Jaime Gurdián: Caminos
de dolor en tiempos de destierro
Lic. Miguel
Fajardo Korea
Premio Nacional de
Promoción y Difusión Cultural
minalusa-dra56@hotmail.com
Lic.
MIGUEL FAJARDO KOREA
Jaime Gurdián Méndez (Nicaragua, 1954) ha publicado su
novela Una esquina en el tiempo. San José: Lara Segura & Asoc.
Editores, 2023: 94 pp. Asimismo, se encuentra en los catálogos de Amazon.
Criterio en la contracubierta del costarricense Miguel Fajardo.
Jaime Gurdián Méndez es doctor en medicina,
Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Posgrado en Psiquiatría en la
Universidad de Costa Rica. Ha ejercido la docencia. Ha publicado “León, postales y otros poemas”
(Guatemala, 2003 y “Poemas sueltos” (Costa Rica, 2003). Publicó su novela Una
esquina en el tiempo (Costa Rica, 2023) y en Amazon (2024). Mantiene
producción literaria inédita.
El proemio de cinco párrafos condensa los caminos de
dolor y destierro: “Hace ciento cincuenta años, los armenios de Turquía, eran
sombras de sombras por la península de Anatolia, expulsados al olvido y a la
nada, cientos de miles de hombres, mujeres y niños fueron arrastrados al horror
del desierto sirio y se dice que muy pocos lograron llegar” (p.13).
El narrador maneja los hilos discusivos de su
trama. En ese sentido, ubica
geo-espacialmente. Asimismo, ofrece
detalles históricos sobre el origen de los personajes de su novela. Igualmente,
da señales de alguna esperanza en el regreso, algún día, cuando haya luz y
tolerancia: “Allá queda la vieja Armenia de nuestros padres y abuelos, donde sé
que volveremos algún día de luz, cuando la tolerancia nos envuelva a todos y
nunca olvidemos de dónde venimos, y que nuestra sangre es de la cuna del
Patriarca Jafet, hijo del Padre Noé, en las faldas del santo nombre Ararat,
donde todo comenzó” (p.78).
Luego, establece una ubicación tripartita con un marco
histórico, político y religioso de la capital de Armenia: “La Antigüedad
de Ereván, capital de Armenia está acreditada en una estela del Rey Urartu I,
que menciona la fundación en el 782 a.C., es una de las ciudades más antiguas
del mundo. Fue disputada por persas,
romanos, partos y musulmanes. Fue el
primer estado cristiano antes de la Roma de San Constantino el grande, fue con
San Gregorio, el iluminador (257-330 a.C.)”, (p. 80).
Asimismo, focaliza una fecha que será recurren te a lo
largo de su texto narrativo: “Fue en Ereván, capital de Armenia, aquella tarde
de un 21 de setiembre de 1785, en que Johan Heinrich Urvián vio al monje
Zen cruzando el parque San Gregorio, hacia la catedral del mismo nombre” (p.79).
Ese día y ese mes, con diferentes años, tendrán reiteradas menciones a lo largo
de su novela, 20 veces, dato que lo
convierte en un simbolismo de apelación.
En otro orden, en ese proceso de construcción del
marco narrativo, se centra en el apellido, sus labores, el origen del apellido
y su significación en armenio, todos esos elementos del discurso operan como
elementos que añaden sentido y significación a la construcción narrativa de su
cuerpo novelesco: “Los Urvián eran una familia pacífica y laboriosa, con
antecedentes de ser agricultores y maestros del cuero, su apellido venía de
“Kurdjián”, que significa en armenio “Hijo del curtidor de cueros” (p. 84).
Finalmente, en una especie de sistema recolectivo,
cita a los hijos: “Eran tres hermanos hijos del armenio, Johan Henrich Urvián y
de Roeline Marie Garvels que en los viejos daguerrotipos se veía bellísima,
alemana descendiente de armenios, fruto de un amor prohibido y torrencial,
lleno de pasiones y exilios, ellos están enterrados juntos en Navarra, España”
(p. 59).
