Lic. Miguel
Fajardo Korea, escritor costarricense
José Ramírez
Sáizar, centenario telúrico (1915-2001)
Lic. Miguel Fajardo Korea
minalusa-dra56@hotmail.com
Premio
Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica
(MORAVIA-Costa Rica).- Desde hace algunos
años, me he propuesto destacar los centenarios del natalicio de diversas
personalidades culturales de Guanacaste. En mi criterio, es una manera de
visualizar que esta provincia ha ido alcanzando procesos culturales de madurez
identitaria. Con esto, quiero decir que
la Generación Mayor de las letras guanacastecas se proyecta hacia el futuro,
con la mirada del implacable tiempo humano.
En ese sentido, hemos realizado investigaciones,
antologado, difundido y escrito sobre Agapito Rosales Méndez (1839-1911); Francisco
Faerron Suárez (1873-1961); María Leal Rodríguez (1892-1989); Ramón Leiva
Cubillo (1892-1992); Gustavo Duarte Duarte (1895-1974); Gerardo Gómez Ramírez
(1901-1983); Rodolfo Salazar Solórzano (1908-1982); Francisco Vargas Vargas
(1909-1995); Jesús Bonilla Chavarría (1911-1999); Antonio Obando Espinoza
(1912-1984); Alejandro Salazar Solórzano
(1912-1997); Medardo Guido Acevedo (1912-2007); Adán Guevara Centeno
(1913-1980); Héctor Zúñiga Rovira
(1913-1995); María del Socorro Clachar (1914-2002) y, ahora, José Ramírez
Sáizar (1915-2001).
En ese contexto, realicé la compilación lírica de Gerardo Gómez
Ramírez; soy coautor del libro sobre Francisco Vargas Vargas y, de tres de
ellos: Jesús Bonilla Chavarría, Medardo Guido Acevedo y Héctor Zúñiga Rovira,
he antologado su voluminosa obra. En
proceso, el libro sobre la obra de Emel
Velázquez Ramírez (1912-1991), en coautoría.
Otro
centenario. José Ramírez
Sáizar nació en Santa Cruz, Guanacaste, el 25 de mayo de 1915; falleció en San José, el 5 de agosto del 2001, a la edad de 86 años. Su
apellido materno es de ascendencia libanesa. Él admiró al poeta libanés Gibran
Khalil Gibran. El centenario telúrico de su natalicio debe ser motivo de
recuerdo, compromiso y relectura de su obra, con la mirada y el acento raigal más
auténtico de la identidad guanacasteca. Firmó sus libros como J. Ramírez
Sáizar…
Fueron sus
padres: el Prof. José María Ramírez Solano y doña Carmen Sáizar Prado. A los
seis años se trasladó a la capital. Escribió sus
primeros poemas desde los ocho años. Realizó sus estudios primarios en
la Escuela Jesús Jiménez; estudios secundarios en el Colegio San Luis Gonzaga y en el Liceo de
Costa Rica. Estudió en la Escuela Normal
de Costa Rica. Se graduó como Maestro de enseñanza primaria. Miembro del
Colegio de periodistas de Costa Rica.
Jefe de redacción del semanario “Mujer y hogar”.
Ramírez
Sáizar fue educador, músico, escritor, contabilista y periodista. Trabajó en el
Ministerio de Cultura y Juventud. Fue miembro
de la Asociación Guanacasteca de Autores, AGA: (1958-1971), integrada
por Miguel Ángel Vidaurre, María Leal, Hernán Elizondo, Antonio Obando, Miguel
Araya, Fanny Herrera, Luis Marín, Ulises Delgado, Rodolfo Salazar, Antonio
Carrillo, Gerardo Gómez, Guillermo Espinoza, Eduardo Aguilar, Medardo Guido,
Alejandro Salazar, Adalberto Meza, Florentino Cruz, Allen Pérez, Leví Vega,
Emel Velásquez Ramírez y Ofelia Gamboa Solórzano.
Autor de la letra de 38
himnos de escuelas y colegios. Autor de
la letra del Himno de La Anexión, que se canta desde 1949; el Himno Mundial de
la Apicultura, en 1961; el Himno de
Alianza para el Progreso”, en 1963; el Himno a la Democracia, 1989; así como el
Himno del Liceo de Nicoya y el de los exalumnos salesianos; asimismo, los
himnos de Desamparados y Curridabat.
