Fotografía: Juan Liscano, Venezuela.
Himno a la noche
¿Quién sabe de la noche?
¿Quién sabe de la Noche original,
de la undívaga noche derramada y nutricia,
cuando ya la piragua de la tarde
ha naufragado por las orillas del ocaso?
¿Quién sabe de la Noche?
¿De su forma repartida, de su oculto corazón,
de su rostro sepultado, de sus labios palpitantes
que besan la tierra, el agua, el árbol y la piedra
y humedecen las raíces y las hojas
cuando las parejas temerosas se unen y confunden en el seno del silencio?
¿Quién sabe de la Noche?
¿De sus fúlgidas manos sensitivas que palpan tenuemente
el dormido vientre de la niña nubil o el pistilo de las campánulas
o se pierde por la enredadera del viento que perfuman nocturnas flores
o ponen huevecillos de tierra estremecida entre las yerbas
o rasgan la envoltura frágil de las semillas que se abultan y en el amanecer florecen?
¿Quién sabe de la Noche antigua, sustancial y misteriosa,
de sus ruidos, de sus extrañas emanaciones corporales,
de sus formas que se reflejan en las aguas extasiadas,
de sus pisadas, de sus dardos, de sus llamas pálidas y azules,
de sus voces verdes que arden en los bosques como fuegos fatuos,
de la sombra cómplice que a los cuerpos hiere con el puñal de estrellas?
¿Quién sabe de la Noche?
¿Quién dice conocer su inquietante perfil, su cuerpo inverosímil,
su cabellera expresiva que la luna recorre con sandalias de plata,
donde se prenden las brasas verdes y rojas de los luceros?
¿Quién sabe de la Noche?
más antigua que el hombre, más antigua que el árbol,
más antigua que el helecho, las rocas y la arena,
anterior al fuego y a la brisa.
Madre del abismo y de la luz que multiplica y se transforma.
¿Quién sabe de la Noche que camina de Oriente a Occidente
puesto el cinturón de espigas y de frutos
con la Muerte y con el Sueño entre los brazos como dos hijos gemelos?
¿Acaso la Noche es esta sombra,
esta simple y sencilla sombra que discierne las miradas
o estas estrellas que se mueven o esta luna de cambiantes formas?
¿Acaso la Noche es este silencio del agua que reluce
o este canto monótono e inocente del insecto
o este sueño tembloroso que cierra los párpados del hombre?
¿Quién sabe de la Noche multiforme
de la Noche raíz y semilla que florece
y fuego frío y penetrante
y tinieblas que se anidan en los huesos,
y aguas que fluyen ciegamente por la tierra
y pupilas que arden en la sombra densa
y voces de lujuria y de pasión que llaman
y cuernos que de pronto crecen en el follaje obscuro
y duendes que transitan los caminos y animan los paisajes
y bocinas y trompas musicales y grandes vuelos tenebrosos
y serpientes que se agitan y se anudan en el viento?
¿Quién sabe de la Noche Madre
de la Noche Dios,
de la Noche arcaica y hermética
de la Noche encinta, prolífera, inmortal
anunciada por grandes pájaros ignotos
y resacas tumultuosas de la sangre y de las aguas
y pálidos fantasmas suspendidos en el aire
y altos toros constelados que braman por el mundo?
¿Quién sabe de la Noche
confirmada por la luna de mutable vientre semejante a la mujer?