En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



jueves, 31 de diciembre de 2015

El pez en llamas o la inmolación del poeta







Yván Silén:



                                               El pez en llamas
                     o la inmolación del poeta





            La poesía de Rafael Trelles lo enfrenta a sí mismo. Su oscuridad es clarividente. Pez en llamas es como decir Cristo en llamas, porque el pez, desde la antigüedad cristiana, es el símbolo de Jesús y, posteriormente, el símbolo de la cristiandad. El primer poema, “Adentro” (pág. 5), nos mete inmediatamente en el poemario. “Adentro” es el no querer ser visto ni como “pez” ni como “poeta”. La orden del poema está dada desde la objetividad subjetivamente: “no mires”. Pero la orden oculta algo del pudor que late. O se está expresando de forma mucho más intimista: ¡No me mires como poeta! Y la “confesión” arrastra algo de Zen, la visión del pez mismo (la visión del poeta mismo).

            La otra llave que encontramos en El pez en llamas[1] es la del árbol. Lo que el lector no sabe hasta que no se mueva el poemario es que el “Árbol” (pág. 16) está relacionado con el poeta. El árbol “fue el primer espejo de Dios”. Los disfraces están funcionando oníricamente. La relación con Adán está dada, como veremos más adelante, pero no está dicha. Trelles se halla en el pozo de lo visto, pero no dice lo que ha visto. Lo visto a través de todo el poemario está insinuado. El texto alcanzará su propio tiempo. El “espacio-tiempo” está funcionando. La confesión oculta todo lo dicho. Hay secretos. Su propio “decir”, el “decir” mismo del hombre decapitado le permite expresar a Trelles-poeta otra confesión: “Estoy rodeado” (pág. 9). Lo que lo “corrompe” es la misma luz que lo obsesiona y que lo acosa como pintor-poeta. El poeta encierra al pintor entre las “palabras absurdas” y entre las contradicciones constantes:

                                   “los caídos . . .
                                    los artífices de la contradicción,
                                   los tecnócratas de la duda,
                                   los náufragos del análisis” (pág. 12)

Cantar no es pintar. En el sentir no hay ni siquiera figuras. Hay sólo conceptos y símbolos. Las metáforas están borradas. El pintor, debido a la “intromisión” del poeta, está lleno de fantasmas. Las fotos son las huellas de lo que son los fantasmas, son la presencia misma del ser y del Zen mismo. Son las huellas de “los caídos”. Los tecnócratas, los enemigos del poeta, son los que trastean en la duda. Los “tecnócratas de la duda”, dudan. Pero no pueden resolver las “palabras” de Dios. Porque éstas están a la deriva. Las palabras de Dios, el logos del principio (Juan 1: 1), son el discurso absurdo de Dios (pág. 12). Las “palabras de Dios” son la “cercanía” y son la “lejanía”.[2]

Los breves poemas, este estilo de Rafael Trelles, alargan al “poeta” hacia el pasado y a hacia la nada. Hay “huesos mojados” (pág. 45) en el anuncio de ser del texto. “Huesos mojados” que pesan como la muerte. ¿Algo ha traicionado a la espada: la luz, la oscuridad, lo probable? Hay algo que traiciona a la luz: el principio, la velocidad, el final. El tiempo que se expande espacio, y el espacio, todo peligro, que se expande Ícaro. (El Zen está anunciando el fin del universo). 

El poeta está olfateando a la muerte y la muerte quiásmicamente está olfateando al poeta. Todo es “hedor” (el decapitado, las cuchilladas) y “brevedad” (la casa –los sueños--) en la poesía de Trelles. Todo es antiguo. El vértigo es inevitable y Trelles lo siente y lo presiente: ¡el poeta cae! La soledad es total. ¿Cómo es posible que el poeta muera (Matos Paoli, Lima, Panero, Trakl, Martín Adán, Julia de Burgos, Pessoa, Ramos Otero, Safo, etc.)? Los suicidas se aglomeran: “sin que nadie escuche el grito de los silogismos suicidas” (pág. 55). Los poetas abandonan radicalmente la poesía. Derrumbados los sueños son como la caída de una puerta: el pez simbólico se torna poeta y el aëda simbólico se torna pez. En Trelles, en “La muerte del poeta”, todo cae: ¡el ser cae! El poema dedicado a Edwin Reyes se torna paradoja. El poeta cruza (a través de la voz del poeta que reminiscencia) a través del pez para ser él mismo. El pez cruza a través del poeta para hacerse llamas: “Las ruinas circulares”.[3]

