En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



martes, 28 de octubre de 2008

Glosa de la distancia_Isbel Díaz Torres

Isbel Díaz Torres, Cuba





______________________GLOSA DE LA DISTANCIA




Una dulce nevada está cayendo
detrás de cada cosa, cada amante.
Una dulce nevada comprendiendo
lo que la vida tiene de distante.
FINA GARCÍA MARRUZ


Me separa una noche y dos no puedo
atisbar la ensenada que persigo,
quedo así varado bajo el postigo
del ventanal dentro del ruedo quedo.
No sofoca a mi espíritu este enredo
mas lo torna navío mendicante
buscador del auriga que al levante
conduzca ¡y que a mí el resquicio no esconda!
puedo vislumbrar que no es fútil blonda
lo que la vida tiene de distante.

Y esa distancia ese espacio amoroso
que condena al orgullo del escriba
tornando en cancionero su diatriba
de verbos y así su agonía en gozo
esos kilómetros en que al reposo
y a la intrigante luz sin furia asciendo
no consiguen cerrarme no dependo
para vegetar de su breve escarcha
mas voy sin pretender sobre la marcha
una dulce nevada comprendiendo.

¿Qué venablo ungido atraviesa diana
sin cada vez atroz matar la pluma?
No sabía dónde el matador suma
su víctima dónde la resta o gana
mas juzgaba sin coto y era vana
mi justicia mi índice diletante
que apuntaba al hombre nunca al instante
donde fugaces cruzan luz y muerte
No sé mas algo hoy gano al suponerte
detrás de cada cosa cada amante

Resucito en la nube en la marea
en el oro que destinta la tarde
en los sitios donde de común arde
mi hogar donde el crepitar de una tea
alumbra todo por zurdo que sea
por leve o bajo que resulte Entiendo
No me quemo en fe estéril sólo atiendo
a la miseria en que navego y ando
sólo acierto a tocar el musgo cuando
una dulce nevada está cayendo.
_______________________
Leer más de Isbel Díaz Torres en Arte Poética-Rostros y Versos y en Cuba Ala Décima, espacio virtual coordinado por el poeta Pedro Péglez, representante de Artepoética en Cuba.

sábado, 25 de octubre de 2008

María_Norma Segades-Manías

Norma Segades-Manías, Argentina





_________________________María



"… mujer que no dudó proclamar que Dios es reivindicador de los humildes y oprimidos y derriba de sus tronos a los poderosos del mundo" (Pablo VI, Encíclica "Marialis Cultus", 2 de febrero de 1974, Nº 37)


Yo te enseñé a decir cada plegaria
cuando los largos días de la infancia encrespaban la luz en tus cabellos
y la risa era fácil
y el paisaje no presagiaba cruces ni conjuras;
a guardar en la piel de la memoria los repetidos nombres del silencio,
a impugnar la razón del desamparo,
a condenar eclipses como velos ocultando los rostros de la angustia.
Delaté
cada rastro de injusticia
mientras adelgazaba los vellones en los atardeceres enramados
y el alma trasponía los misterios con sus escapularios de ternura;
las profusas legiones en harapos surgidas desde el fondo de los tiempos,
desde las hendeduras del destino
donde la dinastía del pecado salvaguarda esperanzas moribundas.
Te transmití el misterio de las sílabas que anunciarían bienaventuranzas
para los pobres,
para los hambrientos,
para los postergados de la tierra y su forzado diezmo de penurias.
Porque soy la hilandera,
soy la madre,
soy la mujer hebrea,
soy la esclava de códigos dictados en las noches al linaje de todos los profetas.
En mí estalla la voz de las injurias.
Amamanté tu vida con mi vida.
Te di a beber los sueños que cargaste por los caminos de tus soledades
prediciendo el arribo de otro reino
con el amor por dogma y por liturgia.
Acompañé tus pasos en la arena,
tu idioma de parábolas en vuelo,
los prodigios,
la magia,
los conjuros
tatuados en la piel del evangelio con firmeza de sílabas desnudas
y ahora presencio todas las traiciones,
todos los miedos,
todos los perjurios,
todas las orfandades del ultraje,
toda tu carne herida,
toda espina socavando el dolor en la penumbra.
Porque soy la guardiana de tu pena
y he de beber del vaso acidulado al que fue condenada esta imprudencia
de engendrarme mujer
envilecida por la influencia grisácea de la luna.
Pertenezco a esta casta avasallada,
a la genealogía del agravio
y amamanté
con leche sediciosa
toda la altura de tu rebeldía en la privacidad de las penurias
y te afilié a las huestes repudiadas
que enfrentan vendavales de injusticia en el profundo valle del olvido
y ahora
naufrago junto a tu naufragio entre un temblor de sangres insepultas.
________________________
Del libro: "En nombre de sus nombres". Leer más de Norma Segades-Manías en: Arte Poética-Rostros y Versos, Norma Segades, Los puños de la paloma, Editorial Alebrijes y Gaceta literaria virtual.

sábado, 18 de octubre de 2008

El ángel pornográfico_Antonio Miranda

Antonio Miranda, Brasil




________________EL ÁNGEL PORNOGRÁFICO



¿Qué haríamos, mancomunados, ángeles y demonios?
MANUEL MUJICA LAINEZ


Dentro y fuera son opuestos irreconciliables
(o no) de la condición humana
en el fondo, todo beato es un sacrílego
todo moralista es un pervertido
todo honesto es un corrupto en la víspera.

Nelson Rodríguez era un moralista de guardia
un inveterado conservador
en La vida como ella es
observando beatas onanistas
pervertidos purificándose por el pecado
- de ahí el maniqueísmo cristiano.

De honesto a deshonesto
apenas la oportunidad intermedia.
Aceptaría excepciones, naturalmente:
los fanáticos serían unos radicales alienados
los locos serían los más puros y coherentes.

Veía viejos velando cadáveres violados
veía padres desvirgando a sus hijas
veía jueces practicando crímenes hediondos
y criminales como fervorosos creyentes.

Siete pecados capitales no bastan
para abarcar las debilidades humanas

Acuérdense de las pijas voladoras
en las paredes de la letrina
en la escena de Los siete gatitos :
grafiti de suenos y deseos.

Acuérdense de las veces que matamos
con la intención
y de nuestro placer
con exterminios y torturas.
En el fondo – cierto – somos
todos unos canallas
- sólo que pocos lo asumen:
estos serían los mejores.

Muertos, seremos todos iguales.
Vivos, todavía más.

¿No fue Rui Castro quien llamó
a Nelson Rodríguez Ángel Pornográfico ?

Yo, en tanto, creo
asimismo que era un santo.
Traducción de Ricardo Ruiz
______________________
Leer más de Antonio Miranda en: Arte Poética-Rostros y Versos.


jueves, 16 de octubre de 2008

Ego, poema de Juan Felipe Toruño comentado por Rhina Toruño-Haensly

Rhina Toruño-Haensly





_______________“Ego” es el poema de Juan Felipe Toruño, de estímulo a la juventud actual




Por Rhina Toruño-Haensly
University of texas of the Permian Basin


El 31 de agosto del 2005, Juan Felipe Toruño cumplió 25 años de haber abandonado su morada terrenal como poeta, novelista, periodista, cuentista, ensayista, historiador de la literatura, profesor universitario, y antólogo. Con la traducción del poema ‘Ego’al inglés y convertido en el canto:“Closer to the Sun” por Dulf Traymun 1 deseo rendir homenaje a quien contribuyó enormemente a difundir la literatura salvadoreña y nicaragüense, en el ámbito americano. También Toruño contribuyó en la formación de los jóvenes poetas de la “Generación comprometida,” entre los que se cuentan Roque Dalton García, Manlio Argueta, Tirso Canales, José Roberto Cea, Oswaldo Escobar Velado, Pedro Geoffroy Rivas, Roberto Armijo, Mercedes Durán y a Antonio Gomero, que Toruño lo llamaba “el poeta salvaje.” Mauricio de la Selva, Danilo Velado y muchos más. Tal educación la realizó a través de la sección cultural que él fundó “Sábados de Diario Latino,” en San Salvador en 1932. El poeta y novelista salvadoreño Manlio Argueta en su artículo: “Juan Felipe Toruño y los Sábados de Diario Latino: un ave en la tempestad” 2, se enfoca en el papel que desempeñó Toruño como promotor de los jóvenes que llegaron a constituir grupos de varias generaciones de escritores en el suplemento literario del Diario Latino.

Según el propio Toruño, el suplemento se comenzó a publicar en 1932, año que se conoce como el de la matanza o de la insurrección “comunista.” Manlio Argueta comenta en ese artículo, que es sobre todo el inicio de un ciclo histórico el cual no acabó de cerrarse sino hasta después de una guerra civil (salvadoreña) de casi 20 años, con el Acuerdo de Paz firmado en Chapultepec el 16 de enero de 1992.

