En el presente blog puede leer poemas selectos, extraídos de la Antología Mundial de Poesía que publica Arte Poética- Rostros y versos, Fundada por André Cruchaga. También puede leer reseñas, ensayos, entrevistas, teatro. Puede ingresar, para ampliar su lectura a ARTE POÉTICA-ROSTROS Y VERSOS.



jueves, 25 de julio de 2013

POEMAS DE JUAN ALBERTO ÁGUILA PÉREZ

Juan Alberto Águila Pérez, Chile




UNA ERA DELICADA.





Pasamos por una era delicada
.............e intentamos febrilmente alcanzarnos
para comprar un pan con mortadela
................. .. .. .. ......un jugo y un cigarro
pasamos alcanzándonos pa todo
c
..a
....b
......a
........l
.........g
..........á
...........n
.............d
...............o
................n
..................o
....................s

................en esta labor tan laboriosa
en las orillas del abismo
miramos sintonizando radios
moviendo las antenitas
cubriendo todo con el saco roto del olvido
(aquí va el espacio dejado por el tiempo)
amanecemos amarrados a la cama
malabariando los esfuerzos
......corroídos por la derecha
........................y por la izquierda
y por arriba y por abajo
sintonizando las orillas imposibles
contemplándose en el humo del cigarro
en el jugo/en el pan con fiambre
acabando en un febril esfuerzo de alcanzarlo todo
y demases

porque una plantita a mí me necesita
le regalo el Co2 de mi fumadera eterna
y me regalo el alquitrán a los pulmones
le regalo las cenizas a mi abuela

 
y el orgullo agujerado por mil partes

estamos tapados hasta el cogote
hasta las cachas en el saco inmundo del tiempo/y del olvido
.....................lamiéndose las partes
................jugando la trifecta
......................y llegando placé
creando haikus al olvido
(si/a ese/en este espacio dejado por el tiempo)
........"montando alas

.............con el sufriente viento

.......................las flores callan"
/cuando paso escribiendo por su lado/
amarrando sus recuerdos/en la pluma intergaláctica de mi pendrive
armando carrocerías oxidadas/juntando papel con sangre
anfibia humanidad croando en todas partes
cuando está cantando gardel/cuando hay que quedarse piola
siempre grita
¡humanidad gritando en todas partes!
en los pensamientos sexuales de tu abuela
o de la mía
(que el diablo la tenga en su magro reino)
es que pasamos por una era delicada
esa fuckin nueva era/new age/como le digan
y al final lo único que queda claro
es que no soy compatible con acuario
y que los cáncer afectarán a mis pulmones
que seré feliz comiéndome un pan con chancho
y que atragantado
solo/con el vaso vacío del jugo a mi lado
terminaré muriendo antes que mis padres
(da lo mismo/el cigarro igual terminaría matándome)
..............................
                                                                      
porque
...................pasamos
..........por
................................una
....era
....................delicada




(SIN TÍTULO)



La poesía nuevamente está perdida en ti
y yo la busco.
Parafraseando a Dalton, a Whitman,
a Benedetti incluso.
Y no me ayuda saber de memoria el canto II
y recordar a Cortázar
mientras subo/bajo escaleras.
A lo mejor está/estás en el collar de perlas antiguo
de la señora que recorre lenta la avenida Pedro Montt,
en el basurero donde tiré esa nota que pensaba dejarte en la almohada,
o en todos los versos que ido borrando mientras te busco/escribo/veo el tiempo
que llevo olvidándome entre tu galaxia de lunares.
Y sí, es verdad,
lo que sobran son poetas y lo que falta es poesía,
o lo que falta en realidad es naufragar sin sentido entre unas piernas,
morir, morirse pequeñas veces,
ahogarse las ganas en un sudor ajeno.
Y busco/busco/busco,
te juro que busco,
llevo ya muchas tardes buscando
entre piezas oscuras, humo de cigarros mal apagados,
unas tazas de café inextinguibles.
Y entonces, al final,
dejaré este poema un día cualquiera por debajo de tu puerta,
imaginando desde ya tu cara de sorpresa al abrir
y leerlo bajo el umbral
sin saber muy bien de que se trata todo esto.




