En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



sábado, 21 de marzo de 2015

POEMAS DE SIMÓN ZAVALA GUZMÁN

Simón Zavala Guzmán





EXTRANJERO DEL PARAÍSO




He visto con ojos desmesurados los restos
de tantas palabras
palabras llenas de neón que venden todo
inclusive la sensibilidad y el destino
uno queda reducido a ser un musgo en medio
de tanta cromática anárquica y relampagueante
como un esclavo queriendo descifrar el maleficio
que lo degolla.

El cuervo de Poe encandilando mi corazón
hunde su pico afilado
no hay una superficie y uno no sabe
qué víspera le cae sobre la vida
qué violento arrebato le rompe la ternura
el atavío
la urdimbre del cerebro.

Me siento como un demente cuerdo que quiere
salir a rajatabla
del orificio que me hunde
en un sombrío estigma
que quiere echar sus palabras en desuso
vomitarlas como heces de algún ladrido amargo.

El smog va poco a poco ennegreciendo el
pedazo de sueño que todavía me queda
dulce me afano por desnudar mi encrucijada
mi torpe anatomía astrológica pendiente de la
suerte
el calor de mi luz dentro de tanta luz de
oropel.

La vida se me enerva con todos sus
cuchillos

- la herida sólo transcurre –

digo: dónde está esa palabra presagio
                                                                                                 
cómplice de mis instintos
en qué cansada pesadilla la abandoné
para que nunca lea ni observe mi epitafio
para que ya no sienta el rumor caudaloso
de mi voz interior
desgastándose
desgarrándose entre las navajas lumínicas
de las malolientes y grises avenidas
de esos zócalos de muñones que se llaman ciudades.

Ahora, me detengo. Quiero estar seguro de
 este nueva despedida pálida y soterrada
como un búho aterrado miro esas enredaderas
de colores
esos destellos rojos azules verdes amarillos
violetas
que brillan como afilados dientes intermitentes.

Todo es un laberinto
un bullir erizado de látigos que envuelve
el cuerpo de la marejada humana
con miles de tentáculos en el escalofrío
anónimo.

Sé que las palabras verdaderas tienen
distintos tiempos
variados alfabetos sílabas elocuentes
y nunca se extraviarán. Y sé que ningún cadáver
absurdo las lleva con su muerte anodina.

Esas palabras viven
sudan como su dueño
laten
se excitan
son vestigios eternos
son para siempre
profecías pendientes
videncias.

Rompo este garfio hosco que me ha tenido
atenazado
al zoológico de cristal
                                                                                                      
y escribo este memorial limpio
casi nostálgico
estúpidamente necrológico
seguro de que soy
aún después de este estremecimiento.




RECONSTRUCCIÓN DE LA VERDAD



Espejo de lodo la mentira
todo lo que ella arguye
inventa
escupe
sirve para tapar el sol con el dedo
meñique.
La verdad
la pobre y huérfana verdad
siempre tendrá la estatura de
una desconocida
pero no será un cadáver de mármol
velándose entre gusanos.
Por eso uno piensa que en la claridad
de los sabios
hay un sol más hondo
donde los seres aparecen realmente
como son.
La verdad es un rostro de cristal
cuerpo tibio de mujer.
La verdad tiene un sitio
por donde se puede respirar aire libre
llega como inconmovible fruta
llena de olas
y ahoga en su momento a tanto
mercader
a tanto mono de organillero
a tanto político de subasta.

                                                                                                                         



ADVENIMIENTO

                                                             
Uva de la razón
ardiente perturbación de los sentidos
cuando bebo tu sangre de milenios
adormecida añejada húmeda de frescura
precipitada en tiempo de presagios
crecen mis alas y mi lengua viaja
por todos los vericuetos del recuerdo


se alza oloroso el amor y brota el desvarío
el cuerpo de ella es la pesadilla y el asedio
la obstinación la savia del deseo


la palabra rompe todos los miedos
se desata como un desconocido vendaval
que corta el hilo de la imaginación
verbos  sujetos sustantivos
se crispan frente a la realidad de este
otro sueño
la palabra es un cristal estremecido
un relámpago
una resucitada mordedura.


