Pedro José de la Peña
PRIMER DOLOR
Alégrate de las heridas hondas:
Si la pala penetra
profundamente
en las aguas,
mayor es el impulso
Fabulación del Tiempo
(1970)
IN VITRO
Los que nacimos como yo
(otra vez y otra vez ven, amor mío)
e inmersos en las manos, liquen, polen
aspiramos del alga, del matojo,
con natural semilla, fresca
y caliente oleada, pon tu boca
por sobre el vientre terrenal del mundo...
hoy cantamos, ayer,
los que nacimos como yo
para los huérfanos futuros
que nacerán sobre el cristal, medidos
y compresados en formol, sabiéndose
el tamaño del cuerpo, la color
irrevocable de sus ojos
y sin el arrebato,
sin la enajenación.
(Dame tu mano, ven, abraza fuerte).
Porque es justo tal vez que el
hombre ame
y se abandone a sí y en sí se vierta
para llegar al cuerpo, al sexo noble
donde se truecan perlas, paz, cariño
y emanación letal que da la vida
en tanto nos acaba y nos consume
(no rechaces no, amor, coge esta mano).
Para los huérfanos del mundo, aquéllos
que estudiados serán, que requeridos
para labores adyacentes, no en el odio
ni en el amor su vida han de cifrar,
ni sentirán la lágrima o la dicha
resbalar su mejilla, henchir el pecho...
(No habrá besos, mi bien, no tendrán flores
que acariciar, ni pieles fugitivas:
se mirarán extraños, como seres
en donde muerto está todo latido).
Pero en mi amor los canto porque
es justo
tal vez que amen los hombres
(muslo, tacto
final de la cadera, soplo, llama
que arde sin luz, amor,
cuánta tortura
de los que no te sientan y te abracen).
....por ellos, que algún día han de mirar
como locura el hecho de besarse.
Fabulación del Tiempo. (1970)
ATOMIUM
Dejad que
todo esto
se desarrolle en vuestros
sueños
Sesgada la
espalda de arañazos
corre el ciervo
por la espesura, aullando
lo cercan los mastines, su mirada despavorida
inquiere
y aunque sabe
la razón de su culpa, aunque conoce
la entraña del delito, se figura
tal vez amor, clemencia
en el distante hielo de la diosa ...
Pero el arco de Diana
está tendido
y su flecha le apunta:
Quien desvela
nuestro secreto origen,
la guardada
joya ancestral de
la naturaleza,
recibe su castigo
y así el dardo
parte desde
la cuerda y atraviesa
el corazón
irreverente; luego
los perros lo
devoran y sus restos
son pasto de
los buitres.
A idéntico final o adversa suerte
Prometeo y
Ulises se expusieron
y semejante
fue su desenlace:
Crueles
los
castigaron las leyendas,
crueles
fueron
sus dioses y designios,
mas voluntad igual debe
ampararnos
a descubrir el fuego, a dar al mar
la dimensión de su
contorno, el giro
copernicano del espacio y ser
disturbadora luz,
creciente espasmo
que intranquilice el sueño de lo
oculto.
Tan sólo
desde el riego y el amor nace
y un premio es el morir y
el conseguirlo:
No temed la venganza, no
temáis
el desbocado soplo del
espíritu.
Hay que ver
a la diosa, hay que mirar
su espléndido desnudo, el combo vientre,
aunque los perros muerdan nuestra carne.
Fabulación
del Tiempo. (1970)
RECUERDO DE LA AMADA REFLEJADO EN
LA ALBERCA
Pudieras melancólico en esta
larga hora
dejar lacio el cristal, las venas azulencas
un sosegado estanque, la transparencia, el rostro
de un desteñido tono, conmovedoramente
mirada sobre el hielo de las aguas marchitas,
deshojar los rumores de un pálpito, su pálpito,
el tenue contrapunto de esta nada tan triste.
Pudieras cultivar, como si aún fueses niño,
la ausencia de la madre, nostalgias
preteridas
sobre un tapiz mohoso de tinaja y de
miedos,
y ser como esos muebles que gotean el polvo,
que arañan en el alma con su erosión de
siglos
o mirar en el péndulo cuántos minutos quedan
para sentir un eco de persistencias triste.
Porque aunque fuese ingrata como una luna
hermosa
tuvo siempre en el seno suaves notas,
jazmines,
donde todos recuerdan ese inmenso gemido
de su frente, tan fría para rozar los olmos,
tan escasa otra mano para cercar la suya,
y cómo no, evocándola, sentir el reto henchido
de una piedra muy triste, todavía más triste.
Pues si perlas lloraba ahora en perlas se
anega,
en la orilla escotada de una mar sin dulzura
que abrasa el corazón, ya la copa vacía,
ya sangrante nenúfar
acariciar sus hombros,
sonreír, pues es tierna
la piel en ciertos sitios,
y deshacerte amando, todo
tu pecho de agua,
mientras miras sus ojos
donde un zafiro brilla.
Círculo de
Amor (1972).
EL DESAMOR
Nuestra historia jamás tuvo
ropajes
de
fiesta o ceremonia
ni la vivimos nunca al son de la epopeya.
Sencillo fue el hallarte si rememoro el tiempo,
y sin embargo acaso una música extraña,
un magnífico aliento de cantatas y órganos,
se unió a la turbación de nuestro encuentro,
siguió paso tras paso el inasible
sendero de las rosas ...
Y hoy reconstruyo ese dolor
que vive todavía.
No es un viejo dolor de gris polilla,
sino una fuerza bruta y pesarosa,
una cuerda de esparto sujetándome
al modo del ahorcado, en donde fieles
chacales aulladores o la tierra
batida y pantanosa de tu pecho
todavía amenazan.
Y reconstruyo íntegramente
este enorme dolor, porque no fue tan sólo
sufrimiento,
ni murmullos sin paz
(tu boca tierna,
tu iniciada sonrisa; una manera
dichosamente fantasmal de acariciamos),
pero también el bronce más hermoso
fundiéndose en la fragua del amor,
tu solo paraíso.
Y posesiono a este dolor inmenso
del fondo de mi ser, pues más sincero
que la primer palabra cuando niño
- porque mudo sentí, porque ya mudo
fuera el dolor primero que expresarlo –
es componer tu imagen y
mi imagen,
es ser espejo que devuelve el tiempo
en dolorida, pero ardiente zarza
que no cesa en su luz, como vivo dominio
de que sólo en la sangre se forja este metal.
Círculo de
Amor (1972).
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