ha contado tantas cosas que la música ha encontrado domicilio en su cabeza…[3] Ojos abiertos en un río de aguas saladas fueron sus días. Pero ella volvió para contarlo. Por eso dice de manera tajante: “Ahora puedo comprenderlo/ no supieron esconder a su cigarra”…Desde luego la poesía de Nora no es el canto ensordecedor de estos insectos, pero sí ese arraigo de penetrar en la tierra con la fuerza seductora de una página en blanco.

Hay indirectamente referentes de sus lecturas y, entre ellas, Roque Dalton y su texto: Taberna y otros lugares, escrito en Praga. Y Alicia en el país de las maravillas o Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll . Veamos: “Ahora sabemos/ que esos días no eran buenos/ algo que quiso contarnos/ aquel borracho que mintió/ un buen poema en la taberna más famosa del mundo/ U Flekú U Fleckú; Alicia sueña, viéndose así misma al otro lado del espejo. Este poemario bien pudiese ser esa metáfora de la segunda parte del libro de Carroll: “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”. [4] La poesía de Nora es un clamor permanente a la luz, acequia donde las sombras se hacen visibles, profundamente visibles como la lágrima que se siente en el beso. Su esencial libertad y radical audacia la hacen peculiar en la poesía contemporánea salvadoreña. Uno entra en su poesía deshojando el alfabeto y así encuentra uno el ritmo y la luz de su palabra. Su poesía a menudo parte de la vida común; luego con su magia propia hace deslumbrar las sutilezas de la condición humana nuestra: entorno, tiempo rabiosamente hostil, ficción autobiográfica.

Pintura fresca, por su parte, cambia el tono del libro anterior; pero la fuerza se reafirma y la contundencia ya no digamos. No obstante ser una poeta joven, destaca su voz prometedora de la nueva poesía salvadoreña, tal la percepción de Miguel Huezo Mixco [5] Ha vivido cárcel y exilio. Esto le dá a mi juicio mayor solvencia a su verso convirtiéndolo en sombra, sol y viento. En la palabra cotidiana ha encontrado su estilo y la constante de sus temas. De repente siento esa atmósfera elegíaca hernandeana en su poesía. Y a propósito de esta valoración, está el poema “Guerra” de Miguel Hernández, que dice: “La vejez de los pueblos. / El corazón sin dueño. / El amor sin objeto. / La hierba, el polvo, el cuervo. / ¿Y la juventud?/ En el ataúd”. [6] La poeta cifró sus esperanzas en las enredaderas de la guerra, ahí sentada junto al roce del viento platicó con Heráclito, “lamiendo el doloroso deseo del mundo”. La poesía de alguien nunca es ajena en esencia a sus vivencias, tampoco es inocua cuando se abre a lo real. “El artista dueño de su instrumento, de una actitud que es su instrumento, …introduce en su obra los sentimientos e ideas que se propone”. Con ello quiero decir que ante una temática en particular, como insumo de lo real, la poeta es dueña de sus ideas y sentimientos; y no presa de las mismas, aunque el mundo, hoy más que nunca nos parezca un campo de batalla y consecuentemente, de masacre.

Da pie, Pintura fresca con el “poema desconectado”. Y dice: “Este es el año después de la guerra/ los periódicos anuncian/ amnistías, acuerdos/ referéndum…Pero nosotros [los que fueron combatientes] los invariables/ seguimos sitiados en nuestras casas/ llamando al número de los amos todopoderosos/ que ostentan el cheque de cada quincena… Press one for English… La Cacerola me grita que el gas se acaba/ los recibos se acumulan en racimos de hojas/ y yo sigo intentando parecerme a un ser humano…Si conoce el número de extensión/ márquelo en este momento… hemos vendido nuestra alma al Ridy Bank/ a la Amnesican Express/ y a la sucursal del hambre no llegan/ ni las plegarias del Papa ni los dividendos/ del Vaticano y las transnacionales…[7] Ciertamente, los doce años de la Guerra Civil Salvadoreña, ni los Acuerdos de Paz, sirvieron para construir una sociedad salvadoreña más justa; por el contrario, seguimos siendo el despojo de quienes detentan el poder político y económico. Con todo “el acto de escribir presupone una constante renovación o mutilación continua”. Cada etapa histórica, cada edad, cada poema, lleva consigo esto y más. Nora Méndez lo sabe —y esa experiencia sacrificial del combate— la ha llevado al poema y al libro como cristalización de su experiencia vital. El poema constituye su casa: la edifica por cuanto es la acumulación de la experiencia, la síntesis de su búsqueda y de encontrarse, supongo, con rostros y memorias. Están aquí, presentes, en la poesía de Nora, los recuerdos múltiples de su vida, imágenes truncadas, dolorosas a menudo no sólo de su etapa de colegiala, sino de esa salida suya hacia los brazos nada diáfanos de la guerra.

