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viernes, 6 de noviembre de 2015

PRESENCIA DE RUBÉN DARÍO EN RUSIA

Coronel Pavel, Nacho, Embajador y Sra., Llopesa y Alba  Azucena Torres.




artículo


PRESENCIA DE RUBÉN DARÍO EN RUSIA



Por Ricardo Llopesa



Viajé a Moscú por invitación del Embajador de Nicaragua en Rusia, D. Juan Ernesto Vásquez Araya, y las gestiones de la Primer Secretario, poeta Alba Azucena Torres. Todo ocurrió tras un viaje de mi amigo Armando Mena cuando visitó la Embajada de Nicaragua en Moscú y conoció el proyecto de conmemorar el centenario de la muerte del gran poeta Rubén Darío. Habló de mí como investigador y conocedor de su obra, con libros publicada en las principales editoriales y Universidades de España y América Latina. Así llegué a Rusia, por primera vez. Me sorprendió su enorme poder económico, en contraste con los bajos precios de los supermercados. Un litro de gasolina cuesta menos que un paquete de cigarrillos, y los cigarrillos más caros valen un poco más de un euro. Pero lo más importante, lo que me llevó a Moscú fue el Homenaje a Rubén Darío que la Embajada de Nicaragua organizó del 21 al 29 de octubre, en Moscú y San Petersburgo.

Llegué a Moscú, procedente de Zurich, pasada la medianoche. Iba en compañía de mi hijo Nacho y nos alojamos en la sede la Embajada, situado en un lugar privilegiado de la capital, donde se encuentran las grandes Embajadas. Apenas tuvimos tiempo de dormir. Horas después, el miércoles 21, tuve el honor de dirigirme a los estudiantes de español de la célebre Universidad Patricio Lumumba, adonde cincuenta años antes deseaba ir. Alumnos y docentes, entre ellos Mikheena Natalia Fedorovna y Svetlana Arkhipova, desperteron enorme interés por Rubén Darío. Actualmente, trabajan el poema “Sonatina”, en su forma y su contenido. Supieron ver la actualidad del texto como tema en defensa de la libertad de la mujer cuando vive encerrada en una “jaula de oro”.

De esta manera, la Embajada de Nicaragua en la Federación de Rusia se une a los homenajes que el mundo de la cultura rinde al gran poeta en el primer centenario de su muerte.

Al día siguiente, jueves 22, el Instituto Cervantes de Moscú abrió sus puertas para rendir un homenaje de esplendor al gran poeta. Tomaron la palabra el presidente de la entidad y el Embajador de Nicaragua. En mis palabras ubiqué la posición del poeta entre los cinco grandes renovadores de la poesía de todos los tiempos. Luego, en compañía de la poeta Alba Azucena Torres, en un mano a
mano, leímos, en presencia del cuerpo diplomático acreditado, poemas de aquellos poetas que escribieron tras la muerte del gran poeta, entre ellos Juan Ramón Jiménez, Amado Nervo y Antonio Machado.

Al día siguiente, viernes 23, viajamos en tren a San Petersburgo, para participar en dos actividades. Iba en compañía de la diplomática Alba Azucena y mi hijo. Esa tarde, de paseo por la ciudad, fuimos abordados por una banda de ladrones. Conseguimos romper el círculo que nos habían tendido y, una vez repuestos del susto, visitamos la majestuosa plaza que forma el complejo monumental del Hermitage y el Palacio de Invierno,

El primer acto tuvo lugar, el sábado 24, por la tarde, en la Biblioteca Nacional Mayakovski, ante un público joven, todos ellos y ellas cadetes del ejército de Nicaragua, uniformados y disciplinados, que para nada me recuerda al ejército analfabeta de la dictadura de Somoza. Los cadetes, que se interesaron por la obra de Rubén Darío, realizan estudios de especialidad en San Petersburgo, bajo las órdenes del coronel Osman Pavel Corea.

El día domingo 25, visitamos el Palacio de Invierno y el Hermitage, obra maestra de la arquitectura, el lujo y el esplendor. Entre las catedrales, estuvimos en la bella Sangre Derramada, edificada en el lugar donde el zar Alejandro II sufrió un atentado, y Nuestra Señora de Kazán; ambas, decoradas hasta en sus mínimos detalle con todo el colorido del arte bizantino. Por la tarde, hicimos un recorrido por los canales del río Neva, entre edificios que recuerdan el esplendor de una época dorada.

La mañana del lunes 26, asistimos a la Universidad Estatal de Económicas, donde fuimos recibidos y despedidos con honores, se nos invitó a un té, pastas y chocolate, por parte del decano Mikhail Klupt, y las profesoras Elisabeth y Eugenia, entre otros, quienes nos sirvieron de guía durante el recorrido por el Palacio Yusopov, de una belleza extraordinaria por los decorados y salones de estilos diferentes, donde fue asesinado el célebre monje Rasputín.

De regreso a Moscú, la mañana del martes 27, fuimos a la Universidad Estatal de Relaciones Internacionales, donde hablé en una sala llena de estudiantes y profesores, donde estuvo presente una delegación de la Embajada de España representada por su consejero para Asuntos Culturales, D. Álvaro de la Riva. La tarde la dediqué en compañía de mi hijo a visitar la Plaza Roja y la catedral de San Basilio.

El miércoles 28, visitamos el mausoleo de Lenín, después de una larga cola entre el viento que sopla inclemente y frío. Luego, un paseo por el Kremlim y sus alrededores, el cambio de guardia que recuerda el de Londres. De regreso a casa, preparé un exquisito “gaspacho manchego” que compartimos el Embajador, Juan Ernesto Vásquez y su señora, la poeta Alba Azucena Torres y el coronel Pavel.

El día jueves 29, penúltimo día en la capital rusa, asistimos a la Universidad Estatal Lumonosov, con una asistencia selecta, formada por alumnos y profesores que demostraron mucho conocimiento sobre Rubén Darío. La catedrática, Dra. Yulia Obolénskaya, directora del departamento de lingüística ibero-románica lleva a cabo un proyecto editorial, sin olvidar la obra de Rubén Darío. Por la tarde, a las cuatro, finalicé mi trayectoria con una conferencia pronunciada en el Instituto de América Latina, ante un público de especialistas y expertos en literatura. Y como broche de oro, el Embajador y la Primer Secretaria de la Embajada nos invitaron a asistimos a un homenaje en recuerdo Lenín, donde el gran líder ruso había pronunciado sus discursos políticos. Esta vez ante un espectáculo de música y danza, muy distinto a lo que estamos acostumbrados, porque éste trataba se parecerse a los espectáculos de los años de la Revolución.



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