Uva de la razón vino de la ternura
corres en mi cerebro con un galope
de ángeles
siento tu delicada cepa
tu luz que me encandila
me atrapas con la alucinación
del goce presentido
y regreso brasa y cicatriz
fuego y ceniza
sobre el filo de un único silencio
poblado aún de tantas voces
huesos de tantas muertes
me reencuentro en mi sin razón
sangra mi cántaro
la memoria me llena de avatares
                                                                                                                    
y voy trastabillando
hundiendo casi sombra
mis pies sobre la madrugada espesa
y turbia
con otra lucidez a cuestas
en medio de un vuelo terrenal
que me eleva.





FLOR DE AURORA


                                                        Que la paz se haga en Colombia



Aunque a estas horas tus ángeles deben
estar llorando la muerte de tus hijos en la orilla de alguna
maldita fosa colectiva
donde los hijos, los hermanos, los padres, los abuelos,
son solamente huesos anónimos cubiertos de su
desventura aún temblando
tú estás firme increíblemente firme abrazada a tu luto y a tu dolor
como una madre llena de Dios esperando que  algún día
transite  la esperanza que hoy es solo una sombra fugaz
en tu retina;

aunque no quieras mirar el reflejo de luz del corazón de todos
esos  niños asesinados
porque te duele mucho el vientre que parió con dulzura
todos tus muertos
y recuerdas las calles por las que su alegría tenía un sol en
las manos
y cada uno de ellos era una flor de libertad para una nueva
Colombia;

                                                                                                        
aunque a estas horas el silencio sea para ti un grito
incontenible
vaciándote el destierro al que te han condenado los que
viven diariamente para la muerte
los mercenarios que  quieren  convertirte  en extranjera en tu propia
sangre
para que  no sigas luchando por la paz que el tiempo con urgencia
reclama
los que roen agazapados y  desde las alcantarillas te acosan
                                                                                                  

para  romperte en jirones  el valor con el que sobrevives
deshecha pero fuerte
inmensamente fuerte con tus sueños posibles
indoblegable,

que se pudran todos los destajeros del crimen y de la
violencia
porque al frente de todas las tragedias
una mujer una madre una hermana una abuela
colombiana
en el instante en que el balazo surca traidoramente
para convulsionar  la música de su alma
tensa el arco del amor guarda la lágrima
separa las ausencias
y se levanta como agua cristalina y fresca
abre tiernamente los brazos para las resucitaciones de los hijos
y besa el  lúdico amanecer que  trae un pan inmenso
y generoso
y una nueva memoria
para esa Colombia
que Bolívar soñó lúcidamente en su delirio sobre el
Chimborazo.  




lunes, 16 de marzo de 2015

POEMAS DE JOSÉ IGNACIO RESTREPO

José Ignacio Restrepo, Colombia




EL JUEGO DE ESCIPIÓN



Una correa de ascenso
para criar ideas espectrales,
que van descendiendo del pecho hasta los pies,
mientras se refleja el recuerdo en cosas diagramadas
y traza sobre mis ojos coordenadas
que liberan su deseo de verte,
 un cronograma, un menú de opciones simples
que debas estudiar quizá dos veces
para llegar después a la ventana
y saltar cual pájaros alumnos,
sobre todo lo dejado por contraste
y el recuerdo divino de lo dado...
 Tengo recuerdos de violencias imborrables,
infligidos a mis ojos en los otros,
que mi formación y mi sentido de la decencia
no han podido ni querido borrar,
pues mi bien más inefable es la memoria...
Tengo llagas curadas invisibles,
que ahora mismo son rastros de lagos
que secaron cada gota de bien
convirtiéndolos en mansos terciopelos,
de negro y sangre,
de arcilla y diezmo en los dedos
cada que bien entro a este pasillo donde todo vive,
replegado de la luz a las paredes...
Tengo una riqueza que no gasto,
una porfiada que apenas comparto,
brillante, nívea, hecha de recuerdos,
donde mora vivo el dolor de lo que fue,
diciéndome al oído
quizás llegue mañana lo peor,
quizá mañana,
cuando no esté rodando
tu preciosa correa de juguete
que pone dientes a las muecas bocas
y fechas olvidadas
para que juegues a contar con la memoria...




RENUNCIACIÓN



Verdes banderas
del suelo atrincheradas,
llenas de miel,
con mi pegado aliento
de insufrible humano,
secado el llanto de infames torceduras
que se llevaron todo
hasta el respeto,
dañados por el humo, por la prisa,
nuestros sueños profanos
sin un cansancio previo revejidos,
con arrugas larguísimas,
sedientas,
durmiendo en nuestras manos,
adoleciendo de norte y de conjuro
para ser repatriados una noche
a ese legajador de lo probable,
tan vacío de búsquedas
y fines...

