La producción
epistolar de José Joaquín Fernández Castrillo
Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio
Nacional de Educación Mauro Fernández
(Guanacaste/Moravia).
El antecedente costarricense del modelo epistolar son las Cartas de don
Camilo (ECR, 1969), del periodista Joaquín Vargas Coto (1895-1959),
quien utilizó el personaje Camilo Galagarza Cabalceta, quien escribía desde
Curubandé de Liberia. Cartas con tono picaresco, que incorporan el habla
popular de Guanacaste, con humor y tono satírico.
José Joaquín Fernández Castrillo (Nicoya,1929; San
José, 2015). Estudios primarios en la Escuela
Leonidas Briceño; secundarios en el Liceo de Costa Rica. Periodista de
profesión. En 1950 fundó el periódico MENSAJE:
Heraldo de la Región Chorotega, Decano de la prensa escrita de Guanacaste.
Asimismo, trabajó trabajó como redactor de importantes
periódicos en Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Panamá,
Colombia y Estados Unidos. Igualmente, escribió semanalmente la columna “Viajes
Turismo”, en el diario La Nación.
CARTAS DE ORISTARCO CHARCOLES (San
José: e.n.i. 2024: 64 pp.), de José Joaquín Fernández Castrillo, se ha
publicado como libro, a cargo de su hija Gail Fernández, edición
póstuma, gracias al Fondo de financiamiento de proyectos de las artes
literarias del Colegio de Costa Rica, del Ministerio de Cultura y Juventud.
Ilustraciones de Gabriel Fernández, Diseño de J.J.
Fernández III, corrección de Evelyn Ugalde y Allan Zúñiga. Digitalización de
Melvin Meoño. Colaboración especial de Ericka Fernández. Criterios de Carlos
Arauz Ramos, Abdenago Torres -Nago de Nicoya-, Max Goldenberg, Yamile Orozco
Raffo, Farid Nema y José Luis Ramírez.
El periodista José Joaquín Fernández Castrillo escribió
durante 32 años las 54 CARTAS DE ORISTARCO CHARCOLES
(1983-2015), publicadas en el periódico MENSAJE. Este medio de comunicación ha publicado
457 ediciones. Hoy lo dirige su hija y
periodista, Ericka Fernández Cordero.
Las cartas, como composición literaria, son una forma donde el autor finge
dirigirse a una persona imaginaria o real. Su fin reviste tonos críticos, de
denuncia, tono moralizante, guía instructiva, o bien, acento satírico.
En la contracubierta se
lee: “Oristarco Charcoles fue un personaje de su invención. A través de una
escritura muy propia de la jerga pueblerina nicoyana de ese entonces, este
viejito, desde su ranchito ubicado en Tiringote de Nicoya, escribía cartas a su
amigo de infancia Jota Jota, para contarle, con inteligencia, agudeza y buen
tino, las vicisitudes políticas, sociales y culturales de la Nicoya de los años
ochenta y un poco más de la primera dé cada del 2000”.
Las 54 cartas de José
Joaquín Fernández Castrillo, suscritas con el seudónimo de ORISTARCO CHARCOLES, desde Tiringote de
Nicoya, muestran una imagen geográfica de retorno, donde Nicoya es el eje físico,
desde donde se escriben las cartas literarias. Focaliza el contexto de
producción “Yo vivo aquí en mi ranchito de Tiringote casi como un ermitaño”
(p.9)
La
Ciudad Colonial, o también, Ciudad Precolombina es vista, tanto con sus
bellezas, historia, talentos, personajes, como con sus defectos y críticas.
“Nicoya tiene hijos ilustres. Pero mire
usted qué ironía, el pobre pueblo se ha quedado atrás” (p.8).
Lic. Miguel Fajardo
Como
lector, me llevé una sorpresa, cuando hace una breve referencia a mi persona, la
cual desconocía. En la carta del (15-8-1993), cita que debe hacerse un homenaje
a las madres y poder reunir a escritores y poetas de la provincia. Al final de
la p. 16, e inicio de la p. 17, expresa que también se debe invitar “a ese
joven Fajardo de Liberia”. Mi gratitud.
En
la carta del (14-89-1993), aduce “14 de setiembre, aniversario de la muerte de
don Rogelio Fernández. El pueblo lo lloró. Pocas veces se ha visto un funeral
igual. “El abogado de los humildes” le
decían unos. “El defensor de Guanacaste”, le decían otros. “El filántropo” y otras cosas más. Ya me puse tristón, Jota Jota”.
Es
crítico de los hechos históricos negativos para Guanacaste “En Guanacaste nos
tienen atrasados y mirando con el rabo en el ojo. Antes eran la cincha y el garrote. Los sicarios de León Cortés apaleaban a los
guanacastecos que seguían a Vargas Vargas, que peleaba por vencer el paludismo,
las lombrices y todos los males de nuestro pueblo que no tenía hospitales, ni
caminos, ni escuelas ni democracia.
Cinchoneaban a los que pedían libertad y justicia” (p19).