La novela inicia con los prolegómenos de la llegada de
Harry Houdini: “El 21 de setiembre de 1915 amaneció azul y alegre, después de
una noche lluviosa y sofocante, la ciudad entera esperaba la venida del gran
mago Houdini (…) que pretendía desenmascarar a los espiritistas y
sinvergüenzas, que estafaban a las almas buenas que querían comunicarse con sus
seres queridos muertos” (p.17).
El narrador hace un despliegue detallado de dicho
acontecimiento, asimismo, lo complementa, en relación con el objetivo de tan
esperada visita: “Houdini agradeció la hospitalidad, brevemente explicó que no
venía a hacer magia, porque la magia no existía, que él era un desenmascarador
de los espiritistas que le robaban a la gente crédula, que desde que su madre
murió trató de comunicarse con ella, y jamás lo logró, era un trato que
hicieron en vida y conoció a los embusteros espiritistas” (p.20).
Ofrece detalles de las figuras de autoridad que llegan
a recibir a Houdini: “Lo esperaba el obispo, con la comitiva del gobierno y el
delegado presidencial, el alcalde Poncio Arrieta y su flamante esposa doña
Caridad de Arrieta y las “Damas azules” del asilo blanco, con doña Gilma
Valladares de presidenta vitalicia” (p.19).
Las señales de
corrupción se expresan en este párrafo: “Esto había provocado una excomunión ad
eternis al alcalde, y a la directiva del Teatro por permitir tal aberración,
pero ya don Poncio Pilato Arrieta, se había adelantado a la Curia, diciendo que
el 50 % de las entradas irían a parar, directamente al Hospicio de huérfanos
del padre Dubón. Esto calmó la excomunión” (p.22).
La expectación por las presentaciones de Houdini era
desbordante y el narrador no deja escapar la oportunidad para hacer eco de ello
“Apenas subió el maestro, el profesor Houdini dijo: no puedo continuar. En realidad, no puedo empezar, en esta sala
hay alguien que tiene una fuerza mental más grande que la mía, y me impide
concentrarme, le pido por favor, y con todo respeto, por toda la audiencia, que
abandono este lugar, si es posible, y el inmenso silencio fue roto por una gran
exclamación y aplauso al levantarse el Maestro Isaac Paguaga, quien tenía fama
de sabio, médico y parapsicólogo” (p.26).
El indicio preseñalado se confirma más adelante,
cuando el narrador expresa: “Parece que don Poncio Pilato Arrieta terminó preso
y luego murió en el exilio en Guatemala, solo y abandonado, porque no tuvo
hijos en sus tres matrimonios, salieron acusaciones de corrupciones y chantajes
indecibles, además, sospechas de envenenar a dos de sus tres esposas, muertas
en razones muy extrañas: insomnios terribles, malarias y desintegración del
cuerpo” (p.32).
Durante las
presentaciones de Houdini existe un acto que propicia la fuga amorosa de una
pareja. El narrador lo explicita así:
“El acto sirvió de flechazo entre el joven Hafid y Caridad, obligada a casarse
con el andropenio de Poncio Arrieta, por razones de familia, venida a menos y
sombrías (…) Todos los 21 firmaron un amor terrible, a escondidas, y así se
amaban en el puerto debajo de las planchas de hierro o arriba de las grúas
alemanas, o en las noches de huevos de Paslama. (…) El amor era un amor invisible,
duró dos años. Él iba y venía, hasta que
aprovecharon la presentación del teatro Mena para desaparecer, con la única
complicidad de Alí Babá, que los mandó a California con la bendición de su
religión y sus costumbres” (p.31).
Haciendo mención del capítulo actancial de Houdini, se
toma como referencia: “Cuando llegó el profesor Houdini, había ya un
gobierno conservador presidido por Adolfo Díaz, el país estaba triste desde la
noche del 21 de septiembre de 1909, con el exilio del General Zelaya (…) Zelaya
tuvo que abandonar el país por presión de Estados Unidos, la ingobernabilidad
fue ese fruto, traiciones y, en 1913, desembarcaron los marines
norteamericanos, que controlaban sus inversiones, los ferrocarriles y los
bancos, permanecieron hasta 1933, la época de Sandino”.