BUSQUEDA



Intentaba a veces buscarte en un verso,
en una palabra,
en una radiografía que encontré caminando por afuera de Salvador.
¿Te acuerdas?
De esas caminatas eternas sin un sentido aparente,
y las ganas
de colgarse a un árbol forestal y parecer por un segundo niños.
Yo me acuerdo de tus ojos,
y de tus manos,
agarrándome urgente para atravesar la calle,
del paseo Huérfanos con Ahumada,
imaginando autos,
perseguidores implacables,
y de las micros,
y los relojes,
del grande de San Francisco y del pequeño de mi cuarto,
de la presión atmosférica,
de una señora con paraguas,
de unas palomas.
Y como te burlabas tú de las palomas,
deberían ser el ave nacional decías,
no he visto ningún cóndor pero sí miles de palomas,
alegrando ancianos, persiguiendo perros te decía,
amanecen contigo las palomas,
amanece todo contigo, continuaba,
es que te extraño extraña y extraño también tu olor a medianoche,
y tu olor a tarde,
y a columpios,
esos malditos columpios que tienen balanceando a tu sonrisa,
y a mis llaves.
Se llevaron contigo algún rastrojo mío,
no lo encuentro,
de verdad,
te buscaba entre líneas,
y si no te encontraba tiraba más y más líneas,
quizás tomaba un vaso de vino,
o conversaba con alguien,
pero en realidad siempre te estaba buscando,
es que estabas, en verdad estabas,
en los titulares del diario,
en los obituarios,
en las palabras,
en mi ducha,
nadando al fondo del café,
en la música.

¿Te comenté alguna vez que intenté buscarte en un verso?

domingo, 21 de julio de 2013

POEMAS DE ALPIDIO ALONSO-GRAU

Alpidio Alonso-Grau, Cuba
(Fotografía cogida de Artepoética-Rostros y versos)





TALA

Decir alguna vez: con el follaje escribo, las ramas son palabras de una música ausente que el poema repite a pesar tuyo. Decir: oye al deseo. Y aún después, mirando hacia lo lejos: detrás de aquella luz humea un pequeño bosque, y más allá, quedan los vastos almacenes del tedio, las naves del desahucio, las interminables carreteras donde en verano ves amontonarse cuerpos que hacen señales en otro y en el mismo sentido de tu ruta. Decir alguna vez, mirando la ceniza: no hagas caso del gris, todo no es más que brillo amontonado. Y luego, frente a un nudo de hojas que derrama en el vuelo toda su triste levedad de colores: encanto del instante de aquello que se alza.                                                            
Ser lo que cae, alguna vez decir.





MANCHAS

Las vio Publio de niño —en noches de castigo— respirando el olor delicado de los heliotropos. Desde la cama las miró Pancho de Oraá, saliendo una de otra (máscaras de la fábula), componiendo en el techo el rostro de otros seres. Terror de Eliseo Diego una tarde en el muro, que ensimismado, el pobre, mirara sin saberlo los ojos de la Muerte. Las vio Martí en el sol del desagradecido, y nunca fue tan hondo su deseo de luz. Noé delirante a bordo de su arca, las presintió Arturo Corcuera en Santa Inés y terminó diciéndolas en una de sus églogas. Como sombras dejadas por las bocas de sal, las contempló espantado Reynaldo García Blanco, y no quedó otro término que ponerse a rezar. Manchas por todas partes, dibujos que humedecen y engañan tu memoria, acaso simples figuraciones del cariño, utopías del deseo, cosas que sin remedio ante tus ojos se pudren y aun, a ciencia cierta, no logras explicar.




EL TIEMPO ENEMISTADO

El tiempo enemistado transcurre en el umbral de un tiempo que en el deseo es otro. Instantes hilan márgenes sucesivas de abolida floresta. ¿Alumbran venideros días horas que huyen? ¿Una luz trinadora repasa antiguos fuegos? ¿Envía luces en su vuelo el pájaro? Algo se fuga hacia miradas que todavía no son. Escapan noche adentro voces. Tantea bordes el deseo. Lo hondo ve venir.




