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domingo, 6 de noviembre de 2011

La universidad y el desarrollo social

Miguel Fajardo Korea, Costa Rica




La universidad y el desarrollo social




Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Omar Dengo,
Universidad Nacional de Costa Rica



La función social de los sistemas educativos consiste en preparar individuos con amplios conocimientos y actividades creativas para fortalecer todos los estamentos de nuestra sociedad. En este momento, Costa Rica tiene 157 000 universitarios, pero uno de cada cinco de ellos, es decir, el 22 % enfrenta las líneas sociales de pobreza, con ingresos per cápita de sesenta mil colones mensuales, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Como puede desprenderse, desde esos círculos de pobreza, miles de jóvenes costarricenses libran su mayor esfuerzo y sacrificio, en aras de optar por una mejor calidad de vida y, para ello, alzan la bandera de la educación como su enseña más segura. Aunque la vida se comporte así, debemos saber que la pobreza no debe convertirse en un obstáculo para la superación y poder alcanzar metas superiores de cambio y mejoramiento en el destino individual.

En ese contexto, el M.Sc. Orlando De La O Castañeda y el M.Sc. Olger Rojas Elizondo, presentaron el libro de ensayo que acaban de editar “Tres reflexiones sobre las universidades y el desarrollo social”. (San José: Lara Segura editores, 2011: 119). Fungió como panelista invitado el Dr. Luis Fernando Araya Rivas, académico y escritor costarricense. Entre los asistentes estuvieron el Dr. Miguel Sobrado, la Licda. Juliana Beck y la artista brasileña Marcia Silva Pereira. Canal TV 36 le dio cobertura cultural. Me correspondió moderar dicha presentación editorial.

En el libro, sus autores abordan tres temas puntuales, a saber: a. La universidad pública en América Latina; b. El desarrollo de Guanacaste; c. Gestionar el cambio universitario.

En la primera reflexión realizan un abordaje sobre la gestión, innovación y desafíos en la vida universitaria, así como sus áreas temáticas: calidad, inclusión, gobernabilidad democrática, relación con el entorno socioeconómico e internacionalización. Asimismo, establecen un acercamiento sobre el origen, estancamiento relativo y el reposicionamiento de las universidades. Dicha reflexión presenta un enfoque de la dinámica universitaria, donde se da énfasis a la pertinencia en la satisfacción integral de sus tareas en los ámbitos de docencia, extensión, investigación y producción.

Sus autores, De la O Castañeda y Rojas Elizondo, decano y vicedecano, respectivamente, de la Sede Regional Chorotega de la UNA, abordan, muy bien, el capítulo sobre la sociedad basada en la información (SBI) y la sociedad del conocimiento (SC). En la primera, lo básico es el manejo y difusión de la información y las comunicaciones, donde lo esencial es digitalizar, virtualizar; en la segunda, el eje es la capacidad de innovar y crear nuevas realidades sobre la base, tanto de la información como de los conocimientos socialmente disponibles.

Básico es señalar, en todo ese entramado, que son las personas quienes gestionan el saber mediante interacciones en los procesos educativos. Joaquín Bruner aduce que estamos en la tercera revolución del acceso al conocimiento. La primera fue el surgimiento de la Imprenta; la segunda la producción y comercialización del libro y, la última, la Internet y la Web. Los dos últimos descubrimientos son cambiantes, se enriquecen, se modifican y se profundizan con enorme rapidez, lo que ha dado pie a la educación virtual, así como a la transnacionalización de la educación superior, como resultado de su gradual internacionalización académica.

Sobre la universidad pública en América Latina, puntualizan cinco problemas: a. débil absorción de la creciente demanda social; b. fragmentación de la información; c. débil pertinencia social de los diseños curriculares; d. proletarización de la vida universitaria; e. escasos vínculos internacionales. De entre ellos, destaco algunas ideas centrales del abordaje ensayístico, por ejemplo, la ausencia de políticas de posicionamiento y circulación social de los productos textuales, además, son necesarios los procesos de rendición de cuentas.

En el qué hacer, los ensayistas De la O Castañeda y Rojas Elizondo aducen que: “La universidad pública debe concebirse como una institución abierta, no excluyente y, por lo tanto, con capacidad de responder con eficacia y calidad, a la creciente demanda social de bienes y servicios educativos” (2011:36).

En Costa Rica, indican los autores, aparte de las cinco universidades públicas hay 53 privadas. Asimismo, de las 43 instituciones parauniversitarias, 36 son privadas. En ese contexto: “Es cierto que la expansión del sector educativo privado permitió canalizar la demanda social que las universidades públicas no satisfacían, pero lo hizo sacrificando la calidad del conjunto del sistema” (De la O; Rojas Elizondo, 2011:43). Es justo precisar, sin duda, honrosas excepciones.