Continúa Manlio diciendo que hay cierto simbolismo entre el año de fundación del suplemento y el inicio de la marginalización de las expresiones jóvenes salvadoreñas a las que se les condenó por su posición de izquierda, lo cual originaba intolerancia hacia su obra, propio del período absolutista que duró 60 años en El Salvador. Toruño extendió la mano a los jóvenes rebeldes universitarios y les dio la oportunidad de publicar sus ideas en un periódico que con el correr de los tiempos se consideró una condición “sine qua non” publicar en Diario Latino como paso previo a la consagración de escritor. Así lo sugiere Manlio Argueta a través del héroe Alfonso, un joven, en su novela Caperucita en la zona roja, cuando dice: “Tengo un bibliotequita, ¿cómo sabe que he comprado esos libros? preguntó el viejo. Yo leo el suplemento literario en el periódico Diario Latino, donde ustedes publican. ¿Usted conoce a Felipe Toruño también?” 3

Toruño a través de “Los Sábados de Diario Latino” no solo les ofrecía a los jóvenes poetas un espacio para sus creaciones literarias sino que les ‘educaba’ según el decir del Dr. David Escobar Galindo: “Toruño nos publicaba nuestros poemas como se los presentábamos, pero después nos los corregía y enseñaba como debe escribirse un poema.” 4

Anteriormente en Nicaragua, Toruño, en su país de origen, realizo una labor parecida con los jóvenes. A la edad de 20años (nació el 1 de mayo de 1898) fundó la Revista Darío que brindaba la oportunidad a jóvenes y no jóvenes de expresar sus ideas. La primera revista fundada en honor al epónimo fundador del Modernismo. Después de tres años dejó la Revista y Nicaragua, se instaló en El Salvador. En este país continuó su actividad literaria en “Sábados de Diario Latino” por más de 50 años hasta que murió el 31 de agosto de 1980. Además desarrolló su propia producción literaria que constituye muchos libros donde se encuentran los diversos géneros literarios: lírico, narrativo, ensayo y de periodismo. La única aristocracia que Toruño respetó y admiró fue la del talento, el trabajo arduo y honesto. Esa es la herencia espiritual, cultural que hemos recibido su familia como también los jóvenes salvadoreños y nicaragüenses a quienes amó mucho. Nunca renunció a su nacionalidad nicaragüense, sin embargo amó a ambos países entrañablemente Les dedicó muchos poemas, ensayos y libros como De dos tierras (libro de cuentos). Poemas como “San Salvador y León” en Ciudad dormida, dedicada a León. Desarrollo literario de El Salvador (1957) como el titulo lo sugiere se refiere a la historia literaria de El Salvador.

El poema “EGO” sigue en pie después de 75 años que Toruño lo escribiera (1930, pero publicado en Hacia el Sol en 1940) porque es un llamado a la juventud de todos los tiempos. Al hacer un breve análisis del soneto Ego se descubre la fuerza de una voluntad a continuar la lucha en búsqueda de la verdad (versos 9-11) y se augura que la lucha no será fácil. Además el hablante lírico (verso 12) nos exige a mantenernos como él, fuertes y optimistas en el combate hasta que la muerte nos sorprenda.

EGO
Yo canto como canta primavera en la flor:
rumores de montañas, caricias en los nidos
susurros de auras dulces en los bosques dormidos
y por toda fortuna el cielo y el amor.

Con vivos resplandores de incógnito arrebol
mis ensueños se enredan en madejas de lumbre....
¡Yo soy como los árboles que se sueñan en la cumbre,
que por estar más solos más cerca están del sol!

Voluntad es mi insignia. En mi ruda jornada,
con la fe por escudo, la lira por espada,
sin cansarme camino de la verdad en pos

Impulsivo optimista en el Combate. Fuerte.
Sobre el lomo del siglo me encontrará la muerte
cabalgando en los predios donde transita Dios

Closer to the Sun

I sing as spring sings in a bud,
Murmurs in mountains, caresses in nests,
Dawn whispered in a sleepy wood,
And by all fortune the sky and love.

With crackles of unknown auburns
My dreams become tangled in fire.
I am like the trees that stand at the summit,
Alone, but closer to the sun!

Will is my insignia. In my simple day’s journey
With faith as shield, lyre as sword,
Tireless I walk in search of truth.

Impulsive optimist in combat. Strong.
Mounted on the loin of the century. Death will find me
Riding in the regions where God also travels.

Traducido por Rhina Toruño. Del poemario Hacia el sol, (Towards the Sun) San Salvador: Imprenta Funes,1940. 137-38.
__________________________
NOTAS
1Gracias a Chris King de la editorial Curbstone de Connecticut, quien revisó mi traducción del poema “Ego” al inglés y se lo llevó al compositor Dulf Traymun, (quien vive/ vivía? en Nueva York y acompañó al piano a Frank Sinatra y a Peguee Lee) gracias a su talento musical lo transformó en el canto: “Closer to the Sun.”

2 .Este artículo se encuentra en el libro Juan Felipe Toruño en dos mundos: Análisis crítico de sus obras. CBH Books, es una división de la editorial Cambridge Brick House, Massachussets, Estados Unidos, 2006. 273-82. Editoras: Doctoras Rhina Toruño-Haensly y Ardis L. Nelson

3 Manlio Argueta, Little red riding hood in the red light district. (Connecticut: Curbstone Press, 1998) 78. Translated by Edward Waters Hood. La traducción al español es responsabilidad mía.

4 Discurso vídeo grabado del Dr. David Escobar Galindo, parte del Homenaje que El Ateneo de El Salvador y La Academia Salvadoreña de la Lengua organizaron bajo el título: “Juan Felipe Toruño en el recuerdo(La herencia cultural de Juan Felipe Toruño).” San Salvador, El Salvador, 17 de mayo de 1994.
_________________________
Obras publicadas por Juan Felipe Toruño
Crónicas

---. Cuidad Dormida: -León, Nicaragua-. San Salvador: Ediciones Orto, Talleres Gráficos Cisneros, 1955.
---. Un Viaje por América: Itinerario. San Salvador: Ediciones “Orto,” Imprenta Funes, 1951.

Ficción

---. De Dos Tierras: Cuentos. San Salvador: Imprenta Funes, 1948.
---. El Silencio: novela. San Salvador: Imprenta editora “Arevalo,” 1935. Segunda edición. Universidad Nacional de El Salvador: Editorial Universitaria, 1976.
---. La Mariposa Negra. Ahuachapán, El Salvador: Imprenta Gutemberg, 1928.

Poesía

---. Arcilla Mística. San Salvador: JFT, Edición numerada, 1941.
---. Hacia el Sol: Poemas. San Salvador: Imprenta Funes, 1940.
---. Huésped de la Noche y Otros Poemas. San Salvador: Imprenta Funes, 1944.
---. Orbita de Sonetos. San Salvador: Imprenta Acosta, 1952.
---. Raíz y Sombra del Futuro: (Poemas). San Salvador: Imprenta Funes, 1944.
---. Ritmos de Vida. San Salvador: Centro Editorial Salvadoreño, 1924.
---. Vaso Espiritual: (poemas). San Salvador: Imprenta Funes, 1941
---. Senderos espirituales, León Nicaragua: Imprenta Los Hechos, 1922.
---. “Tríptico de vida.” en Héctor F. Miri. El libro de los 1001 sonetos. Buenos Aires: Editorial Claridad, 1936.

Crítica Literaria, Ensayo e Historia de la literatura

---. Desarrollo Literario de El Salvador: Ensayo. San Salvador: Departamento Editorial del Ministerio de Cultura, 1957. República de El Salvador, Certamen Nacional de Cultura.
---. El Introvertismo en Poesía: El Salvador: Enfoque- Sondeo- Cotejo- Fondo- Claves (Ensayo). San Salvador: La Unión- Dutriz Hnos.- San Salvador, 1950.
---. Gavidia: Entre Raras Fuerzas Étnicas: De su Obra y de su Vida. San Salvador: Ministerio de Cultura: Dirección General de Cultura, 1969.
---. Índice De Poetas De El Salvador en un Siglo: 1840-1940. San Salvador: Imprenta Funes, 1941.
---. José María Villafañe: Mecenas Salvadoreño: Esbozo Biográfico. San Salvador:1949.
---. Los Desterrados: Estudios de Poetas de América, Tomo I. San Salvador: (Publicado por el autor), 1938.
---. Los Desterrados: Semblanzas de Poetas de América, Tomo II. San Salvador: (Publicado por el autor), 1942.
---. Los Desterrados: Semblanzas de Poetas de América, Tomo III. San Salvador: Ediciones “Orto,” Imprenta Funes, 1952.
---. Poemas andantes: Ensayos sobre literatura europea y oriental. San Salvador: Editorial Universitaria, 1977.
---. Poesía Negra: Ensayo y Antología. México, DF.: Colección Obsidiana, 1953.
---. Poesía y Poetas de América: Trayecto en Ámbitos, Fisonomía y Posiciones. San Salvador: Imprenta Funes, 1945.
---. “Walt Whitman, bíblico, futurista poeta de América.” Journal of Inter- American
Studies IV.I (Jan. 1962): 23-31.



martes, 14 de octubre de 2008

Poemia na Cidade Vazia_João Carlos Luz

João Carlos Luz, Brasil





_______________Poemia na Cidade Vazia




Ando de "meias" furadas
Aparecendo o "dedo" no gatilho
Da rajada dos "inimigos"
Na sola do sapato um "buraco" na calçada

Piso na viela "descalça"
Apago a "guimba" do mendigo
Que vê o menino de chinelo sem "abrigo"
Drogado assustado "vendendo" o umbigo
Bêbado perdido "trocando" o sentido

A Cidade "cheirando" a bolor
Que "horror"!!!
A policia "fardada"
De "coturno" com calor
Cantando "ronda"
Extorquindo com "fervor"
Que "fedor"!!!
A Cidade precisando de "banho" e de frescor

Uma "ducha" de poesia nela
Na "orla" do comendador
Mingau quente na "boca" do repassador
Queimando "arquivos" da Historia no corredor
Raspando à "sujeira" da panela

A "depressão" no jato d'água
Roupa de grife que "de'gola"
A galera "manifesta"
Uivando em festas "perversas"

Em "desodorizar" um pequeno favor
Na "limpeza" do restaurante
Banheiro de botequim com "escritor"
Escritos nas "paredes"
Em versos nos "dejetos"

Lá vai o "poema" água abaixo
Esgoto entupido e "trans" bordado
Na noite sem "lema"Na "lama"
do asfalto saqueado

Inspirados pelo "fosfato"
Da "cabeça" de peixe
Que amanhece no jornal "embrulhado"
Noticias do "cunhado"
No jornal de cada "falso"
Na "coluna" prestes ao obituário

Penetra na noite pra ser "roubado"
Bebe "todas" as esquinas
Pelo curral do "eleitorado"
Varre o "limpador" de vidro
Dos carros de sinal "trocado"

Do rosto "identificado"
Na delegacia dos "pró-curados"
O boi "marcado" pela
Gripe do frango "congelado"
Preços de "fome gerados"
No "tigre de papel"
Na "carta" do advogado
Você está "intimado"!!!
Deixou de "pagar" o aluguel
E está "desempregado"
_________________________
Leer más de João Carlos Luz, en Arte Poética-Rostros y Versos.

