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domingo, 13 de febrero de 2011

Magda Zavala, poesía sin miedo a las mareas


Miguel Fajardo Korea, Costa Rica


Magda Zavala, poesía sin miedo a las mareas



Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de Educación Mauro Fernández-2008

miguelfajardokorea@hotmail.com
Universidad Nacional de Costa Rica



En la literatura costarricense destaca, con singulares méritos, la Dra. Magda Zavala González (1951), académica, narradora y poetisa, quien ha desplegado una intensa tarea difusora como crítica literaria, investigadora y promotora cultural.

La Dra. Zavala González obtuvo su licenciatura en filología en la Universidad de Costa Rica, su maestría en la Universidad de Lyon, Francia y su doctorado en la Universidad de Lovaina, Bélgica. Su extensa e intensa trayectoria docente la realizó en la Universidad Nacional de Costa Rica.

En la Universidad Nacional promovió la creación de la maestría en Estudios de Cultura Centroamericana y con el doctorado Interdisciplinario en Letras y Artes en América Central y fue la primera directora de ambos posgrados. Fundó y dirigió la revista Ístmica. Es promotora y parte del equipo fundador de la Asociación Costarricense de. Escritoras (ACE). Ha participado en múltiples congresos literarios, conferencias y recitales en Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Canadá, Estados Unidos, Francia, Noruega y Bélgica. Ha sido profesora visitante en numerosas universidades del extranjero. Incluida en las antologías Cuentos del desamor, 1999 y Narradoras costarricenses, 2006, de Linda Berrón y Willy Muñoz, respectivamente.



Dra. Magda Zavala González

La Dra. Zavala ha escrito la novela Desconciertos en un jardín tropical, 1999. Coautora de los libros: Historiografía literaria en América Central, 1995; 500 años. ¿Holocausto o descubrimiento”, 1999; Literaturas indígenas centroamericanas, 2008. Coeditora de Relatos del desamor, 1998. Su más reciente libro, es el tomo poético Tríptico de las mareas, 2010. En prensa actualmente, Con mano de mujer. Antología de poetas centroamericanas contemporáneas (1970-2008).


En la apertura del XVI Congreso Internacional de Literatura Centroamericana (CILCA), el 16-4-2008, organizado por la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional, Campus Nicoya, Magda Zavala disertó sobre “El impacto cultural de la recolonización en Centroamérica”.

En esta oportunidad, la Dra. Zavala González ofrece la conferencia La poesía de mujeres centroamericanas: sus aportaciones al devenir literario de la región, en el marco de la Cátedra Dr. Francisco Vargas Vargas, Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional, Campus Liberia, el lunes 14 de marzo del 2011 a las 4 p.m.

Nos adentraremos en la lectura de su más reciente libro, como una manera de difundir su producción literaria, la cual conlleva estadios de conciencia crítica y poética.

Zavala, Magda. Tríptico de las mareas. (2010). San José: Editorial Osadía, 315 páginas. Es su primer libro poético, donde reúne, un sostenido trabajo de tres decenios, a saber: “Habitante extraño”, “Consejas al amigo incierto” y “Conjunción”.

El libro cuenta con un posludio, así como con dos juicios críticos, tanto del Dr. Jorge Chen Sham como de la Dra. Peggy von Mayer. Asimismo, la foto del mar en la portada es del artista Faustino Desinach. La producción editorial estuvo a cargo de Juan Hernández. La fotografía de la luna es de Silvia Rodríguez y Augusto Valerio Rodríguez.

El poemario registra elementos paratextuales significativos; incluye epígrafes de César Vallejo, Vicente Aleixandre, María Mercedes Carranza, Alejandra Pizarnik, Milan Kundera, Humberto Ak´abal, Gabriel Celaya, T.S. Eliot y las Comunidades campesinas de Costa Rica.

La hablante es frontal ante la censura, por eso, aboga por impedir que el hombre imponga presuntos derechos “sola y desafiante ante el espejo, / obtengo mi propia imagen (…) de ir con paso propio por la vida (…) entonces habrá llegado la hora / de levantar trincheras / contra tus embestidas”, p.39.

La voz lírica no expresa criterios de seda, por el contrario, establece una actitud contestataria contra los avasallamientos patriarcales, por ello, su discurso es directo “Resígnate, / jamás seré mujer convencional en nuestra cama. / No me temas por eso. / Desátate”, p.44. El verbo de cierre es una instancia de actuación. Ella solo la enuncia. En ANTImelodrama expresa “En realidad, no busco que digás ningún te quiero / mientras insistás en echar cerrojos”, p. 51.

Igual sucede en el poema “Hazlo”: “Cuando te das cuenta de que relativizo tus órdenes / ponés sobre mí un grafiti inmenso: / NO OBEDECE / Y repetís más que airado: / “No sabe obedecer esta mujer”. / Y lanzás el epílogo temido: / “Si no odebecés, me voy…”, p. 65. Aquí, el límite expresivo se encuentra en el título y en la vitalidad gráfica de los puntos suspensivos. Es un poema circular, donde existe un emparejamiento entre el título y el último verso; de acuerdo con la teoría poética de Samuel Levin, por lo tanto, sobran las explicaciones.

