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martes, 9 de junio de 2015

José Ramírez Sáizar, centenario telúrico (1915-2001)

Lic. Miguel Fajardo Korea, escritor costarricense





José Ramírez Sáizar, centenario telúrico (1915-2001)


Lic. Miguel Fajardo Korea
minalusa-dra56@hotmail.com
Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica




(MORAVIA-Costa Rica).-  Desde hace algunos años, me he propuesto destacar los centenarios del natalicio de diversas personalidades culturales de Guanacaste. En mi criterio, es una manera de visualizar que esta provincia ha ido alcanzando procesos culturales de madurez identitaria.  Con esto, quiero decir que la Generación Mayor de las letras guanacastecas se proyecta hacia el futuro, con la mirada del implacable tiempo humano.

En ese sentido, hemos realizado investigaciones, antologado, difundido y escrito sobre Agapito Rosales Méndez (1839-1911); Francisco Faerron Suárez (1873-1961); María Leal Rodríguez (1892-1989); Ramón Leiva Cubillo (1892-1992); Gustavo Duarte Duarte (1895-1974); Gerardo Gómez Ramírez (1901-1983); Rodolfo Salazar Solórzano (1908-1982); Francisco Vargas Vargas (1909-1995); Jesús Bonilla Chavarría (1911-1999); Antonio Obando Espinoza (1912-1984);  Alejandro Salazar Solórzano (1912-1997); Medardo Guido Acevedo (1912-2007); Adán Guevara Centeno (1913-1980);  Héctor Zúñiga Rovira (1913-1995); María del Socorro Clachar (1914-2002) y, ahora, José Ramírez Sáizar (1915-2001).

En ese contexto, realicé la compilación lírica de Gerardo Gómez Ramírez; soy coautor del libro sobre Francisco Vargas Vargas y, de tres de ellos: Jesús Bonilla Chavarría, Medardo Guido Acevedo y Héctor Zúñiga Rovira, he antologado su  voluminosa obra. En proceso,  el libro sobre la obra de Emel Velázquez Ramírez (1912-1991), en coautoría.

Otro centenario. José Ramírez Sáizar nació en Santa Cruz, Guanacaste, el 25 de mayo de 1915; falleció  en San José, el  5 de agosto del 2001, a la edad de 86 años. Su apellido materno es de ascendencia libanesa. Él admiró al poeta  libanés Gibran Khalil Gibran. El centenario telúrico de su natalicio debe ser motivo de recuerdo, compromiso y relectura de su obra, con la mirada y el acento raigal más auténtico de la identidad guanacasteca. Firmó sus libros como J. Ramírez Sáizar…