Trelles, como el filósofo Adorno, sueña (pág. 58) para escapar a las paradojas. El poeta sueña por aquellos que son soñados por el Aquél (por el aquéllo”) [4] [5] [6] que lo sueña a él mismo. Después del sueño “hay nada”, o hay “lo mismo”. Los soñadores, los personajes, están siendo soñados desde el insomnio. El inconsciente se ha puesto ha soñar desde los poemas o desde el sueño. El inconsciente es constante. El inconsciente es “instantáneo”, independientemente de donde se encuentre el poeta: las guaguas, los taxis, los cafés, los ascensores, los orgasmos, los hospitales, los retretes, las lápidas, las esquelas, la muerte. Los soñados sueñan desde el insomnio por el Dios de lo constante (Zeus, Apolo, Orfeo, Baco) que se sueña a sí mismo en los extraños. El fuego se devora a sí mismo: los peces arden (los laberintos arden [el universo arde]).

El viandante que sueña “la casa / es el camino” (pág. 57) no puede escapar a la “cárcel”. Todo ha caído en los espejos: el poeta está delante de sí mismo. El vagabundo de la “visión”, del “pozo”, del “dédalo” no sabe a dónde va y no sabe qué hacer con la caída.[7] Según Heidegger el hombre ha sido arrojado. Según Cortázar “la casa de los incestuosos” ha sido tomada. Según Borges, Asterión ha sido asesinado por el héroe.[8] El sueño se ha detenido para siempre. La casa de la calle de Morfeo ha sido cerrada bruscamente. Al final, sólo queda el incendio de los peces. Al final, sólo queda el incendio del poeta.

*****

30 de diciembre de 2015
Puerto Rico

    




[1]  Véase el “Basurero” en Los narcisos negros (1997) de Iván Silén.
[2] Véase  Los hermanos de Jesús o el fin del universo (inédito).
[3]  Véase a Jorge Luis Borges.
[4]  Véase a Federico Nietzsche.
[5]  Véase a Francisco Matos Paoli.
[6]   Véase a Yván Silén.
[7]  Véase el Génesis.
[8]  Aquiles arrastra a Héctor alrededor de Troya. Platón, ante este hecho histórico, protesta por la bajeza y lo indigno de Aquiles. 

viernes, 6 de noviembre de 2015

PRESENCIA DE RUBÉN DARÍO EN RUSIA

Coronel Pavel, Nacho, Embajador y Sra., Llopesa y Alba  Azucena Torres.




artículo


PRESENCIA DE RUBÉN DARÍO EN RUSIA



Por Ricardo Llopesa



Viajé a Moscú por invitación del Embajador de Nicaragua en Rusia, D. Juan Ernesto Vásquez Araya, y las gestiones de la Primer Secretario, poeta Alba Azucena Torres. Todo ocurrió tras un viaje de mi amigo Armando Mena cuando visitó la Embajada de Nicaragua en Moscú y conoció el proyecto de conmemorar el centenario de la muerte del gran poeta Rubén Darío. Habló de mí como investigador y conocedor de su obra, con libros publicada en las principales editoriales y Universidades de España y América Latina. Así llegué a Rusia, por primera vez. Me sorprendió su enorme poder económico, en contraste con los bajos precios de los supermercados. Un litro de gasolina cuesta menos que un paquete de cigarrillos, y los cigarrillos más caros valen un poco más de un euro. Pero lo más importante, lo que me llevó a Moscú fue el Homenaje a Rubén Darío que la Embajada de Nicaragua organizó del 21 al 29 de octubre, en Moscú y San Petersburgo.

