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miércoles, 28 de agosto de 2019

LOS ARRULLOS POÉTICOS EN EL PACÍFICO COSTARRICENSE

Miguel Fajardo





LOS ARRULLOS POÉTICOS EN EL PACÍFICO COSTARRICENSE



Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica





(Guanacaste/Moravia).- Un nuevo nombre asoma en las letras porteñas. Lo hace en la plenitud de la madurez.  “Arrullos del mar”, de María Gabriela Toruño Soto (Pueblo Nuevo, -Cocal- de Puntarenas, 1963). Prefiere firmar como Gaby Toruño, como prefiere firmar. Es un poemario fresco, revitalizado por la brisa, los pensamientos y los decires con el acento líquido del Pacífico.

            Toruño Soto realizó estudios en la Escuela Delia Urbina, Liceo diurno de Chacarita y Liceo diurno de Esparza. Es bachiller. Además, en la Academia Smith Corona. Ha realizado talleres en la UTN y el INA. En este momento, es la becaria coordinadora del proyecto “Letras de arena” (Ministerio de Cultura y Juventud, 2019), junto con Elena Manzanares Juárez.

            Ha publicado en la revista “Dunámis”, de Perú. Igualmente, ha publicado en el suplemento “Al aire libre”. Miembro del grupo Faro Cultural, Puntarenas. Su poema “Perla bendita” fue musicalizado. Su género es costumbrista y folclórico. Es una  dinámica gestora.

            “Cómplice de la brisa,  / los arrullos del mar / y los recuerdos de horas vividas, / que no morirán”. Estas líneas trazan la inquietud lírica de esta autora esparzana. Su poesía está libre, un tanto directa, propone trasmitir tonos de esperanza, admiración por los elementos de la naturaleza, contemplación de momentos lúdicos entre el espacio marino, cuyos universos resignifican un recordar selectivo frente a los embates de la globalización, que nos arrebata las áreas comunes o públicas, en aras de la masificación y la despersonalización.      

            “¡Puerto querido, Puntarenas! / No te vayas a ganar mi olvido. / Une tu voz a mi recuerdo / que nunca morirá”. Existe una alta preocupación en reafirmar  su amor raigal con su terruño porteño.  Una fijación que se muestra en su poemario, con la certeza de que no ha de llegar el olvido, que es una especie de segunda muerte, en los órdenes existenciales.

            En uno de sus textos, apela para que cuando llegue su hora final, no haya llantos, ni tristezas, sino que exista risa, alegría, canto, porque la vida ha sido un don de Dios, que aprovechó terrenalmente, por lo que no procede la tristeza en esa hora definitiva.

            La figura materna ocupa un lugar muy importante, tanto en la vida como en la obra lírica de Gaby Toruño, lo cual se evidencia en el texto que le dedica a su madre. En el segundo, el yo lírico manifiesta sus afectos con un sutil  realismo. La longevidad vital se enuncia en “Beso tu frente frágil / y miro tu cuerpecito encorvado, / delatando las cicatrices de tu alma. / Esas huellas, / ya marcadas por el pasar de los años, /porque Dios así lo quiere”.

            La autora porteña vive agradecida con el don de la vida que ha dispuesto el Creador: “Lo que nos hace darnos cuenta de que nuestro vivir,  / va más allá que un lindo despertar. / Que la culminación entre el suspirar y existir, / va más allá de abrir los ojos y cerrarlos. / ¿Cómo no brindar por la vida? /  Si en cada detalle de ella siento que estoy viva”. En esa línea, ratifica la plenitud de la lucha en este tránsito terrestre vital. Cada quien debería autoanalizarse y reflexionar sobre la oportunidad de Dios para con cada uno de nosotros.  Es importante no ser descreídos, en un mundo de tantas evidencias…

            En Soy, la hablante fija otras rutas  de vida, cuando personaliza, yo soy “El murmullo del viento y las olas que arremolinadas van. / El eco de la caracola  yaciente en la arena escarlata arrojada por el mar. /El sol abrazador dando vida a los arrecifes en las profundidades del alma”. Existe la propuesta binaria de lo terrestre y lo infinito, en una feliz convergencia, tanto como ser humano, como en el espacio espiritual, sin embargo, prevalecen los elementos planetarios: olas, caracola, mar, arrecifes, viento, sol, arena, frente al sustantivo “alma”, pero desde una connotación de diálogo, entre lo humano y lo espiritual.

