MARLENE ZERTUCHE, LOS MARES QUE SE
REAVIVAN
Lic. MIGUEL FAJARDO KOREA
Premio
Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica
minalusa-dra56@hotmail.com
LIC. MIGUEL
FAJARDO KOREA
(Costa Rica). Marlene
Zertuche (Guadalajara,
México, 1983). Editora y poeta. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad de
Guadalajara.
Ha publicado
en poesía Mazo de Hércules (2013), Consejos a la
niña (Dinamarca, 2017), Cuerpo te llamas (2018); Mares
que mueren (2024). Editó Los líquidos abismos. Poemas en
torno al agua (2019), en los que reúne a cincuenta escritores
latinoamericanos contemporáneos.
Desde hace veinte años ha trabajado en
editoriales y periódicos como revisora de estilo y editora. Imparte talleres de
apreciación y creación literaria. Junto con Lily Preciado, dirige la editorial
Typotaller.
Ha participado en Festivales de
literatura en México, Colombia, Uruguay y República Dominicana.
Zertuche, Marlene. Mares
que mueren. México: Universidad Autónoma de Sinaloa, 2024: 66. Colección
Perseo vencido. Criterio en la contracubierta de Héctor Monsalve. Diseño de
interiores: Melisa Cota y Cubierta de Christopher Cisneros. Edición al cuidado
de Francisco Alcaraz y la autora. La producción editorial del libro es sobria. Está
dedicado a sus hijas Luna y Rebeca. Consta de 30 poemas que sacuden la
conciencia de sus lectores.
MARES QUE MUEREN está dividido en cuatro
apartados: Infancia sin mar, Mares que mueren, Mares que recuerdas y Las dos
mitades del mar. El libro, en su mayoría, no usa mayúsculas iniciales ni signos
de puntuación, signos de estilo, que responden a alguna correspondencia con la
infinitud del mar. Pienso en el mar de
Alfonsina Storni, entre muchos mares. Epígrafes de Selva Casal, Rosario
Castellanos, R. M. Rilke y Raúl Bañuelos.
Alguna vez leí un pensamiento, que
recuerdo, ahora: El hombre que no conoce el mar tiene algo de huérfano,
del español Gregorio Marañón (1887-1960).
Desde la primera estrofa del poema
inicial nos atrapa su eje temático “todos los mares, el mar / Tatéi Haramara /
madre mía y de los hombres / origen de las aguas del mundo (…) a esos lugares
hazme volver / para que mi boca / coma el pan de la calma / el maíz de la
desmemoria” (p.11). En estos versos, el yo lírico crea un marco geoespacial que
contextualiza el estado de emoción poética.
El yo lírico establece una fervorosa
defensa del náhuatl “el náhuatl es la madre / de un universo latente /
sumergido / nanti en náhutl (significa “el arte de ser madre” /hablar
náhuatl es procrear / dar a luz con las palabras” (p.16).
“nueve mareas, nueve lunas” precisa un
código ideológico “toda mujer preñada / lleva un mar adentro / y en el centro
del mar / un dios sumergido (la mujer / alimenta al mar / y el mar / alimenta
al niño” (p.17). Los elementos líquidos,
corporales y marinos, se entrelazan en una conjunción de gran mérito
estilístico.
“Lupina” hace mención a situaciones
sociales “no vi a Lupina / exhalar su último aliento / en su gran cama de
madera / allá en el norte (…) esto es México / el norte de México / un cuchillo
/ un pedregal interminable que extiende / su frontera al sur del infierno”
(p.19).
“la sed de los difuntos” es un texto
lúdico con imágenes plásticas “las niñas jugábamos con guijarros / tomábamos
todos los que podíamos / en el puño / luego los dejábamos caer / lentamente
(era como tener / una parte de la mar atrapada / entre las manos” (p.22),
“marinero en tierra” es una relación
intertextual con Rafael Alberti, pero el yo lírico lo glocaliza “Aquí en
Coahuila / todos somos / marineros en tierra / está lejos al mar / pero al
andar a caballo / sentimos bajo nuestros muslos / la incertidumbre exacta de
las olas” (pp.28-29).
El segundo apartado es el nudo
ideológico y poético del libro de Marlene. Lleva por título el nombre del
libro. Es una gran defensa ecológica y una
directa crítica contra quienes defenestran el mar de la sociedad civil, el mar
de ofensas, de promesas incumplidas, de engaños, de coartar las libertades, de
vaciar los corazones que “cruzaron la gran barricada de olas infinitas”.