lunes, 13 de octubre de 2008

Esperanzas-Yose Álvarez-Mesa

Yose Álvarez-Mesa, España




_________________esperanzas



ya no abrigo esperanzas para darles calor

ni las mimo y las crío entre algodones

ni las voy recogiendo una a una por los rincones
reuniéndolas en el centro de la sala
para que parezcan más

ni abro mucho los ojos para verlas mejor
cuando se hacen pequeñas

ni levanto la guardia cuando crecen y crecen
y ocupan todos los espacios

ni las cuento cada noche para no olvidar ninguna

ni voy en su busca si una se me perdió

ni invento para ellas vientos que las reanimen
cada vez que agonizan

porque hoy están todas absolutamente muertas
______________________
Leer más de Yose Álvarez-Mesa en Laberinto del Torogoz, Arte Poética-Rostros y Versos

domingo, 12 de octubre de 2008

Oda a la envidia_Pablo Neruda

Pablo Neruda, Chile





______________________Oda a la envidia





Yo vine
del Sur, de la Frontera.
La vida era lluviosa.
Cuando llegué a Santiago
me costó mucho cambiar de traje.
Yo venía vestido
de riguroso invierno.
Flores de la intemperie
me cubrían.
Me desangré mudándome
de casa.
Todo estaba repleto,
hasta el aire tenía
olor a gente triste.
En las pensiones
se caía el papel
de las paredes.
Escribí, escribí sólo
para no morirme.
Y entonces
apenas
mis versos de muchacho
desterrado
ardieron
en la calleme ladró
Teodorico
y me mordió Ruibarbo.
Yo me hundí
en el abismo
de las casas más pobres,
debajo de la cama,
en la cocina,
adentro del armario,
donde nadie pudiera examinarme,
escribí, escribí sólo
para no morirme.

Todo fue igual.
Se irguieron
amenazantes
contra mi poesía,
con ganchos, con cuchillos,
con alicates negros.

Crucé entonces
los mares
en el horror del clima
que susurraba fiebre con los ríos,
rodeado de violentos
azafranes y dioses,
me perdí en el tumulto
de los tambores negros,
en las emanaciones
del crepúsculo,
me sepulté y entonces
escribí, escribí sólo
para no morirme.

Yo vivía tan lejos,
era grave
mi total abandono,
pero aquí los caimanes
afilaban
sus dentelladas verdes.

Regresé de mis viajes.
Besé a todos,
las mujeres, los hombres
y los niños.
Tuve partido, patria.
Tuve estrella.

Se colgó de mi brazo
la alegría.
Entonces en la noche,
en el invierno,
en los trenes, en medio
del combate,
junto al mar o las minas,
en el desierto o junto
a la que amaba
o acosado, buscándome
la policía,
hice sencillos versos
para todos los hombres
y para no morirme.

Y ahora,
otra vez ahí están.
Son insistentes
como los gusanos,
son invisibles
como los ratones
de un navío
van navegando
donde yo navego,
me descuido y me muerden
los zapatos,
existen porque existo.
Qué puedo hacer?
Yo creo
que seguiré cantando
hasta morirme.
No puedo en este punto
hacerles concesiones.
Puedo, si lo desean,
regalarles
una paquetería,
comprarles un paraguas
para que se protejan
de la lluvia inclemente
que conmigo llegó de la Frontera,
puedo enseñarles a andar a caballo,
o darles por lo menos
la cola de mi perro,
pero quiero que entiendan
que no puedo
amarrarme la boca
para que ellos
sustituyan mi canto.
No es posible.
No puedo.
Con amor o tristeza,
de madrugada fría,
a las tres de la tarde,
o en la noche,
a toda hora,
furioso, enamorado,
en tren, en primavera,
a oscuras saliendo
de una boda,
atravesando el bosque
o en la oficina,
a las tres de la tarde
o en la noche,
a toda hora,
escribiré no sólo
para no morirme,
sino para ayudar
a que otros vivan,
porque parece que alguien
necesita mi canto.
Seré,
seré implacable.
Yo les pido que sostengan
sin tregua el estandarte
de la envidia.
Me acostumbré a sus dientes.
Me hacen falta.
Pero quiero decirles
que es verdad:
me moriré algún día
(no dejaré de darles
esa satisfacción postrera),
no hay duda,
pero moriré cantando.
Y estoy casi seguro,
aunque no les agrade esta noticia,
que seguirá
mi canto
más acá de la muerte,
en mediode mi patria,
será mi voz, la voz
del fuego o de la lluvia
o la voz de otros hombres,
porque con lluvia o fuego quedó escrito
que la simplepoesía
vive
a pesar de todo,
tiene una eternidad que no se asusta
tiene tanta salud
como una ordeñadora
y en su sonrisa tanta dentadura
como para arruinar las esperanzas
de todos los reunidos
roedores.

sábado, 11 de octubre de 2008

César Dávila: "El canto del hombre a su ignorado_Carmen Váscones"

Carmen Váscones, Ecuador






________CÉSAR DÁVILA: “EL CANTO DEL HOMBRE A SU IGNORADO SER”



El arquitecto de la oda, canto del hombre a su ignorado ser, nace en Cuenca, Ecuador, el 5 de octubre de 1918, para luego desaparecer envuelto en la soledad descarnada de un absoluto inmisericorde: la pasión del uno que fue otro en la descentrada palabra de su cuerpo.

Va venciendo/se en su propio espacio: distante nada: su confesión sin testigo. “Nadie habrá/... habrá el espacio de sí mismo/ en el paso del ser al Sucesivo Oscuro. / Habrá. / Todos serán lo que es Uno y Otro/ Todos serán. / Y todos tendrán nada”. Aniquila con la lucidez y la certeza del extrañamiento de ya no pertenecer ni a la sobriedad ni a la ebriedad, ni a él mismo. “Pasó al otro lado del espejo”, a la sombra de la mirada. Estar no era su sitio. Su lugar era ser la palabra: su voz poética.

Su muerte fue un 2 de mayo de 1967 en hotel caraqueño, día cualquiera para otro, para el mundo, pero no para el gran escritor y creador, ni para la memoria de su patria, ni para la palabra contenida, expandiéndose en la metáfora de toda una vida. Ocupa su lugar, se inserta en la certeza. Dejó de confabular la muerte.

César Dávila realmente quién era él. Según sus investigadores, datos recogidos, y textos literarios, vemos a un hombre de pensamiento liberal, haciendo frente al tronco filial conservador. Le pone su propia chispa a la realidad que no comulga, marcando con esto una distancia con su entorno familiar y social, pretexto para salir e inventarse y hasta alejarse de la figura paterna. Punto y punta de toque, discordia y contradicciones en el enfrentamiento a esa imagen sin alianza afectiva. Hay una cuenta bloqueada en el lazo que lo templa. Que le tironea el recuerdo. Sentimientos destemplados entre los dos. Entre el padre y el hijo lo que se conserva y lo que se libera.

Está claro el poeta, conservador jamás. Escoge el yugo y la hoz. Hace ruptura con la infancia. Adolece del exilio amoroso. Se subleva al espacio filial. Se planteó otro ideal. Erige dentro de su cuerpo a otro. Su ansia de amor vive el silencio, la condena del exilio o del destierro le desarma el corazón. Se anima y desanima. La razón habla con metáforas deslumbrantes. Es el enamorado del amor inasible. Ronda lo prohibido: su amada e idolatrada madre. Corteja un modelo de caricia que lo subyuga hasta la indolencia. Doliente ser sus afectos. Le escribe a escondidas le hace saber de él. El único molde que no puede dejar de extrañar es el materno. Es un conservador en los afectos que lo obnubilan y no lo dejan diferenciar el otro lado de su andar. Busca amar en una a una, a la Una de todas entre todas. Ese amor universal que no se diferencia del singular. El plural femenino le recuerda un cuerpo por donde salió a respirar la vida propia. Le está vetado entrar. La palabra desafía todo límite. Depura el amor impuro. Busca una verdad que confronta la poética y la cotidiana. No todo esta dicho, en la sugerencia del verso ahonda la pasión sin sosiego.

En el poeta hay una rebelión interna que se proyecta en su escritura y en la denuncia de su desacuerdo con ese orden social anquilosado en la mascarada del partido conservador del statu quo sin dar espacio a otros para que realicen sus propias expectativas y sueños, conservan la moneda y sus dos caras sólo para sí, crean la ilusión óptica de aparecer como inamovibles y dueños de la muerte y de la vida si les place.
Devela a la ideología conservadora, agrego, en la actualidad globalización mortífera. Y, yo diría, que si hay que ser conservador, será con la naturaleza y la vida que no se repite, sin explotarlas ni depredarlas, ni privándolas entre los unos y los otros para que alcance y se reparta sus cosechas. Solo así para seguir cultivando el huerto del mundo para todos. La vida de cada uno es de uno en uno. Duélale a quién le duela.

El poeta resultado de un encuentro entre hombre y una mujer que tienen un coito, ella está en día de ovulación, la simiente cae, la fecundación y el riesgo: un hijo, ¿la dicha? quién sabe. Traerá la contra. Será, a pesar de todo.

Dicho está, nueve meses no son suficientes para nacer. ¿Quién contradice esta espera, -otro que pasó por eso, y todavía no acaba de madurar lo suficiente para caminar erguido. Le falta mielina a la evolución del hombre, le falta amor al génesis. - Faltas tú-. Nadie tiene la última palabra, qué fácil pronunciarlo, ¿quién lo dijo?

Quiere desmembrar el conocimiento, quiere hablar con lo oculto, se dirige en tercera persona a la que lo llevó en sus entrañas. La inquiere. La ausculta. Le pregunta: “Dime sinceramente que piensas de este hijo. Te salió tan extraño,”. Renunció a todo aquello que los otros ansiaban y se hundió en sí, tanto, que quizás no es el mismo”

Delibera la muerte su espacio que no cabe, se cava el horizonte en el deseo. El cuerpo sufre intrigas de incompatibilidad. Quiere salvar y destruir a la vez en la simultaneidad, toma su tiempo. ¿A quién espía? ¿Buscó alejar la idea que lo acosaba? ¿O solo fue un imprevisto previsto, visto. ¿Listo? Se alinea a la caída del todo suyo: dejarse de mirar en el espejo.

