Ana Muela Sopeña
TODA LA LUZ
Llevaba tras de sí
toda la luz,
para estrechar enlaces
con la vida
y sepultar lo oscuro
en los abismos
de lentitud disuelta
en los espectros.
Estableció sus pactos con la muerte,
para seguir creyendo en el gran sueño,
la proyección intensa de la infancia,
cuando de niños somos paraíso.
Alcanzó la fusión con las estrellas
y sintió de los árboles la voz,
inherente a los círculos de magia
de las dríades níveas de los bosques.
Olvidó entre la niebla
cualquier sombra
y danzó sobre el humus,
sin peligro,
obteniendo la alquimia
de la esencia
instaurada en el cosmos
primigenio.
TODA LA LUZ
Llevaba tras de sí
toda la luz,
para estrechar enlaces
con la vida
y sepultar lo oscuro
en los abismos
de lentitud disuelta
en los espectros.
Estableció sus pactos con la muerte,
para seguir creyendo en el gran sueño,
la proyección intensa de la infancia,
cuando de niños somos paraíso.
Alcanzó la fusión con las estrellas
y sintió de los árboles la voz,
inherente a los círculos de magia
de las dríades níveas de los bosques.
Olvidó entre la niebla
cualquier sombra
y danzó sobre el humus,
sin peligro,
obteniendo la alquimia
de la esencia
instaurada en el cosmos
primigenio.
2 comentarios:
Hermoso
y grande
cuando
el poema
dice lo justo
se da abierto
o cerrado
sin falsía
sin cemento,
sin puerta
ni muro
echo solo de sangre
y luz
para
que el lector
construya
su casa.
Hermoso,
Ana,
tu testimoniante
palabra dada.
Tu Víktor
Víktor, es una alegría que hayas llegado hasta este poema que surgió de la nada.
Gracias por brindarme tu paso generoso por mis letras.
Un abrazo
Ana
Publicar un comentario