La hablante poética aspira al entendimiento con el mundo masculino, sin enquistamientos, en igualdad de condiciones “Un mundo para hombres y mujeres, / mano a mano, sin profetas. / Y entre nosotras, bienvenidos / los hombres dispuestos a un abrazo común, / capaz de rodear con auténtica ternura / La Tierra”, p. 58. El cierre de este poema es una especie de sistema recolectivo. La Madre Tierra debe ser respetada, de igual manera, la respectiva equiparación que entraña en la simbólica cultural, la figura femenina, capaz de entrega filial, pero con la firme conciencia de su valía histórica, sin rebajamientos enfermizos, propiciado por los otros.

En este poemario de la autora costarricense Magda Zavala, la mujer tiene voz y quiere que su palabra sea escuchada, tanto es así que se expresa en voz alta, sin temores, porque estamos en otra época, en estadios conquistados, donde la mujer debe ser sujeto y no objeto de bajas pasiones patriarcales “Alguien que no soy yo le parirá los hijos / y pondrá, sin peticiones sediciosas, / la mesa para él”, p. 73. O bien, “los cobardes acomodaticios, / que temen perder mucama, cocinera / y psicólogo doméstica”, p. 120.

Es clara la posición que toma la hablante por marcar su camino, por ello, no duda de que hay que tomar decisiones “Me quedé por un tiempo aquí mismo / expatriada de vos (…) Jamás podrás negar cuánto hubo en mí / ni cuánto permitiste en ti”, p. 74.

En esa órbita, la hablante no establece una renunciación de la figura masculina, sino que exige respeto, dignidad “Dan pena los hombres que temen la pasión en las mujeres”, p. 90. O bien, “Siendo yo a veces feliz, te tuve en mí, / dique y feliz memoria. (…) Pero, si acaso veías en mí de nuevo el arrebato, / súbitamente huías”, p. 97. De la misma manera, “Dichosamente, he olvidado su rostro, / no reconocería su olor/ no alcanzo a recordar quién”, p. 99.

Su poema “Asedio” es un texto sincero, donde la hablante expresa su cosmovisión “Me están señalando qué debo hacer, qué preferir, / a quién y cómo amar, / qué sentir, /qué defender. /Me insinúan, me programan, / condicionan lo que busco/ desde sus imposturas en diversas pantallas, / podios y sitios del sigilo, / los gendarmes, /los predicadores, / los comunicadores,/ los políticos, /los falsos maestros, / los padres de la patria, / el FMI, / los consorcios y las transnacionales/ con su hierro candente en la mano. / Luego envían, como sabuesos, / sus encuestas”, p.102. Aquí sobran los comentarios, cada lector se puede formular sus alcances.

TRÍPTICO DE LAS MAREAS, de MAGDA ZAVALA, no se desentiende de las preocupaciones sociopolíticas, como es el caso del poema “Desaparecidos”: “Habrá ya más de doscientos cincuenta mil asesinados / por la guerra en Centroamérica. / Hay demasiado llanto en las gargantas/ que se esconden de la persecución, / tanto dolor por los caminos de los desplazados/ y en el silencio del exilio”, p. 139. Como lector, uno reflexiona y toma conciencia de tal denuncia en la marea tortuosa del destino ístmico.

La cruenta historia belicista de América Central se ve reflejada. La guerra ha incorporado a las mujeres en esa lucha. A las guerrilleras les expresa “Mujeres en la guerra, / obligadas por la hora/ al oficio más funesto de varones”, p.142. En la misma línea, se refiere a la combatiente “Olvidá ese FAL por un momento/ y tendete aquí/ en nuestra pequeña libertad”. Ese espacio de ternura es un cronotopo de conciencia, por ello sostiene que “Somos más sabias y tenaces las mujeres/ en la paz”, p. 142, en contraposición con “y yo me encuentro sin vida/ vagando de Sur a Norte, / de Norte a Sur,/ desplazada, exiliada, / migrante,/ sin vida./ ¡Ay,/mis/hijos…!”, p.148.

Su verso “No pidan olvido los culpables” es un llamado de urgencia contra quienes han causado daño incalculable a los congéneres. El escritor Mario Benedetti adujo que “El olvido está lleno de memoria”. La autora costarricense va en la misma ruta de la denuncia frontal contra los culpables de masacres, genocidios y demás.

En “Real soberanía”, la hablante expresa “¡Cuánto daría por vivir en un país no alineado, / dignamente fuera de toda línea, / un sabio país sin guerras / y nada cómplice en insidias estratégicas”, p. 154. Aquí, la voz del discurso formula su anhelo como mujer que forma parte de la sociedad civil.

Los 66 epigramas mínimos (pp. 155-181) sostienen una gran fuerza expresiva. En su brevedad, signan estallidos, dictados de fe, revelaciones. Su relectura se impone para escudriñar sus alcances semióticos, por ejemplo, el número 5 sostiene “¿Qué culpa tuve yo/ y qué culpa vos,/ si cuando miré profundo en tus ojos/ no supe descubrir que era yo la constructora/ de cuanto te otorgó solvencia?”, p. 156.