Llegué a Moscú, procedente de Zurich, pasada la medianoche. Iba en compañía de mi hijo Nacho y nos alojamos en la sede la Embajada, situado en un lugar privilegiado de la capital, donde se encuentran las grandes Embajadas. Apenas tuvimos tiempo de dormir. Horas después, el miércoles 21, tuve el honor de dirigirme a los estudiantes de español de la célebre Universidad Patricio Lumumba, adonde cincuenta años antes deseaba ir. Alumnos y docentes, entre ellos Mikheena Natalia Fedorovna y Svetlana Arkhipova, desperteron enorme interés por Rubén Darío. Actualmente, trabajan el poema “Sonatina”, en su forma y su contenido. Supieron ver la actualidad del texto como tema en defensa de la libertad de la mujer cuando vive encerrada en una “jaula de oro”.

De esta manera, la Embajada de Nicaragua en la Federación de Rusia se une a los homenajes que el mundo de la cultura rinde al gran poeta en el primer centenario de su muerte.

Al día siguiente, jueves 22, el Instituto Cervantes de Moscú abrió sus puertas para rendir un homenaje de esplendor al gran poeta. Tomaron la palabra el presidente de la entidad y el Embajador de Nicaragua. En mis palabras ubiqué la posición del poeta entre los cinco grandes renovadores de la poesía de todos los tiempos. Luego, en compañía de la poeta Alba Azucena Torres, en un mano a
mano, leímos, en presencia del cuerpo diplomático acreditado, poemas de aquellos poetas que escribieron tras la muerte del gran poeta, entre ellos Juan Ramón Jiménez, Amado Nervo y Antonio Machado.

Al día siguiente, viernes 23, viajamos en tren a San Petersburgo, para participar en dos actividades. Iba en compañía de la diplomática Alba Azucena y mi hijo. Esa tarde, de paseo por la ciudad, fuimos abordados por una banda de ladrones. Conseguimos romper el círculo que nos habían tendido y, una vez repuestos del susto, visitamos la majestuosa plaza que forma el complejo monumental del Hermitage y el Palacio de Invierno,

El primer acto tuvo lugar, el sábado 24, por la tarde, en la Biblioteca Nacional Mayakovski, ante un público joven, todos ellos y ellas cadetes del ejército de Nicaragua, uniformados y disciplinados, que para nada me recuerda al ejército analfabeta de la dictadura de Somoza. Los cadetes, que se interesaron por la obra de Rubén Darío, realizan estudios de especialidad en San Petersburgo, bajo las órdenes del coronel Osman Pavel Corea.

El día domingo 25, visitamos el Palacio de Invierno y el Hermitage, obra maestra de la arquitectura, el lujo y el esplendor. Entre las catedrales, estuvimos en la bella Sangre Derramada, edificada en el lugar donde el zar Alejandro II sufrió un atentado, y Nuestra Señora de Kazán; ambas, decoradas hasta en sus mínimos detalle con todo el colorido del arte bizantino. Por la tarde, hicimos un recorrido por los canales del río Neva, entre edificios que recuerdan el esplendor de una época dorada.

La mañana del lunes 26, asistimos a la Universidad Estatal de Económicas, donde fuimos recibidos y despedidos con honores, se nos invitó a un té, pastas y chocolate, por parte del decano Mikhail Klupt, y las profesoras Elisabeth y Eugenia, entre otros, quienes nos sirvieron de guía durante el recorrido por el Palacio Yusopov, de una belleza extraordinaria por los decorados y salones de estilos diferentes, donde fue asesinado el célebre monje Rasputín.

De regreso a Moscú, la mañana del martes 27, fuimos a la Universidad Estatal de Relaciones Internacionales, donde hablé en una sala llena de estudiantes y profesores, donde estuvo presente una delegación de la Embajada de España representada por su consejero para Asuntos Culturales, D. Álvaro de la Riva. La tarde la dediqué en compañía de mi hijo a visitar la Plaza Roja y la catedral de San Basilio.

El miércoles 28, visitamos el mausoleo de Lenín, después de una larga cola entre el viento que sopla inclemente y frío. Luego, un paseo por el Kremlim y sus alrededores, el cambio de guardia que recuerda el de Londres. De regreso a casa, preparé un exquisito “gaspacho manchego” que compartimos el Embajador, Juan Ernesto Vásquez y su señora, la poeta Alba Azucena Torres y el coronel Pavel.

