Portada
exclusiva de la artista plástica argentina, Margaret Collazo
para el libro “Nadie es dueño”,
del poeta
costarricense Miguel Fajardo Korea.
PRÓLOGO
NADIE ES DUEÑO,
de Miguel Fajardo Korea:
Un viaje poético impregnado de dolor
Cristina Pizarro
(Buenos
Aires, Argentina). Iré analizando este texto, a fin de ir descubriendo lo interior que se
revela detrás de estos poemas, a veces,
con una impronta misteriosa, cuya transparencia se oculta por medio de la
aparición de un lenguaje sugerente. Contiene una bella portada de Margaret
Collazo, destacada artista plástica argentina.
¿Qué
sentido tiene el lenguaje en este texto? ¿Cuál es la conciencia poética que
subyace?
¿Acaso
hablar de un poema supone hacer visible su trama? ¿Qué se refleja en estos poemas?
Esta
obra poética, que reúne una selección, ¿se constituye en un corpus
representativo de una época, de una sociedad, de una cultura?
Consideramos
que la obra tiene una validez imaginaria y desde esa mirada, no implica ni la
realidad ni el mundo; es solo un modo de ver la realidad y el mundo y de estar
en ellos. Podríamos agregar, que la obra es un modo de verse a sí misma.
En
la poesía de América Latina, muchos
textos aluden a un “nuevo mundo”, de tal manera, surge una suerte de
pasión adánica, que consiste en nombrar nuestros seres, las cosas, nuestra
vasta geografía, nuestras tradiciones y mitos.
¿Cuál
es el impulso genésico o cosmogónico que podemos observar en la obra del poeta
costarricense Miguel Fajardo Korea?
¿En
dónde reside lo representativo de la
originalidad americana?
¿De
qué manera la experiencia del poeta es, sobre todo, verbal, hurgando en las
palabras que tienen como función primordial expresar la experiencia del mundo?
¿Cómo
se caracteriza la intensidad de su
lenguaje al nombrar el mundo, en el contexto latinoamericano y de originalidad
telúrica?
¿Cómo
abordar la estructura de estos poemas?
A
continuación, ofrezco una lectura para dar cuenta de lo antedicho, siguiendo el
orden de los 50 poemas seleccionados por el autor, en su versión definitiva,
que comprenden el periodo de producción y edición de sus textos entre (1978-2014).
El
poemario contiene una bella ilustración pictórica de la destacada artista
argentina, Margaret Collazo, de quien se incluye un criterio en la contracubierta,
a propósito de su imaginario para “Nadie
es dueño”, de Miguel Fajardo Korea, académico y poeta centroamericano.
Además, un epígrafe del poeta Rubén Vela, que pertenece a su libro “Poemas como piedras” (2012).
Urgente búsqueda (1981)
Una
apertura desde el dolor de un yo lírico que sufre por las luchas sangrientas.
La garganta angustiada marca el sonido gutural de la agonía, las garras y las
guerras. Poema inaugural que señala el rumbo poético de la búsqueda urgente.
Hay silencios sin respuestas. No se puede descifrar el enigma.
Estación del asedio
(1981)
En
“Cada día de la tierra”, la casa, las hojas, el otoño, el invierno, la tierra,
la noche, los naranjos conforman el universo raigal en el origen del Padre.
“Nosotros,
por ustedes”. Un poema que recala en el aprendizaje de la vida con un ritmo
armonioso que señala los ojos, el crepúsculo, los cristales, con imágenes
ligadas a la naturaleza y símbolos centrados en el uso de las palabras mar y barco, aludiendo a la inmensidad y el destino sin límites.
Extensión del agua (1981)
En
“Olvidar el rostro”, observamos ritmos anafóricos que entretejen el sentido de
la partida que despersonaliza hasta ‘olvidar el rostro’ en un tiempo que se
desquebraja.
Bella
semblanza de San José desde la visión de un peregrino en estas tierras.
Algo tan grave (1982)
El
tema del exilio se patentiza en “Alcance de la sed”:
Dice
el poeta: “Perdemos la vida/cuando invocamos/adioses que proponen destrucción.”
En
“Cautivo mediodía”, se nombra en una
armoniosa amalgama: silencio-tiempo-agonía-invierno-fuego-sombra. Podemos leer:
“Llevamos
en las hojas, el silencio/en las manos/la fundación del tiempo”.
El
poeta, en su rapto fugaz, atrapa el silencio y el tiempo, tal vez sean los ejes
temáticos de su viaje poético. Hay señales que lo ponen de manifiesto: ‘los
bordes del fuego´ o ´la caducidad de las sombras’
Parte del fuego (1984)
El
tema de la soledad y la injusticia. La geografía carcelaria es recinto de la
injusticia: ‘soledad hereditaria’ o ´el
desamparo de las rejas’.
En
“Llaga presentida”, la personificación de la llaga exalta ese dolor que llega
al martirio, se erigen en linternas que alumbran el rencor de ese misterio. Las
llagas ‘esculpen la intemperie’, ´acrecientan la oscuridad’, es decir, socavan
ese horror de la violencia.
Nosotros del mundo (1984)
El
poeta, en “Itinerarios del misterio”, siente el ataque y la ofensa de otros.
