Reyes católicos
DE LOS REYES CATÓLICOS
A PABLO IGLESIAS
Por Ricardo Llopesa
Durante 500 años España se ha
caracterizado por ser el pueblo más tradicional del mundo occidental. Es una
herencia que recibieron los pueblos de Hispanoamérica. Frente a nosotros la
ciencia es vencida por la religión. De hecho, España la fundaron los Reyes
Católicos cubiertos con el manto de la religión, hasta hoy. La Semana Santa de
Sevilla y de casi todos los pueblos que hablan la lengua de Castilla son una
buena prueba de ello. Aquí no existió un Lutero que emprendiese una Reforma,
sino unos conventos sobrios y fríos que impusieron la Contrarreforma, que
significó más religión.
Cuando
el viajero recorre los pueblos castellanos se queda exhausto de sentirse en el
ombligo de la religión. A cada paso tropieza con la sobriedad del románico
expresado en conventos, iglesias, monasterios, ermitas y capillas que evocan
aquel mundo pasado, que el mismo pueblo hace recobrar la vida con la
representación de la resurrección de Cristo. La crueldad se complace en el
sufrimiento, la sangre y el dolor con una serenidad espantosa.
Tuve
la suerte de vivir la España todavía anclada en el siglo XIX. Llegué en 1965,
cuando los jóvenes se divertían con el dolor que causa el cilio mordiendo la
carne de sus piernas. Para los padres era un orgullo y para los hijos un honor,
porque recibían el beneplácito de su director espiritual. Hoy en día, esta
práctica cruel ha quedado reducida a algunas sectas religiosas que todavía
hacen uso del cilicio, como de las tiras de cuero para los azotes en la espalda
y las caderas.
Esta
historia pareciera más propia de los tiempos de la Santa Inquisición, pero
llega a nuestros días, a la vuelta de la esquina. Esta práctica inhumana sólo
tiene una lectura: el gran poder de la iglesia sobre la manipulación de la
mente. Desde los años 1850, cuando aparecen “El capital”, de Carlos Marx, las
obras de Nietzsche y Shopenhauer, la iglesia católica persiguió con obstinación
las ideas liberales por atentar contra los principios morales de sus fieles.
Este pensamiento quedó reflejado en los programas de educación y el control
sobre la educación. Es una práctica que llega hasta nuestros días y nos afecta
a todos. Hemos aprendido a ser buenos para ser, simplemente, buenos cristianos.
Y lo que es peor, hemos perdido el espíritu crítico, porque nuestro pensamiento
está afectado por la censara y la autocensura.
Pablo Iglesias
Cuando,
en el seno de esta sociedad, donde nunca pasa nada, surge alguien que piensa
por sí mismo y se sale de la norma establecida, la sociedad ha utilizado una
serie de definiciones que hacen ver que esa persona escapa de la moral exigida.
Le llaman “garbanzo negro”, “oveja negra, en fin, el malo de la familia.
Fuera
de la democracia española han existido estos garbanzos negros, pero el sistema
los ha sabido eliminar. La democracia no ha dado uno, ni dos, ni tres garbanzos
negros. Ha dado todo un saco. Lo suficiente para extender la siembra que el
pueblo estaba esperando. La coyuntura actual de crisis es la repetición de
varios siglos de miseria feudal. Ahora el feudalismo se llama multinacional,
donde entran el comercio, el trasporte, los alimentos y la banca, por citar
algo. Estamos en manos rapaces que nos arrebatan el dinero antes de llegar a
nuestras manos. A eso le llaman contratos y facturas.
En
este contexto surge el pensamiento de Pablo Iglesias y un grupo de jóvenes
profesores ilusionados con el cambio, después de que los políticos saquearan
España. El gobierno tenía dos opciones, gobernar para defender los intereses
del capitalismo o gobernar para defender los intereses del pueblo. Y el
gobierno optó por la primera vía, siguiendo el ejemplo de todas las monarquías
y gobiernos a lo largo de su historia. Es posible, que con el siglo XXI España
se incorpore de pleno a la verdadera democracia europea.
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