El día jueves 29, penúltimo día en la capital rusa, asistimos a la Universidad Estatal Lumonosov, con una asistencia selecta, formada por alumnos y profesores que demostraron mucho conocimiento sobre Rubén Darío. La catedrática, Dra. Yulia Obolénskaya, directora del departamento de lingüística ibero-románica lleva a cabo un proyecto editorial, sin olvidar la obra de Rubén Darío. Por la tarde, a las cuatro, finalicé mi trayectoria con una conferencia pronunciada en el Instituto de América Latina, ante un público de especialistas y expertos en literatura. Y como broche de oro, el Embajador y la Primer Secretaria de la Embajada nos invitaron a asistimos a un homenaje en recuerdo Lenín, donde el gran líder ruso había pronunciado sus discursos políticos. Esta vez ante un espectáculo de música y danza, muy distinto a lo que estamos acostumbrados, porque éste trataba se parecerse a los espectáculos de los años de la Revolución.



miércoles, 4 de noviembre de 2015

DOS POEMAS Juan Ignacio González


Juan Ignacio González, España




DOS POEMAS
Juan Ignacio González



LAS NEUTRALES

“Daremos la vida
y el capitán nos robará la gloria”

José Carlos Díaz


Nuestra esperanza tiene el tamaño exacto de la historia.
Siglo a siglo a la altura del pecho acumulamos la canción
y es la misma,
                          la que repiten siempre las bocas.

Así, aprendimos el día y la noche
y pusimos nombre hermoso a la aldea,
y en ella construimos la casa con la piedra roída del desierto.

Fue cierto tantas veces que las manos escarbaron la tierra,
que bajo cada brizna de hierba que crecía
se ocultaban los brazos y la risa de alguno de los nuestros:
un hombre adusto que caminaba en paz con su memoria,
una muchacha
                            con la cintura llena de pájaros
para saludar a la aurora,
y esos niños terribles
cuyas manos crecían, obstinadas, en la raíz del llanto.

Aquí no queda nadie que agradezca el hechizo de la muerte
y no hay remordimientos.

Y si de vez en cuando
os parece que canta una mujer calle abajo,
si una paloma huye de las manos del sueño
y en ella nidifica,
no olvidéis que ha cosido su vientre a la esperanza,
que hubo un tiempo para la alegría y un tiempo para el duelo
y que los dos han muerto.
Y si parece que escupe en el camino, al paso del cortejo,
es dolor cuanto sale de su boca
                                                         y es digno.



EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS

(A los poetas que vendrán)
“Hay que ser implacables”

J.E. Pacheco


En estas circunstancias,
urge escribir un verso voraz y militante.
Un verso que socave los cimientos del odio,
que nada deje indemne,
                                             que te arrase por dentro.
Un verso que descubra el origen del miedo.
O mejor un poema, un poema intangible,
una lluvia infinita de palabras perfectas
ordenadas al ritmo del latido del tiempo,
que describa los ríos, los paisajes,
la cicatriz cosida al corazón del otro,
los rostros que te amaron en silencio
en la perpetua noche del exilio, en invierno.
Dejar escrito un mundo lejos de las tinieblas
para los semejantes que habrán de sucedernos.

En estas circunstancias propongo un cataclismo.
Hacer el inventario de azares y desdichas
y arrojarlo a la hoguera.
Reclinar la cabeza al paso del cortejo
para rendir tributo
a los ajusticiados en la noche.
Procede tener hijos para el crimen
de la desobediencia.
Urge tener un árbol con una sombra dentro 
y encontrar en los surcos la raíz
de las cosas pequeñas.
Y en el bajorrelieve de la dicha
preservar, escondidas, las promesas
y que paguen los héroes por su eterna victoria
frente a los agraviados de la ausencia.

