Xavier Oquendo Troncoso, Ecuador
TIEMPO DE HIJOS
A los tres Jotas de mi vida.
I
En el fondo de los vientos
habitan los ángeles
que parecen otros vientos
que se juntan con los vientos normales
y entonces forman los colores de las brisas
que los hijos ven,
y nosotros creemos que es el viento.
Pero son los ángeles caídos
que quieren jugar a ser viento.
II
Mira hijo,
allá hay un fino ángel
que quiere jugar con el fuego de tus ojos.
Y por allá han aparecido otros seres nuevos
que no son los juguetes de la casa
ni los que encontramos en las ramas de los árboles.
No te tardes mucho con ellos
que tú no tienes alas
para tapar el frío de tu asombro.
III
Es el silencio ahora.
El silencio está de noche ahora.
El hijo duerme conmigo
y el silencio se prende en las luces de la ciudad.
Entonces se ven las luces dentro del silencio
y el niño se despierta y ve el silencio que le rodea
y duerme
como la ciudad
y la noche.
IV
Es la madre y el padre
y los hijos que se van haciendo
en el zaguán de los años.
Y esos sofás y esos adornos y cristales
y esas maderas y los libros, son la casa.
Y la casa son los hijos que se leen nuestros libros
y los libros que se van haciendo hijos de los hijos.
Y las cobijas y los almohadones donde duermen
todos los animalitos fabricados en cuentos
que han leído los hijos
y que se hacen realidad en esta casa
que es el hijo de la casa y la casa del hijo.
(De “Salvados del Naufragio”, 2005)
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