Miguel Fajardo Korea
LA POESÍA COTIDIANA DE MARCO VARELA
Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de Educación Mauro Fernández-2008
minalusa-dra56@hotmail.com
(Correo de Guanacaste-Costa Rica). La poesía es la manifestación más precisa del espíritu.
El arte mediante el cual establecemos una presencia estelar en la vida de
todos, a partir de las vivencias cotidianas atesoradas por el ser humano. La poesía se resiste a los trajes pomposos
que pretenden imponerle algunas escuelas y autores. Ella es presencia, fortaleza para sobrevivir
a los avatares de la condición humana y artística desde todos los tiempos.
En ese contexto, la poesía
es una manera de ser, a partir del senti-pensar holístico. Por esa
razón, rebota los grilletes y abre los candados de la cosificación, de las
medidas estrechas, de todos aquellos elementos banales que pretendan obnubilar
su mensaje integral, en medio de las parafernalias
baladíes.
Por eso, entonces, la poesía es una manera especial de ver al
mundo, al otro, al cielo, a la tierra, al horizonte abierto sin las fronteras
convencionales.
El 27 de agosto del 2011 conocí al Prof. Marco Varela Sancho en
una velada cultural, en el marco del centenario del natalicio del compositor
Jesús Bonilla Chavarría. Me lo presentó
la Licda. Doris Zamora Jiménez, dilecta colega, a quien mucho respeto y de
quien me precio en contar con su amistad. Ambos residen en La Fortuna de
Bagaces, Guanacaste.
Marco Varela Sancho nació en Heredia el 27 de febrero de 1950. Su
infancia transcurrió entre limitaciones económicas, pero con múltiples
oportunidades para jugar en libertad en guayabales, potreros, cafetales y, por
supuesto, en su callecita empedrada que tenía como espacio de reunión, la pulpería de la esquina como topología:
punto de encuentro, de llegada y partida hacia todas las direcciones posibles.
Su imaginación fue amamantada también por el cine en blanco y
negro, las revistas que pasaban de mano en mano por el vecindario y, sobre todo,
por las radioemisoras, con sus novelas vespertinas y nocturnas.
Definitivamente, era la época cuando los seres humanos compartíamos en núcleos
familiares. Hoy, la alta velocidad ha
convertido las casas de habitación en hoteles de entrada y salida, donde pocas
veces convergen los miembros de dichos hogares y se mantiene una incomunicación
monosilábica o gestual y, a veces, ni eso.
Ni en la escuela ni en el colegio sintió inclinación por la escritura.
No fue sino hasta cuando ingresó en la Escuela
Normal Superior, posteriormente, la Universidad Nacional, cuando tuvo que escribir un poema con valor de examen –excelente mediación
pedagógica- y del cual solo recuerda la siguiente estrofa:
“to live in eternal winter
my destiny will be
longing for summer sunshine
that I will never see”.
Ese momento,
imagen del instante, fue el acicate que Marco necesitó para fijar una ruta
futura en su pasión por las letras, la lectura y la escritura.
Hoy se encuentra
jubilado, después del ejercicio docente durante muchos años intensos y
gratificantes para ayudar a los demás.
Ha escrito una breve historia de su familia, anécdotas de su niñez
y juventud. Así fue como surgieron sus dos primeros libros, que Marco
denomina “literatura casera”. Ojalá las personas produjeran literatura casera.
Ojalá existiera un ocio productivo en
los jubilados.
Sus obras de estreno se intitulan “Vida en Tinta” (2009); “Por los
Buenos Tiempos” (2010). Su nuevo poemario “Versos con alma” (2013). Me parece
una muy buena producción cultural durante un lustro de ejercicio y creación.
Sobre su más reciente poemario, el Prof. Marco Varela Sancho
refiere que “surge este tercer proyecto como un intento de hacer poesía
“entendible”, para que pueda llegar a esas personas que son alérgicas a la
poesía, porque la ven como un acertijo o creen que es solo para gente muy culta,
por eso tiene ese nombre: Versos con Alma” (Varela, correo electrónico, 2013).