En estas circunstancias vivir no es suficiente.
Parece necesario guardar la rebeldía
a prueba de estandartes,
someter el placer a la piedad del beso,
llevar ante los jueces al escriba del frío,
que levantó las actas del oprobio.
Marcar a fuego el día y guardar muy adentro
los lugares que habitas en secreto.
Que nadie te despierte
si no llama a la puerta con las manos vacías.
Abrir de par en par las cancelas del agua
y dejar que te anegue,
en la última oleada que llegue hasta tu puerto,
un mar que desemboque en una fuente
y nazca en la planicie de tu vientre.

sábado, 24 de octubre de 2015

TRES POEMAS DE JUAN CALERO

Poeta Juan Calero




POEMAS DE JUAN CALERO


TESTIMONIO DEL SOLDADO DESERTOR

A los estigmatizados y humillados de por vida, en las UMAP

Un día me negué a que el fuego ardiera por el resto de mi vida.
Y fui olvidado, como se olvida tarde o temprano a los héroes.
No es posible latir, como otro madero cualquiera, sin ritmo
o mejor digo, con el mismo ritmo de otro madero cualquiera.
Primero amanecemos en el brocal para luego tallar los tuétanos
donde los pinos inventan su mito entre tanto ruido.
Una razón se sienta tras el eterno cadalso
donde nadie pregunta, ni se explica.
Las razones no mueren en los cementerios,
reclaman
la techumbre por donde escapar del silencio.
He dormido en barracones, en el suelo,
entre tantos otros
apilados en hogueras, cuerpo con cuerpo, por frío.
Y nos saltamos la penitencia
en aquellos campos olvidados por los sueños.
No por ello fuimos héroes, ni mártires,
cada adversidad reta un nuevo milagro.
Solo inocentes.
Y ofrendamos nombres a náufragos cotidianos
y aceptamos como fósiles las derrotas
entre amigos que se ocultan y se privan
y alguna vez recuerdan
el regreso a donde nada queda por hacer.






FRENTE AL PAREDÓN DE FUSILAMIENTOS


Hoy es buen día para morir, pero por favor, no me ahorquen.
Permítanme la cursilería de ser feliz, al centro de un altar sin imágenes.
En este instante de alas perdidas, para qué soñar
con ojos verdes que nunca me han amado
y no sentirán ningún escalofrío tras el chasquido de huesos.
He visto caras sin amparo, tan ateridas, como las vuestras
tras el conjuro derrotismo de las indecisiones.
Para detener un sueño es fácil volver el rostro.
Y lo volverán, hartos de contar segundos
sin pálpito de estertores.

Yo, el usurpador de tronos, amante de dioses extraños
he de confesarme.
Merece llevarse uno mismo a cuestas
la misma travestida historia de la historia del hombre.
Asomarnos a cualquier resquicio por pasillos repletos de nube
desde el nacimiento hasta el luto en cada ausencia.
No soy mas culpable que cada uno de ustedes
en esta cruel imitación entre unos con otros.
Para que no muera la luz
dejaré las manecillas del antiguo reloj. Y la cuerda rota.
El prodigio rompiendo la caja oscura al recuerdo
y la choza sin espejos donde yace la fábula de mi timidez.

Que sea mi último momento, si en verdad no abrazo palomas
tras la insistente celebración por no haber vivido
las ausencias que provoca un espantapájaros.
Al final, me asesinarán, y me dan lástima
por miedo. Claro que tengo miedo. Igual que ustedes
aunque después prosigan en la taberna comentando necedades.
Nadie es dueño de la libertad para incinerar
las galas del títere sin alma
en el asidero donde hasta mentir tiene su precio.

En este momento, solo se viven los presentes.
No merezco mas castigo que la aldaba por reproches
ante el delirio de la piel.
Si ya no creo en el hombre,
me aferro a Dios, como cualquier ateo
tan cobarde, que siempre se vuelve para firmar el pacto.
Ya es tarde, solo queda cruzar el fuego huidizo de la nada.
Por mi, que comience la jauría, lobos de mis entrañas
soy la carnaza que vuelve a sus aposentos.
Todo cuanto he sido sin poderlo remediar.