En la misma línea, se le sigue la pista a Zelaya. Y se
introduce el tema de la intervención americana y el sentimiento contrario a los
intereses nacionales: “Se exilió en México, luego llegó a París, publicó
un libro en 1910 para ilustrar a la opinión pública mundial sobre la
intervención norteamericana en Nicaragua (…), mientras los marines permanecían
creando un sentimiento antinorteamericano en todas partes” (pp.35-36).
El narrador confiere especial importancia a las
fotografías y retratos. El capítulo 2 inicia así: “En la foto estaban con
elegancia, el maestro Houdini, Roberto Urvián, el gran maestro de la logia don
Ernesto Roiz, el Monje Zen, doña Soledad Gil, que viviría 150 años y yo
conocería en la casa del poeta Bruno Buitrago más de medio siglo después a su hijo,
el benemérito Bruno Buitrago, al parasicólogo Maestro Isaac Paguaga, los datos
estaban detrás de la foto escritos con una bella letra, y decía 21 septiembre
2015” (p.23).
Según la gran crítica polaca, Magdalena Perkowska, en
“Historias híbridas” (Madrid: Iberoamericana, 2008): las
fotografías funcionan como documento, del que se asume que confirma, comprueba
y atestigua la realidad que el texto se propone representar. Este papel de las
fotografías resulta de la fe en su transparencia, de la convicción… de que nada
se interpone entre ellas y la realidad (p.252).
Perkowska aduce: las fotos se entretejen con el
relato o se sitúan en el medio o en la parte final formando un contexto visual
para la narración” (..) La estrecha relación entre las fotografías y la
narración se subraya por medio de los comentarios acerca de todas las fotos
dentro del relato: los personajes cuentan o recuerdan cómo y cuándo las
tomaron, cuáles eran sus intenciones, como trabajaron, qué pasaba en aquel
momento (…) el texto se visualiza y la imagen se textualiza (p.
232).
En ese mismo horizonte de expectativas, Magdalena
Perkowska aduce que Las fotos penetran en el relato, pero el relato también
penetra en las fotos. El vínculo que se
establece entre estos dos sistemas de representación muestra que lo verbal y lo
visual son indisociables, que su separación, al igual que la del espacio
público y privado, es una ilusión (p.254).
Se recurre a un raconto, en una especie de recordar selectivo,
para regresar mentalmente al origen geográfico: “Esa noche, en ese
instante, comenzó a lloviznar y me pareció ver el Puerto Armenio en tierras
turcas ocupándolo. Vi la diáspora del
padre de mi abuelo Johan Heinrich y las historias de ultramar, sentí al
quedarme solo en ese inolvidable balcón, el sacrificio de mi bisabuelo, en su
huida de Armenia, por un amor imposible, y un duelo que lo apartó de todo lo
que más amaba, el dolor, las tierras detrás de la gran mar, donde tendría un
futuro diferente, el llanto, un adiós para siempre, su exilio en Alemania, su
trabajo en la curtiembre, donde aprendió y fue el mejor en su oficio, y lo
abracé en una esquina del tiempo, y me pareció que él a mí me abrazaba en la
proa de un barco de vapor que lo llevaba para siempre” (p.44).
Paralelamente, se plantea una anticipación narrativa,
relacionada con quién escribiría la historia que rescataría del olvido a la
familia de inmigrantes: “Al pasar los tres me vieron a mí escribiendo
esta historia en el corredor de la casa solariega frente al patio, en un siglo
nuevo y este quién es, preguntó, es tu nieto que no ha nacido todavía, va a
nacer un 21 de setiembre de 1954, y nos rescatará del olvido con su libro. El abuelo se acercó, no pudo acariciarme,
porque no había llegado su hora todavía” (p.57).
