En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



sábado, 9 de noviembre de 2024

MARLENE ZERTUCHE, LOS MARES QUE SE REAVIVAN

MARLENE ZERTUCHE, LOS MARES QUE SE REAVIVAN

 

Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA

Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica

minalusa-dra56@hotmail.com 

LIC. MIGUEL FAJARDO KOREA


(Costa Rica). Marlene Zertuche (Guadalajara, México, 1983). Editora y poeta. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara.

 

Ha publicado en poesía Mazo de Hércules (2013), Consejos a la niña (Dinamarca, 2017), Cuerpo te llamas (2018); Mares que mueren (2024). Editó Los líquidos abismos. Poemas en torno al agua (2019), en los que reúne a cincuenta escritores latinoamericanos contemporáneos.

 

Desde hace veinte años ha trabajado en editoriales y periódicos como revisora de estilo y editora. Imparte talleres de apreciación y creación literaria. Junto con Lily Preciado, dirige la editorial Typotaller.

Ha participado en Festivales de literatura en México, Colombia, Uruguay y República Dominicana.

Zertuche, Marlene. Mares que mueren. México: Universidad Autónoma de Sinaloa, 2024: 66. Colección Perseo vencido. Criterio en la contracubierta de Héctor Monsalve. Diseño de interiores: Melisa Cota y Cubierta de Christopher Cisneros. Edición al cuidado de Francisco Alcaraz y la autora. La producción editorial del libro es sobria. Está dedicado a sus hijas Luna y Rebeca. Consta de 30 poemas que sacuden la conciencia de sus lectores.

MARES QUE MUEREN está dividido en cuatro apartados: Infancia sin mar, Mares que mueren, Mares que recuerdas y Las dos mitades del mar. El libro, en su mayoría, no usa mayúsculas iniciales ni signos de puntuación, signos de estilo, que responden a alguna correspondencia con la infinitud del mar.  Pienso en el mar de Alfonsina Storni, entre muchos mares. Epígrafes de Selva Casal, Rosario Castellanos, R. M. Rilke y Raúl Bañuelos.

Alguna vez leí un pensamiento, que recuerdo, ahora: El hombre que no conoce el mar tiene algo de huérfano, del español Gregorio Marañón (1887-1960).

Desde la primera estrofa del poema inicial nos atrapa su eje temático “todos los mares, el mar / Tatéi Haramara / madre mía y de los hombres / origen de las aguas del mundo (…) a esos lugares hazme volver / para que mi boca / coma el pan de la calma / el maíz de la desmemoria” (p.11). En estos versos, el yo lírico crea un marco geoespacial que contextualiza el estado de emoción poética.

El yo lírico establece una fervorosa defensa del náhuatl “el náhuatl es la madre / de un universo latente / sumergido / nanti en náhutl (significa “el arte de ser madre” /hablar náhuatl es procrear / dar a luz con las palabras” (p.16).

“nueve mareas, nueve lunas” precisa un código ideológico “toda mujer preñada / lleva un mar adentro / y en el centro del mar / un dios sumergido (la mujer / alimenta al mar / y el mar / alimenta al niño” (p.17).  Los elementos líquidos, corporales y marinos, se entrelazan en una conjunción de gran mérito estilístico.

“Lupina” hace mención a situaciones sociales “no vi a Lupina / exhalar su último aliento / en su gran cama de madera / allá en el norte (…) esto es México / el norte de México / un cuchillo / un pedregal interminable que extiende / su frontera al sur del infierno” (p.19).

“la sed de los difuntos” es un texto lúdico con imágenes plásticas “las niñas jugábamos con guijarros / tomábamos todos los que podíamos / en el puño / luego los dejábamos caer / lentamente (era como tener / una parte de la mar atrapada / entre las manos” (p.22),

“marinero en tierra” es una relación intertextual con Rafael Alberti, pero el yo lírico lo glocaliza “Aquí en Coahuila / todos somos / marineros en tierra / está lejos al mar / pero al andar a caballo / sentimos bajo nuestros muslos / la incertidumbre exacta de las olas” (pp.28-29).

El segundo apartado es el nudo ideológico y poético del libro de Marlene. Lleva por título el nombre del libro.  Es una gran defensa ecológica y una directa crítica contra quienes defenestran el mar de la sociedad civil, el mar de ofensas, de promesas incumplidas, de engaños, de coartar las libertades, de vaciar los corazones que “cruzaron la gran barricada de olas infinitas”.