Numerosos de sus textos han sido musicalizados por medio del aporte artístico del
conjunto Los Hicsos, Los Talolingas, Daniel Pizarro, Matías Duarte, Alcides Prado,
Mario Chacón, Dionisio Cabal o Pilar
Rodríguez Brizuela.
La
Municipalidad de Santa Cruz lo declaró “Hijo predilecto”, en 1974, con motivo
de la declaratoria como “Ciudad Folclórica”. Designado “Hijo Ilustre de la Provincia”, por la
Asociación para la Identidad y Reivindicación de Guanacaste. El Ministerio de
Cultura le otorgó el Premio Nacional de
Cultura Popular en 1997. (Véase mi artículo “Satisfacción en Guanacaste. Premio de Cultura Popular”: Diario La República, lunes 16 de marzo de
1998, pág. 12). Texto reproducido en “Anexión”
y “El Chorotega”.
El
Premio Nacional de Cultura Popular concedido a este poeta, enamorado de la
vida, la poesía y el alma femenina, hizo justicia al trabajo tesonero de
Ramírez Sáizar. En su momento,
Nayuribe, Curime y la pampa abrieron los ojos para aplaudir a este bardo,
denominado “El poeta de la Pampa”; Su
obra literaria comprende los siguientes títulos: “Escarceos”, 1930, “Chirco y
Reseda”, 1935, “Poemas de mi hora
anímica”, 1940; “Nayuribes”,
1941; “Malinche”, 1942; “La venganza de Nandayure” -primera
novela guanacasteca-, 1950; “Bajo los
cedros en flor”, 1959; “Folclor
costarricense”, 1986. Su obra lírica “Escarceos”
(1926) es el primer libro de la poesía guanacasteca.
Varios
de sus libros tuvieron más de una edición.
Algunos de sus textos alcanzaron tiradas importantes, por ejemplo, de 3 000 y 5 000 ejemplares. Conserva
inéditas las novelas “Amor oculto” y
“Oro verde”, así como “Jefatura de amor” –memorias-. Fue un
apasionado defensor del folclore. Sin duda, uno de sus principales estudiosos y difusores.
En
la “Historia de la literatura
costarricense” (1957), Abelardo Bonilla (1898-1969), acerca de la
producción literaria de Ramírez Sáizar aduce: “Cultiva especialmente el folklore de la pintoresca región guanacasteca,
con léxico propio de la misma (sic), sobriamente empleado, sin acudir al
naturalismo y tratando de expresar la emoción con subjetividad muy personal”
(Bonilla, 4ª. ed. 1981:182).
Su
obra literaria y musical se encuentra incluida en diversos libros y estudios: Árbol territorio”, 1989 y “Confraternidad guanacasteca siempre”,
1990, de Marco Gardela, Miguel Fajardo y Ligia Zúñiga; “La poesía guanacasteca en el siglo XX, de Miguel Fajardo, 2000; “Guanacaste, árbol poético”, de Marco
Gardela, 1995; “Identidad cultural del
ser guanacasteco en su narrativa”, de Julieta Álvarez, Leda Castellón y
Vilma Rojas, 1997. Incluido en los libros de José Daniel Zúñiga y de Jaime Rico Salazar, entre otros.
Es muy
importante destacar el homenaje que coordinó su familia y, en especial su hija,
la poetisa Eliette Ramírez Alvarado, en el paraninfo del CENAC, el lunes 25 de
mayo del 2015, donde el periodista Enrique Tovar y el académico Jorge Chen Sham abordaron su
biobibliografía. La parte artística de
dicha velada estuvo a cargo del connotado cantautor Dionisio Cabal Antillón, la
Marimba de Escazú, bailes folclóricos del grupo “Nayuribes”, con coreografías
de Mario Montero y el grupo artístico
Remembranzas Costarricenses. Dicho homenaje matutino convocó a 182
personas.
Alberto
Karam, cónsul de Líbano en nuestro país expresó: “Fue innegable su pasión por
la vida y su amor por su tierra natal. Esa pasión y perseverancia en la investigación de los temas
de la cultura popular de su pueblo, de su idiosincrasia, de su forma de hablar,
bailar, y musicalizar sus penas y alegrías, le inspiraron hacer muchas obras
de trascendencia para la cultura
del país y sobre el folklor costarricense” (discurso inédito, vía correo
electrónico, 2015).