La tierra obra su deshonra: La esfinge fonema del incesto.

Quiso purificar el ser del instinto que lo acorralaba. Acaso ese final con su cuerpo puso conclusión a un acápite donde el testigo calla el repudio y el asco de lindar con uno que ama y otro que odia. El doble sin papel aniquila al personaje. Libera al autor.

En ese imposible hallar deambula “al paso de -(su)-mi débil fantasma reflejado”, “siente la nerviosidad humana de las redes”; “Quiero ver, con mi muerte, tu quimera en el agua”, “vine a diferenciarme de vosotros parientes”, “mi infancia no os perteneció; me alimenté solo, como un espejo extraviado en el fondo de un bosque”, “Padres míos,/ yo sé que vosotros, en vuestro vaso ceremonial, fabricáis, a escondidas de los niños,/ infelices pasatiempos de carne/ que os avergüenzan cada mañana”.

Se apartó drásticamente del sufrimiento: pasión incalmable. El espejo agujereado por la mirada, se despedaza en la córnea expiatoria.

“Fui llamado al confín de los mayores/ y recibí mi sombra”...”Alguien debe continuar la escritura del dedo en el polvo”, “alguien debe continuar el canto del hombre”, y sin embargo...
La poesía: voces del útero y del viento que rompe la fuente, la placenta se separa, la palabra un vórtice de agua que amortigua al cuerpo aún atado al cordón umbilical de los sueños. La idea hace un corte al huevo zigoto, luego embrión, luego neonato. El agujero es anudado. El ombligo es un punto final a la dependencia. El grito antes que la voz, el sonido dará forma a la voz.

Alma mater en la voluntad del padre: así sea- así no sea. El yo contempla su obra: el no yo. La escritura desafía al cadáver y a las interpretaciones. La lucha comienza. El recién nacido humano da su primer llanto. ¿Quién acude a su llamado? ¿Quién está a su lado? ¿Quién le provoca el deseo? ¿Quién lo sostiene? ¿Quién le aúpa la vida? ¿Quién sí y quién no? ¿Un yo sin anclaje desespera. Una vez, dos veces, ¿Cuántas?

¿Quién lo mata en palabras? ¿Quién lo salva? ¿Quién le habla? ¿Quién es él en esa voz que lo reconoce y desconoce? ¿Quién es el otro? La orfandad de un sentimiento, canto de cuna espanta al miedo cubierto de luto. Arrorro mi nene no vas a morir solo a dormir.

Respondan, respóndanme. Responde. ¿Alguien puede contestar? Sirven las respuestas o las conjeturas. Quizás. ¿Para qué? Que cada cual se responda, reflexione, si eso dice algo.

César demuestra lo contrario, otro modo de pensar, crea en un creo, la identidad incompatible busca un sitio donde erigir la figura que no lo opaque, desde el sitio donde está su manifiesto que no es peón, ni destajador, peor un subyugado, se subleva. Milita en contra de la opresión, quita la mordaza al idioma y a la lengua natal.

Da vuelta a la tradición, sale de ella, renueva su posición. En el alcohol la miseria y en la letra la salvación, que lo atraviesa como espada liberal, la llama devora la matriz inaprensible, se vacía de toda promesa, en la lírica del deseo la nostalgia dirigida como “canción a la bella distante”.

¿Quién era el poeta para el padre? Este hijo que tambaleó en el espacio sin autoridad sanguínea. ¿Era el que su padre rechazaba, el otro de la desaprobación? ¿Qué chocaba en este par de hombres? ¿Qué se disputaban?

El hijo luchó por no dejarse ahorcar por la desazón del sentimiento no correspondido. Se escondió en la sombra del perseguidor para que no lo alcance la furia del decapitador. Se aburrió de ser un topo de la realidad explicable e inexplicable. El poeta sintió el derrumbe de la infancia en la fábula de su vida. Avanzó como un ave huyendo del jebe. Más no pudo tapar el agujero del dolor ni con el más bello verso. Aquel El gran César nuestro, el que habitó la soledad del vacío, huérfano de compañía herraba en un tiempo sin movimiento.

En los episodios de su historia la textura de su búsqueda. El habitante humillado por el dolor pronunciable e impronunciable. Lo oscuro y lo claro de su visión y vivencias. Él no puede callar el dolor humano que está bajo la corteza de la memoria. La herida y el placer inconsolable tanto en su psique como en los nexos terrenales. El habitante “con algunos días sin huellas”, con impotencia y desafíos registra e inscribe al faquir de ternuras y secretos inabordables de otras emociones.
En su posición deja asentada su proclama de voces. Protesta. Nadie es para siempre jamás inmortal, hasta los dioses se desvanecen con el silencio de cualquiera. Desecha para no ser un desecho. Recicla la vida, la sustenta, la evidencia, la denuncia, la proclama, la anuncia otra, la rescata, la autentifica. La identifica.

“Toda resurrección te hará más solitario”. La esfinge no tiene alma.

La superación de su hallazgo rebasa el recorrido ordinario “en un lugar no identificado” lo identificable “de la materia real” en “sus conexiones de tierra” abriendo otra ruta “al dios desconocido” su: “yo que me queda. / Regreso a ser tú mismo. Mi señor/ con el último yo que te falta”.

La figura materna es un territorio poblado de parcelas, un cuerpo haciendo historias, llamadas a contar/se y pensar/se diferentes, referente de lucha, de trabajo, de tesón, de no claudicar. Es el movimiento sin dioses y sin paraje, sin fianza, sin préstamos, sin usureros, sin dueños ni propietarios ni dominadores de mujeres. Es la tierra con sus propios cauces y ríos. Es el orificio fecundador, de esfuerzo y regazo del otro para defender la memoria cada vez que recuerde el riesgo de encontrarse con quien la reconozca. Es el piso del abismo y de la red que solo se romperá cuando la última palabra tropiece con los labios prestados al río.

Es un bordado de hilos que sostiene una infancia envuelta entre “palabras quebradas”, y retazos, ilusiones, despertares y curiosidades. Es un nudo de remates para saciar el hambre de los hijos de la mujer que no puede enredarse en sus propios pensamientos, que no puede darse el lujo de soñarse dama conservadora porque el mendrugo tiene que ir al horno, estar pendiente que no se queme, al mismo tiempo seguir hilando, cosiendo, buscando paisajes en pieles evaporadas en el destino, hace la plata dejando el sueño a un lado, necia de vida se sostiene cabeceando el presente. Es un remate de puntadas a la tela agujereada del alba extraviada en la voz de la noche.

La ternura femenina vela el origen del deseo. Lo tiene atado al silencio que repudia: la pobreza no es alimento del espíritu.

El goce femenino lindaba con lo prohibido: en un te quiero a ti, desea una mujer ajena e imposible, ella le dice gózame desde el crepúsculo de un amor sin precio, sublime, sagrado y prohibido, que lo hace descifrar y expresar sin tabú: hay que tomarse lo que te pertenece, lo que nadie te quita, ese sentimiento sin deuda, indivisible. La apariencia de que el otro completa. Que cara es la vida cuando el precio es desprecio. No cuenta el desgaste humano en la plusvalía que depreda las ganas de vivir, quien traga el cuento de que mañana será mejor. Estar ajeno y al tanto te empuja al carajo o de una vez por todas te las juegas…

El amor intocado es todo para este escritor que ronda el vicio y la virtud con estocada aborigen. “Es que el amor de antes se me ha vuelto tan claro/ que siento que ya nada es para mí extraño”. “Y ahora, yo quisiera decirte que te amo, pero de una manera que tú no sospechaste. Verás. Ahora te amo en todas las mujeres, te amo en todas las madres, te amo en todas las lágrimas”. Y preguntar, “Dime sinceramente qué piensas de este hijo,/ te salió tan extraño”.
Como no puede poseer ese amor aparentemente perfecto y sin pecado concebido, lo hace suyo, con su propia concepción, todas en una y una en todas: Una es todas, amor único como la única amada. Goza la culpa y la libera en otros cuerpos, la quiere, la aleja y la acerca, la mira para contemplarse en su propio espejo, la hace una idea completamente luna, la distancia tantas veces puede, más, está tan cerca como su mismo día de nacimiento. La ilusión lo amamanta y lo arrulla con calostros de tristezas como diciéndole cúlpame si puedes. No puedes. Has nacido y sobrevivirás hasta cuando tu quieras que esté en ti ya que soy tu piedad, tu gloria y tu gracia mortalmente sublime. Soy tu diosa que te ofrenda al altar de las estrellas para que pongas tu cuerpo degollado bajo el firmamento algún día en una tarde que tú escojas.

Pareciera que ambos: mujer y poeta, madre e hijo arriesgaron el amor a cambio de un espacio que no lo/la venza, pero eso esta por verse. Ya está inscrito en el enjambre filial, algo, el corte, el tajo, vendrá por añadidura, solo la pregunta rebota, quién es quién, en ese espacio que pide calma como tregua al colmo del colmo. Colmarlo, es atosigarlo de lo inerte.

El retazo, la parcela, la página sin uso de eso que no llena ni cabe con la madre naturaleza ni puede fusionarse porque o sino el saldo, la falta y lo que no se puede ocupar, reponer o zurcir hará su desquite. Quizás por eso lo de “espacio me has vencido”. Pregunto, quién es el espacio, quién el vencido, quién el verbo que destina el cumplimiento hágase de mí, hago de mí, hago. Deshago de ti y de mí. Un tú en contra de ti. ¿Qué espacio lo venció?

Un su/per/yó sin goce imposible sustenta al gozo quizás de lo posible: un diálogo de goces sin anécdotas de amores que diga siempre lo mismo con eterno placer. ¿Gozas? –no gozo. ¿Qué quieres? –que goces. ¿Qué? Mi goce. ¿Con quién? –contigo. ¿Para qué? –gozarte. ¿Por qué? – quiero saber de tu goce. ¿Cómo? –no lo sé. ¿Dónde? –en ti. Pero –no pienses. Entonces -¿sientes? Pienso que –calla. Quiero -¿Qué?-. Ah –Ah. Más –más-. Yo... -tú-: El y ella.

