Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid
El loco
He vivido entre los arrabales, pareciendo
Un mono, he vivido en la alcantarilla
Transportando las heces,
He vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
Y aprendido a nutrirme de lo que suelto.
Fui una culebra deslizándose
Por la ruina del hombre, gritando
Aforismo en pie sobre los muertos,
Atravesando mares de carne desconocida
Con mis logaritmos.
Y sólo pude pensar que desde niño
Me secuestraron para una alucinante batalla
Y que mis padres me sedujeron para
Ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las larvas
Sobre los cuerpos, y a las mujeres a oir
Cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
Y decían con los ojos “fuera de la vida”, o bien
“no hay nada que pueda
Ser menos todavía que tu alma”, o bien, “cömo te llamas”
Y “Qué oscuro es tu nombre”.
He vivido los blancos de la vida,
Sus equivocaciones, sus olvidos, su
Torpeza incesante y recuerdo su
Misterio brutal, y el tentáculo
Suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
Frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he vivido el pecado
Del que nadie cabe nunca nos absuelva.
De: Poesía Completa, Colección Visor de Poesía.
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