José Luis Serrano, Cuba
para Ángel Escobar
Lento es el mulo. Su misión no siente.
José Lezama Lima
Igual que Sísifo empujas
tu piedra. Resulta tétrico
observar el milimétrico
escorzo de las agujas
en el reloj. Las burbujas
que ascienden. La iconoclasta
bandera que a media asta
izarán en tu honor. Punto
y aparte. Pobre difunto,
todo ha terminado. Basta.
Sigue girando la rueda.
Sobre un eje microscópico,
sigue girando. Es utópico
considerar que alguien pueda
quebrar el hilo de seda
que sostiene nuestro peso.
Existir nos llega al hueso.
Con qué inefable dulzura
la realidad nos tritura.
Nada permanece ileso.
Cada nervio, cada fibra.
Cada recóndita célula.
Desde la piel a la médula.
Cada porción en que vibra
lo vital. Nada se libra.
Todo es corruptible. En vano
dirás que no; que estás sano
como un manso paquidermo.
Transeúnte, dios enfermo,
bestia común: Ciudadano.
Enfermo de ser y estar
te inventas nuevos obstáculos.
Dios extiende sus tentáculos
y nos hace blasfemar.
Muy pocos saben rezar.
Muy pocos alzan la voz
para decir una o dos
verdades, mientras te agobias
con tentaciones y fobias
que están al margen de Dios.
Al margen de Dios te aferras
a lo tangible, a lo sólido.
La materia es un estólido
pretexto para las guerras.
El espíritu que encierras
dentro de tu cuerpo informe
se desarrolla conforme
a principios alterables.
Guarda silencio. No hables.
El porvenir es enorme.
Pueden volver con asiduo
fervor a escribir tu lápida.
Nada detiene la rápida
corrupción del individuo.
Hoy eres sólo un residuo.
Una mancha en el asfalto.
Tan enorme como el alto
privilegio de existir
es la gloria de subir
a la cumbre…
y dar el salto.
________________BESTIA COMÚN
para Ángel Escobar
Lento es el mulo. Su misión no siente.
José Lezama Lima
Igual que Sísifo empujas
tu piedra. Resulta tétrico
observar el milimétrico
escorzo de las agujas
en el reloj. Las burbujas
que ascienden. La iconoclasta
bandera que a media asta
izarán en tu honor. Punto
y aparte. Pobre difunto,
todo ha terminado. Basta.
Sigue girando la rueda.
Sobre un eje microscópico,
sigue girando. Es utópico
considerar que alguien pueda
quebrar el hilo de seda
que sostiene nuestro peso.
Existir nos llega al hueso.
Con qué inefable dulzura
la realidad nos tritura.
Nada permanece ileso.
Cada nervio, cada fibra.
Cada recóndita célula.
Desde la piel a la médula.
Cada porción en que vibra
lo vital. Nada se libra.
Todo es corruptible. En vano
dirás que no; que estás sano
como un manso paquidermo.
Transeúnte, dios enfermo,
bestia común: Ciudadano.
Enfermo de ser y estar
te inventas nuevos obstáculos.
Dios extiende sus tentáculos
y nos hace blasfemar.
Muy pocos saben rezar.
Muy pocos alzan la voz
para decir una o dos
verdades, mientras te agobias
con tentaciones y fobias
que están al margen de Dios.
Al margen de Dios te aferras
a lo tangible, a lo sólido.
La materia es un estólido
pretexto para las guerras.
El espíritu que encierras
dentro de tu cuerpo informe
se desarrolla conforme
a principios alterables.
Guarda silencio. No hables.
El porvenir es enorme.
Pueden volver con asiduo
fervor a escribir tu lápida.
Nada detiene la rápida
corrupción del individuo.
Hoy eres sólo un residuo.
Una mancha en el asfalto.
Tan enorme como el alto
privilegio de existir
es la gloria de subir
a la cumbre…
y dar el salto.
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Leer más del poeta José Luis Serrano en: Arte Poética-Rostros y versos, Laberinto del Torogoz y en Cuba AlaDécima, espacio virtual coordnado por el poeta Pedro Péglez, representante de Arte Poética en Cuba.
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