PAVESAS

Yo vi veleros en tus ojos; vi animales y cuencas de un errante verdor sin pronunciar. Había un camino de limpios soles. Una hilera de árboles era en tu mirada una hilera de árboles que se alejaban y a su manera repetían un idéntico adiós. Vi ardiendo pastizales. Vi un niño haciendo señas con un girasol mudo. Vi cuerpos anegados braceando en la memoria de un paisaje sin tiempo.
Y entonces comprendí

viernes, 5 de julio de 2013

EL HUELLÓN CENTENARIO DE HÉCTOR ZÚÑIGA ROVIRA

Miguel Fajardo Korea




EL HUELLÓN CENTENARIO  DE HÉCTOR ZÚÑIGA ROVIRA

Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Omar Dengo,
Universidad Nacional de Costa Rica



            (minalusa-dra56@hotmail.com) La vida me ha permitido ser un puente del espíritu entre la obra cultural de varios artistas y su edición impresa. El caso del Ing. Héctor Zúñiga Rovira, Liberia, Costa Rica (1913-1995), lo recuerdo con particular simpatía, sobre todo, cuando se celebra el centenario de su natalicio. Él se graduó como Ingeniero Agrónomo en 1937.
            El Ing. Héctor Zúñiga Rovira ganó el Premio Nacional de Cultura Popular en 1993. El 16 de setiembre de ese año ingresa en la Galería Nacional de Cultura Popular Costarricense. En 1995, se inauguró el parque Héctor Zúñiga Rovira, el segundo más importante del cantón de Liberia, también conocido como “El pulmón”, sitio público, muy popular, donde los habitantes  acuden diariamente a practicar ejercicios físicos.
Cuando la Asociación para la Cultura de Liberia y el Concejo de Liberia (1990-1994)  me buscaron para que investigara y sistematizara la obra musical de don Héctor, sentí un enorme halago y una inmensa responsabilidad.
Producto de un año de trabajo resultó el libro de mi autoría, intitulado “Héctor Zúñiga: palabra y canto(1993). San José: Zúñiga & Cabal, 1993: 120 páginas. Un gran soporte para concretar dicha obra fueron: la Licda. Mélida Obando Viales, el Lic. Hugo Zúñiga Clachar y la arqueóloga Patricia Salgado. Portada e ilustraciones de Raúl Zúñiga. El editor fue Francisco Zúñiga Díaz, de grata memoria.
            Siempre agradeceré a don Héctor su irrestricta adhesión y confianza intelectual para que yo  realizara la investigación de su obra. Para el Ing. Héctor Zúñiga Rovira, Hijo Ilustre de Guanacaste, el alma y el espíritu siempre están abiertos, porque él fue un cantor cósmico, forjador de conciencia infinita e histórica. Su canto creador, devoción de Guanacastequidad.  Pan eterno.  Hijo pródigo de un Guanacaste que piensa.
            El texto antológico incluye 60 canciones, escritas desde 1928 hasta 1993, es decir, comprende 55 años de su producción artística. De ellas, 56 escritas y musicalizadas por él.  Además, compuso la música a piezas de otros artistas.
