En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



martes, 30 de agosto de 2022

Cañas Dulces, historia local desde la perspectiva de un humanista

 

Miguel Fajardo Korea



Cañas Dulces, historia local desde la perspectiva de un humanista

 

 

 

Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Educación Mauro Fernández

         minalusa-dra56@hotmail.com

 

 

 

La identidad de un pueblo se fragua cada día y, en ese proceso histórico, cada miembro de la comunidad, como sujeto cultural, es corresponsable de su construcción. Somos del lugar donde nacimos, o bien, pertenecemos al sitio que deseamos.

         Los habitantes del distrito de Cañas Dulces de Liberia, se verán reflejados en esta obra, pues recupera la historia local de esta hermosa comunidad, lo cual permitirá un acercamiento para conocer y construir un mejor futuro, desde el presente en el pasado. Su posible creación data de 1648, aunque el poblado como tal, se comienza a nombrar alrededor de 1810.

Es importante que un pueblo, en este caso, Cañas Dulces, se conozca, se redescubra y se autodefina, porque nadie defiende lo que no conoce. Y, de esa manera, forjará su proceso identitario.

         El gran educador y humanista, Lic. Juan Rafael Ramírez Alvarado (1939-2020), dejó un legado imprescindible para su amado pueblo. Historia de Cañas Dulces. (Guanacaste: Círculo y Punto Ediciones. 2022:110).

Imagen de la portada de Neldys Ramírez Vásquez. Igualmente, 34 fotografías, aportadas por el autor, Rolando Alvarado, Dionicio Méndez, María Concepción de la O, Ana María Vásquez, el Colegio Académico de Cañas Dulces y Neldys Ramírez Vásquez. Destaco, asimismo, el gran trabajo de Círculo y Punto Ediciones, que dirige acertadamente el escritor Soren Vargas.

         El Lic. Juan Rafael Ramírez Alvarado tuvo una intensa y dinámica vida. Su brillante apostolado educativo, su vocación altruista, como líder comunal, en favor del servicio integral por convicción, lo distinguen como un ser absolutamente humanista, en favor de los demás.

         Los seis capítulos del este libro sobre la “Historia de Cañas Dulces”, se apoyan en 13 entradas bibliográficas y significan un insumo investigativo y cultural de gran importancia para el conocimiento de la historia local de este pujante distrito de Liberia, Guanacaste, Costa Rica.

         Cañas Dulces registra 243,67 km2 y una población de 4000 habitantes. El libro fue escrito con gran pasión, emoción y compromiso espiritual. En él destacan los elementos geomorfológicos, los escenarios fundacionales, la evolución histórica y una infinidad de detalles que tornan su lectura muy amena e instructiva.  Destacan las diversas luchas comunales por el mejoramiento obtenido que hoy presenta Cañas Dulces. 

En una lectura lineal de la historia de este distrito, la figura del Prof. Juan Rafael Ramírez Alvarado destaca, con gran ventaja, porque fue, sin duda, un protagonista estelar, junto con otros líderes, para forjar el progreso que hoy experimenta Cañas Dulces.

Es decisivo que las nuevas generaciones conozcan las intensas luchas que libraron líderes cañadulceños para la consecución de los servicios comunales que disfrutan hoy, a saber: el alumbrado tradicional, el servicio eléctrico, la cañería, el cementerio, el telégrafo, la telefonía, el asfaltado, la clínica de salud -Ebáis-, el CEN-CINAI, el kínder, la delegación policial, el colegio, el salón comunal, el parque, el campo ferial, la plaza de futbol, el parque infantil, el servicio de buses para trasladar a estudiantes a colegios diurno y nocturno de Liberia, entre otros.

El libro ofrece una historia de la procedencia de las primeras familias de Cañas Dulces, con una gran cantidad de detalles valiosos para el conocimiento de ese insumo cultural.

En el capítulo IV, dedicado a la Educación, el Prof. Juan Rafael Ramírez Alvarado formula un detallado marco evolutivo. Por ejemplo, que el primer maestro pagado por el pueblo fue Gregorio de la O Méndez, con un sueldo mensual de ¢15. Luego llegaron dos maestros pagados por el gobierno. Brinda un listado de distinguidos maestros que trabajaron en la escuela. El estandarte y la letra del himno de la escuela fue un aporte del educador y poeta Adalberto Meza Venegas. La música estuvo a cargo del educador y escritor Medardo Guido Acevedo. Por su parte, el Colegio de Cañas Dulces abre sus puertas el 1 de febrero de 1999 con 115 estudiantes.

