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martes, 19 de agosto de 2025

La producción epistolar de José Joaquín Fernández Castrillo

La producción epistolar de José Joaquín Fernández Castrillo

  

Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Educación Mauro Fernández

minalusa-dra56@hotmail.com 


(Guanacaste/Moravia). El antecedente costarricense del modelo epistolar son las Cartas de don Camilo (ECR, 1969), del periodista Joaquín Vargas Coto (1895-1959), quien utilizó el personaje Camilo Galagarza Cabalceta, quien escribía desde Curubandé de Liberia. Cartas con tono picaresco, que incorporan el habla popular de Guanacaste, con humor y tono satírico.

José Joaquín Fernández Castrillo (Nicoya,1929; San José, 2015).  Estudios primarios en la Escuela Leonidas Briceño; secundarios en el Liceo de Costa Rica. Periodista de profesión.  En 1950 fundó el periódico MENSAJE: Heraldo de la Región Chorotega, Decano de la prensa escrita de Guanacaste.

Asimismo, trabajó trabajó como redactor de importantes periódicos en Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Panamá, Colombia y Estados Unidos. Igualmente, escribió semanalmente la columna “Viajes Turismo”, en el diario La Nación.

CARTAS DE ORISTARCO CHARCOLES (San José: e.n.i. 2024: 64 pp.), de José Joaquín Fernández Castrillo, se ha publicado como libro, a cargo de su hija Gail Fernández, edición póstuma, gracias al Fondo de financiamiento de proyectos de las artes literarias del Colegio de Costa Rica, del Ministerio de Cultura y Juventud.

Ilustraciones de Gabriel Fernández, Diseño de J.J. Fernández III, corrección de Evelyn Ugalde y Allan Zúñiga. Digitalización de Melvin Meoño. Colaboración especial de Ericka Fernández. Criterios de Carlos Arauz Ramos, Abdenago Torres -Nago de Nicoya-, Max Goldenberg, Yamile Orozco Raffo, Farid Nema y José Luis Ramírez.

El periodista José Joaquín Fernández Castrillo escribió durante 32 años las 54 CARTAS DE ORISTARCO CHARCOLES (1983-2015), publicadas en el periódico MENSAJE. Este medio de comunicación ha publicado 457 ediciones.  Hoy lo dirige su hija y periodista, Ericka Fernández Cordero.

Las cartas, como composición literaria, son una forma donde el autor finge dirigirse a una persona imaginaria o real. Su fin reviste tonos críticos, de denuncia, tono moralizante, guía instructiva, o bien, acento satírico.

En la contracubierta se lee: “Oristarco Charcoles fue un personaje de su invención. A través de una escritura muy propia de la jerga pueblerina nicoyana de ese entonces, este viejito, desde su ranchito ubicado en Tiringote de Nicoya, escribía cartas a su amigo de infancia Jota Jota, para contarle, con inteligencia, agudeza y buen tino, las vicisitudes políticas, sociales y culturales de la Nicoya de los años ochenta y un poco más de la primera dé cada del 2000”.

Las 54 cartas de José Joaquín Fernández Castrillo, suscritas con el seudónimo de ORISTARCO CHARCOLES, desde Tiringote de Nicoya, muestran una imagen geográfica de retorno, donde Nicoya es el eje físico, desde donde se escriben las cartas literarias. Focaliza el contexto de producción “Yo vivo aquí en mi ranchito de Tiringote casi como un ermitaño” (p.9)

La Ciudad Colonial, o también, Ciudad Precolombina es vista, tanto con sus bellezas, historia, talentos, personajes, como con sus defectos y críticas. “Nicoya tiene hijos ilustres.  Pero mire usted qué ironía, el pobre pueblo se ha quedado atrás” (p.8).

 Es muy importante la recuperación del lenguaje popular, inserto en todas sus facetas: política, gastronómica, dichos y refranes, que abundan en el libro, y posibilitan recuperar y arrebatarle al olvido muchos de estos giros lingüísticos, los cuales van desapareciendo por falta de hablantes que los utilicen.

 Los registros irónicos campean en esta narrativa “Torito anda diciendo que, cuando Dios dijo: “Hágase la luz”, yo tenía recibos atrasados” (p. 9).