 Una particularidad del libro: durante una sesión que tuvimos en su casa de habitación, en Sabanilla, tuvo que recordar 18 piezas, casi olvidadas.  Al final, me dijo en tono exhortativo “Fajardo: póngale puntuación a esas canciones”.  Ante mi resistencia  inicial, me conminó: “Lo que usted haga está bien para mí”. Desde luego, terminé colocándole la puntuación a dichas canciones y así están registradas en el libro, el texto más completo que existe sobre su producción y aporte musical.
            Además del libro, he publicado dos artículos, a saber: “Héctor Zúñiga y su canto ineludible” (Periódico Anexión, julio de 1993: p. 10) y “El legado infinito de Héctor Zúñiga” (Periódico Anexión, marzo-abril de 1995: p. 24). Asimismo, el poema “Palabra y canto” (1993: pp. 7-8), cuya versión final “Héctor Zúñiga Rovira: palabra y canto” se encuentra en mi poemario “Casa Guanacaste” (2010: pp. 56-58).
            Asimismo, Liubov Sliesarieva publicó el cuaderno “Peña Bruja” (San José: Ediciones Zúñiga & Cabal, 1993: p.44).  En él se recogen 21 canciones, así como la producción del casete, grabado en los estudios de Radio Universidad de Costa Rica.
            Casó con doña Claudia Salgado, con quien procreó a sus hijos Sandra María y Joaquín Bernardo. Su inapreciable núcleo trinitario. La vida de don Héctor fue plena e intensa.  El gobierno venezolano le confirió “La Orden Andrés Bello”, en 1978.
             “Amor de temporada” es la pieza que más gusta, la de mayor fuerza popular. Otras piezas predilectas por el público son: “Están yeguando”, “El burrro ΄e Chilo”, “La muerte del sabanero” y “El huellón de la carreta” que fue su punta de lanza.  Esta pieza contextualiza, en su primera estrofa,  cómo se escribió la canción.
            La triada nucleadora de los ejes temáticos en el acervo musical de Héctor Zúñiga: hombre/ campo / amor.  Otro nudo de significación es la dicotomía hombre / caballo. Él escribió el himno del batallón bancario y la pieza que se utilizó con motivo de los VIII Juegos Deportivos Nacionales, en 1984.
            Las composiciones del Ing. Héctor Zúñiga Rovira, su legado infinito para todos, constituyen un riquísimo material para estudios lingüísticos  acerca del español de Guanacaste. De hecho, la versión de él como informante, amplió dichos registros.
            Sus letras permitirán, a no dudarlo, confrontar situaciones, deslindar tópicos.  Cabría analizar, por ejemplo, perspectivas sociológicas, arqueológicas, o bien, la tipificación de la hacienda ganadera.  Igualmente, una visión histórica evolutiva del Guanacaste eterno.
            En su momento, don Héctor confesó su admiración por el Prof. Jesús Bonilla Chavarría (1911-1999), José Luis Perales y el clásico Johan Strauss. Del primero editamos el libro “Jesús Bonilla….dimensiones” durante el centenario de su natalicio. Igualmente, adujo que dos de sus piezas predilectas fueron “Estampas de mi tierra”, 1940 y “La muerte del sabanero”, 1945. He aquí una de las fotografías del Ing. Zúñiga Rovira.