La segunda reflexión se centra en analizar la problemática de Guanacaste, que constituye el escenario geográfico, económico y social, desde donde la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional cumple su misión educativa, tanto en el Campus Nicoya como en el Campus Liberia, cuya sede fue inaugurada este año. Hay muchos datos sobre la base del Proyecto Estado de la Nación de 1999, donde se incluyó un informe exclusivo sobre Guanacaste. En dicho capítulo, en el recuadro 2, páginas 64-67, se reprodujo mi artículo “Anexión y Guanacastequidad”, publicado en el diario (La Nación, el 25 de julio del 2009).

Dicho capítulo incorpora siete orientaciones estratégicas de desarrollo socioeconómico. Son proposiciones abiertas a discusión y profundización sistemática y permanente. Guanacaste presenta un acelerado proceso de transición de una economía agropecuaria y ganadera a una de servicios y diversificación turística, así como la creación de polos de desarrollo. Por otra parte, los subsistemas de producción y reproducción social muestran desarticulación, en encadenamientos reales y en diseños institucionales. Lo anterior, afirman los ensayistas De la O Castañeda y Rojas Elizondo: “conduce a elevar los riesgos de un desarrollo depredador de los recursos naturales, tan importantes en esta provincia y estimula la migración de guanacastecos a otros territorios de Costa Rica” (2011: 63).

Aparte de ello, los investigadores y académicos de la Sede Regional Chorotega sostienen que: “La intervención estatal en el desarrollo de Guanacaste se ha concentrado, en los últimos veinte años, en el impulso de megaproyectos en infraestructura de riego, servicios agropecuarios e infraestructura turística (…), pero estas, al no estar insertas en visiones integrales y estratégicas de evolución socioeconómica, no han favorecido un desarrollo articulado y equitativo” (2011: 69).

La tercera reflexión versa sobre cómo gestionar el cambio organizacional universitario, sobre la base de los principios denominados: investigación, planeamiento, control, autocontrol y ejecución, organización y coordinación, así como en la dirección. Todo ello, implica que debe prevalecer un principio científico humanista, en el entendido que los sistemas estructurales no existen por sí mismos, sino en función de las personas y sus interacciones, esto es: la organización existe para las personas y no estas
para aquella. En otras palabras, el ser humano debe ser el centro de toda la acción y las decisiones.

Tanto el decano Orlando De La O Castañeda, como el vicedecano Olger Rojas Elizondo, plantean que las universidades deben evolucionar conjuntamente con la sociedad, porque son parte intrínseca del destino común del factor humanidad, por lo tanto, plantean que en los próximos años deberán atenderse cuatro desafíos:
1. epistemológico, en cuanto a las prácticas del quehacer universitario
2. axiológico, donde se materialicen una serie de valores del quehacer universitario: búsqueda del conocimiento, la información, el diálogo académico, la disciplina y el rigor investigativo, en atención a un planeta global, multicultural y pluralista.
3. económico social, pues la universidad no es una isla, apartada de los sistemas productivos y sociales.
4. criticidad, por cuanto se requiere de una cultura que propicie el análisis crítico y autocrítico constante. El conocimiento así lo exige.

Este es el tercer libro del M.Sc. Orlando De La O Castañeda y el primero del M.Sc. Olger Rojas Elizondo. Un aspecto reflexivo se deja leer en la contracubierta de “Tres reflexiones sobre las universidades y el desarrollo social”, dado que sus autores “no presentan sus ideas como concluyentes, sino a la manera de contribuciones para el diálogo y la búsqueda compartida de las mejores prácticas; en este marco de comprensión, el texto es susceptible de ser empleado en procesos de renovación institucional, conducentes a cambios significativos de los modos habituales de trabajar y dirigir organizaciones universitarias”.

Me complace saber que la producción intelectual en la Sede Regional Chorotega viene creciendo desde hace tres años, pues numerosos académicos han estado publicando libros, sistematizando experiencias, organizando foros, seminarios, simposios, congresos, es decir, compartiendo su pensamiento integral.

Sin duda, es un paso seguro para forjar y extender la academia a espacios y fronteras decisivas, tal es el caso de Orlando De La O, Olger Rojas, Ana Lorena Camacho, Fernando Gutiérrez, Juan Carlos Picón, Víctor Julio Baltodano, Rodolfo Núñez y Miguel Fajardo. Sabemos que vendrán otros autores y nuevos libros. La academia crece y se potencializa. (Noviembre-2011)

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