Pepe Sánchez, Cuba
___LA MEMORIA DESNUDA___
(tango sin bandoneón)
Todo lo que nos deja ya es parte de tu muerte.
Pero te vas y la noche, esta lámpara muda,
llora un sol bastardo y retórico
que se demora, impunemente,
en el mercado de la ausencia.
Me dejas, sin la isla dual del amanecer,
magia cortada en mitad de un silencio que dialoga;
y no sé quién soy con este olor a catástrofe deseada,
qué hay en el fondo de todo lo que me sostiene:
nombre, mapa, víspera, barco, luna, y te vas.
Me dejas y no sé qué tengo a flote.
Hijo de un naufragio de gaviotas al sur
nuestro amuleto diurno busca el eco de dos sombras,
juego circular, resurrección de la palabra.
Te vas, y el grito de tu ausencia
no cabe en la crueldad de un poema sin ti,
no puede caber en la voz lunar de la entrega.
Te vas, campana mía; y me dejas, sueño escarbado,
expuesto sobre los altos buitres del tiempo,
bajo el chaparrón augural de aquel Había una vez...;
mordida verde, noche fluyente en la vaguedad de su símil,
beso que se curva en la memoria desnuda
como un condenado tango sin bandoneón.
Un sol agazapado, casi vulnerable,
no sirve para apoyar el talón de la duda;
un pañuelo sospechoso de medias tintas
no soporta esta gravedad de ti que toca todas las puertas
y pone de vuelta aquel temblor dentro de mí.
Ay del clamor sin fondo que se está acercando;
un arrollo de luz se rompe
y es tanta la sequía en las riberas del pecho.
Todavía el cáliz de tu sombra marca mi desnudez,
y trueca el ayer en mi ventana por un cielo extraño
y vence mi astucia, mi arco, con un sello de nostalgia.
Que al menos, el día no sea día sin olvido,
ni haya noche sin recuerdo y ganas
de empezar otra vez.
Te vas. Qué bien le haces
a la niebla de la incertidumbre y sus ciegos emblemas.
Me dejas en la historia capital de tu sangre
leída desde otra orilla y otro argumento,
sin el coloquio de la costumbre que me hacía lúcido.
En qué región de mi hora poner cerco a tu imagen.
Mi soledad como un indulto a tu belleza
que sigue convocando a elecciones en mis ojos.
Pero aún me sostiene el bolero sutil de tu piel
que toco desde un adiós inservible.
Nada es igual sin ti. Y lo sabes.
Donde me dueles hay un titiritero sin antifaz
actuando para mi corazón como único público.
Ahora te busco en bodegas de la ternura
donde me hice converso de tus pechos desnudos,
ese juego de analogías que acerca tu vientre a mi boca,
y no hay silencio que te nombre y me llame.
La palabra final entre dos vacíos
como otra forma del delirio.
Te quedas en las cosas que nos recuerdan,
no en mí, preso reloj de tu cuerpo,
que soy porque respiro tu aire.
Ya te oigo torciendo mi silueta
junto al muro de la amistad doméstica;
ya te veo por el bulevar de la utopía
paseando con la risa maquillada.
Tú que fuiste cronista de mi vicio de sueños.
Y qué hacer con tu buen manojo de reclamos
ahora que ya no defiendes mi memoria en los espejos.
Cómo firmar un pacto de no agresión
con estas ganas de ti que quedan en el aire.
El Presidente del País no sabe que te vas,
que tu partida es la peor crisis nacional;
que no hay fronteras, ni razón de Estado,
cuando el amor dicta las urgencias del alma.
No hay Patria sin ti. Nadie soy
y ahora la noche me seduce.
Porque me dejas en la esquina de tu olor respirando
girasoles insepultos, abrazos negados y anegados
de aquella alegría que arrimabas a las cosas
y esos asuntos como herejías del corazón
que uno, para no flaquear, disfraza de lugares comunes.
___LA MEMORIA DESNUDA___
(tango sin bandoneón)
Todo lo que nos deja ya es parte de tu muerte.
Pero te vas y la noche, esta lámpara muda,
llora un sol bastardo y retórico
que se demora, impunemente,
en el mercado de la ausencia.
Me dejas, sin la isla dual del amanecer,
magia cortada en mitad de un silencio que dialoga;
y no sé quién soy con este olor a catástrofe deseada,
qué hay en el fondo de todo lo que me sostiene:
nombre, mapa, víspera, barco, luna, y te vas.
Me dejas y no sé qué tengo a flote.
Hijo de un naufragio de gaviotas al sur
nuestro amuleto diurno busca el eco de dos sombras,
juego circular, resurrección de la palabra.
Te vas, y el grito de tu ausencia
no cabe en la crueldad de un poema sin ti,
no puede caber en la voz lunar de la entrega.
