LUIS ÁNGEL MARÍN IBÁÑEZ, ESPAÑA
LUIS ÁNGEL MARÍN IBÁÑEZ, ESPAÑA
CANTATA DEL
ASOMBRO Y LA MATERIA
Mientras
trazo
el
segundo poema de mi muerte
un
cortejo de alabastros
atraviesan el muro
donde la
sombra es un cuerno de caza.
Restaurar los tatuajes
se
convierte en el último verso.
La noche
jamás es
una flor oscura
mas hay
silbos veteados
que
golpean el azufre en las banderas.
Todos los mementos
tienen razón
huir al
otro lado de sí mismo
es la
misma senda.
No
importa que la luna
oculte su ropero,
y la luz
sea el
puño de un boxeador,
en el
fondo del último umbral
siempre
espera una taza de café.
APOCALIPSIS
“Las cosas más
importantes
que se han dicho
sobre la vida
y el hombre han sido
en griego”
Adriano.
Emperador Romano
El Olvido con
los brazos levantados
se siente
incapaz de tocar el infinito
las
transparencias giran
pero las horas
han perdido la memoria
y ocultan los
barcos en la sangre.
Las llaves ya
no saben abrir
los postigos y
el mar semeja
una mariposa
con los ojos vendados.
El viento es
un oculto Réquiem
con vitrales
propalados
que agita el
campanario del sudor.
Da la
sensación que Aristóteles
no se ha hecho
palabra
y Fidias
hubiese llevado
sus frisos al
otro lado del abismo.
El Mundo está
en una penumbra
continua con
unas manos invisibles
que apresan todas
las veletas.
La Nada y el
Todo son el mismo Absoluto
tan turgente
que cubre
los cinco
puntos cardinales.
El arcoiris ha
cambiado los colores
y en su lecho
ya no anidan las cigüeñas.
El horizonte
es una niebla equivocada
que ha
olvidado su traje nupcial.
Y al fondo está Grecia
rogando como
un mendigo
a la puerta de
una siniestra catedral.
LOA
A
Leopoldo María Panero
La demencia no
tiene mudez
solo el
astrolabio de unas columnas inflamadas.
Su semblante da
sentido a la Eternidad
al refugio del muro
donde los astros
deshojan la señal de la cruz.
Descargar su
lucidez
es batir la luz
del más blanco predominio.
Y aunque las máscaras
embisten
con sudarios
desconocidos
el Silencio
triplica los ajuares.
No toquemos su
mar
en cada ola bulle
un Universo.
Recordando ese
toque a vísperas
que busca el
Paraíso
en el exilio
desbocado de los signos.
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