Mileyda Menénez Dávila, Cuba
ESCRITO EN PUERTO CARENAS
I
Dos astros cruzan el día.
Sus órbitas se bifurcan.
Ajenos, el tiempo surcan,
se repelen, se dan vía.
Van presos de esa manía
de ver distancia en lo incierto.
(Caos Amor Ángel muerto…
Valladares de otras luces)
Astros que mutan en cruces:
Huellas negando el desierto.
Pero queda el desconcierto
gravitándoles la piel.
Queda el eco del cincel
tallando el mármol despierto
de sus venas.
Queda el puerto
esperando por más velas…
Se desbordan las esquelas
del magro ciberespacio:
Primeras líneas.
Prefacio.
Se abren mudas portezuelas.
II
Se miden en un latido
tres almas: Piedra en el centro.
Anuncio del desencuentro
posible
cuando un ladrido
de la carne lleva al nido
prestado de la impudicia.
Se abruman en la caricia
dos cuerpos. Sobra el tercero.
(¿Página en blanco?)
El tintero
se desborda en su codicia.
Quema en la voz la noticia
—media verdad media trampa—
Se sueñan muros.
No escampa
la urgencia de la delicia.
Viajar. Huir.
Las colmenas
hieden de polen marcado.
El astro joven varado
en asfálticas arenas
aguarda por las escenas
finales de un cauce extraño.
(Cierra capítulo engaño)
Vuelve la madura roca
a hervir su piel:
le provoca
bajar otro travesaño.
(Capítulo de ictericia,
colon, páncreas... La lectura
ahogándose en la frescura
de una fuente seminal)
La lengua es un vendaval
y es látigo de ternura.
Barren charcos de amargura
las voces del aguacero
y desborda el candelero
de la lascivia.
Premura
por desvestir la locura
y abrirle paso en las venas
al placer…
Caen, serenas,
las sombras del desaliento.
Nueva foja para un cuento
escrito en Puerto Carenas.
III
Poco importa que los moros
guarden la costa.
Los besos
son pecados inconfesos.
Los miedos callan sonoros
arrebatos.
Los aforos
del mástil se precipitan.
(En las arterias marchitan
las ajenas conveniencias,
ahogadas por las urgencias
de vientres que regurgitan)
Las horas se precipitan:
Final abierto.
Lujuria.
Más cuerdas para la espuria
cadencia en la que levitan
tres astros.
Hoy se visitan
los oráculos Mañana
¿quién lo sabe?
La semana
es todo vértigo y luz...
Después verán cara o cruz:
La vida enmienda la plana.
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MILEYDA MENÉNDEZ DÁVILA (Regla, Ciudad de La Habana , Cuba, 1968). Poetisa, ingeniera, maestra de primaria y periodista. Como tal, es integrante del colectivo del diario Juventud Rebelde, donde atiende la sección Sexo sentido y el movimiento de tecleros, seguidores de la columna Tecla del duende. Es además colaboradora del Grupo Ala Décima, y en su sitio web Cuba Ala Décima se han publicado varios poemas de su autoría. Al merecer dos de los lauros colaterales en el XI concurso nacional Ala Décima 2011, se ubicó en el tercer lugar del certamen, con su cuaderno Diario de impúdica locura, el cual conquistó el premio Décimas para el amor Hermeides Pompa, que concede la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas, y el premio de tema erótico que auspicia el Centro de Arte y Literatura Fayad Jamís, de Alamar, La Habana del Este. Con su texto Soliloquio interior contra la sed había alcanzado en el 2006 el Premio Luisa Pérez de Zambrana, y en el 2008, alcanzó el segundo lugar en el concurso nacional de décima escrita Francisco Pereira, en Nueva Paz, antigua provincia de La Habana.
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