El capítulo V aborda las costumbres y tradiciones, algunas ya no se realizan, pero el libro hace un recuento de ellas, como un aporte para el conocimiento de la historia local cañadulceña. Incluye manifestaciones en relación con la religión, la agricultura, la ganadería, las comidas, los juegos tradicionales y de entretenimiento, las diversiones y las fiestas, las bebidas y la vestimenta.

Disfruté la lectura acerca de las pequeñas industrias caseras, refiere la elaboración de jabón y candelas de cera, cuyo costo era de ¢0,05 y ¢0,10.  Hace ver que las rosquillas se vendían a tres por ¢0,05 y eran tan grandes, que podían meterse en el brazo como una pulsera.

El Lic. Ramírez Alvarado aduce: “los niños de esa época jugaban en los patios de las casas (…) Imaginaban el contexto y usaban lo que les ofrecía la naturaleza (…) los niños han perdido ese contacto con la naturaleza y el compartir con otros en ambientes abiertos” (p.71).

El humanista y educador Juan Rafael Ramírez Alvarado, siempre se sintió orgulloso de haber nacido en esta tierra.  En la narrativa de su libro, expresa con alegría: “Dentro de su belleza escénica se puede contemplar los cerros de Cañas Dulces y de San Roque y de fondo el volcán Rincón de la Vieja. Posee, además, llanuras dignas de admirar y de gran belleza como el río Ahogados, poza Los Coyotes y el río Tizate” (18).

En otro apartado del texto, reafirma: “Cañas Dulces posee una belleza escénica inigualable al estar rodeada de dos cerros y del volcán Rincón de la Vieja (…) Todos estos elementos se integraban a la riqueza paisajística del lugar” (p. 97).

La investigación de la historia local de Cañas Dulces, realizada por el educador y humanista, Lic. Juan Rafael Ramírez Alvarado significa un invaluable legado, que marca una cruzada cultural para que los cañadulceños conozcan su pasado y se sientan orgullosos de sus raíces, en aras de continuar con la senda del desarrollo integral de este importante distrito.

Bien lo dijo don Juan Rafael: “Cañas Dulces requiere de personas preocupadas por el desarrollo del lugar, que defiendan los intereses de todos y que luchen en conjunto por un lugar que los ha visto crecer y los ha arrullado desde el seno materno. Meditar que este pueblo les ha ofrecido oportunidades gracias a líderes que en el pasado no pensaron en ellos mismos y en su beneficio, sino que buscaron un futuro mejor para todos” (pp.101-102).

Y, consciente de su contexto de luchas, asevera en su libro: “Dejo esta investigación como un legado para las futuras generaciones.  Esto no posee la finalidad de vivir de un pasado idílico, por el contrario, es para no cometer los mismos errores, mejorar las luchas que se han realizado y fortalecer el futuro” (p. 102).

En síntesis, el libro “Historia de Cañas Dulces” es un documento estelar para estudio y consulta de la historia local de esta comunidad. Agradecemos a su distinguida familia, liderados por su hija, la académica Neldys, Ramírez Vásquez, los esfuerzos para la publicación de este libro, porque paralelamente, aportan al conocimiento y redescubrimiento de la historia integral del Guanacaste eterno que amamos.

En numerosas luchas, proyectos, acciones y realizaciones aquí esbozados, la figura del destacado humanista y educador, Lic. Juan Rafael Ramírez Alvarado destaca, con gran ventaja, porque él supo ser protagonista de la historia de su pueblo, y no un simple observador de ella.  Lo hizo con gran espíritu filantrópico y por convicción, en aras del mejoramiento integral de su amado Cañas Dulces, para beneficio de las generaciones anteriores, de la actual y de las venideras.

Por lo anterior, nuestra gratitud y reconocimiento in memoriam al Lic. Juan Rafael Ramírez Alvarado. En él aplica, con plenos merecimientos, el pensamiento reflexivo del escritor alemán Bertold Brecht (1898-1956):

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.  Pero hay quienes luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.




domingo, 28 de agosto de 2022

El Guanacaste: Árbol Nacional de Costa Rica desde hace 63 años

Miguel Fajardo Korea



El Guanacaste: Árbol Nacional de Costa Rica desde hace 63 años


Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio Nacional de Promoción y Difusión cultural

 

 La identidad, del latín identitas, es el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una comunidad. Esos atributos caracterizan al sujeto, o bien, a la colectividad como un distintivo de los demás. En ese sentido, la identidad es conciencia, construcción socio-histórica, por lo tanto, merece respeto.