De ahí que, en el poema Holocausto [8] la poeta nos afirme al final del mismo que “Los vagones del genocidio/ somos/ adentro va detenida el alma mientras el amo/ ese tirano maldito/ viaja disfrazado en nuestra billetera/ es contado como amigo,/ atesorado en nuestras casas,/ a diario en nuestros sueños/ y nos delata/ los pobres carecemos de su gracia/ no accedemos a su fe/ ¡nos vamos coloreado!/ sólo el blanco y el negro/ para que usted sepa”. León Felipe dirá, por su parte, muchísimos años antes: “¡Qué pena si esta vida tuviera/ —esta vida nuestra—/ mil años de existencia!/ ¿Quién la haría hasta el fin llevadera?/ ¿Quién la soportaría toda sin protesta?/ ¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra/ al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?/ Los mismos hombres, las mismas guerras,/ los mismos tiranos,/ las mismas cadenas,/ los mismos farsantes,/ las mismas sectas/ ¡Y los mismos, los mismos poetas!... ¡Qué pena, concluye León Felipe, que sea así todo siempre…[9] Hierve el océano de su herida, misma que no cauterizó durante la lucha, sino que se fue haciendo cada vez más profunda. Herraduras, plomo y calaveras negras por doquier. Horizonte de espinas “tiritando en la incertidumbre” y no “casita de chocolate, donde las abejas se vuelven musgo.

Calentura de amor, está constituido por apenas nueve poemas. Y advierto: No es un poemario o, por lo menos, no es lo que cualquiera a simple vista pueda imaginar: erotismo, desbordamiento del deseo genital. Es más una poesía insinuante, es decir, cómplice, en la medida que el lector tiene que hacer sus elucubraciones. Quizá sea el menos testimonial en el sentido de los dos anteriores. Pero la poeta es así: juguetona, hiriente, sutilmente irónica. Jamás se toma en serio, por eso el texto en su conjunto no termina siendo un drama de las artes amorosas, sino una manera del poder creativo de sus evocaciones. Calentura de amor bien puede ser el concepto que englobe todo su periplo y templanza de y hacia la vida. Porque nadie —más allá de cualquier “romanticismo”, — se avienta al galope de la lucha dejándolo todo, sin que haya un sentimiento de pleno arraigo al compromiso. Pero Nora “es un ave de la tierra y vuela”. Es sobreviviente de la bomba y el fusil. Es el sentir y vivir salida de la ceniza.

Tenemos finalmente, La estación de los pájaros,[10] dividido en tres partes con un total de 55 poemas. Yo, simplemente le llamaría poesía varia. La poeta, otrora Eliseo Diego, se solaza en el acto de nombrar de nuevo las cosas: las persianas, los viajes a través de la ventana, la noche celeste de las palabras en un mundo erosionado por la historia. Nunca ha sido fácil para el poeta dar fe de los reveses del tiempo, ni de los ojos arrancados a la cordura para parecer cuerdo o, a la locura para manifestar la cordura necesaria en un mundo que lentamente agoniza.

¿De dónde viene entonces la poesía de Nora Méndez, cuyo discurso no es romántico, ni tiene esa efusión sentimental del claroscuro? Viene de ese ponderar y decantar tiempo y espacio. Nora ha besado los labios helados de la intemperie y los barrotes y sobre ese gran poema de la vida, “…en la luz de los mecheros entreveía/… el desastre de la página del decapitado/ y el peso de los astros en su cabeza”. Más que de desgastamiento, la lucha ha sido estoica pese a los vientos, a todos los vientos huracanados. Antes y después. Hoy, las pomadas del verso son insuficientes para detener o no sentir el cardo en las aceras y los alimentos sin bocas sanas, porque boca y labios se han agrietado en las camisas de fuerza de la noche. Su poesía, toda, suda como el arco iris en la plenitud de las paredes.