Marco ha asistido
a algunas sesiones mensuales en el Centro Literario de Guanacaste (fundado el
20 de marzo de 1974), donde ha compartido algunos de sus poemas, entre ellos: “Despierta”,”
Calle Real”,” El Airecillo”, y “Boceto de un Final”.
El poemario “Versos con alma” (2013), de Marco Varela (1950) está
compuesto de 50 textos. Pocos presentan rima consonante, con el esquema rítmico
ABAB. Creo que Marco quiso experimentar los cánones métricos, pero por su mismo
espíritu abierto al cosmos no ahondó en dichas prácticas escriturales, lo cual
me parece bien.
El corpus de los elementos cotidianos y naturales cruza una gran
franja en el recorrido poético de Marco Varela.
Así entonces, se encuentran elementos, tales como la luna, el sol, las
estrellas, el bambú, las mañanas, los árboles, las palmeras, las flores,
canciones, patios encantados…
Asimismo, elementos
vehiculizadores de la condición humana, tales como la seducción, los celos, los besos, los antojos, las
lágrimas, las ilusiones, las revelaciones, la familia, el amor, la fraternidad,
los deseos, las profecías, la nostalgia, las luchas…
Igualmente, externaliza su perspectiva en la mirada sobre el ocio,
el ser jubilado, la pulpería, entre otros.
Es decir, en este poemario con alma humana de Marco Varela existe
una agenda para recorrer el mundo con la mirada. Es una focalización interesante, uno de los
rasgos de la cotidianeidad esencial. La
mirada del hablante lírico rastrea e incorpora temas para compartir o disentir
en relación con sus alcances visuales.
En los textos del poemario existen
increpaciones: “a quién le importa/ una mano que tirita / al fondo de un
bolsillo / como si aún firmara / su sentencia de olvido”.
Existe un acendrado espíritu de recuperación de la nostalgia en el
poema “Mi callecita en sepia”: “acuarela vivaz/ de pantalones cortos/
cargaditos de trompos/ bolitas de vidrio/ yoyos y sueños”.
Con “Calle Real” incorpora este espacio físico guanacasteco a su
variopinto corpus temático: “testigo silente de amores que crecen/ al cálido
embrujo de tus puertas del sol/ y que en noches de trova se enardecen/ dejando
en las mejillas un vivo arrebol”. No me cabe duda de que la presencia
sensitiva, lectora y crítica de Doris Zamora Jiménez es un aliciente para
seguir las sendas del espíritu creativo.
Heredia tiene ecos intensos en los poemas con alma de Varela
Sancho. En su eje visionario “bajo toldos rojiamarillos”. “Se me antoja soñar/ que un pueblo iluminado/
te conservó colonial”.
La poesía de Marco Varela Sancho conjuga un espíritu abierto, sin
solemnidades. Es una voz que apela a sus lectores posibles para compartir la
aventura de la vida, sus esencias secretas, las cotidianidades que puede atesorar el alma, pero que casi no
vemos, asediados, como estamos, por los dispositivos de las altas velocidades,
inmersos y enajenados por toda la tecnología de punta que no nos permite nunca
estar al día, cuando otro invento nos inutiliza el conocimiento que acabábamos
de adquirir. Todo eso estresa al mundo, lo enferma, lo angustia…
“Versos con alma”, de Marco Varela Sancho, es un texto de madurez y
de mirada vital. Acerquémonos a él para compartir sus líneas. Asimilemos cuanto nos interese. Podemos disentir de sus abordajes, pero estoy
seguro de que su experiencia de lectura será un pasaje por los senderos de un alma solidaria, cuya adhesión
es una apuesta por los caminos que
enrutan el espíritu hacia lo cotidiano trascendente.
Lic. Miguel Fajardo
Korea
(Guanacaste, verano,
2013)
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