 El libro de J.J. Fernández, como también le llamaron, da crédito de autoría a la expresión “En Guanacaste el talento es peste”, de Galo Alvarado, en la carta de marzo de 1984.

 Asimismo, plantea el reclamo de los territorios peninsulares: “cuando el presidente González Flores firmó el decreto de segregación de los límites de la provincia de Guanacaste “dando en administración Jicaral, Lepanto, Cóbano y Paquera” a Puntarenas, cuando ese decreto del Poder Ejecutivo se dio, prevalecía la Constitución de 1871, que también lo dice la actual, que únicamente el Poder Legislativo, óigase bien, el Poder Legislativo y no el Poder Ejecutivo, puede fijar los límites de una provincia (22-6-1988, p.13).

 Destaca la gastronomía de la auténtica tierra guanacasteca “que se alimenta con vino de sandal, que beba coyol y que coma huevos con verdolaga, que coma tamal pizque con morcilla, que tome tiste para la Guadalupe, que prefiera las tanelas, las rosquillas y el tamal de elote, la resbaladera y arroz de maíz; el chicheme y la pitarría y el picadillo de pipianes y perrerreque / Y en las fiestas cívicas que se deleite con piñonates y alfajores, los rosquetes y el atol de pujagua” (15-7-1988).

 En sus cartas, se marca la territorialidad ambiental en un delicado tono poético “Yo me lo imagino disfrutando de los atardeceres con el sol al rojo vivo hundiéndose en el horizonte, mientras las nubes de colores llenan de sensación el cielo; y lo mismo es desde mi humilde ranchito en Tiringote” (2-1-1993).

 O bien: “En estos días me encantan el amarillo brillante de los árboles de cortés y todos esos árboles florecidos como el cedro, el sándalo y también el malinche, la cañafístula, las guarias y todo lo que de color silvestre se viste el Guanacaste de los veranos tórridos, con el sol fuerte y calcinante” (3-3-2005, p. 37).

Lic. Miguel Fajardo


Como lector, me llevé una sorpresa, cuando hace una breve referencia a mi persona, la cual desconocía. En la carta del (15-8-1993), cita que debe hacerse un homenaje a las madres y poder reunir a escritores y poetas de la provincia. Al final de la p. 16, e inicio de la p. 17, expresa que también se debe invitar “a ese joven Fajardo de Liberia”. Mi gratitud.

 

En la carta del (14-89-1993), aduce “14 de setiembre, aniversario de la muerte de don Rogelio Fernández. El pueblo lo lloró. Pocas veces se ha visto un funeral igual.  “El abogado de los humildes” le decían unos. “El defensor de Guanacaste”, le decían otros.  “El filántropo” y otras cosas más.  Ya me puse tristón, Jota Jota”.

 

Es crítico de los hechos históricos negativos para Guanacaste “En Guanacaste nos tienen atrasados y mirando con el rabo en el ojo.  Antes eran la cincha y el garrote.  Los sicarios de León Cortés apaleaban a los guanacastecos que seguían a Vargas Vargas, que peleaba por vencer el paludismo, las lombrices y todos los males de nuestro pueblo que no tenía hospitales, ni caminos, ni escuelas ni democracia.  Cinchoneaban a los que pedían libertad y justicia” (p19).

Insiste en la justa denominación a Nicoya: “Yo creo que no se debe volver pupuluca esa idea.  Y ya dejen de nombrar a Nicoya, ciudad colonial, que no lo es.  Colonial es la iglesia, hoy una basílica.  Pero Nicoya sí es precolombina, porque cuando los españoles vinieron por el golfo ya Nicoya existía (…) Nicoya fue antes de venir los españoles una comunidad organizada, con su cacique, sus dioses, sus leyes, etc. (abril, 1995, p. 20).

En los textos de sus 54 cartas se hace mención a destacados poetas, escritores, músicos, políticos, personajes populares, todo ello, simboliza un cuadro de reconocimientos en los diversos rangos.

