Víctor Pérez, España
1
Comed buenas tajadas
porque
ahora va a venir la libertad del cielo.
Comed
buenas tajadas porque la verdad es alegría.
El
santo temor sí, pero el vano temor, nunca.
Algunas
chicas me han escupido en conciertos y ahora sólo deseo ganar millones
Yo
nunca olvida un culo blanco
Y los
antiguos bomberos me hacen vomitar
Los
sábados vendo mi sangre a las embarazadas
Soy
como lo adorable de la taxidermia
Los que
se estremecen me destruyen y oscuro es mi vino para levitar
Si
falto yo os va a comer la mierda
Educado
al sol con videojuegos lineales, todo lo que he hecho en esta vida lo puedo
tirar abajo en un segundo
Será
una sola visita al orgullo, pero final y constante
No me
importa con quién folles; sólo a quién dedicas los poemas de amor
Si
deseas ganar a toda costa destruye el carácter de la gente
Familia, amor,
amigos,
poesía:
no son
para el poeta.
Mira a
la madre,
y si es
una cerda.
Corre!
Después
de la destrucción
del
Mediterráneo
llegó
ese dinero de Valladolid.
Mucho
poli al límite al fin en mi consulta.
Yo no
conozco España.
Yo
compro hierro, compro puertas
Sonrío
al prójimo como sonreí al sistema métrico cuando me lo enseñaron
De
pequeño me llamaban “el ruso” porque sabía exponer mi corazón
Los
paseantes son mis enemigos
Y acabo
de tirar a tu abuela a la laguna
Yo era
el típico solista investigado que sólo sabía hablar de camareros
No
tardaron en enviarme a Columbia para hacer superliteratura
Recuerdo mis ojos monstruosos de museo en museo
En
estos días tendré mi tercer hijo con una sueca enigmática a la que apenas
conozco
Voy a
estrellar el petrolero ruso de 600.000 toneladas de mi mente contra tus costas
escocesas
Y como
hace una ventisca de puta madre te voy a pegar un tiro en las rodillas
Con voz
de hombre mueren a solas las niñas viajeras
Cuando
me tomo el pulso en los huevos
mi boca
es una rebanada coránica
un
nervio que acelera los minutos
y mi
escroto es un cero infinito que arde
un puto
teorema solar inspirado en los límites.
Ahora
me dedico a
romper
con mi sonrisa la
magia
de los momentos
porque
ardo en los suburbios
y mi
nombre es
impronunciable
Huya
pues el viento de mi violencia
Fidelísima
El
talento
El
horror de la primera parte.
2
Destruyo adolescentes
lo llevo escrito en la cara
Senderos de montaña y antiguos bosques mixtos
llevan mi nombre
No me da pena: ni mujer, ni hijos,
Ni
perro, ni nada
A los que no puedo manipular
los
convierto en enemigos
Es
consecuencia de mi personaje
Cuando hablo
de sentimientos
hablo
de un diálogo abierto
con el
infierno que me postula
Cuando
escribo no muestro
lo que
soy exactamente sino
su
precisión más altanera
Es el proceso onírico del camuflaje frente a
lo adaptativo y real
Los suaves años humanos.
Suelo dormir con alumnos de arte
en una
gasolinera abandonada
escribiendo para los moradores de la
superficie
largas
cartas de ciencia ficción
y
cuando las anfetaminas
aumentan mi claridad de pensamiento
se la
chupo lentamente
a
galgos vagabundos en los maíces
ensayando mi sonrisa de bienvenida.
También leo la mano de los negros en
los
hoteles
e
inyecto sangre de buitre a
bailarinas yugoslavas
A veces
escribo.
Sólo me
dedico a eso
Me
gustan las bañeras con
carácter
Sumergirme en ellas
Y
cantar a los países
Proscritos
Estas son las
postales insuficientes de mi
holocausto y mi camorra.
Ojalá me pongan en las escuelas
de
Georgia
del sur durante los
últimos
días
de la
Tierra.
3
Mi abuelo cantaba mis poemas
era un
juego adictivo
era un
bochorno que merecía la pena
así que
empecé a fumar caballo con él
le
invitaba
con su
dinero
y lo
vestía de novia temible
era
fácil entusiasmarle y besarle
en la
boca, meterle la lengua.
Como
siempre me dejaba hacer
lo que
quisiera
yo lo
que quería era una buena pelea con él
hacernos justicia en el monte
conseguir una buena historia
él me
dijo: sálvate con los poemas
el
resultado fue que me pegó su bronquitis
crónica
y nuestro amor se hizo
más
rápido y bueno,
desde
entonces
nos
sentábamos en el porche
pensando en nuestra vida y
era yo
quién le limpiaba el culo
para
que se viera mi talento
ante la
familia
y el
que lo bañaba por las tardes
con una
sospechosa
lentitud alucinante.
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