El cuerpo es un poder. En esa línea, la mujer debe cuidar de él; el hombre respetarlo. “Con justa rabia de ofendida/ no lo permitas, /no lo justifiques, no te culpes; tu cuerpo es solo tuyo. “Dispón de tu soberanía”, p. 157. “Nadie lo disponga, sin embargo, por mí. / Nadie más que yo para ofrecerlo”, p. 181. “Y recuerda, pequeña amadísima, / que no te encierren en la vieja torre/ de la reproducción”, p. 183. En ese eje temático corporal, la hablante endiña “¿Por qué me atás/ con este cinturón de indignidad/ si no soportarías jamás/ encerrar tu miembro vigoroso/ en ninguna tortura semejante”, p. 168. Refuta la estructura fálica como eje de poder y dominación.

La voz lírica dignifica su palabra en estadios de conciencia reflexiva, en torno a la significación histórica de la figura masculina. Esa perspectiva, desde luego, no impide, de ninguna manera, la convivencia con el otro. “El mejor de los oficios/ es, indudablemente, amarte, / sobre todo saber amarte. / Por eso laboro/ incesante”, p. 272. En “Juegos”, campean las marcas eróticas y sexuales como una resignificación corporal de dichos vectores semióticos “Revoloteando en torno a tu cuello, /mordisqueando el nacimiento del pelo,/ lamiendo tu mentón,/sorbiendo, intermitente, esos labios seudoesquivos,/ tumbando con mi cuerpo el tuyo/ soy más libre;/ y tú, propiciando que te escale,/ que te monte,/ que ría feliz mientras me tiendo a lo largo de ti/ y me solazo,/ eres más brillante en tu hermosura”, p. 273.

En “Conciliados” se advierte una cernida claridad de conjunción y equidad compartida, sin resabios de maledicencia ni jerarquías de pareja inútiles, por ello, aduce: “Cuánto celebro que entre vos y yo no haya lucha de poder/ y seamos solo un conjunto/ dueto / dúo, equipo / consonancia / y capacidad para resolver los desentonamientos”, p. 279.

El poema “Conjunción” es el cierre temático de la esperanza, una vez que la hablante, sin miedo, ha recorrido las mareas, es decir, ha expresado su palabra con la certeza de su propia voz. En este poemario de Magda Zavala, lo no dicho es secundario, pues su valiente palabra habla, sin cortapisas ni amarres patriarcales contra las tropelías que ha sufrido, históricamente, quien debe ser mujer sujeto y no objeto de uso y cambio.


CONJUNCIÓN MAGDA ZAVALA

“Juntos podremos alcanzar el punto iluminado.

Nunca más por caminos opuestos,
nuestra capacidad de tejer
jamás antes tan precisa,
afinados todos los sentidos,
aptos para unir cada punto de la red,
sitio donde tendernos luego
mecidos por el viento
de todos los tiempos.

Has aceptado nuestra luna interior
en un centro espléndido.
te he aceptado yo
en simetría.

Lograremos nuestra coincidencia
en plena marea viva”(pág. 301).

En síntesis, TRÍPTICO DE LAS MAREAS, de Dra. Magda Zavala González (1951), autora costarricense, se convierte en un remirar los mundos interiores, tanto del hombre como de la mujer, cuya simbiosis deviene en relaciones convocadas dentro de la vivencia y convivencia del factor humanidad.

En sus textos-dossier se advierten ecos poéticos y voces históricas, coyunturas espacio-temporales que ponen a meditar sobre la condición humana, desde América Central. Es la suya una voz lírica no complaciente, por ello, no es una poesía adocenada.
Por el contrario, las poetizaciones que ofrece desnudan un mundo con alcances plurisignificativos, donde la valentía de la voz femenina apela convertirse en mujer sujeto y no en mujer servicio. La suya es una obra de ruptura dentro del canon estético de la poesía costarricense. Este libro de madurez le ha permitido, a la escritora Magda Zavala, una realimentación temática, donde asume la confrontación, con pleno conocimiento holístico, de las corrientes poéticas en boga.


Costa Rica, verano del 2011

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Lic. Miguel Fajardo Korea (Costa Rica, 1956).
Académico en la Universidad Nacional de Costa Rica.
Premio Nacional de Promoción y Difusión cultural, 2001; Premio Nacional de Educación Mauro Fernández, 2008; Premio Omar Dengo, Universidad Nacional de Costa Rica, 2009. Autor de 18 libros, entre ellos: “Extensión del agua”, “Solo la noche”, “Las puertas del sol”, “Realidad, mito y dolor”, “Otras lunas”, “Margen del sueño”, “Ausencias”, “Travesías” “Todos los días” o “Casa Guanacaste”.

En el 2011 se editará en Colombia su poemario “La demora más larga”.

Coordina la Cátedra Dr. Francisco Vargas Vargas, Sede Regional Chorotega, Universidad Nacional.
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Ha participado en recitales y congresos literarios en Costa Rica y el extranjero.



miguelfajardokorea@hotmail.com

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