En su ideario imaginado de Guanacaste sostiene: “La oración en Guanacaste.  Es el Guanacaste eterno, aquel que nos viene desde las entrañas, ese amor que palpita y nunca muere. Ese Guanacaste que todos llevamos adentro y que siempre triunfa (abril, 1998, p.23).

Cede la palabra a los visitantes a su rancho, tal es el caso del famoso Chirriclaca, quien dice que Rogelio Fernández “contaba de un mago chorotega que puso tres huevos de culebra, uno en el gran lago de Nicaragua, otro en el cerro de las Cruces y otro en el golfo de Nicoya.   Y que entonces una gran serpiente habita adentro de la tierra y las aguas, con la cola en el algo, La panza en el cerro y la  cabeza en el golfo. Esa serpiente diabólica se estremece de vez en cuando, por eso tiembla, hay desórdenes del golfo y que las misas y peregrinaciones al cerro es para aplacar la ira de la mágica serpiente” (19-4-1001, p.30).

Los elementos religiosos son muy arraigados “Todo eso y más es la Pica´eleña.  Y viene cuando ya las lluvias tienen el lloriqueo de la despedida y se sienten los preludios de los vientos alisios, que se acercan las vacaciones hay una alegría en el ambiente.  Y entre tanta fritanga y mescolanza de comilonas y bebidas, de decires dicharacheros, las carretas van llenando de leña bien acomodaditas para luego el gran desfile por las calles de Nicoya, con los boyeros alegres, las muchachas bien bonitas, vestidas a lo chorotega, la banda entonando las fanfarrias y la chirimía conduciendo el frenesí del desfile a la Cofradía de la Casa de la Virgen” (11-10-2002, p. 32).

La devoción por la festividad de la Virgen de Guadalupe es intensa: “La Cofradía se mantiene sola, a “pura fe” del mismo pueblo. Es admirable su tradición y como su organización en la elección del mayordomo, los priostes, los diputados (…) se eligen cada año con unja precisión admirable.  Así la Cofradía conserva la tradición centenaria y cada año se celebra en la Pica´eleña, la Yegüita y la Srta. Virgen de Guadalupe. Ojalá esta tradición siga viva en el pueblo y en las generaciones venideras la celebren con el mismo entusiasmo y devoción a como lo celebra hoy el auténtico pueblo nicoyano” (16-10-2013, p. 49).

Los grandes proyectos inmobiliarios son otra hoja de ruta en la Guanacaste de hoy. La carta de ORISTARCO CHARCOLES (abril, 2004, p.34), preanuncia con 21 años ese fenómeno “Pero, Jota Jota, siento que el criollo como yo, el genuino, el autóctono, está vendiendo su tierra que está pasando a los foráneos que son los que, al final, se llevarán la riqueza y a nosotros nos quedará la nostalgia”.

Como periodista, el autor de las cartas, aduce: “Sin libertad de prensa no hay democracia y sin democracia no hay libertad de prensa” (24-7-2004, p. 35).

Las visitas al rancho de Aristarco Charcoles eran frecuentes en Tiringote. Una vez se contó las peripecias de Cumba Galleta: “Era una mica embrujada que no pudo con Cumba Galleta… La camisa al revés, cabalgando cara pa´tras, y la cruz de la cutacha convirtieron los alaridos de la bruja en llanto, en llanto copioso, que quitó el embrujo y la convirtieron en una dulce doncella a la que salvó el valiente jinete” (16-10-2007, p.41).

En síntesis, la edición de las “Cartas de Oristarco Charcoles”, del extinto periodista José Joaquín Fernández Castrillo es una recuperación bibliográfica decisiva para el conocimiento de sus 54 cartas, cuyos temas variados y significativos, significan una gran aportación a la bibliografía literaria desde Guanacaste.

El tono jocoso, el uso del refranero popular, la revista a nombres de personajes importantes de Guanacaste, la incorporación del léxico guanacasteco, la crítica a lo que corresponde, así como los elogios a lo que consideró auténtico y raigal de Guanacaste, sobre todo, de su amada Nicoya, son un motivo para alegrarnos de esta publicación póstuma del periodista José Joaquín Fernández Castrillo (1929-2015). ¡Albricias, entonces!

 

 

 

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA

COSTA RICA




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