I-
“fuimos, no los que caminaron sobre las aguas, no lo / iluminados que volvieron
la vista al ciego, no los que / devoraron al sol; fuimos puro calambre, fuimos
los sin / agua, fuimos los que nacieron en los mares que mueren / (…)
corrompieron al océano fértil, lo hechizaron y él les dio / besos de sal;
merecían la muerte y los bendijo, se sumó a / su perversión, mar malinche, mar
pólvora, mar caballo” (p.33 y 35).
El pensamiento de Heráclito de Éfeso
(540 a. C. - 480 a. C.): “Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el
que se baña”, discurre como un sustrato al leer este intenso poemario de la
poeta mexicana Marlene Zertuche.
“ometéotl, la historia se repite: dueños
y señores de lo / ajeno, avanzan por la selva, se apropian de los bosques, /
surcan la tierra, diseminan semen y saliva (…) arden los siglos venideros, fe
lápida sobre nuestra tierra / madre, cuando un mar agoniza se invocan los
profanos / y tiernos hechos de lo que fuimos” (p.39).
Las imágenes marinas son transparentes,
dinámicas, plásticas “comulga con el mar / recíbelo, ahógate / llénate de su
inmensidad / y recuerda tus lágrimas (en una habitación que mira el mar / todo
se impregna de olas”. (pp.46-47).
“historia del ojo” focaliza la relación
del mar con la corporalidad femenina “una parte del mar en nosotros / la acuosa
mirada / el órgano ancestral / evolución independiente / apuntan / óptica
altamente desarrollada / explican los que saben (…) la metáfora de la marea /
la humedad eterna / de nuestras pupilas” (p. 53).
“sirena” “fui tu sirena / me lo pediste
/ y obedecí (…) un pez / un pez hembra / inaccesible para / tus ganas de hombre
(…) ahí no puedes entrar / pues debajo del ombligo / soy otro ser / una estatua
viva / marina / sumergida” (pp.57-58).
“el mar detrás del nombre” es un texto
sensual y erótico “te mueves, jadeas, das brazadas / te mueves, te clavas / te
zambulles / en mí / como si quisieras / respirar para siempre / cierras los
ojos / y te dejas llevar / te dejas ir por fin / como un ahogado / en mis
entrañas” (pp.59-60).
“poema de mar que cae” es un texto
espacial. Como es arriba es abajo: “el mar no puede estar en el cielo / con
tanto peso / moja con su inmensidad / siembra vida profunda / todo nace en él /
y a él vuelve” (p.64). Se presenta una relación espacial de verticalidad.
El criterio de lectura, muy puntual, de
Héctor Monsalve, en la contracubierta, sostiene que: “Con una poesía profunda,
arrebatadora, precisa de matices, recuerdos y convicciones, Zertuche logra
llovernos de mar, nos lo trae, nos lo arroja en la cara y en el corazón, y con
él sus misterios, sus carencias, su ímpetu, su afluencia, sus espacios
insondables”.
Uno de mis libros iniciales se titula
EXTENSIÓN DEL AGUA. Esa extensión se dirige a MARES QUE MUEREN. Sin embargo, a mí me parece, más bien, que
son MARES QUE SE REAVIVAN en la voz y la palabra de la poeta y escritora
MARLENE ZERTUCHE.
Leer este hermoso libro de Marlene ha
sido muy grato, toda vez que el tema del mar es uno de mis ejes pasionales en
la poesía. Su poemario es un canto desde diversas posibilidades y perspectivas,
en las nubes del sol, en la boca del silencio, en el náhuatl de su palabra,
donde la mujer acrece el mar como una de las maravillas naturales del planeta.
Zertuche, con voz fresca y comprometida,
reorienta los ejes plurisignificativos para arrojarse al mar de las
totalidades, cuyo contenido asoma en las habitaciones, desde los ventanales de
las olas, con entradas y salidas, tanto centrípetas como centrífugas.
Mar de mares, de Marlene Zertuche (Guadalajara, México,1983), ha sido un
encuentro de lectura desde el ombligo del mar vivo, que muchas veces puede
llenar el vacío o la nada, con solo el oleaje desde el cielo, cuyas eternas
olas surcan y pueblan nuestro planeta.
Que la humedad del mar reavive los
caminos del factor humanidad, para enrumbarnos a estadios de transparencia, y
cuyo caudal riegue océanos de luz.
Gracias, Marlene Zertuche, por
ofrecernos un libro, cuyo manantial poético es una ventana para ser mejores en Un
mundo para todos dividido, como dijera el gran poeta hondureño Roberto
Sosa. ¡Albricias, entonces, Marlene, hasta
Guadalajara!
No hay comentarios:
Publicar un comentario