Fueron sus padres: el Prof. José María Ramírez Solano y doña Carmen Sáizar Prado. A los seis años se trasladó a la capital. Escribió sus primeros poemas desde los ocho años. Realizó sus estudios primarios en la Escuela Jesús Jiménez; estudios secundarios en  el Colegio San Luis Gonzaga y en el Liceo de Costa Rica.  Estudió en la Escuela Normal de Costa Rica. Se graduó como Maestro de enseñanza primaria. Miembro del Colegio de periodistas de Costa Rica.  Jefe de redacción del semanario “Mujer y hogar”.
Ramírez Sáizar fue educador, músico, escritor, contabilista y periodista. Trabajó en el Ministerio de Cultura y Juventud. Fue miembro  de la Asociación Guanacasteca de Autores, AGA: (1958-1971), integrada por Miguel Ángel Vidaurre, María Leal, Hernán Elizondo, Antonio Obando, Miguel Araya, Fanny Herrera, Luis Marín, Ulises Delgado, Rodolfo Salazar, Antonio Carrillo, Gerardo Gómez, Guillermo Espinoza, Eduardo Aguilar, Medardo Guido, Alejandro Salazar, Adalberto Meza, Florentino Cruz, Allen Pérez, Leví Vega, Emel Velásquez Ramírez y Ofelia Gamboa Solórzano.
Autor de la letra de 38 himnos de escuelas y colegios.  Autor de la letra del Himno de La Anexión, que se canta desde 1949; el Himno Mundial de la Apicultura, en 1961; el  Himno de Alianza para el Progreso”, en 1963; el Himno a la Democracia, 1989; así como el Himno del Liceo de Nicoya y el de los exalumnos salesianos; asimismo, los himnos de  Desamparados y Curridabat. Numerosos de sus textos han sido musicalizados por medio del aporte artístico del conjunto Los Hicsos, Los Talolingas,  Daniel Pizarro, Matías Duarte, Alcides Prado, Mario Chacón, Dionisio Cabal o  Pilar Rodríguez Brizuela.
La Municipalidad de Santa Cruz lo declaró “Hijo predilecto”, en 1974, con motivo de la declaratoria como “Ciudad Folclórica”. Designado “Hijo Ilustre de la Provincia”, por la Asociación para la Identidad y Reivindicación de Guanacaste. El Ministerio de Cultura le otorgó el Premio Nacional de Cultura Popular en 1997. (Véase mi artículo “Satisfacción en Guanacaste. Premio de Cultura Popular”: Diario La República, lunes 16 de marzo de 1998, pág. 12). Texto reproducido en  “Anexión” y “El Chorotega”.
El Premio Nacional de Cultura Popular concedido a este poeta, enamorado de la vida, la poesía y el alma femenina, hizo justicia al trabajo tesonero de Ramírez Sáizar.   En su momento, Nayuribe, Curime y la pampa abrieron los ojos para aplaudir a este bardo, denominado “El poeta de la Pampa”; Su obra literaria comprende los siguientes títulos: “Escarceos”, 1930, “Chirco y Reseda”, 1935, “Poemas de mi hora anímica”, 1940; “Nayuribes”, 1941; “Malinche”, 1942; “La venganza de Nandayure” -primera novela guanacasteca-, 1950; “Bajo los cedros en flor”, 1959; “Folclor costarricense”, 1986. Su obra lírica “Escarceos” (1926) es el primer libro de la poesía guanacasteca.
Varios de sus libros tuvieron más de una edición.  Algunos de sus textos alcanzaron tiradas importantes, por ejemplo,  de 3 000 y 5 000 ejemplares. Conserva inéditas las novelas “Amor oculto” y “Oro verde”, así como “Jefatura de amor” –memorias-. Fue un apasionado defensor del folclore. Sin duda,  uno de sus principales estudiosos y difusores.
En la “Historia de la literatura costarricense” (1957), Abelardo Bonilla (1898-1969), acerca de la producción literaria de Ramírez Sáizar aduce: “Cultiva especialmente el folklore de la pintoresca región guanacasteca, con léxico propio de la misma (sic), sobriamente empleado, sin acudir al naturalismo y tratando de expresar la emoción con subjetividad muy personal” (Bonilla, 4ª. ed. 1981:182).
Su obra literaria y musical se encuentra incluida en diversos libros y estudios: Árbol territorio”, 1989 y “Confraternidad guanacasteca siempre”, 1990, de Marco Gardela, Miguel Fajardo y Ligia Zúñiga; “La poesía guanacasteca en el siglo XX, de Miguel Fajardo, 2000; “Guanacaste, árbol poético”, de Marco Gardela, 1995; “Identidad cultural del ser guanacasteco en su narrativa”, de Julieta Álvarez, Leda Castellón y Vilma Rojas, 1997. Incluido en los libros de José Daniel Zúñiga y  de Jaime Rico Salazar, entre otros.
Es muy importante destacar el homenaje que coordinó su familia y, en especial su hija, la poetisa Eliette Ramírez Alvarado, en el paraninfo del CENAC, el lunes 25 de mayo del 2015, donde el periodista Enrique Tovar  y el académico Jorge Chen Sham abordaron su biobibliografía.  La parte artística de dicha velada estuvo a cargo del connotado cantautor Dionisio Cabal Antillón, la Marimba de Escazú, bailes folclóricos del grupo “Nayuribes”, con coreografías de Mario Montero y el grupo artístico  Remembranzas Costarricenses. Dicho homenaje matutino convocó a 182 personas.