Culpable. –No- Víctima –No- Verdugo –No- Liberal –Si-

La culpa no encontró su sitio. Se declara libre del culpabilizador o tirano. La ley es un código “deshuesado” de lo femenino y masculino, descompuesto en la “materia real”.

Un hombre crece en el poeta, un hombre lamenta su búsqueda, un hombre abraza el caos, recibe a cambio un paraíso sangrante, anunciando espinas y silicios enterrados en la tierra humana, las que él no podrá sacar porque están incrustados en las razas.

Quizás allí la tristeza de Dios refleja la voracidad humana que no puede renunciar a parecerse a aquel que todo lo puede que nada tiene pero está en todas partes y lo llaman de diferentes maneras siendo Uno sobre cualquier otro uno. ¿Quién dice ninguno o nada?

Ese amor sin rendición de cuentas como que le da la ilusión de estar protegido del tirano, que lo devora en el silencio de saberse asfixiado en no dar la cara para no recibir la recriminación del rechazo. Mientras más pegado al aliento femenino, lo masculino tambalea en la cuestión de “ser o no ser”. El pecado original huele a mujer. Bendita seas.
El secreto del verso, una lujuria hermética en “la corteza embrujada” de encarnarse y descarnarse en el talón de Aquiles. El tendón del espectro no es de un animal, sino el de un humano siguiendo las huellas “en un lugar no identificado”. El uno que quiere y el otro que lo horroriza. El perfecto y el imperfecto se desprecian, el doble ataca, el uno se impone. La fractura entre los dos, un jaque mate en el cuerpo. Salve al vencido. El vencedor calla. La dama cansada del amo salva al peón.

Dávila “renunció a todo aquello que los otros ansiaban,/ Y se hundió en sí, tanto, que quizás no es el mismo...” Casi la mayor parte del tiempo la ebriedad lo consumía, no sabía como controlar ese algo que lo iba invadiendo. El horror salía por su boca como látigo golpeándole la memoria.

Se defendía con el silencio para alargar la existencia. En la penetración del tocador un reflejo lo sombreaba. Construyó y destruyó lo simultáneo, la doblez del personaje y el de carne y hueso. El escritor atrincheró en tinta la rebelión del afecto prisionero en todas y todos los momentos inconfesos, poetizados, “mi timidez de entonces me quebró las palabras”.

Aún así, sus labios tocaron la palabra inagotable.

La orfandad de sentimientos parecía hilos desprendidos del carrete que no llegaban al punto concluido, sus hermanos fallecidos tempranamente sollozaban y gorjeaban en el silabario sin usar, su hermana/ prima ida e idealizada como cáliz divino hacía de recipiente a su melancolía. Ganó a la vida, hizo suya todas las muertes, se apoderó del vacío hasta llenarlo de poemas. Se aferró al amor llamado inocente, la perversa infancia del sentir sin preocuparse por rivales, de quitarse de encima la culpa de no deberle a la muerte nada, sin pensarse juzgado ni censurado en ese perverso amor polimorfo. Pero, sin embargo era el trofeo viviente para la que lo amamantó, ya que se enfrentó a la muerte y no se dejó arrancar al fruto de su vientre. El poeta queda endeudado para siempre con ese amor que quería hasta respirar por él para que no le pase nada.

Amor enterrado en la carne sin poder desterrarlo. “Y ahora, yo quisiera decirte que te amo, / pero de una manera que tu no sospechaste. / Verás ahora te amo en todas las mujeres, / te amo en todas las madres…Es que el amor de antes se ha vuelto tan claro/ que siento que ya nada es para mi extraño” Afectos de párvulo y adolescencia quedados en los primeros juegos del jardín, en sueños e ideales fusionados al amor total sin división, uno dentro de la una. Sentimientos provincianos revoloteando en cuerpos de mariposas púberes y polen cayendo en hoyos de una sonrisa ingenua en una esquela picoteada en el recuerdo. “Las mujeres se convierten en laberintos ansiosos de semilla”.

Introduzco una reflexión ¿Cómo entra el padre a funcionar si está disfuncional en el acto del nacimiento, su posición está vetada por la postura materna? ¿y por su condición de progenitor dominador? Que hubiese ayudado, que el procreador adopte una posición, que se adapte en la adopción de lo que le confiere ser el gestor de procrear conjuntamente con su mujer, madre del hijo. Que haya un espacio libre, que venza la pugna del poder convivible que se conjugue un deseo entre un hombre y una mujer sin que atente el puesto que se asigna al hijo.
El padre y el nombramiento no funcionan si no es nombrado, adoptado y ubicado en su supuesto legible de la paternidad. La madre patenta y legitima. Dado que el amor no se insemina. El devenir de un hijo se juega en la inclusión de un progenitor que no se exilia ni se apropia del verbo que le toca vivir al hijo. Esto es Tener un nombre que no se confunda en el llamado de los padres. Que no sostenga la caña de la vida de nadie. Que no reemplace ni cubra los huecos dejados por otros. Que no llene ni colme el amor perdido. Solo que sostenga lo que porta: una vida propia con “ser en devenir”, cada quien parte y accede al mundo, al encuentro de una palabra esclarecedora. La vida es un paso dentro de un riesgo permanente. Cada humano es espacio que se habita o congestiona según sea el dado que apuesta la historia que acompaña. El hijo “paternado” no se derrumba si se le sostuvo y se le concedió espacio sin prisión subyugada al “me” del otro.

Nadie puede ocupar el lugar del otro a menos que reine el caos de los afectos y saber. El padre media y hace de corte, separa, no permite fundir y confundir, crea un espacio entre la madre y el hijo. El padre omnisciente no existe, otra cosa es que quiera parecerlo y ejecutar su intervención como si fuera un tirano o un agresor envestido de autoritarismo, perjudicando su función esclarecedora, puntualizadota. La madre no es prolongación ni completamiento del hijo, es incompleta. Nadie completa a nadie. El/ella será siempre tu madre/ padre, nunca tu mujer/ marido. El meollo de la verdad en la vida de cada quién: el conflicto de Edipo. “A la sombra de un monstruo social el hijo se deshumaniza, cargando durante toda su vida con el peso de esta aniquilación del significante padre”. (Bernard This)

La palabra nos hace nacer una vez nacidos, pero quede en claro, que, una voz nos habla para bien o para mal, ahí está el delito, “los crímenes del amor”. Cómo descubrirnos y cubrirnos con la voz y las palabras, que nos dan un cobijo de lealtad y cercanía sin correr el riesgo de ser ahogados por ellas. Solo nos queda desnudarnos y caer en cuenta la impudicia y lo púdico que nos aguanta la caña del deseo.

Extrañamente peregrina la luz sobre la letra y el cuerpo: onda adversa alquimia la idea en anhelos y en orígenes que no pueden volver a nacer, solo aproximarse a un inicio con otra vida o alejarse de todo triunfo. ¿Acaso el nacer ya es trofeo para la muerte? Como que no hay alternativa frente a “esta certeza de morirnos una tarde”. Mejor a este nido femenino hacerlo aparecer o convertirlo en un delirio sensual, en un destello de chispas robadas, en un escondite profano, en un final apasionado, en un abismo sagrado, en un placer inconfeso e inconforme acoplándose a la metáfora que precisa, que no se deja tocar. El poema no calla hace hablar para dejar decir…

La vida es una ocasión. La palabra inconfundible anuncia, aporta, hasta se adueña de la vulnerabilidad e invulnerabilidad.

En la hiancia o hendija de la imaginación el complot y la creación para el creador y autor. Su mundo irrepetible en la soledad de una sabiduría envuelta y desenvuelta en el movimiento mortal de la presencia y ausencia.

Solo el amor no es preciso.
Distinta soledad la misma sin poder conjugarse con la propia búsqueda. Dávila no entraba a su palabra, salía de ella para embestirla solo por gusto. Transitaba la apariencia, el horror y la transparencia hecha alquimia, ahí gestó la matriz del símbolo. Abrazó a la mesalina del saber que servía a su gozo supremo: la poesía. Allí sus dioses jugaban con silabarios invisibles la construcción de un ángel casi divino, allí el demonio dejaba de serlo, para recoger las cenizas de su maldición. El poeta en soledad sin testimonio se entregaba a la lectura de la creación que los hacía individuo esencial sin pretensiones de salvar el alma. Su palabra era su ser. En ese espacio venció al infiltrado, dio lugar al otro. El hombre aliado, esculpió la caverna de su cráneo con los sentidos de la metáfora.

Su frase inmortal: “espacio me has vencido” nos deja el sentir del vaho de la necropsia, el color del aguardiente: Agua y sangre. Ebrio de dolor desangra la turbulencia del enigma.

Parece que veía a la ausencia como resto doliente, como resto total, como caída sin piedad ejecutado por manos del criminal o del suicida. ¿Hay diferencia? “Pero el ser humano ha sabido ser feo”.

El horror del dolor supura en la vida. Mientras, el mundo huele a naturaleza, el animal de la razón olfatea la suerte. La jaula cae en el azar. La suerte se desecha. El mono sapiens está agazapado para asegurar su presa.

A César lo que es de César. Estaba a disgusto con las estatuas que se cruzaban, estaba harto de las trampas de los triunfantes. Su “invocación humana” no la comprendieron en el ambiente de su época.

Su experiencia original no se desintegra. Su extraña y cercana poesía, un mundo extraordinario, impúdicamente auténtico. Su voz autora y propietaria del dueño que patenta su inicio y final. La finalidad de existir a pesar del tropiezo con la inclemencia.