Verdes banderas que acobijan todo
incluso lo nefando,
lo desértico,
lo perdido por gula,
guerras rameras contra todo
mandadas con su bula genocida,
estandarte capaz de darnos frío
pues desata la peste y los peligros,
cuando por vientos nobles
bulle quedo,
diciéndonos a todos que no es tiempo
de buscar responsables
o parirlos,
los segundos que quedan son audibles
en ellos viaja el viento,
sus quejidos,
despertando cerebros,
combatiendo con fuego y maremotos,
nuestra insana pereza
para hacer un hogar
en este reconquistado paraíso...





SENTIR SIN VER




Nuevamente cierro los ojos,
los aprieto fuertemente
hasta hacer de ellos la concha
que hace tiempo dejé viva en el mar,
porqué en mi mano vida no tenía,
y ya no puedo abrirlos cuando quiero,
mariposa feliz,
amor apaciguado,
tierra firme, nácar de agua
para mi sed de sales 
y mi odre roto hace mucho...

Otra vez suelto el mendrugo
antes de poder comerlo,
y el rasgo de apetito portentoso
que aciago me visita,
no deja noticia suficiente 
para que dulces instintos que otros tienen
en mi hagan árbol de semilla,
y destierros me llegan tras seguirme
por dos huellas apenas,
por dos horas insignes perdidas
llegan sin solapa alguna
las perdidas recobradas penas,
porque destinos tienen las cortinas
de tapar la luz y de mostrarla,
pero con el oscuro afuera
no abrirlas basta
para que luces de ayer 
atrás alumbren,
venidas jornadas miserables
tras vívidas marchadas
minutas de nadie...



domingo, 15 de marzo de 2015

POEMAS DE JUAN PABLO MAÑUECO

Juan Pablo Mañueco, España





1. Del libro: Guadalajara, te doy mi palabra

 ARRIACA Y VICTORIA, AMO Y AMARÍA.



  
Está, esté, estuve, estaré y estaría.
Si partiese de Arriaca, volvería,
porque mi amada eres tú y mi porfía
y mi anhelo y la calma que quería.

Amo, ame, amaba, amaré y amaría
a María, la amada que, entre todas,
vence muy por encima de las modas
sin cuya Victoria mi alma ancla fría.

A ellas, mi luz, mi bien, mi amor, mi vida…
desposo como esposas de mis bodas,
sin las cuales mi ser perecería.

Musas que me inspiraron estas odas.
Seguro al punto las aceptaría
a las dos, por esposas y por brida.

Tales son, para mí, Arriaca y María.






2. Del mismo libro "Guadalajara, te doy mi palabra"

AL FUERTE DE SAN FRANCISCO, CONVENTO, EN NOVIEMBRE.               
(Liras en espejo)




No tanto es bravo el Fuerte
de San Francisco como el de Asís santo,
pues más a fe convierte
-y su tronar en canto-
Fuerte alzado claustro, ajeno a espanto.

Emboscado en sonoro
soto frondoso, sólo esa batalla
campal -que busca el oro
de otoño cuando estalla-
cuanta urda cenobio es, tras su muralla.

Trenza la torre blanca
gótica silueta esbelta hacia oeste,
que en suave otero arranca.
Convento en loma acueste
su cuadrado, asomado a azul celeste.

Cuerpo gigante escoge
nave inversa: alta quilla, nervios cruza
cual remos que recoge
la fe en fieles, y aguza
remada ola hacia el ara que entrecruza.

Bajo ábside, la cripta
ducal del Infantado -ocho pilares
y cúpula que encripta
urnas rumbo a otros mares
bogando sobre mármol rosa-, hallares.

Sal luego fuera, andante,
y sigue tu camino peregrino,
que en el Fuerte, un instante,
de San Francisco, opino,
viste, dulce de arte y triste en destino.

            * * * * *

Curva amplia en remolino
tiende senda lenta zigzagueante,
como un viento opalino
blanco, azul, verdeante.
Tal la vuelta y el sino, vida y viajante.

Si atrás quedó la cripta
y las urnas sin aliento que mirares,
también llevas inscripta
dura huella que en ti hallares:
mes a mes, senda a senda, mar a mares.

Cóncava escaramuza
cada curva de senda y vida acoge,
que la fortuna azuza
en quienes rumbo escoge,
fe, fuerza y fibra luego lo recoge.

