Yván Silén
Poema
Yván Silén:
¡Julia de Burgos:
homenaje!
¡Dadme
mi número, porque si no, me moriré después de muerta.
Julia de Burgos
El cráneo de Julia de Burgos, su florero, está
lleno de heliconias, de alacranes,
d’escorpiones. El cráneo de Julia de
Burgos está lleno de muertos. No importa…
(te llamarán poeta, como tú has llamado a la nada
nietzscheanamente; como tú has llamado a
Dios atea, oscura, suicida, ovariada,
antitecata, borracha de Dios,
¡pero no importa!) Suicidada en las calles
de Manhattan: suicidada en tus orgasmos sucios,
arenosa, descosida. Julia de Burgos se ha
picado la lengua para masticar la nada.
¡Julia de Burgos se ha cortado el clítoris
para salpicar la mariposa ciega de su vulva!
II
El destino de tu espéculo enloqueció tu alma.
Todos los días ibas al baño a vomitar tu
Cer. Julia de Burgos es la asesina de Julia de
Burgos (tao ovariado el de la nada). Julia de Burgos,
la extraña, la Febe del espejo solitario donde
das contra tu amor tu estorio destrozado,
tu voz destrozada, y tu herida astillada de
beber ante los bares. Las mujeres
te han convertido en la ideología de la muerte:
Julia de Burgos contra ti misma en los orgasmos. Julia
contra la rabia de la tierra, Julia contra tu amor,
contra la rabia de la tierra, Julia contra tu amor,
Julia amanecida envenenada: ¡Y
Julia…contra los poetas del odio!
III
¡Así has vencido derrotada, así
has perdido en el olor de tu insomnio
tu victoria! Julia extraviada, Julia
atravesada y Julia apostada contra la Julia
de nadie que juega a la muerte en las ruletas
de las fiestas patronales. Julia contra el
ataúd de ser tú misma. Julia contra las mamadas
de Orfeo y contra el zen del Cer. ¡Julia desierta
la vulva contra los dados falsos de Mallarmé!
Julia apostando su pezón simbólico contra el Tarot
de la princesa sublime. Julia a pie
por los columpios rotos. Julia de pie
esperando a los Orgasmos. Julia sola. ¡Julia,
ereba, celebrando el suicidio de tu nombre!
IV
Los gnomos vinieron a robarte la poesía
y nadie creyó en ti cuando estabas viva,
y nadie, Parsífae, casi nadie, ninguna, creyó
en ti cuando estabas borracha, cuando
estabas poeta, bellaca, sensual, lasciva.
Traficando falos de vidrio, falos de astillas,
falos de goma (de clavos, de alcayatas),
de agujas, de tachuelas, de espuelas, mientras te
sentabas infeliz ajenamente contra ti ajena.
Y la discordia d’Eris no quiso abandonarte nunca
en la basura. Biblis y Mirra te envidiaron, y tú
las codiciaste vehementemente
loca
para que las féminas acuciosas
tacharan tu nombre. Te acostaste ebria…
V
con Astaroth (y le robaste madremente el zen
de Iván.) Filosofaste, rosa tras rosa,
falo tras falo, nada tras nada:
¡Reina, tú, de la república, reina, tú, de la muerte!
Los pendejos te atacaron y te atacan para
apetecerte lírica y clítorismente
contra la nada. Tu traje de novia era
la ausencia. Y tu orgasmo era la nada. El falo
que te desgarraba el esfínter era aún
la nada. Y Nietzsche soñó con querer tu
coño de nada. Y prefirió amar a Salomé.
Prefirió concupizar
tu nihilismo de vulva
(de Cer). Y prefiste la muerte vacía y
anhelaste el falo del Cristo astillado.
VI
No había razón de ser. No hubo razón de nada.
El sueño de ti misma sólo fueron tus huesos.
Anhelaste a la muerte astilladamente del madero.
Leto te adoptó contra el suicidio. Leto
te adoptó contra Medusa. Preferiste a
la muerte, Idiota, de la nada. Agnósticamente,
deseaste las galerías de tu nombre borrado:
¡Reina, tú, de la república, reina, tú, de la muerte!
Tu nada budista, matospaolistamente, atea,
y tu nada negra, tu nada blanca, tu
nada de lapa, virgen, delató la nada de
los locos. Felaciaste contra las
rejas de los que
escupen tu nombre. ¡Cunilinguísticamente…
los gnomos…vinieron a robarte la poesía!
18 de mayo de 2014
Puerto Rico
No hay comentarios:
Publicar un comentario