            En Alas del tiempo, la hablante expresa un sentir muy dolorido, en relación con la no correspondencia amorosa.  El texto es una expresión de angustia e impotencia ante lo irremediable, lo cual la afecta en sus fibras interiores “¿Corazón, por qué lloras? / ¿Corazón, por qué sufres? / Por una mujer que no valora tus esfuerzos, / tus caricias, tus suspiros, tus bondades. /Tus besos y esa entrega”.

            En Potro Azabache, el yo lírico expresa una gran admiración por el quehacer de los personajes populares de la pampa guanacasteca. Destaca su alegría, su trabajo, la naturaleza, la cultura popular “El ¡Uyuyuy bajura!  / Con alegría, anunciando la pronta llegada de ese gran amor.  / Y por las noches se asoma la luna, /que con su esplendor desafiante, /motiva al retahilero. /  ¡Uyuyuy bajura! /Que siga la fiesta, mi Potro Azabache.  /Así relincha mi corazón  al verte en noches de luna. / ¡Uyuyuy bajura! /¡Viva la pampa guanacasteca!” Incluí este poema, en el suplemento cultural ANEXIÖN Núm. 26 (julio, 2018:3).

            En Hiedra, el yo lírico aspira a convertirse en esa planta trepadora, de hojas perennes, que crece en zonas con sombra “Quisiera ser la hiedra subiendo en ti / y deslizarme suavemente. / Adherirme a tu alma y adivinarte todo. / Quisiera ser ese río /recorriendo tus montañas de secretos pensamientos. /Poder quedarme en ellos, junto a ti”. Sin embargo, la hablante reconvierte el elemento A y lo convierte en un elemento B, cuando se plantea un abordaje erótico con gran sensibilidad. Es decir, el elemento vegetal se asocia con el corporal en un recambio con la idea del alma –espiritual-.

            En El lamento, existe una preocupación telúrica por el futuro de la humanidad.  Hay pruebas terrestres a las que somos sometidos como factor humanidad. El poema es un grito que enciende las alarmas por no cuidar el medioambiente. Somos corresponsables de la autodestrucción planetaria, por ello, su denuncia es desesperada “Grita la tierra, / desde sus entrañas ruge  su clamor. /Ahogando sus voces por las / encrucijadas. / De repente los mustios sauces asoman  / a las  orillas de la vida. / ¡Callan los seres humanos el infortunio!  / ¡Enloquece la brújula en su furor! / Hoy, el mundo extingue su luz”.

            En Mariposa en vuelo, el yo lírico esplende su red de anhelos libertarios.  “Las mariposas vuelan en el camino... / Las mariposas vuelan en el tiempo... / Llevando consigo esa libertad y los sueños,  /aunque mueran con ellas en tan poco tiempo (…) /Porque como mariposa en vuelo… / voy dejando mis destellos. /Matizados en mi libertad”. La oposición de vida humana se ve impelido por la brevedad de vida de las mariposas, sin embargo, ellas simbolizan su espacio de libertad, una aspiración del ser humano, en todos los contextos.

La poesía de Gaby Toruño (Puntarenas, 1963) es vivencial, incorpora con convicción a la naturaleza y al medio físico que la rodea. Hay tonos reflexivos ante los avatares de la vida. En ese sentido, su pensamiento de estelar es: “No desembarques la maleta de tus sueños, si aún el barco de tu vida no ha llegado hasta el final”. ¡Albricias, entonces, a tan dinámica trabajadora de la cultura poética, en el Pacífico costarricense, que nunca será frontera, sino evidencia de nuevos caminos...


Lic. Miguel Fajardo

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