Héctor Zúñiga Rovira


En “Amor de temporada”, pieza clásica del repertorio musical costarricense, incorpora un tema infinito de su producción “Morena de mi vida, te vengo a cantar mis penas”.  El tema de la mujer es recurrente en varias dimensiones. El cantor desnuda sus penas, por eso, “los botes se mecían, asidos a sus amarras”.  Compuesta alrededor de 1930, esta pieza se agiganta en la memoria histórica del país y trasciende para afirmar el espíritu de la identidad nacional.
            “La muerte del sabanero” recupera un temario dentro de nuestra herencia: “un bien sabanero, que va exponiendo toda su vida, por serle fiel a la tradición”. Da vida, levanta el vuelo de la segunda muerte que es el olvido, a un hombre mítico, Camilo Reyes: ¡Y viene un toro muy bueno, Camilo Reyes lo va a montar”. “Gritó por última vez al dejar la vida, el héroe de esta terrible historia”, cuya muerte acaeció el 7 de enero de 1936.
            “El huellón de la carreta” muestra dos temas, la amalgama caballo-jinete, fundidos en un solo elemento “mi caballo es en mi soledad, mi compañero”.  Luego, recurre a un elemento infinito “La luna alumbra ya el huellón de la carreta”. Por otra parte, traslada el efecto hacia el plano afectivo-sentimental “para calmar yo la traición de esa coqueta, no te he jalado ni la rienda pa΄ llorar”. Los paralelismos hombre, caballo; carreta y mujer son muy singulares.
            “El burrro ΄e Chilopresenta un mejoramiento obtenido, es decir, una visión positiva dentro del tema circular, eterno de la mujer.  “Hay morena mía, sabanero soy, porque en esta vida que todo es dolor, solamente vivo por tu gran amor”.
            “Visión de la pampa” es una ofrenda a la búsqueda de libertad por oposición.  “Lo vi ensillado de bozal pasitroteando, su libertad había perdido el animal”.
            “¡Oh, Murciélago!” es una identificación con la geografía, con el paisaje hermoso con que la naturaleza destinó a Guanacaste.  El cantor se extasía y se llena de fulgor. Es como un filme irresistible.
            “”Playas del Coco”.  Aquí, el cantor desborda su estro para bendecir este pedazo de Dios, Tierra, Mar, con añoranza, pero con identidad “era una pampa abierta donde el destino/ marcaba el paso de una generación”.
En “Amanecer pampero” existe una imbricación intertextual cósmica, el vuelo del amor, sin fronteras, sin arrecifes, pleno, vital, auténtico “y en el aire va cabalgando el amor”. Los sustantivos aire y amor se funden en una cabalgata mitológica, entrelazados, porque “en el ambiente/ alegre va ya naciendo el amor”.
Una particularidad dentro de las letras que escribió el compositor Héctor Zúñiga Rovira es la plenitud lexical, de raíces plenas con su Guanacaste infinito. Solo para ilustrar, citaré varios términos que, por contexto léxico, merecerían un estudio de núcleo, por sus connotaciones y denotaciones, por ejemplo: sabaneando, rejego, nochar, arriador, vaquear, polca, trote, enjoscada, huellón, ojochal, maizal, bramar, clarear, hojas chiguas
            Destacamos, paralelamente, las palabras motivadas o de transparencia sígnica. Hay una necesidad humana de motivación y a ellas obedece la etimología popular. Dichas motivaciones y deseo real de incorporar la vida de las palabras dentro del alma de una canción le confiere fuerzas semánticas, las cuales pueden rastrearse en términos, tales como: tamal, burro, sabanero, llanura, estrella, noche, silencio, crin, baya, sol, carreta, estero, paisaje, lucero, mar, diana, fiestas, guaro, luna, abril,  playas, marimbas, guitarras, verano, peones, regreso, alma, amor, memoria, vida, penas…
            Numerosos recursos estilísticos en el campo de los tropos –formas-: metáforas, símiles, reiteraciones, dicotomías, rupturas del sistema, oxímoron, epítetos, entre otros, hacen de la obra regia de Héctor Zúñiga, un documento vigente dentro de la memoria colectiva del ser costarricense y de la Guanacastequidad.  Su canto así lo testimonia. Por ello, su canto, que es su mejor biografía, es ineludible.
                        La edición de un millar de ejemplares del libro que escribimos hace 20 años sobre Héctor Zúñiga se encuentra agotada. Valdría la pena una segunda edición actualizada. Dejo la inquietud a los organismos culturales respectivos.
La obra musical de Héctor Zúñiga es un vuelo lírico, infinito, cósmico, espiritual. Es convergente, clarificador.  Depositario de una tradición con los más altos ideales del ser humano.  Él fue un hombre dueño de sí mismo, quien, con su música,  obsequió el pan de los dioses para disfrute del espíritu humano abierto.  Sé que Héctor Zúñiga continúa cabalgando. Así fue él: desafió al destino, al tiempo y a la vida.
En el centenario del natalicio del compositor costarricense, Ing. Héctor Zúñiga Rovira (1913-1995) sé que todo el país canta, en algún momento, alguna de sus piezas.  No importa cuál.  Su pasión y su vibrante voz sacuden lo anodino.  La pampa continúa recibiendo sus cantos infinitos.
Don Héctor jinetea en su pampa la canción de amor.  Rasga su guitarra para marcar los caminos de la vaquiada, la fierra de los sueños.  El Tempisque desborda sus aguas de silencio para llegar a Dios. 
Mientras tanto, nuestra tierra sigue amarrándote los pies para el regreso, desde tu canto, para la vida.  Tu canto ineludible.  Tu palabra y canto infinitos, porque la albarda o la polca rompen el fuego de cada corazón sin asombro. 
 Muchas antologías incluyen las canciones de don Héctor. Igual lo han hecho diversas casas disqueras. Se puede accesar sus audios musicales en  la Internet.
Don Héctor, repito lo que alguna vez escribiste: “Ante Dios yo me arrodillo para orar”.  Descansa en paz, pero sigue cantando. Infinitamente.

