En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



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jueves, 12 de febrero de 2009

Dos poemas de Ana María Rossetti

André Cruchaga, El Salvador; Ana María Rossetti, España.





________LLÁMAME________



Paraíso sin ti, ni imagino ni quiero
Julio Aumente



Yo aguardo la señal para reconocerte.
Cada noche, mientras tiembla el invierno
y abatida la lluvia se derrama
y el frío elige calles y restalla cordeles,
indóciles cabellos de pronto destrenzados,
yo aguardo la señal.
Y te busco incesante, y en la música entro:
acolchada la puerta se cierra tras de mí,
la sombra me golpea y mis ojos insisten,
suelta lanza dispersa y confundida.
Por el esbelto nardo y el armonioso alerce,
sauce, flor, el oro se desnuda,
gráciles piernas, bosques, enramadas:
dime, serpiente, dónde tus anillos.
Irresistible seductora mía, sin ti mi rostro
es fervoroso girasol anclado, es alabanza inerte,
no selva trastornada, no subterránea herida
ni belleza.
Sin deseos, sin sed, sin perseguido abismo,
sin que aceches y ofrezcas y arrebates,
qué jardín, dime tú, qué jardín
se podría llamar paraíso o delicia.
Mi tentación hermosa,
cada noche te busco, cada noche.
Y aguardo tu señal, transida ya de ti
para reconocerte y entregarme.




_____SI RECORDARAS AMOR MÍO...____



Si recordaras, amor mío, qué es lo que te aguarda tras las
seguras paredes de la espera.
Si recordaras cómo ¡y qué cruelmente! el deseo atendido
oculta su puñalada de decepción.
Si recordaras que, una vez que la pasión estalla, el secreto
deja de ser escudo y huída,
no me insistirías para que te mostrara, para que te ofreciera,
para que te otorgue.
Sino que te resignarías a sobrevivir dentro de mí en el dúctil
territorio de los sueños, donde todos los modos de ternura
que puedas inventar son permitidos, toda tempestad música
y ningún temor es irrevocable.
Si recordaras, Amor mío, qué es lo que te aguarda tras las
seguras paredes de mi corazón,
no me obligarías a levantarme en armas contra ti, a detenerte,
a desmentirte, a amordazarte, a traicionarte...
antes de que te me arrebaten, dulce silencio mío,
mi único tesoro, insensato e irreductible sentimiento.
________________
Leer más de Ana María Rossetti en Arte Poética-Rostros y Versos y en Laberinto del Torogoz. La fotografía fue tomada en el marco de V Festival Internacional de Poesía, El Salvador. Atrás, el poeta ecuatoriano Humberto Vinueza.


sábado, 16 de agosto de 2008

Cierta secta feminista se da consejos prematrimoniales_Ana Rossetti

Ana Rossetti, España






Cierta secta feminista se da consejos prematrimoniales





"...Trabajada despiadadamente por un autómata
que cree que el cumplimiento de un cruel deber es
un asunto de honor."
ANDREA DE NERCIAT




Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.
Démonos prisa desvalijándonos
destruyendo el botín de nuestros cuerpos.
Al enemigo percibo respirar tras el muro,
la codicia se yergue entre sus piernas.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.
No deis pródigamente a la espada,
oh viril fortuna, el inviolado himen.
Que la grieta, en el blanco ariete
de nuestras manos, pierda su angostura.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.
Ya extendieron las sábanas
y la felpa absorbente está dispuesta.
Para que los floretes nos derriben
y las piernas empapen de amapolas.
Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.
Antes que el vencedor la ciudadela
profane, y desvele su recato
para saquear del templo los tesoros,
es preferible siempre entregarla a las llamas.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.
Expolio singular: enfebrecidas
en nuestro beneficio arrebatemos
la propia dote. Que el triunfador altivo
no obtenga el masculino privilegio.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.
Con la secreta fuente humedecida
en el licor de Venus,
anticipémonos,
de placer mojadas, a Príapo
y con la sed de nuestros cuerpos, embriaguémonos.

Y besémonos, bellas vírgenes, besémonos.
Rasgando el azahar, gocémonos, gocémonos
del premio que celaban nuestros muslos.
El falo, presto a traspasarnos
encontrará, donde creyó virtud, burdel.
De "Los devaneos de Erato" 1980
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miércoles, 21 de marzo de 2007

Triunfo de Artemis sobre volupta_Poema de Ana Rossetti

Ilustración: Artemis



Triunfo de Artemis sobre volupta


"Ah!, sí..."
Marie Dorsal

Edad inimitable, a tu espejo interrogo
en cuál de mis innumerables
alacenas está la máscara de diosa
que de oscuro los mármoles cubría.
Vuestro fervor, tan obsesivo éxtasis,
la hizo hermosa y distante y proclamó única.
Sin embargo, tantas veces os maltrató!
Su lengua tan cruel como un látigo era.
Tras de los balcones atisbaba ansiosa
y a los suplicantes ojos se negaba
si de vuestros deseos tenía certidumbre.
No os consintió ni una sola hebra de su túnica,
ni tan siquiera que hurgarais entre sus collares.
Ni pudisteis, a través de una cerradura,
mirar cómo parsimoniosa se desvestía
haciendo crecer su desnudo desde la bañera.
Vaho de enredadera gris. La mano recurriendo
a la esponja. Y la fragante espuma, reptando
por su cuerpo, en él se introduce
instalando su invisible dominio.
No bebisteis tampoco en las sabrosas fuentes
que anegaban los turbios laberintos
que una maligna virginidad clausuró.
Ni las sombrías axilas, ni la frondosa concha
de la pelvis, ni la entrelazada cabellera
supieron del amable tacto de esos dedos
que conozco tan bien. Pero cuánto la amáis!
No la oisteis gritar cuando el estrépito
del placer os sobrevino y tumultuosamente
desbordó la hendida cúpula.
Mas el recuerdo de ella, precipitándose,
os asaltay en mí la buscáis. Qué terrible
e inimitable edad. Siempre a tu espejo interrogando.
Intento renacer, antigua identidad
que os fascinaba, aquel cuerpo tan desconocido,
si es que es posible tal metamorfosis.
Sabéis ya en qué precisos
lugares de mi piel Eros se asienta;
los secretos, derramados por la colcha,
por vuestras hábiles bocas sorprendidos.
Rendida, mis piernas fuertemente a vuestras piernas
enlazarán para que la total arremetida
a mi vientre penetre y arda en él.
Ahora soy costumbre,
invadida patria de rutinarias delicias.
Al poseerme perdisteis mi belleza anterior
y se os han desvanecido los deseos.
Mas si me ayudáis a buscar
en los armarios las túnicas olvidadas
y a rescatar la máscara propicia,
si me vuelvo arrogante, ¿os podré convencer?
Tan sagaz es la experiencia
y tan indestructible su mandato
que os sobrepasé largamente.
Incluso os instruiría. Y me lo reprocháis.
Edad inimitable,
donde los dioses habitaban y era
la admiración el tributo único
que a mis pies esparcíais.
No me pidáis que vuelva,
pues la inocencia es irrecuperable.
De "Los devaneos de Erato" 1980
Ver de esta poetisa en: http://www.artepoetica.net/