ARCÁNGELES


Dime Uriel, qué se siente permanecer apócrifo durante tantos siglos.
A veces me pasa como a ti y me entran ganas
de dejarlo todo, no seguir pensando.
El corazón siempre se empecina
donde más duele, por los golpes del pasado.
No lo digo por alguna extraña razón,
porque la razón cuando menos es extraña.
Total, cualquier familia tiene un condenado
lleno de cicatrices que deforma la realidad de los sueños.
Nunca nos conocemos lo suficiente.
No es nada afortunado llevar el rostro prestado
o impuesto por un horóscopo civil.
La realidad es que todos somos piezas muy difíciles de encajar.
Aprendemos a barajar todas las posibilidades
y se miran los años con todo el despotismo.

Uriel, tú que eres el fuego de la vida
y llevas la cuenta de los actos y sentimientos
no olvides que el Minotauro también come carne humana.
Te nombraría con tantos nombres que he amado.
Te he amado en tantos sitios que por pudor no nombraría.
Tú, en el cuerpo amado de Lázaro.
Sí, ya sé, hay muchos lázaros
pero tú llevas la cuenta de los actos y pensamientos.
No es de ocioso enmendar
las ilusiones remotas, es decir rotas.
La edad limpia los linderos,
la corriente arrastra
y la noche nos enseña las cosas más terribles.

martes, 13 de octubre de 2015

POEMAS LUIS ÁNGEL MARÍN IBÁÑEZ

LUIS ÁNGEL MARÍN IBÁÑEZ, ESPAÑA




LUIS ÁNGEL MARÍN IBÁÑEZ,  ESPAÑA




CANTATA DEL ASOMBRO Y LA MATERIA


                                       Mientras trazo
                                       el segundo poema de mi muerte
                                       un cortejo de alabastros
                                       atraviesan el muro
                                       donde la sombra es un cuerno de caza.

                                       Restaurar los tatuajes
                                       se convierte en el último verso.

                                      La noche
                                      jamás es una flor oscura
                                      mas hay silbos veteados
                                      que golpean el azufre en las banderas.

                                      Todos los mementos tienen razón
                                      huir al otro lado de sí mismo
                                      es la misma senda.

                                      No importa que la luna
                                      oculte su ropero,
                                      y la luz
                                      sea el puño de un boxeador,
                                      en el fondo del último umbral
                                      siempre espera una taza de café.




APOCALIPSIS

Las cosas más importantes
que se han dicho sobre la vida
y el hombre han sido en griego”

Adriano.
Emperador Romano

                                 El Olvido con los brazos levantados
                                 se siente incapaz de tocar el infinito
                                 las transparencias giran
                                 pero las horas han perdido la memoria
                                 y ocultan los barcos en la sangre.

                                 Las llaves ya no saben abrir
                                 los postigos y el mar semeja
                                 una mariposa con los ojos vendados.

                                 El viento es un oculto Réquiem
                                 con vitrales propalados
                                 que agita el campanario del sudor.

                                 Da la sensación que Aristóteles
                                 no se ha hecho palabra
                                 y Fidias hubiese llevado
                                 sus frisos al otro lado del abismo.

                                 El Mundo está en una penumbra
                                 continua con unas manos invisibles
                                 que apresan todas las veletas.

                                 La Nada y el Todo son el mismo Absoluto
                                 tan turgente que cubre
                                 los cinco puntos cardinales.

                                 El arcoiris ha cambiado los colores
                                 y en su lecho ya no anidan las cigüeñas.

                                 El horizonte es una niebla equivocada
                                 que ha olvidado su traje nupcial.

                                 Y al fondo está Grecia
                                 rogando como un mendigo
                                 a la puerta de una siniestra catedral.




LOA

A Leopoldo María Panero



                              La demencia no tiene mudez
                              solo el astrolabio de unas columnas inflamadas.

                              Su semblante da sentido a la Eternidad
                              al refugio del muro
                              donde los astros deshojan la señal de la cruz.

                              Descargar su lucidez
                              es batir la luz del más blanco predominio.

                              Y aunque las máscaras embisten
                              con sudarios desconocidos
                              el Silencio triplica los ajuares.

                              No toquemos su mar
                              en cada ola bulle un Universo.

                              Recordando ese toque a vísperas
                              que busca el Paraíso
                              en el exilio desbocado de los signos.