Insiste
en la justa denominación a Nicoya: “Yo creo que no se debe volver pupuluca esa
idea. Y ya dejen de nombrar a Nicoya,
ciudad colonial, que no lo es. Colonial
es la iglesia, hoy una basílica. Pero
Nicoya sí es precolombina, porque cuando los españoles vinieron por el golfo ya
Nicoya existía (…) Nicoya fue antes de venir los españoles una comunidad
organizada, con su cacique, sus dioses, sus leyes, etc. (abril, 1995, p. 20).
En
los textos de sus 54 cartas se hace mención a destacados poetas, escritores,
músicos, políticos, personajes populares, todo ello, simboliza un cuadro de
reconocimientos en los diversos rangos.
En
su ideario imaginado de Guanacaste sostiene: “La oración en Guanacaste. Es el Guanacaste eterno, aquel que nos viene
desde las entrañas, ese amor que palpita y nunca muere. Ese Guanacaste que
todos llevamos adentro y que siempre triunfa (abril, 1998, p.23).
Cede
la palabra a los visitantes a su rancho, tal es el caso del famoso Chirriclaca,
quien dice que Rogelio Fernández “contaba de un mago chorotega que puso tres
huevos de culebra, uno en el gran lago de Nicaragua, otro en el cerro de las
Cruces y otro en el golfo de Nicoya. Y
que entonces una gran serpiente habita adentro de la tierra y las aguas, con la
cola en el algo, La panza en el cerro y la
cabeza en el golfo. Esa serpiente diabólica se estremece de vez en
cuando, por eso tiembla, hay desórdenes del golfo y que las misas y
peregrinaciones al cerro es para aplacar la ira de la mágica serpiente”
(19-4-1001, p.30).
Los
elementos religiosos son muy arraigados “Todo eso y más es la Pica´eleña. Y viene cuando ya las lluvias tienen el
lloriqueo de la despedida y se sienten los preludios de los vientos alisios,
que se acercan las vacaciones hay una alegría en el ambiente. Y entre tanta fritanga y mescolanza de
comilonas y bebidas, de decires dicharacheros, las carretas van llenando de
leña bien acomodaditas para luego el gran desfile por las calles de Nicoya, con
los boyeros alegres, las muchachas bien bonitas, vestidas a lo chorotega, la
banda entonando las fanfarrias y la chirimía conduciendo el frenesí del desfile
a la Cofradía de la Casa de la Virgen” (11-10-2002, p. 32).
La
devoción por la festividad de la Virgen de Guadalupe es intensa: “La Cofradía
se mantiene sola, a “pura fe” del mismo pueblo. Es admirable su tradición y
como su organización en la elección del mayordomo, los priostes, los diputados
(…) se eligen cada año con unja precisión admirable. Así la Cofradía conserva la tradición
centenaria y cada año se celebra en la Pica´eleña, la Yegüita
y la Srta. Virgen de Guadalupe. Ojalá esta tradición siga viva en el pueblo y en
las generaciones venideras la celebren con el mismo entusiasmo y devoción a
como lo celebra hoy el auténtico pueblo nicoyano” (16-10-2013, p. 49).
Los
grandes proyectos inmobiliarios son otra hoja de ruta en la Guanacaste de hoy.
La carta de ORISTARCO CHARCOLES (abril, 2004, p.34), preanuncia con 21 años ese
fenómeno “Pero, Jota Jota, siento que el criollo como yo, el genuino, el
autóctono, está vendiendo su tierra que está pasando a los foráneos que son los
que, al final, se llevarán la riqueza y a nosotros nos quedará la nostalgia”.
Como
periodista, el autor de las cartas, aduce: “Sin libertad de prensa no hay
democracia y sin democracia no hay libertad de prensa” (24-7-2004, p. 35).
Las
visitas al rancho de Aristarco Charcoles eran frecuentes en Tiringote. Una vez
se contó las peripecias de Cumba Galleta: “Era una mica embrujada que no pudo
con Cumba Galleta… La camisa al revés, cabalgando cara pa´tras, y la cruz de la
cutacha convirtieron los alaridos de la bruja en llanto, en llanto copioso, que
quitó el embrujo y la convirtieron en una dulce doncella a la que salvó el
valiente jinete” (16-10-2007, p.41).
En
síntesis, la edición de las “Cartas de Oristarco Charcoles”, del extinto
periodista José Joaquín Fernández Castrillo es una recuperación bibliográfica
decisiva para el conocimiento de sus 54 cartas, cuyos temas variados y
significativos, significan una gran aportación a la bibliografía literaria
desde Guanacaste.
El
tono jocoso, el uso del refranero popular, la revista a nombres de personajes
importantes de Guanacaste, la incorporación del léxico guanacasteco, la crítica
a lo que corresponde, así como los elogios a lo que consideró auténtico y
raigal de Guanacaste, sobre todo, de su amada Nicoya, son un motivo para
alegrarnos de esta publicación póstuma del periodista José Joaquín Fernández
Castrillo (1929-2015). ¡Albricias, entonces!
Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA
COSTA RICA
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