MÓNICA LÓPEZ BORDÓN, ESPAÑA
Mirar desde el ángulo de tus ojos
el abismo del viento pasajero
y sus dedos ávidos
hilando el destino consumado.
Emerge el trazo de la espera
sobre el asfalto mojado,
se muere la indiferencia y el aburrimiento.
Observo a la derecha y a la izquierda.
Cientos de rostros buscan el cielo.
Una voz le dice a mi oído
y otros labios le hablan en sueños
del adiós que es un vuelo,
preludio de letanía nocturna y sutil
que ni a mi boca le consuela.
Amo el ritmo sideral de cada paso,
la huella brotando al compás de un verso
y el trapecio encaminado de tu voz
cuando resuena el latido del silencio.
Mirar desde el ángulo de tus ojos
el abismo del viento pasajero
y sus dedos ávidos
hilando el destino consumado.
Emerge el trazo de la espera
sobre el asfalto mojado,
se muere la indiferencia y el aburrimiento.
Observo a la derecha y a la izquierda.
Cientos de rostros buscan el cielo.
Una voz le dice a mi oído
y otros labios le hablan en sueños
del adiós que es un vuelo,
preludio de letanía nocturna y sutil
que ni a mi boca le consuela.
Amo el ritmo sideral de cada paso,
la huella brotando al compás de un verso
y el trapecio encaminado de tu voz
cuando resuena el latido del silencio.
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