Jorge Dávila Vásquez dice: “necesitaba darse a conocer. Es un impulso normal en todo autor. Son pocos los artistas que no lo sienten, y narcisisticamente, se encierran en una creación que sólo ellos conocen, y en la que se recrean constantemente. Dávila no era de estos. Tenía plena conciencia de su grandeza y poder creacional, no sufría de falsas modestias”

La rigurosidad de un trabajo lo da la constancia y ese estar distante de la rivalidad imaginaria para que no empequeñezca la capacidad de producción. Para que la obra se sostenga sola. ¿Qué era la literatura para él? Era lo dicho, lo escrito, la escritura, la dicha postergada, la intimidad sin otra ni otro. Un purismo donde el cosmos se achica y la voz sale de la sombra para acogerse en una “zona franca” sin placeres mundanos. Sin la brutalidad del caos cuando no -se- puede domeñar la perforación de la angustia, cuando esta rebasa el sueño de su propio tejido. Los ideales y el alma en pena se desbordan como aguaje y desierto en las células que conforman al uno que no se puede decir así mismo, solo me conformo con ser una célula insumisa del universo.

Irreverente a lo irreducible reduce lo deducible a un “espacio me has vencido”, un dejo de culpa sin tú, solo un me has…señala el vencimiento de un me sin opción. La culpa es del espacio, el contrincante que le quitó el lugar. ¿Quién era el espacio y quién el vencido en ese me has? Allí un resto fantasmal por un instante hace del ser un encuentro con la nada. La frase ocupa un tiempo sin retorno. Nos lleva a escarbar el desgano que anuncia la abulia del ser que no se defendió de de la alucinación que rebotó en un acto desbocado en la piel.

La sabiduría huye de la poesía, la poesía goza del saber esencial. La serenidad no es madre de la metáfora. La falta se consume en versos para iniciarse en la desaprensión del dolor; pero cuando se ama a este sufrimiento no se puede tomar distancia de la tristeza y esta estalla en tormentas y desesperaciones. ¿Locura, muerte o lucidez?

La degradación del ideal cae por su propio peso, la máscara del yo rebota. Un rostro desolado espera. Calcula el tiempo que no se deja ignorar, lo apunta en una libreta. Lo fija.

La melancolía empaña la mirada, un cuarto oscuro ya no deja ver casi nada, volvamos al inicio de la presentación de mi exposición, estoy en el cuarto de ese día fatal, escenifico ese momento, veo que para César afuera y adentro es lo mismo, no le importa la diferencia, pero quiere separar el yo del no yo. La sobriedad le resulta insoportable, no hay bienaventuranza en su alma.

Camina lentamente en el círculo de su puntería, medito, se dejaba ser en el escrito, se dejaba no ser en sus andanzas: el caos y el orden eran irreconciliables, pero, “sin embargo yo sé hallar siempre... un resquicio para entrar diariamente en mi poesía y en mis narraciones. Esto me salva”, nos dirá.

Como corrector de la letra la atosiga, la aprueba y la desaprueba. En su imprenta mental atrapa el terror, da cabida al miedo y a la angustia, aguanta su pugna, despeja la mancha faltante, calma al recuerdo, al cuerpo le demora la caída. No se dejaba empujar fácilmente, no podía escapar de su mente, tampoco era su intención, era su lugar, su retaguardia. Ella siempre lo imprimía, no descansaba de su oficio dactilográfico.

Él en su metonimia versificaba: “y que cualquier tarde, pueda irme de mí mismo”.

La estampa de la nada en la hoja que salta dejaba ver el brinco, esto es, lo que escapaba a la mirada y a la misma escritura. Él, el primer vástago de su árbol único. Estuvo en lo que han llamado o designado sus etapas cromática, experimental, y hermética, yo diría subió y bajó a los vagones de su tren conciente e inconsciente, conoció los límites de cada estación. Jugó con el turno de ser pasajero de su imagen y creación. Ahí tanteó un espacio para experimentar la voz, para demostrar que su hora no había llegado para dejarse vencer. Para enfrentarse con el cuerpo y la palabra de su vida tanto poética como del simple terrestre ausculta y comprueba su propia lucha, su duelo a muerte con la decodificación del vacío. Haciendo que la orfandad original de este espacio ocupe un puesto o tal vez una forma para resistir. El escritor en la realidad ensaya su aparición y desaparición.

La infancia no pertenece al alma mater, ni al agotamiento de la naturaleza. La infancia un pretérito pluscuamperfecto. ¿y si yo hubiera sido aquello? ¿Qué? El colmo versus lo incalmable.
La infancia una fábula sensual jugando a la quemada con la nodriza del tiempo. Edipo no se mira al espejo para no encontrase con los ojos de su madre invitándolo al festín de los juegos filiales donde la codicia no tiene límite.

El poeta se atreve al encuentro con la otra mirada, guarda las apariencias, declara su pasión a la forma sublime: la imagen recreada en su fantasía. Sublime gozo de hijo y de escritor. Consagra su escritura y su deseo en carta a una madre, diciéndole así sin rodeos “ahora quiero decirte que te amo, /pero de una manera que no sospechaste/ Verás. Ahora te amo en todas las mujeres”. Posee el todo de todas: toda una contiene a todas. Y fueron uno. El dentro de ella. Uno en una…

Él es uno: sin espacio concedido. Ante su padre: él es nadie, lo desconoce y se adecua a estar todo con toda ella, concibe un puesto sin espacio propio, vence el límite que lo desbarranca toda una vida. Ella: todas ellas son una…

La poesía “su amor sensual” la materia que condensa su existencia, todo aquello que no se ve a simple vista, de lo que recuerda que hay, que existe a pesar de él. El mismo: el porvenir del creador. Enigma y esfinge. Mujer y madre. Palabra y escritura. Voz y boca. “hembra y varón en un lecho redondo”. La preñez. La imagen curva y completa de la mujer esclava del señor: el retoño dentro del vientre y cuerpo prohibido.

El vientre del poema recuerda “nadie es dueño de su cuerpo” aunque “atravieso la hoguera de la resurrección” y sin embargo, no todo está dicho. Vida y amor terminan como lo amado en la amada.

La adversidad de la gloria en el cuerpo insalvable.

Los versos redimen toda vida. Lleva tu “invitación a la vida triunfante” “en el instante en que la muerte se alza…”

No se puede hacer desparecer la realidad insoportable, tampoco el poeta quiere destruirla, quiere concebirla, busca un punto en la naturaleza para atar los cabos dispersos de los “pasos rotos”, y disponer de un pase para “fundirse” a su anhelado purismo a un deseo de redención y salvación más allá de toda masa parecida a lo humano. Un espacio indiferenciado de todo, fuera de toda comprensión e incomprensión, de toda “batalla despojada de palabra”, desterrad del silencio y de una escucha rechazada e imposible. Un espacio sin pudor. Y sin embargo sublime y transfigurado. Pedía lo imposible de concebir y habitar.

Sin poder escapar de sí trasnocha entre insomnios, desgastes, bohemias y la perplejidad ante el tugurio donde el alma no reposa. La cercanía y la distancia consigo abrieron el eslabón que faltaba para consolidar y acabar con una presencia que obnubilaba a la otra. Tal lo dice: “Muero en tu eterna vida” y “amo tu infinita soledad simultánea”.

El oráculo está agonizando en el cuerpo de Edipo. Los progenitores tiran al fuego la duda para que no se note al culpable. Le queman los pies a Electra para que no guíe a su padre ciego. El olimpo no tiene infancia por eso está prohibido a los mortales.
Una relación sin espacio cohabita lo pagano y sagrado a la vez. La bestia bienaventurada se come el verbo. No sabe del pecado original. La torpe ternura hociquea la presa.

Cual habitante de la geografía corporal busca la historia de su identidad en su patria de poros sin conquista, su palabra liberada de encomenderos y opresores. Advirtió, se puso así mismo como el todo, la parte y contraparte denunciador y salvador de la elegía en el “Boletín” del continente en la descripción del subyugado en las mitas, en la ceremonia de la explotación entre rezo y látigo, mitas, y huasipungos.

Da un giro en la evocación del sufrimiento impuesto para no gozarlo si no expulsarlo de aquel adviento, para atar al sol y a la luna al cordón umbilical del gameto de arcilla y barro cocido en hornos aborígenes con otros partos y otros dolores, de palabras con otros principios por el resto de los días en el mundo que se nació.

Para que no decaiga la aurora de todo origen, hasta del suyo, que contiene en su voz la “epidermis” de los que no quieren ser estatua ni héroes del consumismo, ni de conquistas, ni de expansionismos, ni de ídolos petrificados en falsos triunfos.

El poeta buscaba el desencuentro con el narcisismo. Cansado de estar muerto en vida mata el reflejo del dolor: la furia edípica arremete a eternidad sin identidad. El mortal se desborona en la melancolía del sol.

Tras la luna solitaria una muerte sin mar.

El río desemboca sin enterarse del ocaso. La experiencia del ser a través del deseo que destroza si no se le da espacio, peor si no se lo toma en cuenta o se lo endosa a la cuenta faltante.

Descoloniza la metáfora de toda máscara, riega un río de libido cósmico como calostro lácteo amamantando la ilusión de la vida succionando a la diosa. Dios tiene pecho femenino. De sus pezones las razas se prenden para creerse aún así mismo creadoras y creadores. Quiere encontrarse con Él: aquel mismo yo.

Del lado paterno era “un lugar no identificado”, inconexo aún a pesar de la “materia real” e innegable, pero cuando la palabra no autentifica lo que dice la partida de todo nacimiento, cuando la falla se desliza en el lenguaje que acuna el canto de la impiedad. Cuando se mancha la palabra que autentifica el límite entre yo y ese otro yo, que no soy, pero es en mí.
Se destapa el hambre del verbo ser entre un sí y un no. Dos, uno y uno sin doble, sin apariencia. No soy él. Él no soy yo. Pero, quiere que sea.

Nunca se doblega el deseo cuando se sabe quién es, otra cosa es la conspiración de la culpa que goza la acusación de desobedecer. No al mandato del padre. Si al mandato del poeta. Puede, quiso.

Dejó sin argumento a la muerte. La vida esquivó el cansancio.
Las doctrinas no dejan saber de la sabiduría. En el sepulcro del río la vida no se deja asfixiar. Irónico. Lo maravillosos del horror es que nos deja ver lo oculto. La creación crea una devolución: El perfecto humano destruye. Fascinante guernica y oximorom. Sin embargo, tan miserable realidad, a quién le ha caído el golpe. Solo pensarlo me duele ¿y el que la recibió?

