En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



martes, 19 de agosto de 2014

Poe-Mario de Mario Cajina-Vega

Mario Cajina-Reina




Poe-Mario
de Mario Cajina-Vega



Ricardo Llopesa



Todo libro de Mario Cajina-Vega (1929-1995) es una novedad, motivo de celebración, aunque de antemano sepamos que lo hemos leído en algún momento del pasado. La escritura de Mario respira el oxígeno de una realidad conocida. De obra breve, escribió poesías y cuentos impregnados de la vida folklórica de su ciudad, Masaya, donde nació y respiró, desde la distancia social que otorga el privilegio de la sangre, el ambiente indígena de Monimbó. Fue el primero en trazar la caricatura de Masaya, con su folklore, su marimba y sus procesiones, y detrás el rancho de palma y la danza del indio.
            Mario es la voz de un gigante solitario entre la vocinglería de la época, muy próximo a tres contemporáneos incómodos, Mejía Sánchez, Martínez Rivas y Cardenal, que le hicieron sombra a sus innovaciones, en materia lingüística y temática. Cultuvó el arte de índole indigena y popular. Por eso se apartó de la estética cosmopolita de esos tres grandes poetas, refugiándose en su carácter crítico y criticón, en una sociedad deshumanizada por el poder y el dinero.
            Este Poe-Mario, de título sencillo, pero no simple, juego de palabras aprendido en las aulas del Centroamérica, resulta sorprendente por su desnudez. Es fruto del esfuerzo de un masaya notable, Jaime Vega Luna, su sobrino y actual Vicepresidente de la Fundación Andrés Vega Bolaños, y el esfuerzo de otro grande de Masaya, Enrique Bolaños Gayer, que fue Presidente de Nicaragua, quienes son responsables de esta magnífica edición, con tapa dura, bellamente ilustrada y editada en colaboración con el Banco Central de Nicaragua.
            Poe-Mario es un libro que se hace imprescindible para hacer un recorrido de cuerpo presente a través del poeta. En un poco más de 300 páginas, en formato grande, figuran páginas desconocidas o descarriadas de sus libros, todos ellos dispersos. Hoy, por fin, al menos en Masaya, podrán conocer de cerca las caras de este gran poeta polifacético. Su dimensión humana, con sus burlas y parodias de quien sabe que la vida es sueño. Yo lo vi por primera vez en casa de su hermano, Noel Sánchez, cuando Noel se echaba tragos. Mario había llegado al cumpleaños de María Eugenia. Yo tenía trece años y por primera vez percibí el olor a alcohol que expiraba su cuerpo. Admiré su figura de blanco con el vaso de güisqui en la mano, agitando los trozos de hielo. Pensé, para mis adentros, que un día olería a él.
            En verdad, una de mis primeras lecturas fueron sus poemas en la Biblioteca Municipal de Masaya que existió frente al parque central. Sus poemas, impresos en libros muy pequeños, pronto me identificaron con mis antepasados de Monimbó. Lo conocí pocos años antes de su muerte heroica, pero yo llevaba mucho de él. Al menos, su espíritu disidente. Hoy, cuando lo leo, lo siento cercano. Es sincero. Combatió la hipocresía de nuestra sociedad y el casiquismo, los dos quistes del hispanismo. Su lectura me abrió el horizonte de mi sangre. Y aunque él no lo sintió, simuló comprender la lucha y laboriosidad del indio.
            Todo lo recopilado, en doce secciones, reúne la poesía escrita por el poeta, la recopilada y la dispersa, en un trabajo encomiable por rescatar y reunir su obra poética en un volumen. La excepción son dos textos en prosa, El hijo (1973) y Prosario (1959-1990), que son cuentos breves. Aquí figuran los siguientes poemarios: El hombre feliz (1949-1951); Caballos para un capitán muerto (1953); Tribu (1954-1983), su libro más conocido; Rodelas (1982-1991); San Jerónimo ex voto (1982); Fe de erratas (1969-1974); Minigramas (1971-1992), y Tres códices y una estela (1959-1995). A estos libros se agraga un apartado final, el apartado doce, “traducciones / tradiciones”, una breve muestra que traduce dos poemas de Paul Eluard, uno de Ferlinghetti, uno de Mirabeau Bonaparte Lamar, uno de Elman, dos de Kavafir y uno de Edgard Lee Master. El libro termina con una carta firmada y fechada en Masaya, el 20 de mayo de 1992, que es una proclama de su independencia cultural y rechazo al frente sandinista, como antes lo hizo contra la dictura liberal encarnada por la familia Somoza. No puede negar su filiación conservadora.

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