Te vas, campana mía; y me dejas, sueño escarbado,
expuesto sobre los altos buitres del tiempo,
bajo el chaparrón augural de aquel Había una vez...;
mordida verde, noche fluyente en la vaguedad de su símil,
beso que se curva en la memoria desnuda
como un condenado tango sin bandoneón.
Un sol agazapado, casi vulnerable,
no sirve para apoyar el talón de la duda;
un pañuelo sospechoso de medias tintas
no soporta esta gravedad de ti que toca todas las puertas
y pone de vuelta aquel temblor dentro de mí.
Ay del clamor sin fondo que se está acercando;
un arrollo de luz se rompe
y es tanta la sequía en las riberas del pecho.
Todavía el cáliz de tu sombra marca mi desnudez,
y trueca el ayer en mi ventana por un cielo extraño
y vence mi astucia, mi arco, con un sello de nostalgia.
Que al menos, el día no sea día sin olvido,
ni haya noche sin recuerdo y ganas
de empezar otra vez.
Te vas. Qué bien le haces
a la niebla de la incertidumbre y sus ciegos emblemas.
Me dejas en la historia capital de tu sangre
leída desde otra orilla y otro argumento,
sin el coloquio de la costumbre que me hacía lúcido.
En qué región de mi hora poner cerco a tu imagen.
Mi soledad como un indulto a tu belleza
que sigue convocando a elecciones en mis ojos.
Pero aún me sostiene el bolero sutil de tu piel
que toco desde un adiós inservible.
Nada es igual sin ti. Y lo sabes.
Donde me dueles hay un titiritero sin antifaz
actuando para mi corazón como único público.
Ahora te busco en bodegas de la ternura
donde me hice converso de tus pechos desnudos,
ese juego de analogías que acerca tu vientre a mi boca,
y no hay silencio que te nombre y me llame.
La palabra final entre dos vacíos
como otra forma del delirio.
Te quedas en las cosas que nos recuerdan,
no en mí, preso reloj de tu cuerpo,
que soy porque respiro tu aire.
Ya te oigo torciendo mi silueta
junto al muro de la amistad doméstica;
ya te veo por el bulevar de la utopía
paseando con la risa maquillada.
Tú que fuiste cronista de mi vicio de sueños.
Y qué hacer con tu buen manojo de reclamos
ahora que ya no defiendes mi memoria en los espejos.
Cómo firmar un pacto de no agresión
con estas ganas de ti que quedan en el aire.
El Presidente del País no sabe que te vas,
que tu partida es la peor crisis nacional;
que no hay fronteras, ni razón de Estado,
cuando el amor dicta las urgencias del alma.
No hay Patria sin ti. Nadie soy
y ahora la noche me seduce.
Porque me dejas en la esquina de tu olor respirando
girasoles insepultos, abrazos negados y anegados
de aquella alegría que arrimabas a las cosas
y esos asuntos como herejías del corazón
que uno, para no flaquear, disfraza de lugares comunes.
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Pepe Sánchez (Cumanayagua, Cuba, 1956). Poeta, narrador y ensayista. Graduado de Ingeniero en Transporte Automotor. Profesor Auxiliar Adjunto de la Facultad de Humanidades de la Universidad “Carlos Rafael Rodríguez” de Cienfuegos. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Fundador y Director de la revista cultural Calle B (www.calleb.cult.cu). Ha sido designado Embajador Universal de la Paz por el Círculo Universal de Embajadores de la Paz, Ginebra, Suiza. Forma parte de la directiva, o es miembro, de varias organizaciones de intelectuales o escritores del mundo. Ha publicado Los dados del viento (poesía), Ediciones Mecenas, 1991; Sueños del tiempo (poesía), Reina del Mar Editores, 1996; El comedor de relojes (narrativa), Ediciones Mecenas, 2000; Paradoja del hombre en su ciudad (poesía), Editorial La Tinta del Alcatraz, México, 2004; Alfanjes de luz (poesía), Ediciones Mecenas, Cienfuegos, 2004; Caballos sobre el césped (poesía), Literalia Editores y Editorial Paraíso Perdido, Guadalajara, México, 2004. Ha obtenido diferentes premios y menciones en concursos de narrativa y poesía. Su obra ha sido traducida al holandés, italiano, francés, inglés y rumano. Ha participado en Cuba, México, Perú, Ecuador y Chile en congresos, festivales, talleres y encuentros nacionales e internacionales de escritores, donde ha realizado, entre otras actividades literarias y culturales, lecturas, talleres, conferencias y presentaciones de libros. Textos suyos aparecen publicados en antologías y revistas culturales de Cuba, Holanda, Argentina, México, Colombia, Italia, Uruguay, Perú y Chile. Leer más de este poeta en Arte Poética-Rostros y Versos y en portal: Calle B
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