LOS PARTIDOS TRADICIONALES
RETROCEDEN EN ESPAÑA
Por
Ricardo Llopesa
El cataclismo de los dos grandes partidos era algo anunciado. Lo sabía
todo el mundo. El desplome se respiraba por la calle, se oía en el comentario
de la señora en la farmacia, en la calle y los mercados. La conversación en los
bares era la misma cada día, el gobierno cae, también la oposición, desgastada
y vieja, heredera de Felipe González, derechizada y sin fuerza obrera, que los
españoles sentían repeler, porque no era ni chicha ni limonada. Los únicos que
no veían nada eran los políticos que se han repartido el gobierno desde la
llegada de la democracia, hace cuarenta años.
El discurso de unos y
otros da la sensación de ignorar la realidad. La gran crisis económica creada
por los políticos fue pagada por el pueblo; el ahorro del pueblo, saqueado por
los banqueros; los bancos deshauciaron a quienes no podían pagar las deudas,
mientras los políticos daban la espalda a la realidad, haciéndose los locos.
Todo esto pasó factura. Los políticos pensaron que la memoria es débil y el
pueblo olvida ante el miedo que ellos infundían antes de las elecciones. La
derecha metió miedo con la llegada del comunismo, y la izquierda amenazó con
las subidas de impuestos. Ambos hicieron la política del miedo.
La verdad es que la
derecha gobierna desde los Reyes Católicos. Y el demonio de la izquierda, que
nació con la Primera República Española, apenas duró un año, de 1873 a 1874,
regresó con la Seguanda Repíblica, en 1931; fue decapitada y volvió con la democracia
en 1974. Como puede verse, la izquierda en España es algo nuevo.
Este año, 2015, la
izquierda ha reaparecido en forma de demonio, con coleta y camisa remangada,
sin zapatos brillantes ni corbata. Se llama Pablo Iglesias, como el fundador
del Partido Socialista Obrero Español, en 1879. Hay quienes piden su cabeza.
Pero la verdad es que Pablo Iglesias reclama justicia, como un nuevo Luis
Candelas, para que sean procesados los corruptos y ladrones, que contaminan
todo el país, con la condición de devolver lo robado, que es mucho, casi el
billón de euros, lo que supone la deuda de España, la segunda del mundo, igual
que el presupuesto nacional.
Pablo Iglesias ha
fundado, con un grupo de profesores universitarios, el partido Podemos. Vienen
como las huestes de Atila arrasando con todo, pero los grandes partidos lo han
ninguneado porque no creen en el futuro. Para sorpresa suya, el partido Podemos
ha arrebatado muchas alcaldías, entre ellas la de Madrid y Barcelona, las más
importantes. Y su carrera hacia el sillón del gobierno es fulminante.
Al tiempo que
Iglesias, otro joven, también denostado, Albert Rivera, ha fundado el partido
Ciudadanos, de tendencia moderada, se ha convertido en el partido visagra. En
el futuro, poco a poco, irá aglutinando a la derecha, hasta convertirse en la
nueva derecha española, más humana y más moderna, porque las grandes crisis de
la historia son las que transforman la realidad de los pueblos, y en el futuro
la derecha y la izquierda tendrán nombres diferentes.
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