Fotografía: Alejandra Ziebrecht
El mar de los que fueron
Los compañeros escribidores
Los seductores atardecidos del cuerpo núbil
Los que sentaron a la belleza en sus piernas para golpearla
Los pacifistas en Vietnam los nuevos del rock protesta
Sus casas en Miami sus autos convertibles
Sus nuevas tendencias por la biogenética
Cada vez más comprometidos con el hedonismo
Cada vez más cercanos al libre mercado
Los poetas se olvidaron del pueblo
Y les quema los labios esta palabra
Porque la distancia es tan breve entre pueblo y desacato
Entonces el paradigma es la salida perfecta
Los sesos de Allende escurridos en la memoria ciudadana son
un paradigma
El dolor del hombre supuestamente nuevo es un paradigma
Mientras escribo sobre estas leyes recurrentes de las transformaciones
en el último rincón de una casa del tercer mundo
mis compañeros poetas brindan por otros ya cadáveres
ya historia expulsada del cuadrilátero competitivo de la nueva poesía
Lejos del sollozo y del miedo
Protegidos por la sentencia de nacer para morir
En esta noche mientras escribo
En algún lugar está Ezra Pound
En alguna cantera sigue picando la muerte Oscar Wilde
Sigue viendo pasar el tren de los heridos Miguel Hernández
Y continúan entrando en las bocas de las minas
y continúan tragados por el carbón los hombres de este pueblo
Y no hablo de paradigmas ni de tópicos literarios
Hablo de las cárceles de la muerte selectiva
Pues donde germinó una idea debe quedar su ceniza
Donde el intelecto encendió la llama áspera del miedo
debe enterrarse el intelecto
Entonces será Dios quien nos juzgue mañana no importa
Nadie entiende aquello del fin de los tiempos
Por ahora somos ateos endiosados
Por ahora nos reclama le estructura metafísica del verso
Es cuestión de recursos escribir con la propia sangre
Cada uno sabe donde están sus dactilográficas
de qué lado nos aprieta el zapato
Mientras escribo
sé que hay alguien al otro lado del verso
un cuerpo aferrado a su sombra
una niña con ojos de infinito
que no sabe descifrar su propio nombre
pero conoce cuánto pesa ser esclava del silencio
Doy por ellos mi estrofa y mi pesado cargamento
mi culpa y mi fatiga de continuar los días
mientras el trueno de los golpes cae sobre las espaldas
Cae sobre la página
Que no sabe de la sangre
Más que el humo de la hoguera
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