Lic. Miguel Fajardo Korea (Costa Rica)
Correo electrónico: minalusa-dra56@hotmail.com


lunes, 1 de julio de 2013

La invaluable producción cultural de Carlos Arauz Ramos

Miguel Fajardo Korea, Costa Rica





La invaluable producción cultural de Carlos Arauz Ramos


Lic. Miguel Fajardo Korea
Premio Omar Dengo, Universidad Nacional de Costa Rica

           
(Correo de Costa Rica:  minalusa-dra56@hotmail.com). La literatura costarricense y la guanacasteca, en particular, registra un nombre de un trabajador de la cultura sin horario.  Él ha ido forjando una sostenida producción intelectual a lo largo de muchísimos años, donde recoge el quehacer de algunas de nuestras manifestaciones populares más importantes.  Nos referimos al Ing. Carlos Enrique Arauz Ramos, quien nació el 11 de noviembre de 1947 y es oriundo de Nicoya, Costa Rica.
            En su familia hay genes bien marcados dentro de las letras del Guanacaste Eterno, entre ellos, su padre Pedro Arauz Aguilar. Carlos ha seguido esa línea espiritual y ha ido extendiendo su interesante colección de títulos  sobre los elementos más representativos de la identidad guanacasteca.
            Entre su docena de obras sobresalen las siguientes: “La cofradía de la Virgen de Guadalupe”, 1996; “Mi lindo Guanacaste”, 1996; “Cornizuelo y Güiscoyol”, 1999; “Cosas de Guanacaste”, 2001; “Dichos y refranes guanacastecos”, 2002; “Comidas y bebidas guanacastecas”, 2002; “Nostalgia sabanera”, 2003; “Guanacaste life and cultura”, 2007; “Dichos y refranes costarricenses”, 2010; Mi linda Costa Rica”, 2012; “Las brisas del Morote”, 2012.  
Dos de sus obras están traducidas al inglés, una sobre Guanacaste y otra sobre Costa Rica, en busca de lectores, cuyo idioma no sea el español. Varios de sus textos cuentan con dos o tres ediciones, lo cual dice mucho de su aportación cultural, que trata de redescubrir las más cernidas expresiones de la cultura popular, sea en el tratamiento temático, o bien, en la recuperación de frases y expresiones de nuestra habla popular, es decir: dichos, refranes, bombas, cuartetas y retahílas.   Igualmente, en lo relacionado con el arte culinario, trátese de comidas o bebidas típicas de la zona.
Una de las facetas más reconocidas del Ing. Carlos Arauz Ramos es su gran preocupación lingüística, en su pronunciado empeño por recuperar parte del acervo léxico regional para las más nuevas generaciones. “Mi lindo Guanacaste” es un diccionario de citas, términos y expresiones de nuestra tierra sabanera, que debemos consultar con frecuencia, en aras de conocer  nuestra identidad léxica.
  En esa línea se inscribe, además, su “Cornizuelo y Güiscoyol”, 1999, un enjundioso texto de 240 páginas, donde Arauz Ramos incluye 80 artículos con “Las vainas y cuestiones de don Crescencio Aguirre Rosales”, personaje muy popular que ha proyectado desde las páginas del periódico ANEXIÓN, que dirige el destacado periodista José Manuel Peña Namoyure, quien expresa en el prólogo: “simbolizan lo punzante, lo incómodo y lo jodido de unas cavilaciones, pensamientos que, en su mayoría, quieren hacer despertar en las autoridades, en los políticos y en la conciencia de la gente en general, aquella necesidad de hacer las cosas cada día correctamente, respetándonos y ayudándonos unos a otros en la búsqueda siempre de la mayor armonía posible” (p. 9).
Su próximo libro, “Los escritos de don Crescencio”, recogerá sus entregas periodísticas, publicadas en “Anexión”, desde 1999 hasta el 2013.  En ambas obras se podrá dimensionar, sin duda, su aportación lexical al español de Guanacaste, en sus más insospechados giros semánticos y tonos de expresión discursiva.