 I- “fuimos, no los que caminaron sobre las aguas, no lo / iluminados que volvieron la vista al ciego, no los que / devoraron al sol; fuimos puro calambre, fuimos los sin / agua, fuimos los que nacieron en los mares que mueren / (…) corrompieron al océano fértil, lo hechizaron y él les dio / besos de sal; merecían la muerte y los bendijo, se sumó a / su perversión, mar malinche, mar pólvora, mar caballo” (p.33 y 35).

El pensamiento de Heráclito de Éfeso (540 a. C. - 480 a. C.): “Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña”, discurre como un sustrato al leer este intenso poemario de la poeta mexicana Marlene Zertuche.

“ometéotl, la historia se repite: dueños y señores de lo / ajeno, avanzan por la selva, se apropian de los bosques, / surcan la tierra, diseminan semen y saliva (…) arden los siglos venideros, fe lápida sobre nuestra tierra / madre, cuando un mar agoniza se invocan los profanos / y tiernos hechos de lo que fuimos” (p.39).

Las imágenes marinas son transparentes, dinámicas, plásticas “comulga con el mar / recíbelo, ahógate / llénate de su inmensidad / y recuerda tus lágrimas (en una habitación que mira el mar / todo se impregna de olas”. (pp.46-47).

“historia del ojo” focaliza la relación del mar con la corporalidad femenina “una parte del mar en nosotros / la acuosa mirada / el órgano ancestral / evolución independiente / apuntan / óptica altamente desarrollada / explican los que saben (…) la metáfora de la marea / la humedad eterna / de nuestras pupilas” (p. 53).

“sirena” “fui tu sirena / me lo pediste / y obedecí (…) un pez / un pez hembra / inaccesible para / tus ganas de hombre (…) ahí no puedes entrar / pues debajo del ombligo / soy otro ser / una estatua viva / marina / sumergida” (pp.57-58).

“el mar detrás del nombre” es un texto sensual y erótico “te mueves, jadeas, das brazadas / te mueves, te clavas / te zambulles / en mí / como si quisieras / respirar para siempre / cierras los ojos / y te dejas llevar / te dejas ir por fin / como un ahogado / en mis entrañas” (pp.59-60).

“poema de mar que cae” es un texto espacial. Como es arriba es abajo: “el mar no puede estar en el cielo / con tanto peso / moja con su inmensidad / siembra vida profunda / todo nace en él / y a él vuelve” (p.64). Se presenta una relación espacial de verticalidad.

El criterio de lectura, muy puntual, de Héctor Monsalve, en la contracubierta, sostiene que: “Con una poesía profunda, arrebatadora, precisa de matices, recuerdos y convicciones, Zertuche logra llovernos de mar, nos lo trae, nos lo arroja en la cara y en el corazón, y con él sus misterios, sus carencias, su ímpetu, su afluencia, sus espacios insondables”.

Uno de mis libros iniciales se titula EXTENSIÓN DEL AGUA. Esa extensión se dirige a MARES QUE MUEREN.  Sin embargo, a mí me parece, más bien, que son MARES QUE SE REAVIVAN en la voz y la palabra de la poeta y escritora MARLENE ZERTUCHE.

Leer este hermoso libro de Marlene ha sido muy grato, toda vez que el tema del mar es uno de mis ejes pasionales en la poesía. Su poemario es un canto desde diversas posibilidades y perspectivas, en las nubes del sol, en la boca del silencio, en el náhuatl de su palabra, donde la mujer acrece el mar como una de las maravillas naturales del planeta.

Zertuche, con voz fresca y comprometida, reorienta los ejes plurisignificativos para arrojarse al mar de las totalidades, cuyo contenido asoma en las habitaciones, desde los ventanales de las olas, con entradas y salidas, tanto centrípetas como centrífugas.

Mar de mares, de Marlene Zertuche (Guadalajara, México,1983), ha sido un encuentro de lectura desde el ombligo del mar vivo, que muchas veces puede llenar el vacío o la nada, con solo el oleaje desde el cielo, cuyas eternas olas surcan y pueblan nuestro planeta.

Que la humedad del mar reavive los caminos del factor humanidad, para enrumbarnos a estadios de transparencia, y cuyo caudal riegue océanos de luz. 

Gracias, Marlene Zertuche, por ofrecernos un libro, cuyo manantial poético es una ventana para ser mejores en Un mundo para todos dividido, como dijera el gran poeta hondureño Roberto Sosa.  ¡Albricias, entonces, Marlene, hasta Guadalajara!





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