Pasa. Pasó, toda la vida como extranjero y peregrino de sus sentimientos, los conoce y los desconoce, los quiere y los repudia, echándolos y llamándolos, y sin poder desocuparse del invasor que está adueñándose de su fragilidad y de sus registros: él mismo que le está quitando la más dulce ofrenda que aguarda en su alma si acaso la tiene, su amada Ofelia o la muchacha y doncella Teresa, “ternura inmensa que, a veces se hace pena.” O su misma
prima inmortal, aquella María Augusta, su divino cielo e infierno a la vez.

No pudo desasirse del fardo de la pesadumbre, de la timidez del hijo inconsolable, de la costura del dolor, de aquel niño liberándose de la fábula de la virgen en el arco del fuego donde “supo que la inocencia es un infierno sin calor/ en cada cuerpo es un deseo/ de la blancura de la ignorancia./ Que la pureza enflaquece a las almas y las atonta dulcemente, para finos espantos/ disfrazados de amor,/ ¡Oh, la necesidad de una huella animal/ en el secreto pomo del corazón!/ Supo.../ Que en la esperanza, arde la bestia incesantemente/ porque a los dioses les advierte el fuego. Y supo que esa Virgen era su misma Alma, beoda de las siete esclavitudes”.

Más la ausencia lo seduce con su velo transparente dejándolo desnudo e indefenso y con ansias de completarse en ella. Entró a su vida acabando su propio combate.

Exterminó al rival y opositor de sus pisadas, como el último combatiente despeja tribulaciones de soledad, desobedece a la razón, la lucidez un espejismo, está cansado, enfurecido y triste de tantas guerras sin paces con soldados sin retornos, está resignado a darse de baja, a lo que sea y tenga que suceder, hace su último ataque. Se apropió y le dio pertenencia a su única vida desalojándola, deshabitándola. La derriba de un solo tajo: el sobrio aniquiló al ebrio. Escogió al que quería que perdurare. La imagen del escritor que hizo, no la del hombre que portaba un cuerpo que se iba. Sólo, sin espía, sin testigo presencial, estuvo en su decisión sin mirada ajena ni propia a ese acto incalmable del encuentro con la huella donde ya el espacio no tiene asidero ni proyección para el vencedor y vencido.

El poeta a lo único que no pudo entrar es al resquicio terrenal de su ser para el otro: a su propia vida fuera del papel. Abordó la palabra con él y sin él, sin dejar de estar. El poeta no ha muerto, aún nos habla, y lo seguirá haciendo. He aquí entonces, su nombre imborrable, insustituible y único. Él, el hombre: aquel inconforme de su corteza poética. Dejó una plegaria de vacíos en el absoluto desgarrado en la materia de la vida. Inmóvil silicio de especulaciones aquietando la melancolía. Demorando el duelo para no vestir de luto antes de tiempo.

La palabra: vida tan sin muerte.
“Si tan solo el hombre no es más que la creación de la imaginación”. Esta sentencia no quita que a pesar de que lo mortal resulte ordinario, incluyendo a la infancia como paraíso de predicción, ya que no somos inocentes, porque saber del sexo es saber de la muerte, y lo inmune se pone en el talón de la fragilidad. La palabra como una mujer duele al parirla. Hay que engendrarla sin sentirla un engendro. El poeta de todos los tiempos dice “siento que me duele la memoria”. Agrego, como un espejo vacío de imagen.

Lo humano corre riesgo de romper antes de tiempo el agua fuente del invento.

El límite oral rodea al mamífero prendado de una presencia extraña: la muerte da de lactar a la vida a pesar de todo. Los hilos del caos ajustan al animal, “en el dolor más antiguo de la tierra”, la señal del sonido humano hace el milagro de la alegría: dos humanos se abrazan.

La experiencia de sus aproximaciones los hace resurgir de sí, salen a sentirse. Se saben. Más que suficiente. Sinceramente uno solo consigo mismo: me sé. Solo en el cuerpo dueño de esa mente, o recuerdo, el enigma deja de ser. Para dejarse poseer por la palabra de su portador para arribar en puras presencias.

Lo buscado estaba dentro del buscador. Solo el eco no sabe. Lo buscado se apropia del buscador. El buscador está solo en la matriz de su creación: el idilio con la poesía lo redime de la carne. El crepúsculo transmutado en lo femenino: lo materno: alma pagana e inmaculada en el cuerpo de una mujer. Todamante. Apasionadamente. Descarnadamente.

El verbo se hizo verso porque “alguien debe continuar con el canto del hombre”, del amado amante. Solo así el poeta nacerá, resucitará, se transmutará en misterio de resplandor, de fascinación de algo que dice y quiere decir algo que es y sin embargo no es esto ni aquello, solo ensayo del gozo sobre el deseo en el huerto del cuerpo.

He aquí lo que no cesa, lo que no se deja atrapar, lo que resiste, lo que se impone a todo fin, a todo dogma, lo que se aleja de la fe y sin embargo parece un milagro. Lo que no se pronuncia pero se pronuncia. Lo que evidencia que “alguien debe seguir” para que la figura no se desfigure en las figuraciones del figurero cuando figura la imagen de la vida. Esto es “alguien debe continuar la escritura del dedo en el polvo”.

Algo es uno. Algo es nada. Algo es alguien. Algo de mí digo. Dices. El disfraz de la perfección es la razón casi pura. Depurada. Gozo impuro. La evidencia del amor es un ser humano escaso. Escasamente. Escasez total. Escasos. Difícil “unir la humanidad con lo casi deshumanizado”. Los que ya son “hombres póstumos”.

César Dávila Andrade, el Fakir, el Shamán del símbolo y de la metáfora. El sacerdote de la palabra. El mortal divinizándose. El enamorado irreverente. El hijo descarado. El verso descarnado. El verbo voz palpable. El sufriente del ser. El sublevado del deseo. El ángel degollado. El creador renovador del morfema.

carmen váscones
/2/ 10/ 2008
____________________________

BIBLIOGRAFÌA CONSULTADA

1. - Obras completas I y II de César Dávila Andrade. Pontificia universidad católica del Ecuador, sede Cuenca, banco central del Ecuador, 1984

2. Colección de poesía ecuatoriana, La rosa de papel, César Dávila Andrade, # 3, Edita. Casa de la cultura ecuatoriana, Benjamín Carrión, Núcleo del Guayas.

3. La muerte y otros solaces en César Dávila Andrade, por Jaime Montesino, Revista el Guacamayo y la serpiente, #2, CCE, Núcleo del Azuay, Artículos,1983

4. Muerte y transfiguración en la poesía de César Dávila Andrade, revista el Guacamayo y la serpiente, #27, 1987

5. El símbolo y la parodia en César Dávila Andrade, por Gala Vaca Acevedo, El guacamayo y la serpiente, #28, 1989

6. César Dávila Andrade, Combate poético y suicidio, por Jorge Dávila Vasquez, Publicación de la facultad de filosofía, letras y ciencias de la educación, universidad de Cuenca, 1998

7. Ensayos dedicados a Cesar Dávila Andrade, escritos por J. E. Adoum, Diego Araujo Sánchez, María Augusta Veintimilla, María Rosa Crespo, Jorge Dávila Vásquez, Antonio Sacoto, El guacamayo y la serpiente, #35, 1997

8. El Padre: acto del nacimiento. por Bernard This, Paidos, 1982
___________________________
Leer más de Carmen Váscones en: Arte Poética-Rostros y Versos y en Laberinto del Torogoz.



viernes, 10 de octubre de 2008

Luis Alberto Ambroggio-Entrevista por Marisol Briones

Marisol Briones (El Salvador) entrevista a Luis Alberto Ambroggio (Argentina-USA)





________________Entrevista al poeta Luis Alberto Ambroggio


Por Marisol Briones

Luis Alberto Ambroggio es oriundo de Córdoba, Argentina, y vive en Washington DC. Partió para los Estados Unidos a los 22 años, en medio de los conflictos sociales de su país. Miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y de PEN. Autor de 10 poemarios publicados, ha escrito también numerosos ensayos y artículos sobre identidad y bilingüismo, y sobre la literatura en español en los EE.UU.

En unas semanas presentará en la Biblioteca del Congreso la Enciclopedia del Español de los EE.UU., en la que colaboró con la Academia de la Lengua, el Instituto Cervantes, con ensayos sobre la poesía y el teatro puertorriqueños. Su presencia en San Salvador en estos días se debe una invitación de la Fundación Poetas de El Salvador, en el contexto del VII Festival Internacional de Poesía, para compartir charlas y talleres sobre el arte de escribir poemas, de allí este diálogo furtivo.

– ¿Cuándo comenzó a escribir poesía?

Quisiera recordar el momento exacto para gozarlo repetidamente. Sería a los doce o trece años, porque un evento sin trascendencia marca mi memoria: a los catorce gané un concurso de poesía en el Instituto Secundario. Ahora mi escritura poética va a alcanzar casi los cincuenta años de suerte, culpa y atrevimiento.

– ¿Qué poetas o escritores han incidido en su obra y en su vida?

Cuando joven, me inspiraron las lecturas de los clásicos, Homero, Virgilio, Dante, poetas del Siglo de Oro y escritores franceses. En clases de literatura comencé a escribir junto con poemas de un romanticismo decadente o modernistas de ,Bécquer y Amado Nervo. Con mi madre leía filosofía o acaso la poesía de Nietzchte. Ella me regaló la primera antología poética, de César Vallejo. Luego, a mediados de los setenta, tuve un encuentro revelador con Jorge Luis Borges en la Universidad de Georgetown que relato en Poemas desterrados. Además de Borges, César Vallejo, inciden en mi obra las lecturas de Cernuda, Salinas, Aleixandre; y más recientemente, Rafael Alberti, José Hierro, Ángel González y Gonzalo Rojas. Entre los de habla inglesa: Edgar Allan Poe, T. S. Elliot, William Carlos Williams. Debo agregar que no existiría como poeta sin ellos y sin poetas como Rilke, Kavafis, Pessoa y Octavio Paz.

– ¿Cómo es su proceso de escritura, tiene rituales?