Durante la Administración de Alfredo González Flores (1914-1917) se firmó el Decreto Ejecutivo Núm.14 del 25 de mayo de 1915, donde estableció la celebración del Día del Árbol (15 de junio), desde hace más de un siglo se conmemora dicha festividad ambiental.

Posteriormente, el gobierno de Mario Echandi Jiménez (1958-1962), declara el Guanacaste como Árbol Nacional, según el decreto 7, del 31 de agosto de 1959, con base en una iniciativa del periódico “La Tribuna”.

Entre las razones para dicha declaratoria como Símbolo Nacional, se tomó en consideración, rendirle homenaje a la provincia de Guanacaste, por el hecho histórico-político de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica (25 de julio de 1824); asimismo, se ponderó que la enorme sombra del árbol de Guanacaste, semejaba la protección que el Estado brindaba a los costarricenses.

El árbol de Guanacaste (Enterolobium cyclocarpum); Jack Gryseb, integra la familia Fabaceae. Su etimología proviene de dos palabras del náhuatl: quauh, árbol y nacastli, oreja, que significa árbol de la oreja, pues semeja las orejas humanas, con sus vainas duras, de color café brillante. Por extensión, es un árbol que oye, escucha, habla, conoce y reflexiona sobre las injusticias del llano.

"... más de un siglo en el lugar donde hoy existe la pintoresca ciudad de Liberia un frondoso árbol de Guanacaste era albergue -de día como lugar de sesteo, y de noche para dormir- a un numeroso rodeo de ganado vacuno, del que pastaba en los extensos llanos inmediatos con inquebrantable disciplina, durante el día y la noche todos los días sesteaba y dormía bajo el ramaje de aquel Guanacaste que solitario y dominante estaba en aquel paraje calcinado por el Sol y apaciblemente alumbrado por la Luna" (Francisco Faerron Suárez, "El Guanacaste Árbol Nacional". Diario de Costa Rica (San José, 27 de setiembre de 1959, p. 4).

Recomiendo la lectura del capítulo I (pp-11-21), del libro “Liberia, Guanacaste y sus orígenes”. (San José: Lara & Segura, 2016: 392), del Lic. Ronny Pizarro Méndez, quien presenta una reseña del árbol de Guanacaste.  El Lic. Ronny Pizarro y su hijo, el Lic. Francisco Pizarro, sembraron un árbol de Guanacaste, en el parque de Liberia, el 25 de julio de 1983, para rememorar el entorno del sitio histórico.

Igualmente, se puede consultar el breve artículo sobre el árbol de Guanacaste, en mi libro “Perspectivas muralísticas sobre la historia de Liberia”. (San José: CoopeAnde, 2016: 35), donde en las pp. 22-23 cito algunos datos importantes sobre el árbol nacional.  La edición electrónica del libro precitado puede consultarse gratuitamente en el enlace www.coopeande1.com

 

En el año 2005, el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) otorgó el Premio Árbol Excepcional, al árbol de Guanacaste, ubicado en el parque ecológico Héctor Zúñiga Rovira de Liberia. Entre los considerandos de sus características físicas para conferirle dicho galardón, se adujo: “amplitud en su copa de 44 metros, 5,20 metros de circunferencia, 40 metros de sombra y 15 metros de altura” (INBio.ac.cr 2015, párr.5). La edad de dicho árbol sobrepasa los 100 años. 

El árbol de Guanacaste es inconfundible: “Símbolo de estabilidad y crecimiento, irradia pujanza a su alrededor, elegante la silueta, resistente al viento, solemne, poderoso, el Guanacaste cautiva a primera vista con su copa vasta, redondeada, en forma de sombrilla” (Decreto Núm. 7, 31-8-1959).

Está claro, entonces, que el Guanacaste es un árbol nación, un árbol territorio. A pesar de ser uno de nuestros Símbolos Nacionales, desde hace 63 años, su imagen auténtica se ha venido utilizando de manera equivocada y descuidadamente, lo cual es un atropello contra la identidad, tanto provincial como nacional. Creo que es hora de corregir tan frecuentes errores, al confundirlo con otro.

