El monumento a la paz se yergue en la autopista a el aeropuerto, el Cristo con su mano extendida y una paloma de la paz fue fundido de las armas que fueron utilizadas durante la guerra civil.
XLV
Démosle a la paz su hermosura
Voy caminando entre escombros.
Federico García Lorca
Demos todos a la paz su propia ala:
Su alambique de sueños es profundo.
Demos a la vida aunque sea un segundo;
La muerte, en ceniza, profundo cala.
Caballos de fuego son la antesala
De este tiempo. El hueco, profundo.
Nada es más sano para nuestro mundo
Que la luz; no de la muerte hacer gala.
Hace falta el viento para anunciarnos
En el hermoso viaje de las venas;
No en el acorde oscuro de las bombas.
De tanta destrucción la paz ampara:
Su misterio renueva el semblante
Con la ráfaga azul de la armonía…
Barataria, 06.01.2007
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