Destaco, en la intensa y extensa producción literaria y cultural del Ing. Carlos Arauz Ramos, su identificación raigal, toda vez que, en la mayoría de sus títulos, aparece la relación con su tierra natal -“Heimatlieteratur”-, dirían los alemanes.
Don Carlos es Ingeniero Agrónomo, especialista en Economía Agrícola. Creo, sin ninguna duda, que de esa vinculación nace, como sostiene el periodista Sergio Araya Duarte: “Su gran amor por la tierra que lo vio nacer y su perenne faena dedicada siempre al hombre de campo, a sus angustias, a sus pesares, a sus tuerces, a sus alegrías, fueron la piedra de toque que cultivó sus ansias literarias, en medio de la lucha por el mantenimiento de las costumbres criollas, de las tradiciones lindas y de los valores y resabios ancestrales de nuestra tierra amada”.
Es importante destacar que dos de sus libros están traducidos al inglés.  Es una manera de ampliar horizontes y perspectivas e, igualmente, de encontrar lectores de otras latitudes.  El influjo turístico internacional es una de las vertientes económicas del Guanacaste de hoy y la cultura no puede pasar inadvertida de esa coyuntura. De ahí, entonces, la edición bilingüe de sus dos textos “Guanacaste life and cultura” y My pretty Costa Rica”.  Son las dimensiones, tanto regional como nacional.
En el curso “Arte y cultura popular”, que impartiré en el II ciclo de este año en la Universidad Nacional, emplearé como fuentes bibliográficas sus libros, donde escribe sobre el habla popular, con sus registros léxicos en relación con los dichos, refranes, bombas, retahílas, así como frases y expresiones de nuestra habla popular.  Sus tres textos serán una inestimable fuente de consulta para las investigaciones de los universitarios guanacastecos.
De hecho, utilizo el periódico “Anexión” como material de apoyo didáctico desde hace doce años, tanto en el Liceo Laboratorio de Liberia, en la Universidad Nacional o en mis conferencias con estudiantes, educadores o escritores y he logrado constatar que la página de Carlos Arauz es una de las más buscadas, por su vivo interés en redescubrir los acentos vernáculos. Carlos sostiene que uno de sus fines con esa recuperación es  “otro esfuerzo destinado a contribuir a la preservación del portentoso patrimonio cultural guanacasteco”.
Destaco dos de sus libros de ensayo. Una de las obras posee un alto interés cultural  “La cofradía de nuestra señorita Virgen de Guadalupe” –con tres ediciones: 1996, 2003 y 2011-. Es, sin duda, uno de sus textos más intensos, cuya lectura he disfrutado plenamente y que nos pone en sintonía con el quehacer de una  de las tradiciones religiosas más acendradas en el espíritu  identitario del alma nicoyana-guanacasteca. ¡Cómo se aprende al leer este singular libro del Ing. Arauz Ramos!
El otro texto, muy sobrio en su abordaje histórico, “Las brisas del Morote” (2012), cuya presentación editorial se realizó en el Campus Nicoya de la Universidad Nacional. En él, Arauz Ramos rinde tributo humano e histórico a Juan Pablo Ramos Fleita (1881-1965), uno de los patriotas cubanos que acompañó al General Antonio Maceo (1845-1896) durante su arribo a La Mansión de Maceo / La Mansión de Nicoya.
Es importante el libro de Carlos Enrique, toda vez que  aporta e inscribe el tema de la cubanía en las letras de Guanacaste. De igual modo, el periodista Armando Vargas Araya ha realizado intensas investigaciones sobre el quehacer del General Antonio Maceo en Guanacaste (1891-1895), con el establecimiento de su colonia agrícola internacional y sus mambises. La Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional ha creado la “Cátedra Antonio Maceo”, como una manera de redimesionar su figura y aportaciones.
