Círculo de la polilla
Hoy, unos confunden la verdad con ciertos fundamentalismos;
Otros el sueño con la tierra prometida.
Sin embargo, noche y día este siglo es sarcófago,
Nudo de puntos suspensivos,
Aleluya del vértigo
Y la prisa,
Vagido de rocas en la hojarasca de las sienes,
Labio en desorden rasgando nubes
De oscuras puertas
Y hojas oxidadas que crujen en la plenitud
Del delirio.
Todas las ciudades tienen arrugas en sus aleros.
Están asediadas por la tinta de la muerte.
Las murallas y su anacronismo y sus fantasmas,
Niegan el mínimo hálito de sosiego.
Mientras la niebla sea látigo de horror,
Y la lengua una sábana silenciosa;
Mientras el alfabeto no sea natural cortejo,
Y la esperanza acechante candelario,
Estaremos condenados al vacío,
Al ala náufraga del escombro.
Hoy, andamos cuadras, pasajes, kilómetros
De muerte. Los meses también son eso.
Lengua y muslos desembocan en tuberías;
Salimos y jamás regresamos a la misma puerta.
Dormir ya no es un verbo necesario;
Correr en cambio, se tornó imperativo
Frente a esta lluvia de alfileres
Horadando la conciencia.
La uña y el arma se han vuelto infinita caricia;
Trasluz de pústulas la comida,
Beatífica la doctrina clandestina del hampa,
Profético el lento fuego del alba.
La paz aún es ojo velado por la indiferencia.
Uno agoniza. A la garganta sube esta malsana
Geografía del miedo:
Monótona centella de la ceniza
Parecida a una veta de humo
Trepando en las sienes…
Mientras se discute el desvarío de la espuma
En los foros, el caos resuena
E irisa con su azogue
El viento augural de las ventanas…
Barataria, 22.10 de 2006
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