Busca su refugio en la rebeldía. En “Jadeo sagrado”, asistimos al peligro y
soledad que constituyen la destrucción de un camino.
Solo la noche (1989)
“Certeza”
anuncia el deseo de luz para la tierra americana.
“Nadie
es dueño” es un extenso poema que da título al libro antológico.
El
mito que nos ampara padece el sufrimiento del ultraje. La lucha por la paz que
se esconde en los pantanos. En ese ámbito, el rumor de las lilas y las violetas
claman por la piedad.
“Estar
vivo”. La tierra ardiente, el mundo vegetal, el mar, son constantes que señalan
la presencia de la vida como único norte en la desesperanza bélica.
Esta tierra amarra
los pies (1990)
“Depositarios”,
un canto que grita e irradia, con delirio,
el anhelo de salir del vasallaje.
“Piedad
de la sed”, el desamparo de los abandonados. La mención de los jades chorotegas
(etnia de la región mesoamericana) y la comparación con el quijongo,
instrumento musical de una sola cuerda, le otorgan un colorido local que
acentúa la fuerza vital del poema.
Las puertas del sol
(1992)
“Sedienta
de luz”, una oración que atraviesa ‘la
mudez del grito’.
“Manuscrito
de mañana”, con versos cortos, que denotan el tiempo escaso en esos momentos de
Pasión, las palabras son un refugio de protección, comparable a la Madre.
Cinco estaciones
para América (1993)
“América:
II Estación”: un homenaje a los hombres
que se nutrieron del maíz, como emblema de nuestra tierra americana en
tiempos de devastación.
“América:
V Estación”: la piedra y el honor en los hechos de quienes estuvieron hace
cinco siglos.
Margen del sueño (2000)
“Poema
XI”: los muertos por su patria en un recorrido histórico de varios continentes.
El
poeta abreva en los incidentes de otras épocas para comprender su presente.
“Poema
XXVII”: la poesía como espacio salvífico, se liga al encuentro de la naturaleza
desmesurada del paisaje afectivo y a la
palabra que irrumpe en el ‘insomnio de lo indómito’.
“Errante
soledad”: con un calificativo asociado al viaje, al periplo incierto y azaroso
del destino de este yo lírico que peregrina, para vencer la adversidad de tanto
dolor, generado en la injusticia y el poder.
“Embarcación
de la memoria”: una magnífica metaforización de la naturaleza y el objeto de la
nave que simbolizaría es lo que se lee
en el verso “la sed es salvación contra la muerte”.
Todos los días (2004)
“La
otra memoria”, un repaso por la violencia testimoniada en el despojo y las
maldiciones.
“La
cicatriz del relámpago”, alude a la historia de héroes y mártires, mediante
enumeraciones e imágenes centrales.
Ausencias (2005)
“Límite
de la palabra”, así como en palabras de Ludwig Wittgenstein, también el poeta
se sumerge en la naturaleza de la montaña y del bosque para dar cuenta, que el límite de su
mundo es el límite de sus palabras.
“Arrecifes
del viento”, la naturaleza hiperbólica, plena de color y arrasadora, descubre
esa máscara de dolor que se cobija en el alma del poeta.
Travesías (2008)
“La
verdad de sus comienzos”, en esa búsqueda de la verdad, se pone el cuerpo, un
cuerpo que vierte lágrimas y que ha visto las cenizas del tiempo en personajes
históricos: Bolívar, Marti, Juan Rafael Mora Porras (1814-1860), presidente
costarricense, declarado héroe y libertador nacional.
En
estas travesías se alude al amor, a la patria, a la madre, al padre, los
hermanos, a la mujer.
Es
tiempo de consuelo en ese himno que abraza toda
la cintura de América.
Casa Guanacaste (2010)
“Conciencia
confraternidad”, es el perdón contra las
injusticias del llano. Poema conmovedor.
“El
cielo Quauhnacaztli”, bellísima semblanza del árbol de Guanacaste, una
descripción nacida desde las entrañas.
La demora más larga
(2012)
Un
libro que recoge, con maestría, las experiencias poéticas y las sitúa en la
actualidad en donde convergen distintos paradigmas de ideales, costumbres, estilos de vida
insertadas en nuevas tecnologías e intereses mercantiles.
En
el “Relámpago en el vacío”, podemos leer: ´las fronteras son límites de
irracionalidad’.
“La
angustia en los gritos”, el poeta nombra a mujeres que han padecido por
diferentes causas: Ana Frank, Eunice Odio, Alfonsina Storni, Alejandra
Pizarnik y las coloca cerca de las
pirámides de Teotihuacán, lugar geográfico
que sobrevivió al dolor.
Kafka
y Frida Kahlo acompañan al poeta en la demora más larga. Y un homenaje a la
maestra María Leal de Noguera.
“Huelenoche,
moza de los campos”, después de padecer, hay una resurrección encarnada en la
belleza sin par de una planta aromática que representa el Eros que emana de la
tierra como mujer que recibe del cielo y dispersa el olor silvestre, como
registro olfativo presente en la infancia, territorio edénico que nos otorga la
salvación de nuestra condición humana.
El
correo electrónico de Miguel Fajardo Korea es minalusa-dra56@hotmail.com y su twitter: @Mifajak.
Cristina Pizarro
(Buenos Aires, Argentina, mayo, 2014)
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