El árbol de Guanacaste tiene un garbo especial. No estrangula; no mata a los árboles hospederos, pues no necesita de ellos: es independiente.  Su copa es alta e irregular. Las hojas son menudas, se cierran durante la noche. Su sombra es dispersa. Sus vainas son aplastadas y enroscadas. Su corteza es grisácea con diámetros sumamente considerables. El Árbol Nacional de Costa Rica le da nombre a la provincia de Guanacaste, que registra 10 141,78 km2 y 404 774 habitantes (2022).

El Guanacaste, Árbol Nacional, completa la historia.  Es el árbol de orejas con la verdad sin entreguismos. Sus orejas guardan el grito Varguista. Han sido testigos de las luchas contra los filibusteros y del arrojo que alcanzó el Batallón de Moracia, al mando de Tomás Guardia, durante la Campaña Nacional (1856-1857). Ellas guardan, sin olvido, el despojo peninsular de 1915. Esas orejas escuchan y oyen, pero no olvidan.

 Es un árbol gigante, de libertad extendida. Se planta en media calle, en barrio Condega, en Liberia, como emblema y desafío, en el tiempo de las raíces contra el descuido. Es un pedestal en el tiempo de los trípodes para reconocer la geografía de un Guanacaste no ajeno, que protesta contra las injusticias del llano y contra quienes quisieran venderlo, o bien, entregarlo, por unos dólares o euros que asedian.

En ese contexto, deben corregirse los inaceptables usos identitarios, relacionados con la figura emblemática de dicho símbolo nacional, pues lo confunden profusamente con el árbol de Matapalo (Ficus crocata; Ficus Golmanii), familia botánica: Moraceae. Más lamentable aún, he visto dicha distorsión y descuido en diversos medios de prensa tanto nacionales como regionales, así como en las pautas publicitarias con motivo del mes de la Anexión del Partido de Nicoya. Ojalá prive la identidad, antes que la pauta publicitaria errónea.

 Ya es hora de que muchas instituciones estatales y privadas, coloquen la imagen del Guanacaste, verdadero Árbol Nacional de Costa Rica, en sus logotipos y membretes; igualmente, en los íconos de muchas páginas digitales. Si no supieran cómo hacerlo, deberían abstenerse de utilizarlo. Le harían un gran favor a la identidad de nuestro árbol.

En el aniversario 198 de la Anexión (unión, incorporación, agregación) del Partido de Nicoya a Costa Rica, se torna imperativo recordar que el Guanacaste es el Árbol Nacional de Costa Rica desde 1959, y debe dársele su innegable lugar, sin ignorancia. Audiovisuales de la Editorial Estatal a Distancia acaba de dar a conocer el documental “El árbol que escucha”, dedicado al Árbol Nacional de Costa Rica: el Guanacaste.

Este artículo tiene como finalidad la retoma de conciencia de confrontar lo nuestro de siempre con otros aires: los de la lealtad y el compromiso por esclarecer la verdad ineludible.  Nadie defiende lo que no conoce, por ello, esta entrega pretende concienciar, en relación con el verdadero símbolo de Costa Rica: el árbol de Guanacaste (Enterolobium cyclocarpum).

          Árbol de Guanacaste, parque ecológico Héctor Zúñiga Rovira, Liberia (MFK)

Incluyo mi poema El cielo Quauhnacaztli, publicado en mi libro “Casa Guanacaste” (San José; Uruk, 2013: 106).

 

Tus hojas

alcanzan la historia.

El cielo Quauhnacaztli,

árbol de orejas

con la verdad total, 

sin entreguismos.

Tus cortezas

guardan el grito Varguista

de la Patria Regional.

Gigante

de libertad extendida

como pararrayo centenario.

Te plantás

en media calle

como emblema y desafío

en el tiempo chorotega

de las raíces

contra el olvido.

Enterolobium cyclocarpum,

pedestal en el tiempo

de los trípodes

para reconocer

la geografía

del árbol nación,

del árbol territorio,

del árbol chorotega

contra las injusticias del llano.

Nos asimos de vos

para sabernos vivos

en esta pampa

que amarra

los pies Amatecuauhuitlnacaztli,

en el “Hallazgo conspirador” de tres gritos:

-silencio, despertar y esperanza-.

 MIGUEL FAJARDO