Markos Quisbert, Chile
Y NOS TILDAN DE SER TAN VIEJITAS PARA ESTAS COSAS
Un día para coleccionar su propia imagen
sobre mis rodillas, que tambalean de felicidad.
Antes que yo me sostenga en las rodillas de UD.,
que imagina lo mismo, presa de ansiedad
al llenarse de caricias, con otra cara que no es la suya
ni la mía, sino es la de nuestro UD.-YO
que lame las arrugas, el cuello, todo el corazón azul,
y nos tildan de ser tan viejitas para estas cosas
sin humedad, sin continencia, sin nada más.
VAYA, SE ME ACABA DE CORTAR LA LECHE
Uno conoce el cariño en brazos musculosos y bronceados de vez en cuando,
sean de hombre o de mujer, o ambos EN UNO
Uno se refriega a menudo con otro cuerpo bajo un poste de alumbrado,
su luz ilumina el sexo que se deja entrever de las cremalleras semi-abiertas,
su luz remarca el sexo que apunta al cielo o al infierno,
es común, uno conoce a un muchacho/cha con gorra de béisbol en una plaza
uno como yo por ejemplo que había advertido hace horas su presencia
entre los árboles meados.
Allí está, con sus manos cruzadas sobre las piernas, blue jean ajustado,
sin distinguirse bien el sexo,
allí está, pequeñas sorpresas que el amor dispone en lo privado de la sed nocturna.
Un muchacho con gorra de béisbol es tan común, se sienta sobre mis rodillas,
como alguna vez yo me senté en las suyas… vaya se me acaba de cortar la leche,
en fin, un contacto por chat me distrajo, veía a la vez
las fotos de Alicia que Lewis Carroll le había tomado con distintos trajes,
en una aparece toda una tigresa
Me tengo que ir, beso a ti sea quien seas, te recomiendo las fotos de Carroll
A VECES UN SEX SIMBOL RECURRE AL BISTURÍ
A veces un sex simbol recurre al bisturí
como todos aunque nadie lo admita.
Su estilo y apariencia
nos ahorra el trabajo de ser tan sensuales
ante los ciudadanos con vidas simples y ordinarias
que beben y se reproducen al calor de una fogata
que se extingue en el polvo.
A veces de reojo percibimos a gente solitaria
con un halo sobre la cabeza
al cruzar la calle, sin importarnos
en ese mismo momento sino años después
mientras hacemos por ejemplo el amor
con un desconocido tras un quiosco en la noche.
Un hombre de mostacho y camisa hawaiana
a la luz de un reflector que ciega la memoria
como en una redada policial
que se oculta en los puntos ciegos
de quienes lo contemplan de reojo.
Y seamos nosotros ahora aquel
que cruza calles y mentes y Cam.
¡Oh bienaventurado albergue a cualquier hora!
Esto ya se ha visto, chau.
2 comentarios:
Interesante sitio éste lleno de infinitas letras y valientes plumas.
Saludos cordiales.
Gracias, amigo, por tu visita y mensaje.
André Cruchaga
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