Con
su narrativa, Ramírez Sáizar ha marcado señales inequívocas en la forja de la
identidad cultural del ser guanacasteco raigal. Sobre su novela “La venganza de Nandayure”, el crítico Benedicto Víquez ha dicho:
“Se remonta a los años de la conquista, 1599
a 1600 y se da entre Nandayure y Nicoyán y el tercer elemento de la discordia,
el español don Fernán (…). La narración
cede el lugar a comentarios diversos de crítica a los españoles, los curas, y
se complace en una apología a los indígenas aún en las costumbres bárbaras como
los sacrificios humanos, las aventuras mujeriles. Nicoyán se presenta como un
garañón violador de indias, aventurero, pendenciero, una especie de don Juan
Tenorio indígena. El narrador se detiene en los lugares naturales, los montes,
los ríos, las costumbres (…). Al final se dan traiciones entre las diferentes
tribus de los indígenas, batallas entre españoles y guerreros, lucha entre
Nicoyán y don Fernán por la indígena Nandayure. El cacique lo vence y lo
entrega a los dioses indígenas para evitar el sacrificio de su amante. Después
huye para evitar males a su tribu. Al final, Nandayure se venga y muere en el
río de su mismo nombre y el cacique la buscó por toda la región. No la encontró
y maldijo los árboles florecidos en el Valle del Cayere, los jicarales y luego
se lanzó en el playón del río Diriá,
donde murió, esa fue la última unión con su amada Nandayure” (Víquez, 2009,
párr.3).
La
obra cultural y literaria de José Ramírez Sáizar es de trascendencia para la
creación guanacasteca. Su acento es telúrico, con gran repercusión en relación
con el sustrato de los índices históricos, de la tradición, las leyendas y los
caminos del espacio local como marco temático. Su inserción es una herida para
abrir la conciencia de lo nuestro, que se ha ido forjando a lo largo de su
continua obra, desde lo glocal.
Ramírez
Sáizar creyó en el movimiento Confraternidad
Guanacasteca, liderado por el Dr. Francisco Vargas Vargas (1909-1995), cuyo
epicentro fue el Grito de San Miguel de Llano Grande, el 8 de diciembre de
1937. Le dedicó el extenso e intenso poema de 92 versos “Y fueron Cinco mil albardas”,
donde se puede leer:
“Y Francisco Vargas Vargas / Caudillo y Líder
del llano, / oyó gritar la corneja en el hijar del pampero / sabaneando su
abandono. / Y auscultando su miseria / diagnosticó su silencio… / “Nada –gritó,
pa’ nosotros… Todo para los que vienen, / que el dolor de cada uno / será la
pena de todos”. (…) Y el Guanacaste vio trombas / de relinchos y de bramas… /
Fueron cinco mil albardas que en la majestad del llano / cabalgadas por
centauros /sembraron semilla hermana, llevando a polca los sueños. / Y el ¿Viva
Vargas! Tronaba / desde la cumbre hasta el llano; / a pie, en carreta, a
caballo, hombres machos, hembras duras /
y llegaron a Liberia / polvos, gritos y relinchos. / Vargas… Vargas…
¿Viva Vargas! / El Guanacaste te debe / su actual regeneración. / Aunque la
hurí de los cuentos, mi Guanacaste querido, / entre guzlas y panderos, / la
siguen vendiendo siempre / y la compran mercaderes de la nueva Costa Rica”.
El centenario del natalicio de Prof. José Ramírez
Sáizar (1915-2001) es un acercamiento con su biobibliografía. Estoy seguro de que, con él, hacemos justicia
a un artista integral de Guanacaste, quien desarrolló muchos de sus años fuera
de sus límites, pero en alma y espíritu, su obra regia, ilustradora e intensa,
se inspira en el
alma jineteada desde la pampa abierta,
ya que siempre estuvo proclive a incorporar los temas de la cultura popular, distintivos
de su idiosincrasia, de su manera de
hablar, ser, actuar, bailar o mirar,
desde el Guanacaste auténtico, que siempre debe estar ajeno a otros intereses
que no sean la justicia extendida sobre su pampa.
El trabajo cultural de José Ramírez Sáizar
(1915-2001) es señal inequívoca del ímpetu telúrico vital, que se desenvuelve
en el tiempo de las mareas, la luna o el
sol de siempre, desde su Guanacaste querido, que musicalizó y poetizó en sus
sueños de viajero.
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