Miguel Fajardo Korea
El centenario espiritual de Medardo
Guido Acevedo
Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de Educación Mauro Fernández
Universidad Nacional de Costa Rica
Guanacaste empieza a celebrar el
centenario de sus más importantes
valores en diversas áreas del quehacer integral. Es ruta de crecimiento
y madurez. En ese sentido, nos complace recordar a los lectores de la comunidad
cultural y educativa, el centenario del natalicio del Prof. Medardo Guido
Acevedo (Guanacaste, 8 de junio de 1912; 17 de mayo del 2007). Vivió casi 95
años. Sin embargo, no he leído ninguna nota, en ninguna parte, que recuerde tan
significativa fecha para la cultura costarricense y, guanacasteca, en particular.
Su deceso ocurrió hace tan solo un lustro.
La vida ofrece posibilidades de
realizaciones insospechadas. En ese
sentido, le agradezco al Creador las diversas tareas culturales que he podido
concretar, a favor de la recuperación de la obra artística, en sendos libros, de
singulares artistas del Guanacaste eterno, en su orden: Héctor Zúñiga Rovira, 1993;
Sacramento Villegas Villegas, 1994; Medardo Guido Acevedo, 1996; Otras lunas, 1996; Ciro Montero, 2009, Jesús
Bonilla Chavarría, 2011 y Lía Bonilla Chavarría, 2012. Es parte de mi compromiso
y aportación a la bibliografía esencial desde Guanacaste.
Desde aquí, doy las gracias a la
reiterada confianza de la ASOCIACIÓN para la CULTURA de LIBERIA (Fundada en
1986), ejemplar organización cultural independiente, ganadora del Premio 18 de
abril. Dicha Asociación ha auspiciado cinco
de esas investigaciones. Las dos últimas,
en coautoría con dos de sus miembros directivos.
No preciso cuándo conocí a don Medardo
Guido. Desde niño escuchaba hablar mucho
de él. Por eso, cuando me presentaron el reto de sistematizar su obra, no dudé
en aceptarlo. Aún recuerdo la primera visita a su casa de habitación en el
centro de Bagaces.
Sacó un
enorme cajón que contenía cientos de manuscritos y hojas con poemas, canciones
y notas. Lo guardaba debajo de su cama.
Quedé anonadado al ver tan vasta y significativa producción
artística. Él me manifestó su absoluta
confianza en mi trabajo sistematizador.
Adujo que se sentía orgulloso que yo emprendiese esa titánica tarea.
Siempre agradeceré a don Medardo esa
confianza intelectual y espiritual en mí.
Fajardo,
Miguel. (1996). Cantares de la pampa. San José: Ediciones Zúñiga y Cabal, 187
pp. Edición de 1000 ejemplares. Portada de Juan Ramón Rojas Quirós. Su editor,
el recordado Francisco Zúñiga Díaz (+). Es una edición técnicamente agotada.
La
presentación editorial se realizó en el parque de Liberia, el 13 de febrero de
1996. La asistencia fue multitudinaria,
en plenas fiestas cívicas. Ese día, las municipalidades de Guanacaste colocaron
una placa en la peana del parque Mario Cañas de Liberia. El texto de dicha inscripción, de mi autoría,
dice así:
“Prof.
Medardo Guido Acevedo. Hijo Ilustre de
Guanacaste: Fajina del alma, perenne y abierta para sembrar en el grito
cantares eternos, jineteados por las voces de nuestra tierra”.
Al año
siguiente, se realizó la segunda edición de dicha obra. Fajardo, Miguel. (1997).
Cantares de la pampa. San José: Asamblea Legislativa, 186 pp. Edición de 1000
ejemplares. Portada de Isidro Con Wong. Dicha reedición fue una iniciativa del
exdiputado, Prof. Humberto Fuentes González. Sin embargo, no se me consultó ni
se me pidió el permiso intelectual correspondiente, razón por la cual no asistí
a las presentaciones editoriales, tanto en San José como en Guanacaste… Como autor, exigí el envío de mis ejemplares
de ley. Edición no venal agotada,
distribuida en bibliotecas y centros educativos.
Medardo
Guido Acevedo y su esposa, Alida Alvarado Alvarado procrearon diez hijos: Rose Mary, Dennis,
Rosa Claudia, Henry, Mayra, Eduardo, Argerie, Ginette (+), Agueda (+) y Alvin
(+).
La vida como
búsqueda humana y creativa; como espacio de fuego en el ideal interior del ser
humano es una convicción firme y honesta, que rigió el hacer artístico regional,
popular y nacional del Prof. Medardo Guido Acevedo (1912-2007).
Con una
formación sólida desde sus años en el Colegio Salesiano; respaldado por un
magisterio poco común de 61 años dentro de la vida educativa costarricense,
rompió los parámetros convencionales de un ciclo programado para el ejercicio
docente. Hoy, muchos quieren pensiones
juveniles. Don Medardo fue designado EDUCADOR DISTINGUIDO de Costa Rica, en
1953, galardón compartido con la Prof. Lilia Quesada Orozco.
Su sabiduría
acumulada fue luz para incontables generaciones privilegiadas de sus alumnos,
quienes bebieron de su fuente magisterial de excepción. Trabajó 47 años en la enseñanza pública y
luego 14 años en la escuela de la hacienda “El Pelón de la Bajura”.
