Marina Centeno, Yucatán, México
Por petición mía, la poeta Marina Centeno, me ha enviado estos tres poemas escritos para niños, en donde pone de manifiesto no sólo su talento de poeta consumada, sino que destaca también en esta otra faceta suya de esplendor transitivo. Marina es pescadora de arco íris. Su poesía es un largo patio de brazos, a veces herida en el atrio del aliento, pero sabe drenar sus respiros, el hilo de la luz en su misterio. Su oficio, pues, es un largo camino de alas, jardineras de imaginarios y memoria.
Las hormigas
Uniformes y educadas,
afanosas siempre van
las hormigas bien portadas
a la busca de su pan.
Largas filas: suben, bajan,
con pedazos de migajas
las hormigas siempre viajan.
—¡Rompan filas! —voz de mando.
Las hormigas siempre prestas,
presurosas, caminando
con el ritmo de la orquesta
que dirige el Capitán.
Alegrías en las manos
a los hijos siempre dan
las migajas de su pan.
Por los montes, por los llanos,
por el campo o la ciudad,
las hormigas siempre van
uniformes, educadas,
afanosas, bien portadas,
a la busca de su pan.
afanosas siempre van
las hormigas bien portadas
a la busca de su pan.
Largas filas: suben, bajan,
con pedazos de migajas
las hormigas siempre viajan.
—¡Rompan filas! —voz de mando.
Las hormigas siempre prestas,
presurosas, caminando
con el ritmo de la orquesta
que dirige el Capitán.
Alegrías en las manos
a los hijos siempre dan
las migajas de su pan.
Por los montes, por los llanos,
por el campo o la ciudad,
las hormigas siempre van
uniformes, educadas,
afanosas, bien portadas,
a la busca de su pan.
Marina Centeno
Yucatán México
Las manos de mi Madre
Las manos de mi madre en mi cabeza
y una lágrima surcando su mirada.
La luna, antigua mensajera
de las horas preciosas que se escapan.
Sus labios agrietados con los años,
su pelo, plateando nuevas canas.
Las manos de mi madre en mi cabeza
Y una niña que calla mientras habla.
El mar, el faro, nuestra casa,
las palmeras batiéndose las alas,
el color de la noche a su espalda,
sus ojos de paloma prisionera,
que ocultan batallas ya ganadas.
Su palabra, mi amiga consejera
que me habla esta noche solitaria.
Las manos de mi madre en mi cabeza
y el recuerdo de su amor en mis entrañas.
Marina Centeno
Yucatán México
y una lágrima surcando su mirada.
La luna, antigua mensajera
de las horas preciosas que se escapan.
Sus labios agrietados con los años,
su pelo, plateando nuevas canas.
Las manos de mi madre en mi cabeza
Y una niña que calla mientras habla.
El mar, el faro, nuestra casa,
las palmeras batiéndose las alas,
el color de la noche a su espalda,
sus ojos de paloma prisionera,
que ocultan batallas ya ganadas.
Su palabra, mi amiga consejera
que me habla esta noche solitaria.
Las manos de mi madre en mi cabeza
y el recuerdo de su amor en mis entrañas.
Marina Centeno
Yucatán México
El Barquito
Sopla el viento, baila el mar.
sube y baja el barquito en altamar.
¡Marineros a remar!
_ Grita fuerte el Capitán.
Olas vienen, olas van
en el viaje sobre el mar.
Sube y baja el barquito,
va en marcha a navegar.
Marina Centeno
Yucatán México
Marina Centeno
Yucatán México
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