En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



domingo, 15 de marzo de 2015

POEMAS DE JUAN PABLO MAÑUECO

Juan Pablo Mañueco, España





1. Del libro: Guadalajara, te doy mi palabra

 ARRIACA Y VICTORIA, AMO Y AMARÍA.



  
Está, esté, estuve, estaré y estaría.
Si partiese de Arriaca, volvería,
porque mi amada eres tú y mi porfía
y mi anhelo y la calma que quería.

Amo, ame, amaba, amaré y amaría
a María, la amada que, entre todas,
vence muy por encima de las modas
sin cuya Victoria mi alma ancla fría.

A ellas, mi luz, mi bien, mi amor, mi vida…
desposo como esposas de mis bodas,
sin las cuales mi ser perecería.

Musas que me inspiraron estas odas.
Seguro al punto las aceptaría
a las dos, por esposas y por brida.

Tales son, para mí, Arriaca y María.






2. Del mismo libro "Guadalajara, te doy mi palabra"

AL FUERTE DE SAN FRANCISCO, CONVENTO, EN NOVIEMBRE.               
(Liras en espejo)




No tanto es bravo el Fuerte
de San Francisco como el de Asís santo,
pues más a fe convierte
-y su tronar en canto-
Fuerte alzado claustro, ajeno a espanto.

Emboscado en sonoro
soto frondoso, sólo esa batalla
campal -que busca el oro
de otoño cuando estalla-
cuanta urda cenobio es, tras su muralla.

Trenza la torre blanca
gótica silueta esbelta hacia oeste,
que en suave otero arranca.
Convento en loma acueste
su cuadrado, asomado a azul celeste.

Cuerpo gigante escoge
nave inversa: alta quilla, nervios cruza
cual remos que recoge
la fe en fieles, y aguza
remada ola hacia el ara que entrecruza.

Bajo ábside, la cripta
ducal del Infantado -ocho pilares
y cúpula que encripta
urnas rumbo a otros mares
bogando sobre mármol rosa-, hallares.

Sal luego fuera, andante,
y sigue tu camino peregrino,
que en el Fuerte, un instante,
de San Francisco, opino,
viste, dulce de arte y triste en destino.

            * * * * *

Curva amplia en remolino
tiende senda lenta zigzagueante,
como un viento opalino
blanco, azul, verdeante.
Tal la vuelta y el sino, vida y viajante.

Si atrás quedó la cripta
y las urnas sin aliento que mirares,
también llevas inscripta
dura huella que en ti hallares:
mes a mes, senda a senda, mar a mares.

Cóncava escaramuza
cada curva de senda y vida acoge,
que la fortuna azuza
en quienes rumbo escoge,
fe, fuerza y fibra luego lo recoge.

Lejos -dejando estanca
la gótica y fuerte conventual hueste-,
comenzará más franca
pugna vital y agreste
entre el destino y lo que liza geste.

Ahora ya el tesoro
dorado de las hojas en que estalla
noviembre, ocre y canoro,
el todo soto raya
en suelo acicular, dentada playa.

No es tanto bravo el Fuerte
como pajizo en ramas y albo en llanto.
Quedo anda. No despierte
tu paso algún quebranto
a convento, iglesia, nave, hoja o manto…  





3. Del mismo libro "Guadalajara, te doy mi palabra"

SONETO DOBLE AL BOSQUE DE LA HUERCE Y SUS DANZANTES
                                        

I


Mi alma peregrina viene hasta La Huerce,
paz busca, quietud quiere, ancla sosiego
en Sierra de Alto Rey a la que llego.
Calma a natura y unión a bosque ejerce.

Encinar, robledal, pinar y alerce
placidez dan, tinta en madera y espliego.
Tronco amo, copa bebo, raíz riego.
Sólo beldad de bosque me coerce,

de modo que, a poco que yo me esfuerce,
surtidor de este sueño en lanzas firme
quedara erguido en goce convertido.

Deseo a tu calmo sonar asirme,
pues noto más tu urbana aura ceñirme
que de ciudad agreste el turbio ruido.


                    II

Sigilo esmeralda pronto dulzaina
corta al bosque, y seco toque de palos
topan danzantes que izan a intervalos
espada en leño, talada a su vaina.

Cada uno, dos bastones desenvaina
cortos. Con fajín grana, negros halos
visten. El tambor brinda sus regalos
al bregar de tantas tozas. No amaina.

Saltan hacia lo alto tirando tajos
que troncos contrarios al punto paran,
luego en las honduras buscan atajos

si espadas adversarias les dejaran.
Uno a uno, a dos, cuatro… Ocho, altos y bajos,
al final, vencedores, se abrazaran.




4. Del libro "Castilla, este canto es tu canto. Parte I". Largo poema de 2300 versos en liras, que canta la Historia de Castilla desde el año 711 hasta 1499, con atisbos hasta el siglo XXI.

Versos iniciales del Canto:


I. El nacimiento (siglo VIII). Antiguo clan que octavo a nuevo adujo




INTROITO


De hondo e interior venero
que en cascada entre piedra y musgo brota
no es Cadagua un reguero
que porte escasa gota.
Un mundo en murmullo ya en su agua flota.

Río en Valle de Mena,
que entre las rocas corres, ríes, saltas,
mojando toda la escena
de las praderas altas,
pedrizas y peñascales que asaltas…

Naces por cataratas
y por escalones y rocas verdes,
que tapizas con natas.
Riscos a los que muerdes,
hisopas con gotas, luego te pierdes

hacia sendas, caminos,
y sierras, a los que tu cabo de agua
les forja suerte y sinos;
Al cabo, tú, Cadagua
-cabo de agua-, eres del valle la fragua.

¿Sabes que vas a oírte
no sólo por abrir cauce ruidoso?
Mejor podrás sentirte
en el son más frondoso
de lengua que emana en tu lar brumoso.

Afluyen por las grietas
hervores de manantiales sonoros.
Trovas dulces, secretas
musitan sus tesoros…
Y, a su voz antigua, tu agua une coros.

Aún no oyes juglares
por este lugar calmo y sosegado
tañendo sus cantares;
pero, al bosque abrazado,
silba un idioma naciente, que ha llegado.

Ni escuchas las canciones
de amor, de amigo, de gesta y alborada,
mas nutre tus rincones
voz recién aflorada
que pronto entone copla bien rimada.

Cantábrico al que corres,
Cadagua, es bárdulo y caristio ponto.
De octavo siglo, torres
vigías crecen pronto
en castros leves, cuya faz remonto.

Breves castros -castillos
son llamados-, y a los desfiladeros
les tapan los pasillos
hacia el Castro de fieros
Bárdulos -Castrum Vardulies­- primeros.

Así, de Castro Urdiales
y Laredo escalan rocas de Mena,
por sellar los portales.
Que invasión sarracena
toca el Ebro. Cada fortín la frena.

Prerromanos nativos,
hispanorromanos y visigodos
-del islam fugitivos-
refugio en los recodos
de Bardulia hallan, obran, pueblan todos.

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