Además, las andanzas actanciales de los hermanos
trazan el corpus narrativo de esta novela: “Y así fue, los tres hermanos se
separaron sin estarlo, siempre se reunían cada tres meses en León, capital
comercial de Occidente (p.64) (…) Con pasaporte turco-armenio, llegaron a
Puerto Trujillo en Honduras en 1825, en el municipio de Colón”.
Es interesante la reflexión narrativa, como migrantes,
forzados a un destierro, “La familia Urvián tiene claro que el destino les
ofrece la oportunidad de extender su sangre en América Central, con los valores
heredados y con el oficio aprendido y secreto de la curtiembre. Saben que su
desarraigo es fruto de la intolerancia y, en esa coyuntura, están obligados a
construir, éticamente, una descendencia sana, guiados con el espíritu del
Patriarca Jafet los protegerá siempre.
“El país se estaba sumiendo en guerras intestinas y
preocupó mucho a los hermanos que bajo presión decidieron separarse, separados,
pero siempre únicos, les dijo Hermenegildo, no se olviden de su origen, no se olviden
que somos fruto de la intolerancia y sobrevivimos, recuerden a nuestros padres
armenios y la imagen de Ararat primigenio, recuerden que sembraremos sangre
nueva y fecunda, que este llanto de ahora es el fruto de generaciones nuevas,
siento como sintió mi padre antes de morir, que llevaremos decenas de descendientes
buenos a estas tierras de promisión, y que el dios de nuestros padres nos
bendiga, y que el espíritu del Patriarca Jafet de donde provenimos, nos cuide
para siempre” (p.62).
Leer la novela Una esquina en el tiempo, del
Dr. Jaime Gurdián Méndez nos hace reflexionar que ser inmigrante de lejanas
tierras es un drama doloroso, en cualquier parte del universo. Millones de habitantes de Armenia han debido
soportar el éxodo. El problema social de
la inmigración es creciente en todas las latitudes de este planeta desigual.
Esta novela es un dossier de dolor acumulado por los
desplazamientos durante cientos de años por el pueblo de Armenia. Ser inmigrante, aquí o allá, es llevar un
bolso sin amarras para el olvido contra las tropelías de la incomprensión, la
exclusión o la indiferencia.
La claridad con la cual están relatados los procesos
del éxodo son lacerantes en favor de la esperanza, los Derechos Humanos, la
justicia, la defensa de la vida, el relanzamiento vital y humano en
Centroamérica.
La obra narra la historia central de los Urvián:
aquellos tres hermanos armenios que llegaron a Nicaragua, a principios de 1800,
hijos de otra diáspora que comenzó en Erevián, capital de Armenia” (p.14).
El Narrador utiliza cartas
intratextuales, por ejemplo, en el capítulo 10. La carta, como pieza
literaria, “conjuga el interés que el personaje suscita, el estilo
utilizado, el pensamiento vertido y los hechos narrados”.
Asimismo, recurre a la
crónica, por ejemplo, el capítulo 11. “La crónica literaria
fusiona la narración de hechos reales con un enfoque estético y personal.
Mediante un estilo literario, el autor, no solo
relata eventos, sino que también, transmite su experiencia y emociones, creando
una conexión más íntima con el lector”.
Desfilan numerosos personajes, con movimientos tantos
centrífugos como centrípetos, así como símbolos mágicos que sincronizan las
entradas y salidas de los dramas humanos.
En síntesis, Una esquina en el tiempo, del Dr.
Jaime Gurdián Méndez, es una novela para leer con los ojos advertidos, sin la
lejanía de lo extremadamente humano, que nos compete a todos: ahora o nunca;
aquí y ahora. Inmediatamente.
Nota: Esta novela será presentada en la Sala España de la Biblioteca Nacional de Costa Rica, el viernes 22 de noviembre del 2024, a las 4 p.m. Acto organizado por el Grupo Hilos Sueltos, coordinado por el poeta y académico, Adrián Díaz Aguirre, con la dirección protocolaria de la actriz y escritora Tulsi Díaz y sus compañeros del grupo.