Lejos -dejando estanca
la gótica y fuerte conventual hueste-,
comenzará más franca
pugna vital y agreste
entre el destino y lo que liza geste.

Ahora ya el tesoro
dorado de las hojas en que estalla
noviembre, ocre y canoro,
el todo soto raya
en suelo acicular, dentada playa.

No es tanto bravo el Fuerte
como pajizo en ramas y albo en llanto.
Quedo anda. No despierte
tu paso algún quebranto
a convento, iglesia, nave, hoja o manto…  





3. Del mismo libro "Guadalajara, te doy mi palabra"

SONETO DOBLE AL BOSQUE DE LA HUERCE Y SUS DANZANTES
                                        

I


Mi alma peregrina viene hasta La Huerce,
paz busca, quietud quiere, ancla sosiego
en Sierra de Alto Rey a la que llego.
Calma a natura y unión a bosque ejerce.

Encinar, robledal, pinar y alerce
placidez dan, tinta en madera y espliego.
Tronco amo, copa bebo, raíz riego.
Sólo beldad de bosque me coerce,

de modo que, a poco que yo me esfuerce,
surtidor de este sueño en lanzas firme
quedara erguido en goce convertido.

Deseo a tu calmo sonar asirme,
pues noto más tu urbana aura ceñirme
que de ciudad agreste el turbio ruido.


                    II

Sigilo esmeralda pronto dulzaina
corta al bosque, y seco toque de palos
topan danzantes que izan a intervalos
espada en leño, talada a su vaina.

Cada uno, dos bastones desenvaina
cortos. Con fajín grana, negros halos
visten. El tambor brinda sus regalos
al bregar de tantas tozas. No amaina.

Saltan hacia lo alto tirando tajos
que troncos contrarios al punto paran,
luego en las honduras buscan atajos

si espadas adversarias les dejaran.
Uno a uno, a dos, cuatro… Ocho, altos y bajos,
al final, vencedores, se abrazaran.




4. Del libro "Castilla, este canto es tu canto. Parte I". Largo poema de 2300 versos en liras, que canta la Historia de Castilla desde el año 711 hasta 1499, con atisbos hasta el siglo XXI.

Versos iniciales del Canto:


I. El nacimiento (siglo VIII). Antiguo clan que octavo a nuevo adujo




INTROITO


De hondo e interior venero
que en cascada entre piedra y musgo brota
no es Cadagua un reguero
que porte escasa gota.
Un mundo en murmullo ya en su agua flota.

Río en Valle de Mena,
que entre las rocas corres, ríes, saltas,
mojando toda la escena
de las praderas altas,
pedrizas y peñascales que asaltas…

Naces por cataratas
y por escalones y rocas verdes,
que tapizas con natas.
Riscos a los que muerdes,
hisopas con gotas, luego te pierdes

hacia sendas, caminos,
y sierras, a los que tu cabo de agua
les forja suerte y sinos;
Al cabo, tú, Cadagua
-cabo de agua-, eres del valle la fragua.

¿Sabes que vas a oírte
no sólo por abrir cauce ruidoso?
Mejor podrás sentirte
en el son más frondoso
de lengua que emana en tu lar brumoso.

Afluyen por las grietas
hervores de manantiales sonoros.
Trovas dulces, secretas
musitan sus tesoros…
Y, a su voz antigua, tu agua une coros.

Aún no oyes juglares
por este lugar calmo y sosegado
tañendo sus cantares;
pero, al bosque abrazado,
silba un idioma naciente, que ha llegado.

Ni escuchas las canciones
de amor, de amigo, de gesta y alborada,
mas nutre tus rincones
voz recién aflorada
que pronto entone copla bien rimada.

Cantábrico al que corres,
Cadagua, es bárdulo y caristio ponto.
De octavo siglo, torres
vigías crecen pronto
en castros leves, cuya faz remonto.

Breves castros -castillos
son llamados-, y a los desfiladeros
les tapan los pasillos
hacia el Castro de fieros
Bárdulos -Castrum Vardulies­- primeros.

Así, de Castro Urdiales
y Laredo escalan rocas de Mena,
por sellar los portales.
Que invasión sarracena
toca el Ebro. Cada fortín la frena.

Prerromanos nativos,
hispanorromanos y visigodos
-del islam fugitivos-
refugio en los recodos
de Bardulia hallan, obran, pueblan todos.