En él se
conjugaron, con gran ventaja: al maestro, el padre, el escritor, el poeta, el
estudioso de su contexto, el mensajero incansable de la cultura vernácula: la
folclórica. Su primer poema lo dedicó a
su madre cuando cursaba el cuarto grado en la escuela Ascensión Esquivel de
Liberia y su canción de estreno “A la distancia”, data de 1933.
Su veta
artística fue inagotable. Dentro de su
registro musical hay ritmos de danza, contradanza, tambito, boleros,
corridillo, pasillo, aires de punto, motivos regionales que sustentan su
trabajo sin prisa, pero sin tregua, a lo largo de ocho decenios extremadamente
intensos.
Toda una
vida de casi 95 años con múltiples actividades, honestidad espiritual a prueba
de siempre, son emblemas que expone dentro de su singular biografía este
artista de la melodía y la palabra; este trovador del Guanacaste Eterno que
amamos, cuya obra signa uno de los momentos estelares de la creación nacional
desde Guanacaste. Para don Medardo, la
literatura fue una religión, porque el artista nace con la inspiración divina.
Sobre el
trabajo de Medardo Guido, la recordada educadora María Leal de Noguera adujo
que él era un “forjador de almas, creador de ideales”. Igualmente, Aníbal Reni, un escritor con
quien Guanacaste tienen una gran deuda
cultural expresó sobre Guido: “Este es uno de los últimos chorotegas que ojo
avizor y soslayo perenne, atisba en cuclillas y en suspenso todo lo que nadie
oye… ¿Qué más pedir si todo es alma?”
Me correspondió hablar en sus honras
fúnebres. Él entendió que la vida es una
encrucijada para encontrar derroteros espirituales. Su actuación educativa y cultural representa un
paradigma de energía y una vocación de entrega ilimitada a lo largo de sus casi
95 años de plenitud. Fue un Maestro de Vida.
Su caso es el de un ser humano humilde, profundamente altruista y
filántropo. Le gustaba servir a los demás.
Medardo Guido le dio dinamismo y
promoción artística a Costa Rica, desde Guanacaste, durante 80 años. Lo hizo sin aspavientos, pero con honestidad
humana e identificación raigal con su Guanacaste Eterno. La música, el arte, la
poesía y su cabal sentido holista lo supieron mantener jovial, solidario y
preocupado por el quehacer artístico de su amada tierra regional.
Muy honrado con su poema-homenaje “Ofrenda lírica”, escrito el (15-12-1995), el cual exigió, con
vehemencia, que se debía incorporar al libro “Cantares de pampa”, cuando el
texto se encontraba en prensa. Hubo que complacerlo. Hoy se lo agradezco.
Su honestidad espiritual, a prueba
de siempre, es un emblema de la singular biografía de este auténtico trovador
guanacasteco. Ejerció el magisterio 60
años, dispuesto a compartir su sabiduría.
Conversar con él era otro magisterio.
Una lección de vida desde la llanura, sin falsas poses o soberbia
intelectual como algunos imberbes de la actualidad.
Hace 16 años tuve el honor en ser
cómplice espiritual de don Medardo. El
libro “Medardo Guido: cantares de la pampa” (Miguel Fajardo, 1996: 187),
compila su obra literaria y musical, dedicada a la recuperación y el
reforzamiento de las tradiciones guanacastecas.
Dicho libro contó con el auspicio de la Asociación para la Cultura de
Liberia y las municipalidades de Liberia
y Bagaces. Al año siguiente se
realizó la otra edición aludida.
La voz plural del Prof. Medardo
Guido Acevedo fue la de un guayacán del espíritu. La de un guanacastón en las dimensiones del
llano. Ingresó en la GALERÍA DE CULTURA POPULAR COSTARRICENSE, en uno de los
pocos homenajes de la oficialidad. En dicha ceremonia, me correspondió leer el
discurso de su presentación en el Teatro 1887, CENAC, el 6 de setiembre de
1995.
Sigo
creyendo que Medardo Guido Acevedo pudo haber sido un excelente candidato para
optar por el Premio Magón de Costa Rica, por su fructífera trayectoria de 80
años, pero no fue así y fue una lástima.
Los
guanacastecos, sus instituciones culturales y universitarias no nos hemos
propuesto presentar y respaldar una candidatura por consenso de nuestros más
ilustres artistas, quienes han entregado toda una vida a favor de la cultura
integral de siempre, tal los casos de Jesús Bonilla, Medardo Guido, Lía
Bonilla, para citar solo una triada de honor. Creo que sigue reinando la
envidia y la chatez banal para reconocer a los demás.
Medardo Guido: recordado Maestro, tu espíritu guanacasteco recorrerá todos los
predios de la pampa inmensa. Sé que seguirás indicándonos el camino de la
verdad y el redescubrimiento del espíritu para afirmar el acento artístico con
la guía de Dios como testigo. En Él creíste con verdadera convicción, sin
timoratez.
Uno de sus
últimos mandatos fue que no quería lágrimas en sus exequias. Y así se le cumplió. Fue un día de música, bombas, gritos,
corridos. Era su espíritu guanacasteco. Fue animar su alma peregrina con sus
propias composiciones. Un homenaje
abierto y sentido, popular, con convocatoria abierta para uno de sus hijos
predilectos.
Descansa, Medardo Guido Acevedo (1912-1997),
Maestro de la mirada eterna. Intentamos seguir tus pasos, revivir tu pasión por
la vida y la cultura. Entregarnos a las causas en las cuales creemos, para bien
de la comunidad humana de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario