Juan Carlos García Hoyuelos, España
BESOS PROHIBIDOS
Antes del amanecer,
aprovechándome de a la aún
bóveda de azabache,
subiré hasta la cima
del cerro a ver morir
a las estrellas que oyeron
estremecer de pasión
nuestros besos prohibidos.
Subiré con alas de pájaro, descalzo,
por el inclinado hombro
donde desde mi ventana
veo a la luna como descansa.
Embriagada de rocío, la tierra
silenciará mis huellas
que persiguen vuestro olvido.
Llevaré a cuestas los entresijos
de un amor prohibido,
de cortas primaveras e inviernos
que sobre mis brazos
son extendidos, a su libre albedrío.
Nuestro amor anida
en la noche,
irrumpe manso
del irrisorio tumulto.
Antes del amanecer,
confundido con el tul
negro que agita el cárabo,
subiré hasta la cima
del cerro a ver morir
a la luna que esconde,
en el lado que le prestó a la noche,
nuestros besos prohibidos.
VERSOS
Vuelvo a escribir, aconsejado
por la inerte forma
de mi sombra.
Con una aspiración empiezo:
no quiero ser poeta, quiero ser un verso.
De Bécquer, una golondrina sin regreso,
o un río susurrando a los amantes,
el Duero, de Gerardo Diego.
Un soneto, una metáfora, el amor
humillado y aun así enamorado,
lo prefiero, a saborear atardeceres
nublados por nimbos de tedio.
Invento rítmicas ondas
expandiéndose en las frases,
compendio de sentimientos
a lo ancho de una vida,
la mía, diré, aunque de ella
no soy dueño, sólo
su sonoro instrumento.
Me iré y vosotros, resguardados
en los estrechos renglones,
permaneceréis lozanos, quizá abolidos
por el oscuro olvido,
e indiferentes, eso sí, no tengo
la menor duda, a mi horizontal cuerpo.
Soy un puerto para la poesía,
prólogo reflexivo, idéntico epílogo
pero con distinta rima.
Todo, menos un verso.
Qué énfasis pongo, qué dureza
descargo, al reafirmarme de lo dicho,
en los luxados acentos.
Gárgolas blancas, desnudas
aguardáis mis pensamientos.
Os contaré algunos, otros omitiré,
aquellos que me embriagaron
de penuria y desamparo,
aquellos hundidos en el dolo,
aquellos, ¿para qué?.
Y si no puedo daros rima,
raíles que os conduzcan
a un destino, la libertad
os concedo, gloria en el silencio.
Sois afortunados, vais donde
la inexistencia finge espacio.
¡Escapad!, ¡rápido!, antes
de que quede rígido vuestro vuelo.
Versos. Por no ser uno
de vosotros, los míos quemo.
Atrás, el fuego me reclama,
y al girarse la curiosidad,
la memoria halla en llamas.
¡Ay de mí!, comprendo, primero
se es poeta y luego –nunca seré- verso.
3 comentarios:
Discúlpeme. Me he dado cuenta de que he escrito "esbribe" en lugar de "escribe". Este error deja fuera de lugar a la adulación que he hecho a sus poemas. No ha sido mi intención. Disculpe las molestias.
Ya lo creo que si, estimada Sara: El poeta en cuestión tiene buen dominio de la poesía. Si usted lo desea puede ingresar a www.artepoetica.net y leer más acerca de este autor.
André Cruchaga
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