Sergio Borao Llop, España
A esa voz
A esa voz que atravesó un océano
A esa voz se ató esta noche mi destino.
A esa voz
A esa voz que atravesó un océano
y dejó su semilla entre mis manos muertas.
A esa voz valiente
A esa voz valiente
que alguna vez consintió entreverarse con la mía
en un duelo que devino acercamiento.
A esa voz fatigada
A esa voz fatigada
cuya suave melodía descongeló mi pecho,
cuyo plácido aliento fue anudándome
a la cadencia redentora de su música.
A esa voz sincera
A esa voz sincera
que no sembró el camino de rosas y amapolas.
Que me enseñó el secreto de las piedras
y el latido insondable de los milenarios riscos.
A esa voz lánguida
A esa voz lánguida
que burló la vigilancia de las fuerzas oscuras,
que pasó controles y barreras,
que se amarró a un pequeño rayo de esperanza
y traspasó los candados de la cripta
donde yacía mi alma condenada.
A esa voz que quiso hacerse verso
A esa voz que quiso hacerse verso
y destronar para siempre a las tinieblas.
A esa voz que con el ala herida
A esa voz que con el ala herida
voló hasta mis moradas pronunciando
versos como caricias, versos tristes,
melancólicas y tenues explosiones
de un corazón que supo del martirio.
A esa voz que incendió las rejas de mi encierro
A esa voz que incendió las rejas de mi encierro
con un suave tañido enamorado
derritiendo cadenas, aboliendo decretos,
clavándose en mi corazón como un suspiro
y haciéndolo habitable con su magia.
A esa voz que se prendió en mis días,
A esa voz que se prendió en mis días,
a esa voz arrebato que me nombra,
a esa cuyo recuerdo me conforta
en las tardes de gris melancolía.
A esa voz se ató esta noche mi destino;
A esa voz se ató esta noche mi destino;
de su huella mis pasos peregrinos
hicieron una senda ignota y excitante,
un reguero de místicos placeres,
un misterio que añoro descifrar.
A esa voz mi cuerpo se somete
A esa voz mi cuerpo se somete
esclavo de su dulce resonancia,
devoto amante de su aura melodiosa,
enamorado apóstol de su risa,
heraldo de su tierna persistencia.
A esa voz se ató esta noche mi destino.
A esa voz hoy mi amor se ha encadenado
y en su regazo viven mis anhelos
la pasión de la vida y de los siglos.
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