“Las brisas del Morote”, de Carlos Enrique es un texto muy bien documentado, donde registra el tránsito vital de su abuelo Juan Pablo Ramos Fleita.  Es un texto que incluye la reseña biográfica del homenajeado y apuntes históricos sobre la colonia cubana.  Paralelamente, incorpora el tema de la cubanidad en La Mansión.  El libro contiene fotografías, mapas, cartas, documentos históricos.  No tengo la menor duda de que el libro de ensayo de Carlos Enrique significa un gran aporte para comprender el tema de la cubanidad en Guanacaste, que data desde 1890, pero que apenas empieza a ser redescubierto. -Véase en mi libro “Son tras palabras” (2013), el poema sobre “Antonio Maceo, campamento mambí” (pp.14-19)-.
“Nostalgia sabanera” es un título muy expresivo, aunque nostálgico, donde leemos los versos cimarrones de Crecencio Aguirre Rosales –el personaje campesino que ha construido literariamente.  Es el otro yo del escritor-. La contracubierta del poemario precisa: “Los aires del llano, esos aromas dulcitos que cunden los campos, son esos aromas sabaneros que traen los jicotes y mariolas, esas abejitas criollas que con sus mieles gatas cristalinas, impregnan suavemente el recuerdo y la nostalgia pura de las cosas simples y sencillas de la vida”. En libro es una especie de “dossier” con temas decisivos y agradable expresividad poética.
No conocí personalmente al Ing. Arauz Ramos hasta el sábado 23 de marzo del 2012, cuando asistió a mi recital poético en el Festival Internacional de las Artes (FIA) en La Sabana, San José. Ahí departimos con muchos amigos guanacastecos, quienes llegaron a escuchar mi participación cultural. 
Posteriormente, nos reencontramos en la festividad de La Pica de leña, en Nicoya, en noviembre del 2012.  Ese día participamos, junto con su esposa y el Lic. Mario Esquivel Tovar, en el programa radiofónico del sistema cultural, dirigido por el artista Nago de Nicoya. Intercambiamos libros y, desde ahí, se ha afianzado nuestra relación cultural. Desde aquí, agradezco la mediación del ensayista, Lic. Mario Esquivel Tovar,  en el proceso de la intensa experiencia cultural con la identidad en Nicoya.
Este segundo ciclo académico intentaré traerlo a la  Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional –que celebra su 40 aniversario- para que pueda compartir con mis estudiantes del curso “Arte y cultura popular”. Estoy seguro de que podremos escuchar su intenso bagaje cultural acumulado durante tantas investigaciones, experiencias y lecturas.
Este suscinto acercamiento con la obra literaria del Ing. Carlos Enrique Arauz Ramos es un homenaje a su extraordinario aporte cultural.  A su línea honesta de recuperación de las más nobles y bellas tradiciones del pueblo guanacasteco.  A su aportación desde múltiples perspectivas, en aras de revalidar la vigencia e importancia del quehacer regional, sin falsas poses, ni como postalistas turísticas banales, como sucede en otros casos.
Su trabajo en diversas facetas juntan un solo norte: conocernos y redescubrirnos, porque nadie defiende lo que no conoce.  Y Carlos Enrique sabe y muy bien, la pertinencia de sus trabajos, la validez de sus investigaciones, la necesidad de estar al tanto de ellas y darlas a conocer a un público mayor, para reforzar las líneas identitarias de la Guanacastequidad, o bien, el fortalecimiento de la autenticidad guanacasteca, con base en la pluma y el pensamiento de uno de sus hijos más comprometidos con el devenir honesto del Guanacaste eterno.
A don Carlos Arauz, nuestro reconocimiento por su invaluable tarea de gestor y promotor cultural sin cargos públicos de la oficialidad.  Su trabajo, estimado artista, apenas empieza.  De su compromiso esperamos mayores frutos, para que todos podamos aprender a reconocernos, con su producción intensa, a lo largo y ancho de la geografía llanera de la vida que nos corresponde defender.

Lic. Miguel Fajardo Korea
minalusa-dra56@hotmail.com