Elisabet Cincotta, Argentina
LOS VIERNES
Los viernes regresan desde el recuerdo.
Algún álbum de fotos mece el viento.
La glicina titubea en la pérgola
y salpica el amarillo del patio viejo
-acucia raspones el cielo-
Elevo mi mano, recupero el aliento,
un son diáfano surge
-allí siempre son viernes los encuentros-
Hubo uno de rosas y azahares,
alguno de orquídeas y silencios.
Quién sabe cuántos más
-en el zaguán- hubo de lamentos.
Esta soy madreselva despierta
-flor ajada de tiempos-
con camino de adoquines por delante
y manojos de sueños.
DE PIE
De pie, siempre de pie,
busco, más allá de la línea ficticia del tiempo,
interrogantes que frecuentan la existencia.
Y nada.
La voz, silencio. La mente hurga respuestas.
Allí, ante mí, esos ojos, que sacuden siglos,
me miran y no saben qué decir.
Me acerco, me acosan. Los enfrento.
Tras ellos la vida. Distingo momentos.
¿Son míos?
¿Fueron mías las palabras, los sueños?
¿Son esos ojos el pasado?
De pie, siempre de pie,
los ilumino y sigo adelante.
CUANDO VI
Cuando muerdas los labios
sangrante victoria del grito
arremeterás laureles
quebrarás el aire
con el llanto tardío
y la palabra exacta
para exigir del tiempo
más tiempo
del viento el eco de la vida
del surco la semilla
y de la vid el vino
Cuando ningún pedido sea otorgado
saldrás por el sendero
serás huella de huellas
tus pies alados girarán historias
y al borde del precipicio
la existencia tendrá sentido.
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