Me escapo de la tierra literalmente. Escribo en los aviones, luego de leer, ver un rato por arriba de las nubes, el horizonte, la oscuridad sin límites. No me siento cómodo en los cafés, prefiero la soledad de un cuarto de mi casa, en compañía de libros que me estimulen, estatuas, papeles, amuletos, el caos de los duendes.

– Mario Benedetti sostiene que a través de los poemas pasa la historia de nuestros pueblos, ¿qué piensa usted al respecto?

Para mí el poema revela el inconsciente universal en solidaridad con el mundo que es el individuo dentro del pueblo desde donde sale la voz y con quienes habla el poeta, aún en silencio. Pienso que la poesía nace del asombro, la inconformidad y del compromiso que hacemos con nuestro tiempo y el espacio, presencia y testimonio desde las raíces que nos habitan, nuestra historia, el alma de nuestros pueblos. Los poetas tenemos la libertad de crear imaginando nuestro alrededor íntimamente.

– Ha venido usted a impartir un taller de poesía, ¿el poeta o la poeta nacen o se hace?

Propondría que se trata de una afortunada combinación del “nace y se hace”. Wilde sostenía que la poesía es 10% Inspiración; 90% transpiración. Sin duda, se debe poseer el talento poético, totalmente inesperado, pero más aún una dedicación casi esclavizante. Si bien “lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta”, como dice Paul Valery “Quien quiere escribir su sueño, debe permanecer infinitamente despierto”.
– ¿Cómo ve la literatura salvadoreña actual?

Pujante, viva con verdaderas sorpresas. Una literatura con muchos representantes que tiene la audacia de romper esquemas, de abarcar con rupturas innovadoras toda la gama de temas, como lo hicieron en el pasado Salarrué, Roque Dalton, Claudia Lars. He tenido el honor y placer de conocer personalmente o, a través de sus obras, los ensayos de Luis Alvarenga; los poemas de Otoniel Guevara, Mario Noel Rodríguez, David Escobar Galindo, Claudia Herodier, Manlio Argueta, Carmen González Huget; Ricardo Lindo, Alfonso Kijadurías, con algunos de los cuales comparto presencia en antologías. También he tenido oportunidad de apreciar la amistad y poesía de Claribel Alegría, Dina Posada y de poetas más jóvenes que se destacan como Jorge Galán, Susana Reyes, Manuel Barrera, Krisma Mancía, Osvaldo Hernández y Nora Méndez. La poesía y los estudios de Luis Melgar y Marisol Briones que resucitan la presencia rica de la mitología indígena en sus textos, la poesía de André Cruchaga, Rafael Mendoza, René Chacón Linares y tantos otros escritores que pueblan actualmente el universo literario de El Salvador.

– En la actualidad hay una tendencia por el verso libre, ¿Cuál cree qué es la mayor dificultad del verso libre?

Lograr su plenitud artística y no tratarlo con el rigor que conlleva el concepto de verso, perdiéndose en las infinitas posibilidades que ofrece su libertad para caer en un prosismo. Porque paradójicamente el verso libre tiene exigencias más estrictas y dificultades mayores que los versos o estrofas que se ajustan a las ya bien establecidas (y fáciles de seguir) formas y métricas clásicas.

Por mencionar algunas, la necesidad de mantener la musicalidad, de evitar rimas internas o externas que traicionen su definición. Jorge Luis Borges afirmó: “Como todo joven poeta, yo creí alguna vez que el verso libre es más fácil que el verso regular; ahora sé que es más arduo y que requiere la íntima convicción de ciertas páginas de Carl Sandburg o de su padre, Whitman”. Si se cultiva con convicción y propiedad, podemos contradecir lo que T.S Elliot aseguraba de que “ningún verso es libre para quien quiera hacer un buen trabajo”.
– ¿Cuál es su opinión de las academias literarias?

Recuerdo lo que el premio nóbel José Saramago me repetía en Costa Rica, insistiendo en la necesidad de mantener nuestra rebeldía como fuerza creativa y resistir al avasallamiento de la disciplina académica. Hay quienes aborrecen la idea de las academias literarias, de los talleres. Mi opinión es intermedia: es importante conservar la libertad, la independencia, pero al mismo tiempo conocer ciertas estructuras, reglas de juego, “enseñanzas”, estudio de maestros, si quiera para luego desecharlos con causa, en la formulación y reformulación del canon.

Las academias históricamente han respondido a presiones sociológicas, en el esfuerzo encaminado a fama a través de nombres, modas, mecenas, digamos ahora premios, etc. Pero, como dice, Octavio Paz, la llamada “técnica poética” no es transmisible, porque no está hecha de recetas, sino de invenciones que sólo sirven (y provienen) de su creador.

– ¿Existen diferencias entre la poesía escrita por hombres o por mujeres?

Siempre he envidiado la profundamente bella y libre expresidad del eroticismo y el placer femenino en la poesía de ciertas mujeres (como es el caso de Ana Istarú, Gioconda Belli y muchas poetas salvadoreñas) que no he encontrado en poesía escrita por hombres. Se ha observado que la poesía escrita por mujeres tiende a concentrarse más en temas relacionados con el amor a la vida, a un hombre, hablando de un amor universal, mientras que la poesía escrita por hombres aborda más temas sobre la soledad, el tiempo, la distancia. Pienso que no existe una poesía masculina o femenina, aunque la poesía escrita por mujeres transforma y expande el imaginario, subversión de textos, con una diversidad idiomática, referencial, totalmente distinta a la patriarcal o típicamente masculina. También en el caso de la poesía chicana femenina, por ejemplo, ha servido para romper las fronteras de género y preferencias sexuales, lesbianismo, dentro de un contexto de liberación en general.Podría ésta llamarse una poesía feminista con un “sobrediscurso” reinvindicativo, pero más allá de ella, en toda la poesía escrita por las mujeres –abriéndose a todos los temas, incluyendo los sociales- se da esa internalización y universalización de la condición femenina como presencia diferente (recordemos a Sor Juana) y en igualdad de condiciones de género a la creación poética de los hombres.
– ¿Qué palabras le diría a quienes deciden escribir poesía?

Que lean mucho, sueñen y escriban libremente su espíritu. Que se hagan eco del asombro. Que conserven siempre una mirada curiosa, profunda, única, derramando en imágenes y metáforas su estado de ánimo con la sinceridad y universalidad que conmueva a cada individuo en su intimidad.

Que capturen en sus versos el tiempo en su espacio: el pasado (memoria), el presente (experiencia) y el futuro (deseo), con toda la fuerza, el poder, la imaginación del lenguaje. Y que así llegue a existir el poema, y sea luego descubierto.
_______________________
La presente entrevista al poeta Luis Alberto Ambroggio, ha sido realizada por la poeta y periodista Marisol Briones. Fue publicada incialmente en Trazos Culturales del poeta y periodista Néstor Martínez de Diario Colatino, el día 9 de octubre de 2008. El Salvador.

sábado, 4 de octubre de 2008

El gran vidrio:El último discurso de Zaratustra_José Luis Serrano Serrano

José Luis Serrano Serrano, Cuba







____________EL GRAN VIDRIO: ÚLTIMO DISCURSO DE ZARATUSTRA


para Rafael Vargas



Algunas profecías no se cumplen.
Fatigado por tantos desahogos
(hermenéuticamente sin el logos)
doy pábulo a falacias que interrumpen
la paz de las esferas cuando irrumpen
como las tentaciones del Maligno
en todos los oráculos. ¿Soy digno
de crédito? Perdonen mis patrañas.
¿Cómo sacarle a Dios de las entrañas
el esplendor de una verdad, un signo?


¿Por qué tenemos que nombrar las cosas
que ya fueron nombradas por Adán:
la culebra, la rata, el alacrán,
el sapo, el tiburón, las mariposas?
Todas las plenitudes son hermosas.
¿Por qué abrumarnos con nomenclaturas
que no le añaden a las Escrituras
un versículo más? ¿Cuál es el nombre
verdadero de Dios? Hijo del Hombre,
todas las plenitudes son oscuras.
No te defiendas de las peligrosas
variantes discordantes del pecado.
Vivir no necesita predicado.
Todas las plenitudes son morbosas.
¿Por qué tenemos que nombrar las cosas
que ya fueron nombradas? La existencia
es un milagro sólo en apariencia.
Vivir no necesita sustantivos.
Es preciso saber que estamos vivos.
Es preciso saberlo con urgencia.


Me declaro culpable. ¿De qué cosa?
¿Cuál es mi culpa? ¿Cuál ha sido el crimen?
Señor, perdona; pero no me eximen
las coartadas que tengo. Es peligrosa
mi presencia en el templo. Se destroza
dentro de mí tu solidario puente.
Hay una parte en mí que se arrepiente
(una reminiscencia del olvido).
No van a perdonarme. He cometido
la barbarie de ser un inocente.


Hermosas criaturas de la niebla.
Infierno, Paraíso, Purgatorio.
El hombre es un enigma transitorio.
Un ángel de la luz y las tinieblas.
Pequeño dios, no te persignes. Pueblas
una región remotamente pura.
No te arrepientas. No te vuelvas. Jura
que no serás un número en la serie,
un denominador, una intemperie,
una cifra absoluta, la locura.


Es necesario que olvidemos todo:
las palabras, los símbolos, el templo,
y volver a la noche, por ejemplo,
con la certeza de que fuimos lodo.
Es necesario comprender de un modo
más natural que ser una partícula
es de suma importancia en la ridícula
urdimbre de los días y las noches.
Basta de sonreír como fantoches
que mueren al final de la película.
Al amparo de Dios, sobre la alfombra
unánime del tiempo caminamos.
Nadie pregunta para dónde vamos.
Mansos corderos, sombras de la Sombra.
Nadie quiere saber cómo se nombra
lo que luego vendrá. Ningún indicio
delata que ya estemos en el Juicio.
No se escuchan lamentos ni trompetas.
El viento se coagula en las veletas.
No puede ser el fin: Es el inicio.
____________________________
Leer más de José Luis Serrano Serrano en Arte Poética-Rostros y versos y en Cuba Ala Décima del poe4ta Pedro Péglez, representante de Arte Poética en Cuba.