André Cruchaga,
Barataria, 01.I.2009

____________________
[1] Fragmento del comentario que Manuel Rodas hace en la contracarátula al libro “Seis, 2006, publicado por la Secretaría de Arte y Cultura de la Universidad de El Salvador.
[2] De los días sin lluvia y huracanes.
[3]Paráfrasis del poema “Llena de dolor”
[4] Una flor enaltecida, fragmento de dicho poema.
[5] Huezo Mixco, Miguel. Comentario en contraportada del libro. Véase más sobre este escritor en Arte poética-Rostros y versos
[6] Antología preparada por Elías Nahmad, Editorial letras vivas, México, 2004. Pág. 141
[7] Fragmento, poema desconectado.
[8] poema dos de Pintura fresca
[9] Antología preparada por Elías Nahmad, Editorial letras vivas, México, 2004. Pág. 185.[10] Méndez, Nora. La estación de los pájaros, col. "nuevapalabra”, Dirección de Publicaciones e impresos, CONCULTURA,

domingo, 18 de marzo de 2007

San Salvador celebra el Día Mundial de la Poesía_Nora Méndez


Fotografía: Alejandra Oviedo, Argentina






San Salvador celebra el Día Mundial de la Poesía



La palabra, más humana que ninguna otra expresión, tiene un lugar especial en la vida: nombrar, recordar, hacer hincapié y quedar para que las generaciones futuras vuelvan sobre los pasos de sus antepasados. Con esta idea en el corazón, un grupo de jóvenes y poetas hemos organizado la celebración de un nuevo Día Internacional de la poesía, 2007, que busca llevar poesía activa a varios lugares del Gran San Salvador.


Como la poesía no es tan solo palabra, es imagen y movimiento, hemos preparado varias actividades y un menú poético, recién ayer por la noche hemos terminado de armarlo, diseñarlo y hoy será enviado a la imprenta; con poemas de más de 50 creadores nacionales. Dicho "menú" será repartido de mano en mano, de humano a humano, como en una danza dadivosa, en varias arterias del país, entre semáforos y vendedores ambulantes, el lunes 26 de marzo, y el miércoles 21 de marzo entre los asistentes del evento poético en La Luna Casa y Arte, a partir de las siete de la noche.


El menú poético posee un poema de amor por autor, y en la recopilación hemos abarcado desde nuestros clásicos hasta contemporáneos y nóveles, los nombres de los poetas de la petite anthologie son: Oswaldo Escobar Velado, Claribel Alegría, Claudia Lars, Francisco Gavidia, Hugo Lindo, Lilian Serpas, Tirso Canales, Lilian Jiménez, Pedro Geoffroy Rivas, Corina Bruni, Rafael Góchez Sosa, Eugenio Martínez Orantes, Rolando Elías, Ovidio Villafuerte, José María Méndez, Ricardo Castrorrivas, Julio Iraheta Santos, Claudia Hérodier, Maura Echeverría, Dina Posada, Refugio Duarte, Luis Melgar Brizuela, Rafael Mendoza p., Manlio Argueta, Silvia Matus, Eva Ortiz, Ricardo Lindo, Roberto Laínez, Alfonso Kijadurías, Heriberto Montano, Aída Párraga, Claudia Meyer, Jorge Galán, Francisco Andrés Escobar, René Rodas, Jorge Avalos, Mario Noel Rodríguez, María Cristina Orantes, Roque Dalton, Miguel Huezo Mixco, André Cruchaga, Yanira Soundy, Silvia Elena Regalado, Mario Bencastro, René Chacón, Txanba Payés, Alvaro Rivera, Amada Libertad, Otoniel Guevara, Vladimir Baiza, William Alfaro, Abigail Guerrero, Xochilt Cabrera, Gabriela Padilla, Lauri García, Eleazar Rivera, Edgar Alfaro, Javier Alas, Manuel Barrera, Danilo Villalta, Teresa Andrade, Paola Lorenzana, Sabi Reyes, ManuJavi, Leslie y Ezequiel.


