ENTREGA DE PREMIOS DE LA CRÍTICA VALENCIANA
Por Ricardo Llopesa
Con el éxito de lleno total el Auditorio de la Casa de la Dona, de Torrente, ciudad comercial y turística situada a 35 kms. de Valencia, celebró el pasado viernes, 28 de septiembre, la entrega de los Premios de la Crítica Valenciana 2012, que elige anualmente la mejor obra de cada uno de los géneros literarios, promovidos por la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE), que goza del respaldo de la Generalitat Valenciana.
Un triunvirato formado por tres presidentes de CLAVE presidió la sesión, encargándose de la entrega de los premios en una ceremonia de lujo, que acabaría, según lo convenido, con una suntuosa cena de gala. Los premios fueron instituidos hace treinta años por el escritor, poeta y novelista, Ricardo Belleveser, Presidente de Honor de los Premios; que compartió mesa con el profesor español, especialista en temas uruyuayos, José Vicente Peiró, en calidad de Presidentes de los Premios, y el poeta y escritor Juan Luis Bedins, Presidente de CLAVE.
Tras las palabras de apertura dio comienzo la entrega de premios, otorgando el de poesía a Blas Muñoz, autor de una ricaa obra, por su libro de poemas "La herida de los días". El premio de novela correspondió al narrador Juan Ballester, por su novela "El efecto Starlux". El Premio de Ensayo fue compartido por dos autores de prestigio y se concedió a dos libros de importancia en el mundo de la cultura. El periodista Rafa Marí, lo comparte con el célebre pintor valenciano Miquel Barceló, por su libro "12 ciudades del mundo", que combina textos literarios y de pintura. Se otorga, así mismo, el premio por los mismo méritos al libro "Anatomía del crimen", del escritor de novela negra Mariano Sánchez Soler, conocido en los medios profesionales de la difusión españoles.
Cada uno de ellos fue presentado brevemente por destacados escritores, que expusieron la faceta personal y literaria de cada uno de los premiados. Según el orden de entrega, lo hicieron respectivamente: Ricardo Bellveser, Miguel Catalán, Francisco Agramunt y José Vicente Pairó. Condujo el acto, con precisión y buena coordinación, la poeta Mila Villanueva.
El acto se cerró con broche de oro al otorgar el Premio Especial a Título Póstumo al poeta valenciano Tomás Segovia, cuya vida y obra la realizó en México.
Una vez terminado, el público salió a la calle, pero la terrible tromba de agua que caía sobre la ciudad impedía ver a más de dos metros. Pareciera que el cielo se hubiese venido abajo, y llegar al lugar de la cena se convirtió en una aventura suicida. Lo logramos ocho, entre varias decenas de personas. Las calles quedaron anegadas de agua y la corriente de agua llegaba hasta los tobillos. Era desolador presenciar el salón desierto preparado para los comensales. Ningún premiado, ni siquiera los presentadores pudieron asistir. Tan sólo éramos cuatro hombres y cuatro mujeres: Ricardo Bellveser y José Vicente Peiró, Vicente y Maruxa, María José Pastor, Mila Villanueva, Rosa María Villarroig, y quien esto escribe. Si el chaparrón fue de interés para la agricultura, en este caso no lo fue para la cultura, porque los vinos después de la actividad literaria son la alegría del espíritu.
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