En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



jueves, 13 de diciembre de 2012

ZONA DE CABOJATE

Miguel Fajardo Korea, Costa Rica





ZONA DE CABOJATE




El viaje de puerto
en puerto fue un arduo trabajo
para desamarrar las
lejanías terrestres.
El cabotaje desafió
los litorales,
se enrumbó hacia una conquista
de espacios sociopolíticos
para transportar volúmenes
de riqueza propia
desde la pampa abierta
frente al sol de siempre.
El cabotaje de las explotaciones
incluyó las periferias,
las regiones nodales o polarizadas,
donde la homogeneidad
no se consolida.
El cabotaje
se deslizó en el Golfo de Nicoya,
en las rutas costeras
y en el Litoral Pacífico,
en una articulación económica
desde 1860…
El amplio paisaje guanacasteco
divisó botes y bongos.
Los puertecitos del Tempisque
enlazaron la red fluvial,
afirmaron la geografía humana
desde Coyolar, Humo,
Bolsón, Manzanillo,
Ballena, Bebedero o Corozal.
El cabotaje estableció
territorios periféricos.
La red del cabotaje
se asoció con el transporte
del modelo agroexportador
y pretendió expandir
las zonas de colonización
como espacios vacíos.
El cabotaje reactivó
lanchas, botes y barcos
para establecer una red
y un sistema de comercialización
de la riqueza hacia otros lares.
El epicentro del cabotaje
guanacasteco se dirigió
a Puntarenas,
entre faros y boyas,
en la mitad del agua
que se bebió el Tempisque
con parada en los muellecitos
del tiempo Guanacaste.
Virgilio Caamaño
señaló los ejes del cabotaje:
-Los costeros a la Península de Nicoya-,
con una gama de sitios sin olvido:
Ario, Bajos Negros, Barco Quebrado,
Malpaís, Bejuco, Cabo Blanco,
Cabuya, Carrillo, Estero del Barco,
Las Peladas, Potreros,
Puerto Soley o Puerto Viejo.
-Los ríos de la Península-
con nombres mágicos en el agua:
Ballena, Bebedero, Bolsón,
Colorado, Pochote, Puerto Humo,
Puerto Jesús, Puerto Thiel…
Taboga.
En las rutas de cabotaje destacaron
el Golfo de Nicoya,
la senda del Tempisque
y Vuelta Afuera.
Cuarenta y cinco puertecitos
otorgaron diversidad humana
a los flujos comerciales sin horarios.
El destino cabotaje
fue el medio de sacrificar
el oro de la Sierra de Abangares,
que se extravió en la historia
del saqueo y la entrega insolente
sin condiciones fiscales  ni tributos
a quienes lo extrajeron y saquearon.
La zona de cabotaje
movilizó la producción
de granos básicos,
ganado, madera, hule, oro,
quesos, aves o cueros.
Los itinerarios de cabotaje
no se detuvieron
frente a los recios inviernos
ni en la melancolía,
pero vieron la explotación
en llamas
del almacenaje
o el trasiego,
antes de la hora de llegada.
Decidieron lanzarse al mar
contra las mareas
encendidas del ahogo,
contra el engaño de siempre.
El cabotaje cumplió su función
entre naves y puertos,
en la bravuconada del agua ilímite
que ancló todos los esfuerzos
para entrar o salir a diversas rutas
con la guía de los faros
donde se esconde la oscuridad
en las mareas de la explotación
de los centros de influencia,
que acrecentaron
las desigualdades
intrarregionales
desde todas las hojas
del árbol de orejas
contra fronteras estrechas,
en el Guanacaste eterno
de las visitas húmedas
en esta tierra  generosa
que amarra los pies
de los viajeros.


Del poemario “El Guanacaste eterno”, Miguel Fajardo Korea, Costa Rica


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