Además de este esfuerzo editorial, el 21 de marzo se harán dos instalaciones en lugares públicos: más de una veintena de banners póeticos serán colgados en los principales boulevares de la ciudad y se construirá una pila de libros usados, en la Plaza Cívica de San Salvador, para que las personas que transiten en esa zona puedan tomar un libro y llevárselo gratis a su casa.Agradecemos de manera especial a la poeta y concejala de la Alcaldía de San Salvador, Lic. Silvia Elena Regalado, por su apoyo para lograr los permisos necesarios y poder "colgar palabras" por la ciudad. A la poeta Aída Párraga por su apoyo en el programa radial "La Bohemia" que conduce, desde hace más de 11 años, en la radio YSUCA; al poeta Otoniel Guevara por su apoyo difusivo a través del Suplemento TresMil del Diario Co-Latino y al poeta René Chacón, por su imprescindible ayuda en la convocatoria a este evento. Y por supuesto a La Luna que desde un primer momento, no dudó en brindarnos su espacio mágico.La jornada del 21 de marzo, culminará con un recital poético especial a las 7:00 p.m. en el local de la Luna Casa y Arte, ubicada en la Colonia Buenos Aires de San Salvador, donde se darán cita reconocidos poetas contemporáneos para brindar un espectáculo poético que incluye oralidad, música y multimedia. Dentro de los poetas confirmados para esa fecha está el famoso clan de poetas femeninas Grupo Poesía y Más, Silvia Matus, René Chacón y algunos de los poetas legendarios del grupo Piedra y Siglo y otros poetas de los cuales aún esperamos confirmación, así como una sorpresa musical. También habrá un espacio de media hora de micrófono open mind, para quienes quieran participar con sus textos.


Nora Méndez

Poeta y organizadora

Ver más de esta poetisa en: www.artepoetica.net

jueves, 15 de marzo de 2007

Bienvenida_Poema de Nora Méndez

Fotografía: Nora Méndez





Bienvenida


Pasarán
pasarán las horas
con su bastón de siglo
en el acordeón de Espronceda
en elipse de carbón traerán minutos de cueva
segundos disueltos en la efervescencia de un átomo
nariz fruncida del mundo donde agonizan
lentas orugas lentas
mamíferos reptiles peces
todos en conspicua agonía,
enterrados como raíz negra
huella paleolítica en la mecánica escalera

Alguien dejó servida la mesa en el corazón del hombre
multitudes que en estruendosa huida
traspapelaron las categorías de la sed y el remordimiento
pero
tocan la puerta,
son los niños más pequeños que regresan
reanudando el vuelo en los columpios

Los poetas
Madre
son los poetas

Retornan secos del naufragio
ebrios de holgura y cadencia
con el equipaje de dolor intacto
bolsillos de la pesadilla
llenitos de barquitos de papel y ranas cojas

Regresan locos
locos como se fueron
con más alas que pan bajo el brazo
sin catapultas ni piedra
montados en monociclos
papalotes bicicletas
sin edad para interrogatorios
ni fusilamientos frente al cine

Son ellos los que formados en filas de esperanza
reciben otro siglo
mientras los gusanos,
extremistas del follaje,
recapitulan la nervadura
camino exuberante
en donde ladrón librado
se nos hace tarde juega
como si uno decidiera dónde y cuándo
herir profundo el poema
Algo de lección se escucha en las hojas
conjugación de todos los panteones
como piezas de un fulano tractor
que un día hizo camino en las siglas

nadie quiere

nadie espera

nos basta la gravedad
en contrapeso a la palabra.

Ver más de esta poetisa en: www.artepoetica.net

sábado, 3 de marzo de 2007

Pintura fresca_Nora Méndez

Portada del libro: Pintura fresca, Editorial Universitaria,
Universidad de El Salvador

Pintura fresca_Nora Méndez


Nora Méndez (El Salvador, 1969) es ahora una de las voces más prometedoras de la nueva poesía salvadoreña. La literatura y, en especial la poesía, representan la tradición artística más importante de El Salvador. Una tradición que ha echado raíces y se ha renovado en voces de Claudia Lars, Claribel Alegría, Pedro Geoffroy Rivas y Roque Dalton. Esa es la tradición que voces como la de Nora Méndez se encargan ahora de renovar.

Su aparición y permanencia en el espacio literario son un hecho singular. La recepción que obtuvo su primer libro “Atravesarte a pie toda la vida” y la simpatía que provoca en sus presentaciones en público, leyendo sus textos o cantando acompaña de su guitarra, acuerpando causas en bares, auditorios y teatros, hacen pensar que esta joven mujer, veterana de las luchas de los años ochenta, que ya probó cárcel y exilio, así como las exaltaciones del amor y el desamor, sabe tocar la fibra apasionada de las personas, con sus versos redondos, compuestos con palabras y los temas de la vida cotidiana.


Miguel Huezo Mixco,
Escritor y poeta salvadoreño