Alberto Karam, cónsul de Líbano en nuestro país expresó: “Fue innegable su pasión por la vida y su amor por su tierra natal.  Esa pasión y perseverancia en la investigación de los temas de la cultura popular de su pueblo, de su idiosincrasia, de su forma de hablar, bailar, y musicalizar sus penas y alegrías, le inspiraron hacer muchas obras  de  trascendencia para la cultura del país y sobre el folklor costarricense” (discurso inédito, vía correo electrónico, 2015).
Con su narrativa, Ramírez Sáizar ha marcado señales inequívocas en la forja de la identidad cultural del ser guanacasteco raigal. Sobre su novela “La venganza de Nandayure”, el crítico Benedicto Víquez ha dicho:
 “Se remonta a los años de la conquista, 1599 a 1600 y se da entre Nandayure y Nicoyán y el tercer elemento de la discordia, el español don Fernán  (…). La narración cede el lugar a comentarios diversos de crítica a los españoles, los curas, y se complace en una apología a los indígenas aún en las costumbres bárbaras como los sacrificios humanos, las aventuras mujeriles. Nicoyán se presenta como un garañón violador de indias, aventurero, pendenciero, una especie de don Juan Tenorio indígena. El narrador se detiene en los lugares naturales, los montes, los ríos, las costumbres (…). Al final se dan traiciones entre las diferentes tribus de los indígenas, batallas entre españoles y guerreros, lucha entre Nicoyán y don Fernán por la indígena Nandayure. El cacique lo vence y lo entrega a los dioses indígenas para evitar el sacrificio de su amante. Después huye para evitar males a su tribu. Al final, Nandayure se venga y muere en el río de su mismo nombre y el cacique la buscó por toda la región. No la encontró y maldijo los árboles florecidos en el Valle del Cayere, los jicarales y luego se lanzó en el playón  del río Diriá, donde murió, esa fue la última unión con su amada Nandayure” (Víquez, 2009, párr.3).
La obra cultural y literaria de José Ramírez Sáizar es de trascendencia para la creación guanacasteca. Su acento es telúrico, con gran repercusión en relación con el sustrato de los índices históricos, de la tradición, las leyendas y los caminos del espacio local como marco temático. Su inserción es una herida para abrir la conciencia de lo nuestro, que se ha ido forjando a lo largo de su continua obra, desde lo glocal.
Ramírez Sáizar creyó en el movimiento Confraternidad Guanacasteca, liderado por el Dr. Francisco Vargas Vargas (1909-1995), cuyo epicentro fue el Grito de San Miguel de Llano Grande, el 8 de diciembre de 1937. Le dedicó el extenso e intenso  poema de 92 versos “Y fueron Cinco mil albardas”, donde se puede leer:
Y Francisco Vargas Vargas / Caudillo y Líder del llano, / oyó gritar la corneja en el hijar del pampero / sabaneando su abandono. / Y auscultando su miseria / diagnosticó su silencio… / “Nada –gritó, pa’ nosotros… Todo para los que vienen, / que el dolor de cada uno / será la pena de todos”. (…) Y el Guanacaste vio trombas / de relinchos y de bramas… / Fueron cinco mil albardas que en la majestad del llano / cabalgadas por centauros /sembraron semilla hermana, llevando a polca los sueños. / Y el ¿Viva Vargas! Tronaba / desde la cumbre hasta el llano; / a pie, en carreta, a caballo, hombres machos, hembras duras /  y llegaron a Liberia / polvos, gritos y relinchos. / Vargas… Vargas… ¿Viva Vargas! / El Guanacaste te debe / su actual regeneración. / Aunque la hurí de los cuentos, mi Guanacaste querido, / entre guzlas y panderos, / la siguen vendiendo siempre / y la compran mercaderes de la nueva Costa Rica”.
El centenario del natalicio de Prof. José Ramírez Sáizar (1915-2001) es un acercamiento con su biobibliografía.  Estoy seguro de que, con él, hacemos justicia a un artista integral de Guanacaste, quien desarrolló muchos de sus años fuera de sus límites, pero en alma y espíritu, su obra regia, ilustradora e intensa, se  inspira en el  alma jineteada desde la pampa abierta, ya que siempre estuvo proclive a incorporar los temas de la cultura popular, distintivos  de su idiosincrasia, de su manera de hablar,  ser, actuar, bailar o mirar, desde el Guanacaste auténtico, que siempre debe estar ajeno a otros intereses que no sean la justicia extendida sobre su pampa.
 El trabajo cultural de José Ramírez Sáizar (1915-2001) es señal inequívoca del ímpetu telúrico vital, que se desenvuelve en el tiempo de las mareas, la luna  o el sol de siempre, desde su Guanacaste querido, que musicalizó y poetizó en sus sueños de viajero. 

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